"Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz”. Es el contundente título del mensaje del Papa con vistas a la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado del próximo 15 de enero.
Francisco pone el acento en el drama de la migración forzosa que incide, aún más si cabe, en los niños y los jóvenes.
"Los niños, a diferencia de los mayores, no tienen voz. Los niños no tienen poder. ¿Cómo pueden defenderse? Es un problema dentro del problema de la migración. El Papa, justísimamente, ha querido subrayar este aspecto para que nuestra conciencia se abra, para que sea sensible a este problema”.
El Papa pide que se implementen "las medidas necesarias para que se asegure a los niños emigrantes la protección y defensa” porque pueden caer en redes de explotación sexual o laboral o incluso ser reclutados como niños soldado.
Las guerras en Siria, Yemen o Afganistán, la presencia del ISIS en Irak, la inestabilidad en Libia, Etiopía o Eritrea han propiciado un movimiento migratorio no visto desde la II Guerra Mundial. De los 65 millones de refugiados que hay en el mundo, la mitad son niños.
"Son cifras que asustan y que la gente desconoce, primero, porque no quiere saber y, segundo, porque muchas veces los periódicos no hablan deello”.
Más de 3.500 personas han muerto en el Mediterráneo en lo que va de año intentando alcanzar las costas europeas, muchos de ellos son niños. Sin embargo la Comunidad Internacional mira hacia otro lado ante el drama. En este mensaje el Papa le pide un compromiso "para acabar con los conflictos y la violencia que obligan a las personas a huir”.
"Muchos países de la Unión Europea, no todos, pero sí algunos, se han mostrado muy egoístas, muy cerrados en sí mismos. ¿Qué han hecho? En lugar de tratar de acoger han construido muros. Han dicho a los refugiados: "¡Marchaos!”. "¿Dónde?”, se preguntaban. Y la respuesta ha sido: "No sé, no es asunto nuestro”. Así no se resuelven los problemas”.