En la catequesis, el Papa comentó el Evangelio en el que Jesús interroga a los discípulos sobre lo que dice la gente de Él
Francisco saludó durante el Ángelus a los profesores precarios de Cerdeña. La catequesis: el camino de Jesús no es el del «éxito o de la gloria terrena». A los jóvenes presentes en la plaza: «¿Han sentido las ganas de seguir a Jesús más de cerca?». Nueva oración por los cristianos perseguidos.
«Espero que los problemas del mundo del trabajo sean afrontados teniendo en cuenta concretamente la familia y sus exigencias». Lo dijo Papa Francisco, después de la oración mariana del Ángelus, al saludar a un grupo de profesores precarios de Cerdeña, después de las polémicas de las semanas pasadas sobre la movilidad en el mundo de la escuela.
En la catequesis, el Papa comentó el Evangelio en el que Jesús interroga a los discípulos sobre lo que dice la gente de Él, para dirigirles la misma pregunta a ellos: «Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?». Pedro, en nombre de todos, recordó Francisco, exclamó con franqueza: «Tú eres el Cristo». Jesús «entonces revela abiertamente a sus discípulos lo que le espera en Jerusalén, es decir que “el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho... que ser muerto y, después de tres días, resurgir”». Y aquí Pedro se escandaliza. «Se lleva a parte al Maestro –recuerda el Papa– y lo regaña», para después ser a su vez regañado duramente por el Nazareno, que replica: «¡Ve detrás de mí, Satanás! Porque tú no piensas según Dios, sino según los hombres».
Jesús, explicó Francisco, «se da cuenta de que en Pedro, como en los demás discípulos (¡y en cada uo de nosotros!) a la gracia del Padre se opone la tentación del Maligno, que quiere alejarnos de la voluntad de Dios. Al anunciar que tendrá que sufrir y morir para después resurgir, Jesús quiere hacer que los que lo siguen comprendan que Él es un Mesías humilde y servidor. Es el Siervo obediente a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de la propia vida».
Ponserse a seguir a Jesús, continuó Francisco, «significa tomar la propia cruz para acompañarlo en su camino, un camido incómodo, que no es el del éxito o dela gloria terrena, sino el que conduce a la verdadera libertad, esa libertas que nos libra del egoísmo y del pecado. Se trata de llvar a cabo un neto rechazo de esa mentalidad humana que pone el propio “yo” y los propios intereses al centro de la existencia. Eh, no... eso no es lo que Jesús quiere de nosotros. Por el contrario, Jesús nos invita a perder nuestra vida por Cristo y el Evangelio, para recibirla renovada y auténtica».
Decidir seguir a Cristo, observó el Papa, «exige caminar detrás de Él y escucharlo atentamente en su Palabra (acuérdense de leer todos los días un pasaje del Evangelio) y en los Sacramentos. Hay algunos jóvenes aquí en la Plaza, chicos y chicas. Yo –añadió el Papa– solo les pregunto: ¿han sentido las ganas de seguir a Jesús más de cerca? Piensen, recen y dejen que el Señor les hable».
Después del Ángelus, Francisco recordó que hoy en Sudáfrica se celebra la beatificación de Samuel Benedict Daswa, «padre de familia, asesinado en 1990 por su fidelidad al Evangelio. En su vida demostró siempre gran coherencia, asumiendo valientemente actitudes cristianas y rechazando costumbres mundanas y paganas». Que su testimonio ayude «especialmente a las familias a difundir la verdad y la caridad de Cristo», dijo el Papa. Y añadió: «Y su testimonio se suma al de muchos otros hermanos y hermanas nuestros (jóvenes, chicos, mujeres, niños) perseguidos y asesinados por ofrecer testimonio de Jesucristo. Agradezcámosles por su testimonio y pidámosles que intercedan por nosotros».