El Papa instituye la Jornada Mundial de los Pobres en el espíritu de los primeros cristianos

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Es la respuesta a la «acumulación descarada de riqueza» y la «cultura del descarte»

El Papa instituye la Jornada Mundial de los Pobres en el espíritu de los primeros cristianos

Es la respuesta a la «acumulación descarada de riqueza» y la «cultura del descarte»

 

En la línea de redescubrir el espíritu de los primeros cristianos, el Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará cada año el domingo anterior a la fiesta de Cristo Rey para que el compartir cada uno un poco «se convierta en un estilo de vida», según el documento papal publicado este martes.

En su mensaje para la primera Jornada Mundial de los Pobres, que tendrá lugar el próximo 19 de noviembre, Francisco asegura que «compartir es la prueba de autenticidad evangélica». Además, «esta forma de vida produce alegría y serenidad espiritual porque se toca con la mano la carne de Cristo».

El hermoso documento retoma el consejo de coherencia de San Juan Crisóstomo: «Si queréis honrar el cuerpo de Cristo, no lo despreciéis cuando está desnudo. No honréis al Cristo eucarístico con ornamentos de seda, mientras que fuera del templo descuidáis a ese otro Cristo que sufre por frio y desnudez».

Pero Francisco lo fundamenta en una decisión de San Pedro relatada en los Hechos de los Apóstoles: la de elegir «siete hombres llenos de espíritu y de sabiduría para que se encarguen de la asistencia a los pobres. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo».

Un anuncio actual

El mensaje de este año lleva por título una advertencia del Apóstol San Juan. «No amemos de palabra sino con obras». Según Francisco, es muy actual «debido al contraste que se percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con que tenemos que enfrentarnos».

El tono del documento es liberador para quien vive psicológicamente agobiado por una sociedad consumista. Existe una medicina muy asequible: el espíritu de pobreza, «una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad».

El Papa afirma que el problema de la pobreza es multiforme y «nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada».

Como siempre, Francisco no se queda en el análisis sino que invita a ver personas pues «la pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero», como resultado conjunto de «la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada».

Con palabras duras, el Papa advierte que «hoy en día, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados -con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana-, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera».

La Jornada Mundial de los Pobres supone una invitación a redescubrir el cristianismo y la característica esencial de Dios que es la misericordia. Pero también una invitación a actuar, dirigida a todas las personas generosas de la familia humana: «Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad, derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad».

 

abc.es

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