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Francisco en la basílica de Guadalupe: Las lágrimas de los que sufren no son estériles
En su homilía, Francisco recordó que la Madre de Dios eligió a un humilde indio para transmitir su mensaje en tierra mexicana.
Acudieron más de 35.000 personas llegadas de todo el país.
En su homilía, Francisco recordó que la Madre de Dios eligió a un humilde indio para transmitir su mensaje en tierra mexicana.
Durante 16 kilómetros los mexicanos demostraron al Papa su enorme cariño de esta forma.
Francisco recorrió Ciudad de México arropado por miles de peregrinos que llenaron las calles hasta el Santuario de la Virgen de Guadalupe.
Allí lo esperaban más de 35.000 personas llegadas de todo el país. Francisco quiso que su primera misa multitudinaria en México fuera en la casa de la Morenita del Tepeyac. Y, como no podía ser de otra forma, los peregrinos le recibieron al son de "La Guadalupana”, la canción más popular en honor a la Emperatriz de las Américas.
Antes de entrar a la basílica, el Papa encendió una vela simbolizando que la misericordia debe iluminar el mundo. Después entró por su Puerta Santa para presidir la misa.
En su homilía repasó la historia de San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe. Recordó que la Madre de Dios eligió a un humilde indio para transmitir su mensaje en tierra mexicana.
FRANCISCO
"Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten "que no valían nada””.
Por eso, y con profunda emoción, Francisco explicó que ninguna persona puede quedar fuera de nuestras sociedades.
FRANCISCO
"Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la "altura de las circunstancias” o no "aportar el capital necesario” para la construcción de las mismas”.
En la Virgen María, dijo el Papa, todos los hombres pueden hallar consuelo porque como le dijo a San Juan Diego, ella es madre de todos.
FRANCISCO
"Ella nos dice que tiene el "honor” de ser nuestra madre. Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles. Son una oración silenciosa que sube hasta el cielo y que en María encuentra siempre lugar en su manto”.
Aseguró que la Virgen continúa pidiendo a los cristianos que sean sus enviados para acompañar a las personas en todas las circunstancias.
FRANCISCO
"Sé mi embajador, nos dice, dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, perdona al que te lastimó, consuela al que esta triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios”.
Francisco recordó que la Virgen invita hoy en día a seguir construyendo santuarios por el mundo; unos santuarios que son las vidas de las personas, en especial, las de aquellas que más sufren.
Por último el Papa bendijo el regalo que trajo a la Virgen de Guadalupe. Es una diadema de oro y plata para la patrona de las Américas con la inscripción "Mater Mea Spes Mea”.