El 13 de marzo los cardenales eligieron al Papa Francisco en un clima de máxima expectación mediática global, que continúa en la medida en que audiencias y medios van conociendo a un pontífice inesperado. En Roma había 5.600 periodistas acreditados y 150.000 personas abarrotaban la Plaza de san Pedro.
El Papa goza del máximo interés informativo. Las preguntas que plantean la Iglesia y la religión están en el centro de la opinión pública. Como comprobamos estos días, cuando se habla del Papa, la audiencia aumenta.
El valor y la visibilidad mediática del Papa recibieron un impulso considerable durante el pontificado de Juan Pablo II. Los medios se hicieron eco de sus multitudinarios encuentros con la gente y fueron poderosos altavoces de su mensaje. La elevada presencia en los medios continuó en el pontificado de Benedicto XVI, que se ha encontrado hasta sus últimas horas como Pontífice en portada de ediciones digitales e impresas y abriendo programas de noticias en televisión. El 28 de febrero las audiencias despidieron en directo a Benedicto XVI, después del "shock" que produjo su renuncia. Su helicóptero se marchó rodeado de flashes, micrófonos y cámaras de televisión, tuits y entradas de blog en una retransmisión que fue calificada como impecable y sorprendente.
El valor televisivo de las imágenes que llegan de Roma es indudable. Por eso los grandes rostros de las televisiones del mundo aguardaban la noticia en directo. La Capilla Sixtina o la Plaza de San Pedro son lugares de belleza espectacular que configuran el "set" de televisión soñado por cualquier realizador. Esta vez las imágenes nos han acercado también a lugares que no conocíamos y se multiplican las fotografías interesantes, ayudadas por la facilidad para compartir que provocan redes sociales y plataformas móviles. El Papa Francisco está demostrando especial sensibilidad paralos gestos y los símbolos. No sólo dice cosas sino que las hace.
Todos estos factores explican, en parte, la fascinación de medios y públicos. Quizá el interés de esta noticia global única tenga que ver con el carácter de referencia del Papa en un mundo de vínculos débiles e inestables, donde todo cambia. De momento, el Papa, la Iglesia y las preguntas que plantean están en portada, en la televisión y en la red de nuestra "aldea global". Lo seguiremos viviendo (y estudiando) en directo en los próximos meses. De los Cónclaves salen líderes mundiales.
(Norte de Castilla)