Fue escenario de batalla y entre sus muros se refugiaron decenas de miles de personas de los dos bandos durante la guerra civil que terminó en 2009. Ahora se ha convertido en símbolo de la paz y en lugar de oración para fieles de todas las religiones del país.
Durante el trayecto que Francisco hizo subido al papamóvil hubo escenas entrañables como la de esta anciana conmovida que saludó al Papa durante unos instantes.
Obispo de Mannar (Sri Lanka)
"Este santuario ha impulsado la fe y la devoción de toda nuestra querida gente de todo el país, independientemente de las diferencias de raza, religión o idioma”.
Francisco recordó el sufrimiento provocado por la guerra y pidió a la Virgen la gracia del "verdadero arrepentimiento” para el pueblo de Sri Lanka.
"Sólo entonces podremos recibir la gracia de acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero”.
Sin arrepentimiento no hay perdón y para experimentar el dolor Francisco recomendó reflexionar.
"Sólo cuando lleguemos a entender, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el verdadero arrepentimiento”.
En Sri Lanka, cingaleses y tamiles se enfrentaron durante 25 años en un conflicto que dejó más de 100.000 muertos. Los cristianos aunque son sólo el 7% son un importante elemento de unidad del país porque forman parte de las dos etnias. De hecho el discurso del Papa lo tradujeron en los dos idiomas autóctonos.
Uno de los momentos culminantes fue cuando, durante el rezo del Padrenuestro los peregrinos alzaron sus rosarios.
Después el Papa les bendijo con la emblemática imagen de la Virgen de Madhu y regaló un rosario para la escultura. Además sostuvo entre sus brazos esta otra estatuilla que le entregaron mientras escuchaba los cánticos finales.