El santo padre esta mañana se ha reunido en la Catedral de Río de Janeiro con jóvenes argentinos, en un encuentro que él mismo pidió y que no estaba en el programa oficial.
Publicamos a continuación las palabras del papa de una transcripción del discurso improvisado, facilitado por Radio Vaticana.
Gracias, gracias por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro, y muchas gracias a los que están afuera, a los treinta mil, me dicen que hay afuera, desde acá los saludos! Están bajo la lluvia. Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud.
Yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes, y al medio día tenía arreglado todo. Así es que también le quiero agradecer públicamente al Doctor Gasbarri, esto que ha logrado hoy.
Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? ¡Espero lío! ¿Que acá dentro va a haber lío? ¡Va a haber! ¿Que acá en Río va a haber lío? ¡Va a haber! ¡Pero quiero lío en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera! ¡Quiero que la Iglesia salga a la calle!¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones, ¡son para salir! Si no salen, se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG.
Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después les arma lío a ustedes, pero es el consejo… gracias por lo que puedan hacer. Miren, yo pienso que en este momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, ¡se pasó de rosca! Porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos. Y por supuesto, porque uno podría pensar, que podría haber una especie de eutanasia escondida. Es decir, no se cuida a los ancianos, pero también está esta eutanasia cultural: ¡no se los deja hablar, no se los deja actuar! Y la exclusión de los jóvenes: El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, ¡es muy alto! Y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo. O sea, ¡Esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas que son el futuro nuestro!
Entonces, los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer. Los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, ¡A luchar por los valores! ¡Y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos! En el Pueblo Argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que transmite los valores, que transmite la memoria de Pueblo. Y ustedes, por favor, ¡no se metan contra los viejos! ¡Déjenlos hablar, escúchenlos, y lléven adelante! Pero sepan, sepan que en este momento, ustedes, los jóvenes y los ancianos, están condenados al mismo destino: exclusión! ¡No se dejen excluir! ¿Está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.
Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio, es un escándalo. Que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, ¡es un escándalo! Y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la Cruz. La Cruz sigue siendo escándalo, pero ¡es el único camino seguro, el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús!
Por favor, ¡no licuen la fe en Jesucristo! Hay licuado de naranja, licuado de manzana, licuado de banana, pero por favor, ¡no tomen licuado de fe! ¡La fe es entera, no se licua! Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí.
Entonces, ¡Hágan lío! ¡Cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes! No se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licuen la fe en Jesucristo.
¡Las Bienaventuranzas! ¿Qué tenemos que hacer, padre? Mirá, leé las Bienaventuranzas que te van a venir bien, y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, leé Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos va juzgar, con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las Bienaventuranzas y Mateo 25, no necesitan leer otra cosa. ¡Se los pido de corazón!
Bueno, les agradezco ya esta cercanía, me da pena que estén enjaulados, pero les digo una cosa. Yo por momentos siento, ¡qué feo estar enjaulado! ¡Se los confieso de corazón! Pero bueno… los comprendo! …Me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que por razón de orden, no se puede.
¡Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí, se los pido de corazón, lo necesito! ¡Necesito de la oración de ustedes, necesito mucho! ¡Gracias por eso!
Y bueno, les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la República y la Cruz de San Francisco, que van a recorrer misionariamente.
Pero no se olviden, ¡Hágan lío! ¡Cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos, que son los ancianos y los jóvenes! ¡Y no licuen la fe!
Y ahora vamos a rezar para bendecir la Imagen de la Virgen y darles después la bendición a ustedes.
Nos ponemos de pie para la bendición, pero antes le quiero agradecer lo que dijo Monseñor Arancedo, que de puro mal educado no se lo agradecí, así es que gracias por tus palabras…
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Señor tu dejaste en medio de nosotros a tu Madre para que nos acompañara.
Que ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe.
Que ella nos haga discípulos, como lo fue ella, y misioneros, como también lo fue ella.
Que nos enseñe a salir a la calle, que nos enseñe a salir de nosotros mismos.
Bendecimos esta Imagen Señor, que va a recorrer el País.
Que ella, con su mansedumbre, con su paz, nos indique el camino.
Señor, vos sos un escándalo, el escándalo de la Cruz,
una Cruz que es humildad, mansedumbre, una Cruz que nos habla de la cercanía de Dios.
Bendecimos también esta Imagen de la Cruz que recorrerá el País.
¡Muchas gracias y nos vemos en estos días!
¡Que Dios los bendiga y recen por mí, no se olviden!
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