Hay ocho puertas, siete abiertas y una sellada, a lo largo de las murallas de la Ciudad Vieja, que fueron construidas en el siglo XVI por el sultán turco Solimán el Magnífico.
Siempre son muy concurridas la Puerta de Damasco, la principal entrada al barrio musulmán, y la Puerta de Jaffa, que mira al oeste hacia el Mediterráneo, donde los residentes locales y los turistas se mezclan en los mercados que bordean los callejones de piedra.
La Puerta del León, que tiene dos pares de leones heráldicos tallados en el arco, es también conocida como la Puerta de San Esteban. Mira al este, hacia la antigua Jericó, y suele estar repleta de fieles musulmanes en la mezquita al-Aqsa, el tercer santuario más sagrado del Islam.
Muchos fieles judíos toman otra ruta hacia el Muro de los Lamentos del judaísmo. Pasan por la Puerta de las Basuras, la más cercana al lugar sagrado, donde pueden verse a familias celebrar el Bar Mitzvah de sus hijos de 13 años de camino al muro.
La seguridad siempre es estricta ya que se trata de una zona inestable ubicada en el corazón del conflicto israelí-palestino. La policía israelí patrulla y cámaras de un circuito cerrado de televisión monitorean los pasillos de la Ciudad Vieja.
Israel considera a todo Jerusalén, incluida la Ciudad Vieja y amurallada que capturó en la guerra de Oriente Medio de 1967, como su capital «eterna e indivisible».
Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental, donde está ubicada la Ciudad Vieja, sea la capital del estado que buscan establecer en la ocupada Cisjordania y la Franja de Gaza.
Es la más grande e importante de Jerusalén. La puerta que consta de mayores defensas arquitectónica de todas las de la ciudad antigua. Se encuentra en la pared norte y apunta hacia la capital de Siria, de donde toma el nombre.
Brinda acceso directo al multitudinario zoco del barrio musulmán. Bajo esta puerta del siglo XVI, los arqueólogos descubrieron parte de la entrada a Jerusalén construida por el emperador Adriano en el siglo II.
Su nombre en árabe y hebreo es Puerta de las Flores, debido a los motivos con forma de rosetas que la decoran.
El nombre de Herodes, no obstante, se debe al hecho de que esta entrada lleva a la casa de Herodes Antipas, a la que Jesús fuera enviado por Pilato: Ubicada en el norte, da acceso a los mercados de la ciudad vieja y al barrio musulmán. Tiene la misma orientación que la Puerta de Damasco.
Es la única entrada que no forma parte del diseño original de las murallas del siglo XVI.
Fue construida en 1887, en los primeros tiempos del Imperio Otomano, para facilitar el acceso a los peregrinos cristianos que acudían a los lugares santos situados en el interior de las murallas.
Los animales de aspecto feroz que flanquean este acceso son los responsables de esta denominación, aunque también es conocida como Puerta de San Esteban, en honor al santo mártir del cristianismo.
Esta puerta, la única que da acceso a la ciudad por su parte este, marca el inicio de la Vía Dolorosa, el camino interior de la ciudad antigua por donde Jesús cargó la cruz hasta el calvario.
Este ingreso, también llamado puerta del Estiércol o de los Desperdicios, servía originariamente para sacar la basura de la ciudad.
De aspecto poco atrayente, se trata sin embargo de un acceso muy transitado ya que constituye la forma más rápida de llegar al Muro Occidental (o de las Lamentaciones) y a la Explanada de las Mezquitas, dos de los lugares más icónicos de Jerusalén.
A través de esta entrada construida en 1540 se accede directamente a los barrios armenio y judío.
Situada en la muralla sur, es la última de las cuatro puertas principales de la ciudad vieja. Recibe su nombre por el monte Sión ubicado justo enfrente.
Esta es la única puerta situada en el lado occidental de la ciudad antigua. Presidida por la Torre de David, es hoy la entrada más transitada al ser un acceso directo a los barrios cristiano y judío.
A través de esta se accede a las partes más populares del zoco y al museo de la Torre de David. De esta puerta partía la carretera que comunicaba Jerusalén con el puerto de Jaffa, en el Mediterráneo, por lo que era también la puerta de entrada de los peregrinos judíos y cristianos que llegaban de Europa.
También llamada Puerta de la Misericordia o Puerta Oriental, este acceso se ubica en la muralla oriental del Monte del Templo.
A pesar de llevar varios siglos bloqueada, todavía se dice que está a la espera de un milagro para que vuelva a abrirse cuando el Mesías regrese y resuciten los muertos.