Al comienzo de su breve homilía sin texto previo escrito, el Santo Padre ha comentado que «es la primera vez en mi vida que entro en una catacumba. Es una sorpresa. Podemos pensar en la vida de esas personas que tenían que esconderse, enterrar a los muertos y celebrar la eucaristía aquí dentro, en un momento feo de la historia».
Bajo la sobria capilla, decorada con algunas lápidas de tumbas paleocristianas, se extienden 13 kilómetros de galerías subterráneas de uno de los primeros cementerios cristianos, conocido a partir del siglo segundo como «el de los mártires» o «el de los obispos» -por los primeros papas-, pero también como «el de Priscila» por la noble romana propietaria de los terrenos.
Fuente: ABC