Rodney Stark, reputado sociólogo, afirma que el número de cristianos en China está creciendo en promedio en una tasa de 7 por ciento anual.
Ambos autores apuntan a que en 1980 había 10 millones de cristianos en la República Popular de China y que en el año 2007 estos alcanzaron los 60 millones. Con la tasa de crecimiento del 7 por ciento actualmente los cristianos en China son aproximadamente casi 100 millones.
Stark y Wang achacan este crecimiento al número de conversiones entre personas con un grado de educación alto, quienes experimentan la “incongruencia cultural” entre la cultura tradicional asiática y la modernidad tecnológica e industrial. Algo que conlleva una carencia espiritual a la que el Cristianismo puede responder.
Los intelectuales chinos, explica Stark, “están convencidos de que tienen que mirar a Occidente para entender el mundo en el que vivimos. Las religiones orientales no encajan en el mundo moderno actual y por eso es necesario mirar a Occidente para encontrar filosofías y religiones que sí lo hagan. Es algo muy interesante”.
Religiones como el taoísmo, el confucionismo y el budismo son, en opinión de Stark, “antiprogresistas. Estas religiones proclaman que el mundo está en decadencia tras un glorioso pasado y que se debe mirar hacia atrás y no hacia delante. Ninguna de ellas admite que somos capaces de entender algo del universo -porque éste es algo sobre lo que se medita, no sobre lo que se teoriza como hacen los físicos-. Esto no concuerda con el mundo lo que los chinos experimentan en su día a día”.
“La sociedad industrial, y la ciencia basada en ella, no encaja en esas visiones religiosas”, asegura Stark.
“Pero la pregunta de qué significa el mundo y cómo vivir en él continúa presente, por lo que hay un motor mayor en la cristianización dechina y eso responde a chinos con alto grado de educación que son los más proclives a convertirse”.
La expansión del Cristianismo en China, asegura, ha sido posible a pesar del “peor tiempo de persecución religiosa” en la revolución cultural de Mao Zedong entre los años 1960 y 1970 porque “ha sido un proceso de conversión invisible, que el gobierno no podía ver”.
Según Stark, la conversión religiosa tiene lugar sobre todo a través de las redes sociales [aquí Stark se refiere a las "redes sociales" en sentido sociológico, es decir, a las relaciones personales, la familia, el vecindario, los amigos, etc... y no a Facebook, Twitter y otras plataformas de Internet] y por eso es “invisible”, al gobierno.
Él sostiene que los chinos que viven en áreas rurales son más proclives que los habitantes de ciudades porque sus lazos sociales son más fuertes y por eso el cristianismo se transmite más fácilmente.
La gente no suele unirse a grupos de evangelización itinerante sino que “la gente conoce y lo interioriza de un modo mucho más sosegado”.