Durante la catequesis el Papa profundizó en el significado de varias frases del Evangelio: "Venid a mí”, "tomad mi yugo”, y "aprended de mí”.
Dijo que Jesús no hace como los príncipes del mundo, que están lejos de la gente: a Él le gusta estar cerca de los que sufren. "Ojalá que todos los líderes del mundo”, pudieran ser como Cristo, concluyó el Papa.
"Queridos hermanos y hermanas
En el Evangelio que hemos escuchado, Jesús se dirige a sus discípulos para extenderles una invitación y lo hace a través de tres imperativos: «Vengan a mí», «tomen mi yugo», y «aprendan de mí».
Jesús se dirige a quienes están cansados y agobiados para que confíen en él y encuentren alivio en su misericordia. Es una invitación a descubrir la voluntad de Dios, entrando en comunión con él y cargando con su cruz.
La propuesta de Jesús es un camino de conocimiento e imitación. Él no es un maestro severo que impone los pesos que él no ha llevado. Él mismo se ha hecho pequeño y humilde, su ejemplo nos enseña y es el camino a seguir.
Tenemos que pedir a Dios la gracia de tener la mirada limpia de Jesús que nos hace comprender cuánto camino debemos aún recorrer; pero al mismo tiempo nos da la alegría de saber que estamos caminando con él y no estamos solos.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particulara los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a pedir el don de la alegría, que es la gracia de sentirse discípulo de Jesús; de vivir junto a él con la fuerza de su consuelo y misericordia. Muchas gracias”.