El Obispo de Roma, en el santuario de San Pedro, recordó en la Santa Misa que los Magos siguiendo una luz buscan la Luz con mayúscula. “La estrella que apareció en el cielo enciende en su mente y en su corazón una luz que los mueve a la búsqueda de la gran Luz de Cristo. Los Magos siguen fielmente esa luz que los inspira interiormente, y encuentran al Señor”
Ciudad del Vatino, 21 de enero, 2014 (Radio Vaticana)
"La fidelidad cristiana, nuestra fidelidad es simplemente proteger nuestra pequeñez para que pueda dialogar con el Señor. Proteger nuestra pequeñez. Por eso la humildad, la mansedumbre, la dulzura son tan importantes en la vida del cristiano porque es una custodia de la pequeñez a la que el Señor le gusta mirar”.
El Papa explicó que Dios "siempre habla personalmente, por el nombre”, "nunca a las masas”. Por eso, si se quiere atraer la mirada de Dios, recomendó seguir el camino de la humildad como hicieron los santos.
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(Fuente: Radio Vaticana)
"Y en un pueblo, cada uno tiene su lugar. El Señor nunca habla a la gente, así a la multitud nunca. Siempre habla personalmente, con el nombre. Y elige personalmente. El relato de la creación es un ejemplo que nos hace ver esto: es el mismo Señor el que con sus manos, de forma artesanal, hace al hombre y le da un nombre: ‘Tú te llamas Adán’. Así empieza la relación entre Dios y la persona. Y hay otra cosa, hay una relación entre Dios y nosotros los pequeños: Dios, el grande, y nosotros, pequeños. Dios, cuando debe elegir a las personas, también a su pueblo, siempre elige a los pequeños”.
"Todos nosotros con el Bautismo hemos sido elegidos por el Señor. Todos somos elegidos. Nos ha elegido uno por uno. Nos ha dado un nombre y nos mira. Hay un diálogo, porque así ama el Señor. También David después de convertirse en rey se equivocó. Hizo muchos, pero la Biblia nos cuenta dos errores graves, dos errores de los gordos. ¿Qué hizo David? Se humilló. Volvió a su pequeñez y dijo: ‘Soy un pecador’. Pidió perdón e hizo penitencia”.
"La fidelidad cristiana, nuestra fidelidad es sencillamente custodiar nuestra pequeñez, para que pueda dialogar con el Señor. Custodiar nuestra pequeñez. Para esto la humildad, la mansedumbre son muy importantes en la vida del cristiano, porque son guardianes de la pequeñez, que le gusta al Señor. Y habrá siempre un diálogo entre nuestra pequeñez y la grandeza del Señor. Que el Señor nos dé, por intercesión de San David, también por intercesión de la Virgen que cantaba gozosa a Dios, porque había mirado su humildad, que nos dé el Señor la gracia de custodiar nuestra pequeñez ante Él”.