Francisco en Santa Marta: Hay predicadores que no son cercanos, son vanidosos

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"Cuando Dios visita a su pueblo, devuelve la esperanza al pueblo. Siempre. Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la historia hubo tantos buenos predicadores. Pero si estos predicadores no fueron capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.

Francisco dijo en su homilía en Santa Marta que no basta con predicar bien. Hay que saber estar cerca del pueblo y ser comprensivos para transmitir esperanza

“¿Las prédicas? Sin cercanía ni esperanza son solo vanidad”

"Cuando Dios visita a su pueblo, devuelve la esperanza al pueblo. Siempre. Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la historia hubo tantos buenos predicadores. Pero si estos predicadores no fueron capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.

FRANCISCO

"Los escribas, los fariseos. Alejados del pueblo. Hablaban bien... Hablaban bien, enseñaban bien la Ley pero estaban alejados. El pueblo no sentía esto como una gracia porque faltaba la cercanía, faltaba la compasión”.

El Papa dijo que hay predicadores que no sirven porque no siembran esperanza, sólo su vanidad. Un cristiano, dijo, tiene que transmitir la cercanía de Dios a su pueblo con su testimonio de vida.

RESUMEN DE LA HOMILÍA DEL PAPA:

"Estaba cerca de la gente. Dios cercano que logra comprender el corazón de la gente, el corazón de su pueblo. Después ve el cortejo, y el Señor se acerca. Dios visita a su pueblo, en medio de su pueblo, y acercándose. Cercanía. Es la modalidad de Dios. Y después hay una expresión que se repite en la Biblia, tantas veces: ‘El Señor tuvo gran compasión’. La misma compasión que tenía, dice el Evangelio, cuando vio a tanta gente como ovejas sin pastor. Cuando Dios visita a su pueblo, está cerca de él, se acerca a él y siente compasión: se conmueve”.

"Cercanía y compasión: así el Señor visita a su pueblo. Y cuando nosotros queremos anunciar el Evangelio, llevar adelante la Palabra de Jesús, éste es el camino. El otro camino es el de los maestros, el de los predicadores de aquel tiempo: los doctores de la ley, los escribas, los fariseos… Alejados del pueblo, hablaban… bien: hablaban bien. Enseñaban la ley, bien. Pero alejados. Y ésta no era una visita del Señor: era otra cosa. El pueblo no sentía esto como una gracia, porque faltaba la cercanía, faltaba la compasión, es decir, padecer con el pueblo”.

"Cuando Dios visita a su pueblo, devuelve la esperanza al pueblo. Siempre. Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la historia hubo tantos buenos predicadores. Pero si estos predicadores no fueron capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.

Fuente: Rome Reports

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