El obispo iraquí que ha vivido cinco veces al borde de la muerte

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El día a día de los cristianos en Oriente Medio es crítico, peligroso y arriesgado. Muy pocos han decidido quedarse. Y es que hace falta algo más que valor y coraje para permanecer en un país en guerra donde además los cristianos se han convertido en uno de los principales blancos de tiro.

El día a día de los cristianos en Oriente Medio es crítico, peligroso y arriesgado. Muy pocos han decidido quedarse. Y es que hace falta algo más que valor y coraje para permanecer en un país en guerra donde además los cristianos se han convertido en uno de los principales blancos de tiro.

 

El obispo en Irak Shlemon Warduni lo ha vivido en primera persona.

SHLEMON WARDUNI (Obispo auxiliar de Bagdad)

"Muchos hemos vivido la experiencia de tener la muerte muy cerca. Pero el Señor nos ha salvado. Yo he estado cinco veces al borde de la muerte y el Señor me ha dado la vida”.  

Lleva 15 años como obispo en Irak y ha visto cómo la guerra ha acabado con la vida de miles de personas. Pero él ha tenido la suerte de poder contarlo.

SHLEMON WARDUNI (Obispo auxiliar de Bagdad)

"Una vez me asaltaron a golpe de pistola mientras iba en el coche. Perdí el control pero al final conseguí frenarlo. La gente se acercaba a mí y me decía: "¿Qué tiene?¿Qué tiene?” Y yo dije: "Nada, nada”. Decía: "¿Pero cómo puede ser? Deje que lo miremos”. Y en efecto, no me pasó nada. Otra vez, estábamos dentro del coche esperando en un punto de control, y de repente, un coche bomba explotó detrás de nosotros. Explotó y nos levantó al conductor y a mí. Otra vez, estábamos comiendo y otro coche bomba reventó justo en la otra parte de la calle. Y así era nuestra vida. Pero nosotros, con la fuerza de la fe y de nuestros fieles íbamos adelante contra toda esperanza”.

Curiosamente en este lugar, que fue uno de los primeros que acogió la fe cristiana, cada vez quedan menos cristianos. Irak es hoy el segundo país más peligroso del mundo para profesar la fe cristiana, tras Corea del Norte. 

Los pocos que deciden quedarse, milagrosamente,  encuentran la esperanza aunque todo lo que les rodea sea pobreza, terror y persecucción. 

La violencia no es el peor problema, saben que si son secuestrados solo se les dará dos opciones: convertirse a la religión musulmana o la muerte.

SHLEMON WARDUNI (Obispo auxiliar de Bagdad)

"(Ante esta disyuntiva) 120 mil personas dejaron su casa en solo una noche. Esto es un orgullo: la fe en el corazón de nuestros fieles es muy profunda y muy fuerte y le damos las gracias a Dios por ello”.  

Solamente en Irak, han muerto más de 250 mil personas por la violencia. Organizaciones como Cáritas están presentes allí para ayudar a todas las víctimas independientemente de su religión. 

Rome Reports

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