Amar a los enemigos es difícil, pero es lo que nos pide Jesús: es lo que ha dicho el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado que para perdonar a nuestros enemigos, es fundamental rezar por ellos, rezar para que el Señor les cambie el corazón.
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En la Misa, concelebrada por el cardenal Giuseppe Versaldi, ha participado un grupo de colaboradores de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede y un grupo de colaboradores de los Museos Vaticanos.
¿Cómo podemos amar a nuestros enemigos? En su homilía el Papa Francisco ha planteado esta pregunta, mencionando algunos de los dramas de la humanidad. Cómo se pueden amar, se ha preguntado, a los que “toman la decisión de bombardear un sitio y matan a tantas personas”? ¿Cómo se pueden amar “a los que por amor al dinero no dejan que las medicinas lleguen a los ancianos y se les deja morir”? ¿O a los que “buscando su propio interés, su propio poder hacen mucho mal”? “Parece que es una cosa difícil, esto de amar al enemigo”, observó, pero Jesús nos lo pide. La liturgia de estos días, prosiguió, nos propone esta “actualización de la ley que realiza Jesús”, de la ley del Monte Sinaí a la ley del Monte de las Bienaventuranzas. Y destacó que todos nosotros tenemos enemigos, pero también nosotros mismos podemos convertirnos en enemigos para los demás.
“También nosotros tantas veces nos convertimos en enemigos de los demás: no queremos su bien. Y Jesús nos dice que ¡debemos amar a los enemigos! ¡Esto no es fácil! No es fácil… ¡Incluso pensamos que Jesús nos pide demasiado! Dejamos esto para las monjas de clausura, que son santas; dejamos esto para las almas santas, pero para la vida común esto no funciona… ¡Y debe funcionar! Jesúsdice: ‘¡Nosotros debemos hacer esto! Porque sino sois como los publicanos, comolos paganos. No sois cristianos”.
¿Cómo podemos, por tanto, amar a nuestros enemigos? Jesús, dijo el Papa, “nos dice dos cosas”: antes que nada mirar al Padre que “hacer salir el sol sobre buenos y malos” y “hace llover sobre justos e injustos”. Dios “tiene amor por todos”. Después, continuó, Jesús nos dice que “seamos perfectos como el Padre Celestial es perfecto”, “imitar al Padre con la perfección del amor”. Jesús, añadió, “perdona a sus enemigos”, “¡hace todo por perdonarlos!”. Vengarse no es cristiano. ¿Cómo podemos conseguir amar a nuestros enemigos? Rezando. “Cuando uno reza por el que nos hace sufrir, afirmó el Papa, es como si el Señor llega con el aceite y prepara nuestro corazón a la paz”.
“¡Rezar! Es lo que Jesús nos aconseja: ‘¡Rezad por vuestros enemigos! ¡rezad por los que os persiguen! ¡Rezad!. Y decir a Dios: ‘¡Cámbiale el corazón. Tiene un corazón de piedra, pero cámbialo, dale uno de carne, que sienta bien y que ame’. Solo dejo esta pregunta y cada uno de nosotros que responda en su corazón: ‘¿Rezo por mis enemigos? ¿Rezo por los que no me quieren?’ si decimos que sí, te diré: ‘Sigue , reza más, ese es el buen camino’. Si la respuesta es no, el Señor dice; ‘Pobre, ¡tú también eres enemigo de los demás!’ Reza para que el Señor cambie el corazón de aquellos. Podemos decirle: ‘Pero es que este me ha hecho una muy gorda, o estos han hecho cosas muy malas, este empobrece a las personas, empobrece a la humanidad. Y con este argumento queremos llevar adelante la venganza o el ojo por ojo, diente por diente”.
Es verdad, afirmó el Papa, el amor por los enemigos “nos empobrece”. Pero “nos hace pobres “ como Jesús “cuando viniendo a nosotros se ha abajado, se ha hecho pobre” por nosotros. Alguno, podría decir que esto no es una buena solución “si el enemigo me acaba empobreciendo”, es cierto, según los criterios del mundo. Pero esta, dijo, es “la vía que ha recorrido Jesús” que siendo rico se ha hecho pobre por nosotros. En aquella pobreza, “en aquel abajamiento de Jesús –destacó- está la gracia que nos ha justificado a todos, que nos ha hecho ricos”. Es el “misterio de la salvación”.
“Con el perdón, con el amor al enemigo, nos hacemos más pobres, el amor nos empobrece, pero esta pobreza es semilla de fecundidad y de amor por los demás. Como la pobreza de Jesús se convirtió en gracia de salvación para todos nosotros, riqueza… Nosotros que estamos hoy en la Misa, pensemos en nuestros enemigos, en aquellos que no nos quieren mucho: estaría muy bien que ofreciéramos la Misa por ellos. Jesús, el sacrificio de Jesús por ellos, por los que no nos aman.
También por nosotros, para que el Señor nos enseñe esta sabiduría tan complicada, pero tan bella, que nos asemeja al Padre, a nuestro Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos. Y nos hace parecernos al Hijo, a Jesús, que en su abajamiento se ha hecho pobre para enriquecernos, a nosotros, con su pobreza”.
Video: Romereports.com