El domingo, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, el Papa expresó con dolor su cercanía al pueblo de Mosul, en Irak.
La ciudad está sufriendo el ataque de la coalición que está intentando reconquistarla y se calcula que unas 284 personas murieron al ser utilizados como escudos humanos por el Estado Islámico. Entre ellos había niños.
"En estas dramáticas horas, estoy cerca de toda la población de Irak, en particular, de la ciudad de Mosul. Estamos impresionados por los atroces actos de violencia que desde hace demasiado tiempo se están cometiendo contra ciudadanos inocentes, musulmanes o cristianos o de otras etnias y religiones. Me han causado conmoción las noticias sobre el asesinato a sangre fría de numerosos hijos de aquella amada tierra, entre los que hay muchos niños. Esta crueldad nos hace llorar, nos deja sin palabras”.
El Papa terminó este llamamiento pidiendo la reconciliación y la paz e invitando a los peregrinos a rezar por eso a la Virgen María.