“Que no permanezca muda e inerte ante tales inaceptables crímenes, que constituyen una preocupante violación de los derechos humanos fundamentales. Pido verdaderamente que la comunidad internacional no mire hacia otro lado”, insistió
En esta bonita atmósfera pascual, saludo cordialmente a todos ustedes, queridos peregrinos llegados de Italia y de diversas partes del mundo para participar en este momento de oración. En especial, tengo el gusto de recibir a la delegación del Movimiento Shalom, que ha llegado a la última etapa de la difusión solidaria para sensibilizar a la opinión pública sobre las persecuciones de los cristianos en el mundo. Su itinerario en las calles ha terminado, pero debe continuar por parte de todos el camino espiritual de oración, intensa oración, de participación concreta y ayuda tangible en defensa y protección de nuestros hermanos y de nuestras hermanas, perseguidos, exiliados, asesinados, decapitados, por el solo hecho de ser cristianos. Ellos son nuestros mártires de hoy y son muchos; podemos decir que son más numerosos que en los primeros siglos. Pido quela comunidad internacional no permanezca muda e inerte frente a tales inaceptables crímenes, que constituyen una preocupante violación de los derechos humanos fundamentales. Pido verdaderamente que la comunidad internacional no mire hacia otro lado.
A cada uno de ustedes, les deseo transcurrir en el gozo y la serenidad esta Semana pascual en la cual se prolonga la alegría de la Resurrección de Cristo. Y para vivir más intensamente este periodo- y vuelvo siempre sobre el mismo argumento-, nos hará bien leer cada día un pasaje del Evangelio en el cual se habla del evento de la Resurrección. Cada día, un pequeño pasaje del Evangelio, donde se habla del evento de la Resurrección; léanlo todos los días, les hará bien.
¡Buena y Santa Pascua a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!