Desde el año 2010, la Anunciación del Señor es un día festivo nacional en el Líbano, y en iglesias y santuarios la celebran juntos cristianos y musulmanes en honor a la Virgen María.
Lo llamativo del caso es que la paternidad de la idea no corresponde a un cristiano, sino a un musulmán, el jeque sunita Mohamad Nokkari, profesor de derecho islámico en Beirut, Dubai y Estrasburgo, quien tuvo la intuición de que la veneración María podía convertirse en un factor de cohesión social.
Así lo explica a la Agencia Fides: “Mi esposa, que es francesa, y yo teníamos una estatua de la Virgen María en casa y había un pariente que cada vez que venía la escondía en el baño e incluso una vez la rompió. Compré otra hecha de metal para que ya no pudiera romperla”.
Sin impedimentos doctrinales
Ese incidente familiar dio a este profesor sunní la idea de que María podría ser celebrada por cristianos y musulmanes: “Lo comenté en Lyon con el padre jesuita Louis Boisset y comprobamos que no había impedimentos de naturaleza doctrinal para una iniciativa de este tipo. ¿Quién mejor que la Virgen María puede unir a cristianos y musulmanes? Al principio, pensamos que la celebración islamo-cristiana de María podría coincidir con la fiesta de la Inmaculada, pero luego se cambió de opinión teniendo en cuenta que los cristianos ortodoxos no han definido el dogma de la Inmaculada Concepción de María. La elección de la fecha para celebrar a María por parte de cristianos y musulmanes cayó entonces en la fiesta de la Anunciación. La Anunciación del Ángel a María se cuenta tanto en el Evangelio como en el Corán, que habla de ello en dos Suras distintas. María es la única mujer mencionada por su nombre en el Corán hasta 34 veces (mientras que el nombre de María aparece en los Evangelios 19 veces)”.
La primera celebración islamo-cristiana de la Fiesta de la Anunciación tuvo lugar en el santuario libanés de Nuestra Señora de Jamhour en 2007. Los líderes políticos quedaron impresionados con la iniciativa y en 2010 el primer ministro Saad Hariri, quien ahora también es jefe del Gobierno, decretó como fiesta nacional el 25 de marzo, día en que se celebra la Anunciación. “En ese momento yo era secretario del Gran Mufti del Líbano. Cuando tomé la iniciativa para celebrar juntos a la madre de Jesús, hubo ciertas tensiones que condujeron a mi renuncia”, recuerda Nokkari.
“Para seguir a María tenemos que sufrir”
Las fuerzas políticas no mostraron oposición a la celebración compartida de María. Mientras que entre las comunidades religiosas al principio algunos se mostraron cautelosos porque temían que fuera una expresión de sincretismo. “Pero resultó evidente para todos que cada uno celebra a María según su fe y su tradición”, asegura el jeque. Las únicas oposiciones fueron las expresadas por los grupos salafistas y wahabitas.
“He pensado que para seguir a María tenemos que sufrir. Ella es una madre que nos abraza a todos. Siguiéndola pueden surgir cosas buenas para todos”, explica Nokkari al comentar que ha sufrido algunos episodios desagradables por haber promovido esta iniciativa.
Desde el Líbano, la costumbre de los cristianos y musulmanes de celebrar juntos la fiesta de la Anunciación se está extendiendo en otros países como Canadá, Francia, Brasil y España. También en Jordania el 25 de marzo se convertirá en fiesta nacional. En la universidad de Saint Joseph ya se imparten cursos y hay tesis doctorales dedicadas a María en el cristianismo y el Islam.
Apoyo político
Los políticos se han dado cuenta de que la referencia común a María también puede favorecer y preservar la unidad nacional. El primer ministro sunita, Saad Hariri, se ha mostrado sensible a varias solicitudes, como la construcción de un centro para iniciativas vinculadas a la fiesta nacional islámica-cristiana de la Anunciación. Avanza además la propuesta de dedicar una plaza a la Anunciación y de proponer que la ONU proclame el 25 de marzo como un día de diálogo islámico-cristiano.
En opinión de Mohamad Nokkari, el diálogo entre cristianos y musulmanes se ha intensificado y adquirido coherencia en los últimos quince años. El documento sobre la fraternidad humana firmado en Abu Dhabi por el Papa Francisco y por el Gran Imán de Al-Azhar es también el fruto de este camino. “Desde que se publicó ese texto”, explica Nokkari, “cada semana grupos de cristianos y musulmanes se reúnen para estudiar los contenidos juntos. Incluso en las comunidades islámicas hay una evolución, comenzamos a comprender, por ejemplo, que el proceso para reconocer los derechos y la dignidad de las mujeres también abarca a la predicación religiosa y a las prácticas religiosas”.