Francisco en Santa Marta: «No anestesiéis la conciencia»
El Papa advirtió de una "modalidad educada” de no afrontar los propios problemas: tranquilizar la conciencia.
"Hay que saber distinguir las actitudes que vienen de Dios y las que vienen del maligno."
El Papa advirtió de una "modalidad educada” de no afrontar los propios problemas: tranquilizar la conciencia.
Durante su homilía de ayer en Casa Santa Marta el Papa puso en guardia contra una "modalidad educada” de no afrontar los propios problemas: tranquilizar la conciencia.
FRANCISCO
"Anestesiar la conciencia. Esto es un mal grave. Sí, pero todos, todos tenemos problemas, todos somos pecadores, todos... Y en el todos no hay nadie. Todos, pero yo no. Y así se vive esta mundanidad que es hija del mal espíritu”.
Dijo que hay que saber distinguir las actitudes que vienen de Dios y las que vienen del maligno. En la misa estaban presentes el cardenal Sean O'Malley y Hans Zollner, miembros de la Comisión para la Tutela de Menores nombrada por el Papa.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
"Había otro grupo de personas que no lo amaba y siempre trataba de interpretar las palabras de Jesús y también las actitudes de Jesús de modo diverso, contra Jesús. Algunos por envidia, otros por rigideces doctrinales, otros porque tenían miedo de que fueran los romanos e hicieran una matanza; por tantos motivos trataban de alejar del pueblo la autoridad de Jesús, incluso con la calumnia, como en este caso. ‘Él echa a los demonios por medio de Belcebú. Él es un endemoniado. Él hace magias, es un brujo. Y continuamente lo ponían a prueba, le ponían delante una trampa, para ver si caía”.
"Tranquilizar la conciencia. Anestesiar la conciencia. Y esto es un gran mal. Cuando el mal espíritu logra anestesiar la conciencia se puede hablar de una verdadera victoria suya, se convierte en el dueño de aquella conciencia: ‘¡Y esto sucede por doquier! Sí, pero todos, todos tenemos problemas, todos somos pecadores, todos…’. Y en el ‘todos’ está el ‘ninguno. ‘Todos, pero yo no’. Y así se vive esta mundanidad que es hija del mal espíritu”.
"Vigilancia. La Iglesia nos aconseja siempre el ejercicio del examen de conciencia: ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón, hoy, por esto? ¿Ha venido a mí este demonio educado con sus amigos? Discernimiento. De donde vienen los comentarios, las palabras, las enseñanzas, ¿quién dice esto? Discernir y vigilancia, para no dejar entrar a aquel que engaña, que seduce, que fascina. Pidamos al Señor esta gracia, la gracia del discernimiento y la gracia de la vigilancia”.