La verdadera justicia, señaló, es la que imparte Dios misericordioso, porque prevé que la víctima pida la conversión al culpable.
El Papa Francisco explicó por qué Dios es la justicia perfecta.
La verdadera justicia, señaló, es la que imparte Dios misericordioso, porque prevé que la víctima pida la conversión al culpable.
El Papa Francisco continuócon la catequesis sobre la misericordia según la Biblia en la audiencia general. En la de este miércoles explicó por qué Dios es la justicia perfecta.
Dijo que los tribunales ordinarios no llevan a la verdadera justicia porque es una justicia "retributiva”. La verdadera justicia, señaló, es la que imparte Dios misericordioso, porque prevé que la víctima pida la conversión al culpable.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA
Queridos hermanos y hermanas:
La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta. Parecerían dos realidades que se contraponen. Pero no es así, porque la misericordia de Dios es lo que hace que se cumpla la verdadera justicia. La justicia humana solamente limita el mal, no lo vence, no lo hace desaparecer. La justicia divina, en cambio, supera el mal contraponiéndolo al bien.
El camino privilegiado que la Biblia nos señala para alcanzar una auténtica justicia es aquel en el que la víctima, sin recurrir al tribunal, se dirige directamente al culpable, apelando a su conciencia, para que comprenda que está realizando el mal y pueda convertirse. Sólo así, el culpable, reconociendo su culpa, puede abrirse al perdón que la parte ofendida le ofrece. Esta es la manera de resolver los problemas y contrastes en la familia, entre esposos o entre padres e hijos. El ofendido ama al culpable, no quiere perderlo, sino recuperar la relación desgarrada. Dios actúa con nosotros, pecadores, de la misma manera. Nos ofrece continuamente su perdón, nos ayuda a acogerlo y tomar conciencia de nuestro mal, para poder liberarnos de él y salvarnos, porque no quiere nuestra condenación sino nuestra felicidad eterna.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor Jesús, rostro misericordioso del Padre, nos conceda, con su fuerza salvadora, acoger el perdón divino y aprender a perdonar a nuestros hermanos. Muchas gracias.