“En Tierra Santa somos afortunados porque podemos seguir a Jesús, escucharlo en todos los lugares en donde se manifestó y nos amó. Es un itinerario completo, porque la característica de Tierra Santa es definida por esta palabra: hic, aquí. Yo logro ver con mis propios ojos y tocar con mis manos”.
“Un fuerte llanto con estridor, con lamentos, no era un llanto normal, sino un llanto porque miraba su ciudad. Lloró porque la ciudad no lo reconoció como profeta, por esos sus palabras: Jerusalén, Jerusalén: tú que asesinas a tus profetas, un día, de esta ciudad, no permanecerá piedra sobre piedra”.
La peregrinación cuaresmal, que es sobre todo un camino de meditación y que cada semana tendrá una etapa ante un santuario diverso, comienza desde aquí, desde este lugar desde el cual es posible contemplar el panorama espléndido de una ciudad santa y amada por Dios, pero que continúa llena de contradicciones y sufrimientos.
Aproximadamente dos horas antes de la celebración, desde el otro lado de la ciudad, aconteció el trágico atentado terrorista. Impresiona aún más pensar en el nombre y en el evento al que se refiere este santuario: “Dominus Flevit”, El Señor lloró aquí, en Jerusalén porque ésta “no había comprendido la vía de la paz”.
“Este llanto de Cristo continúa y todavía hoy es muy actual porque la gente sufrirá hasta que no reconozca en Él al verdadero Mesías y es difícil responder cuál es la verdadera causa de estos problemas, que vivimos en estos días, en estos años en Jerusalén, en la ciudad santa, en su ciudad”