Nacido libre en Antioquia, hijo de un liberto del gobernador romano de la provincia, Lucano conocerá desde niño su doble vocación: la búsqueda del Dios Desconocido, tarea que le llevará a decidir una vida célibe, y su apasionado amor por la medicina.
Los griegos tomaron sus conocimientos de los egipcios, y éstos de los babilonios, y Lucano aprenderá una ciencia que combina saberes, misterios, magia y adivinación. El único apóstol no judío y que no conoció personalmente al Señor irá creciendo espiritualmente sin ahorrársele el dolor, en una lenta y sincera búsqueda de Dios.
La novela avanza con gran morosidad, con la exuberante minuciosidad característica de la escritorainglesa, completamente entregada al personaje. Se suceden detalladas descripciones de las intrigas palaciegas de la Roma imperial, de las fiestas de Tiberio, de la vida de los primeros cristianos en Jerusalén.
Caldwell demuestra gran pasión por el tema elegido y una buena capacidad de trabajo (afirma en el prólogo haber leído más de mil libros sobre el personaje y su tiempo), y la suma de todo esto da un libro interesante, pero no una gran novela, que por otra parte el autor del tercer Evangelio no necesita.
Hay mucha información pero poco interés real por el resto de los personajes, cuyos conflictos e interacciones sólo parecen una distracción de lo que realmente se quiere contar.
La narración termina, cuando Lucas conoce a San Pablo, con un “Continúa en el Evangelio de San Lucas y en los Hechos de los Apóstoles”, invitación que acogemos de nuevo de mil amores después de un prólogo que parece un poco largo.
Pasen y Lean El blog de Javier Cercas Rueda