Francisco reapareció en este encuentro ante dos asociaciones de ayuda a los enfermos, los Silenciosos Obreros de la Cruz y el Centro de Voluntarios del Sufrimiento.
"Querido Papa Francisco, nuestro corazón dice: Gracias por la fuerza que nos transmite con sus palabras y sus gestos porque muchas veces nos ha recordado que somos importantes para la Iglesia”.
El Papa escuchó conmovido estas palabras y cuando terminó lo abrazó. Después habló del sentido del sufrimiento ante los cientos de enfermos que junto con sus familiares y amigos llenaron el aula Pablo VI.
"Jesús no pretende declarar feliz una condición desfavorable y difícil en la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo, sino que es una realidad que Jesús nos enseña a vivir con la actitud adecuada”.
Francisco les dijo que Jesús enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de su situación con "fe y esperanza”, metiendo el amor de Dios y del prójimo "también en el sufrimiento”.
"De hecho, hay modos correctos y modos equivocados de vivir el dolor y el sufrimiento. Un planteamiento equivocado es vivir el dolor de manera pasiva, dejándose arrastrar con inercia y resignación. Tampoco la reacción de rebelión o del rechazo no es adecuada”.
Francisco subrayó que los enfermos son un don para la Iglesia porque tienen la capacidad de cambiar a la gente que los rodea.
"Una persona enferma, discapacitada, puede convertirse en apoyo y luz para otros que sufren, transformando así el ambiente en el que vive”.
Los dos centros de ayuda a los enfermos que participaron en el acto fueron fundados por el sacerdote italiano Luigi Novarese, beatificado en Roma el 11 de mayo de 2013. Su carisma subraya la capacidad de los enfermos de sostener a la Iglesia.
{source}{/source}