Esmirna (la actual Izmir) en Turquía - Una de las 7 iglesias del Apocalipsis

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El arzobispo de Esmirna cuenta que la mayoría de peregrinos que acuden a la Casa de la Virgen son musulmanes

La Iglesia en Esmirna (Izmir) es pequeña, casi inexistente. Son poco más de 1.200 católicos en un territorio de varios millones de personas. En toda Turquía los católicos son apenas 30.000 en un país de 80 millones de personas. El catolicismo es, por tanto, testimonial.

Sin embargo, su importancia simbólica es mayúscula. Esta tierra de Esmirna fue testigo del nacimiento de la Iglesia y era una de las siete que cita el Apocalipsis, a la que auguraba tribulaciones y persecución. La palabra se cumplió, los cristianos fueron perseguidos dejando mártires y santos y hoy apenas queda presencia cristiana.

Una tierra históricamente mariana

Pero en esta misma provincia de Esmirna se encuentra un lugar central del cristianismo y de la historia de la Iglesia. A apenas 80 kilómetros se encuentra Éfeso, el lugar en el que vivió la Virgen María y desde donde fue asunta al cielo, y del que Cari Filii hizo recientemente una crónica desde el terreno. Nombrada también en el Apocalipsis, allí también se celebró el concilio de Éfeso donde se le dio a María el título de Madre de Dios (Theotokos).

Esta es por tanto una tierra unida a María, aquí quiso vivir y morir. Y aunque ahora sea una región de abrumadora mayoría musulmana, la Virgen es un elemento primordial de ecumenismo y de paz entre ambas comunidades.

Conseguir que María llegue a todos

Así lo atestigua el arzobispo de Esmirna, el dominico Lorenzo Piretto. “Hay que buscar mil maneras de asegurar que la presencia de María llegue a la gente. Y el propósito de esta presencia es llevar al Señor Jesús. Veo muchos signos de esperanza, a pesar de nuestra pequeñez  y nuestra pobreza. Por la gracia de Dios lo imposible puede ser posible”, aseguraba este prelado que lleva décadas atendiendo a la pequeña comunidad católica de Turquía.

El arzobispo de Esmirna, presidiendo la Eucaristía en Éfeso

María es parte inseparable de estos católicos que perseveran pese a las dificultades, las incomprensiones y la discriminación que a veces sufren. Pero en la Virgen encuentran siempre su consuelo. Cuenta el arzobispo de Esmirna en una entrevista en la Nuova Bussola Quotidiana que los católicos turcos miran a sus hermanos de Occidente e incluso sintonizan sus canales de televisión católicos.

El amor a María de cristianos y musulmanes

“Muchas de nuestras familias rezan cada noche el Santo Rosario que se transmite desde Lourdes”, confiesa monseñor Piretto.

Durante años ha sido vicario general en Estambul y también profesor en la Facultad de Teología Islámica de la Universidad de Mármara. Allí ha mostrado a los filósofos cristianos y ha podido hablar de la Virgen María a muchos musulmanes que ahora son imanes en mezquitas de todo el país, y de los que pudo comprobar su respeto y cariño hacía la madre de Cristo.

Los musulmanes acuden a visitar la casa de Éfeso

“Los turcos llaman a María “Meryem Ana”, “madre María”. A la casa de María en Éfeso, donde la Virgen María vivió sus últimos días de su vida y se produjo la ‘dormición”, como dicen los orientales, antes de ser llevada al cielo, la gran mayoría de los peregrinos que acude se compone de  musulmanes”, agrega el arzobispo de Esmirna.

De este modo, “María es la madre de todos los hombres y el “puente” para el diálogo entre cristianos y musulmanes. Precisamente en esta línea, mi devoción más querida es la del Rosario, con la que de una manera sencilla y profunda se entra  en el corazón del Evangelio con el corazón de la madre de Jesús”.

El sueño de las siete iglesias

Preguntado cuál es su mayor esperanza, el prelado responde que “mi gran sueño es ver reavivadas las siete iglesias mencionadas por San Juan y que están todas en mi diócesis. En Esmirna, gracias a Dios, siempre se ha mantenido con vida, aunque muy reducida en número. En Éfeso (el nuevo nombre de la ciudad es ahora Selçuk) ya va tomando forma una pequeña comunidad. El siguiente sueño es tener una presencia cristiana cerca de Laodicea,  en Hierápolis (donde la tumba de Felipe) y Colosas (a cuya comunidad escribió San Pablo). Estos tres lugares se encuentran a pocos kilómetros el uno del otro. Les pido una oración, porque este sueño puede hacerse realidad”.

 

 

carifilii

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