El Papa centró su homilía en Casa Santa Marta en el perdón. Francisco explicó que quien sigue a Jesús siempre tiene una casa que es la Iglesia que especialmente acoge a los que se han alejado de ella.
"Jesús siempre nos hace volver a casa. Jesús no nos deja nunca solos en la calle. También en las parábolas: aquella moneda perdida acaba en el monedero de la mujer, con las otras; y la oveja es devuelta al establo con el resto”.
El Papa añadió que es absurdo amar a Dios y no a la Iglesia porque la salvación significa "volver a casa con Jesús en la Iglesia”.
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"Todo aquel desorden, aquella discusión termina en un gesto: Jesús que se abaja, se inclina ante el muchacho. Estos gestos de Jesús nos hacen pensar. Jesús cuando cura, cuando va entre la gente y sana a una persona, jamás la deja sola. No es un mago, un brujo, un curandero que va, cura y continúa su camino: a cada uno lo hace regresar a su lugar, no lo deja en la calle. Son gestos bellísimos del Señor”.
"Porque Jesús no vino solo del Cielo, es Hijo de un pueblo. Jesús es la promesa hecha a un pueblo y su identidad es también pertenencia a aquel pueblo, que de Abraham camina hacia la promesa. Y éstos gestos de Jesús nos enseñan que toda curación, todo perdón nos hacen regresar siempre a nuestro pueblo, que es la Iglesia”.
"Y aquellos gestos de tanta ternura de Jesús nos hacen entender esto: que nuestra doctrina, digamos así, o nuestro seguir a Cristo, no es una idea, es un continuo quedarse en casa. Y si cada uno de nosotros tiene la posibilidad y la realidad de salir de casa por un pecado, un error – Dios lo sabe – la salvación es regresar a casa, con Jesús en la Iglesia. Son gestos de ternura. Uno a uno, el Señor nos llama así, su pueblo, dentro su familia, nuestra madre, la Santa Iglesia. Pensemos en estos gestos de Jesús”.