Un mes y medio después de su elección, el papa Francisco bate su proprio récord de asistencia a las audiencias generales. “No se conoce ni el día ni la hora del regreso de Cristo; lo que se pide es estar preparados para el encuentro, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva la fe con la oración y con los sacramentos; se trata de ser vigilantes para no dormirnos, no queremos cristianos dormidos. Ser vigilantes para no olvidarnos de Dios”.
{source}{/source}
Como comienza a ser habitual, el Papa entabló un diálogo con los jóvenes.
“Hoy en la plaza he visto que hay muchos jóvenes. ¿Es esto verdad?”.
Francisco les pidió que no tuvieran miedo de descubrir sus talentos y de ponerlos al servicio de los demás.
“Queridos jóvenes, ¿han pensado en los talentos que Dios les ha dado? ¿Han pensado cómo ponerlos al servicio de los demás? ¡No entierren estos talentos! La vida no se tiene para guardarla para uno mismo, se tiene para entregarla”.
Siguiendo las catequesisdel Año de la Fe, el papa Francisco explicó una parte del Credo en la que se habla del regreso de Jesucristo en el Juicio final.
“No se conoce ni el día ni la hora del regreso de Cristo; lo que se pide es estar preparados para el encuentro, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva la fe con la oración y con los sacramentos; se trata de ser vigilantes para no dormirnos, noqueremos cristianos dormidos. Ser vigilantes para no olvidarnos de Dios”.
En la audiencia estaba presente un grupo de peregrinos de Vietnam, en concreto de Ho Chi Minh Ville, que habían venido a Roma con el cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Man. Curiosamente el papa Francisco quien besó su anillo como señal de unión con la Iglesia en Vietnam. Lo mismo hizo durante su primer encuentro con cardenales como apoyo y respeto ante la persecución que sufren los cristianos en este país.
Queridos hermanos y hermanas:
Deseo reflexionar sobre tres textos del Evangelio que ayudan a entrar en el misterio de una de las verdades que se profesan en el Credo: que Jesús «de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos». En la parábola de las diez vírgenes, el Esposo que las jóvenes esperan con las lámparas de aceite es el Señor. El tiempo de la espera, es el tiempo que otorga Él antes de su venida final.
En la parábola de los talentos, se recuerda que Dios ha concedido unos dones, que se han de emplear y multiplicar, pues a su regreso preguntará cómo se han utilizado. Queridos jóvenes, ¿han pensado en los talentos que Dios les ha dado? ¿Han pensado cómo ponerlos al servicio de los demás? ¡No entierren estos talentos! La vida no se tiene para guardarla para uno mismo, se tiene para entregarla.
En la parábola del juicio final, se describe la segunda venida del Señor y se advierte que seremos juzgados en la caridad, según lo que hemos amado a los demás, especialmente a los más necesitados. No se conoce ni el día ni la hora del regreso de Cristo; lo que se pide es estar preparados para el encuentro, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva la fe con la oración y con los sacramentos; se trata de ser vigilantes para no dormirnos, para no olvidarnos de Dios.
Invito a todos a vivir este tiempo presente que Dios nos ofrece con misericordia y paciencia, para que aprendamos cada día a reconocerlo en los pobres. Muchas gracias.
(CdM - RV)