“Esteban nos enseña cómo vivir las situaciones difíciles y problemáticas de la vida, dividiéndolas en dos niveles. Uno es el de la historia, compuesto de logros, violencia y guerras; el otro es el de aquellos que saben alzar la mirada aun viviendo en las dificultades, para ver más allá del cielo cuál es el proyecto de Dios, que guía la historia, para que nazca la esperanza”.
La celebración tuvo como escenario el lugar del martirio de San Esteban. Situado fuera de la Puerta de los Leones, en la ladera del Monte de los Olivos, el lugar del martirio es propiedad greco-ortodoxa.
En este lugar se ven claramente algunos escalones tallados en la roca, que siguen la línea de los encontrados en el área superior, en la que estaba situado el templo.
El martirio de San Esteban es un episodio muy importante para la Iglesia ya que en él se fundamenta el espíritu misionero que le es propio: de hecho, es justo después de este episodio cuando la iglesia se hace misionera gracias a la salida de los apóstoles del Cenáculo.
“La vida y la muerte de San Esteban nos muestran que la Navidad es mucho más que un destello, que realmente vale la pena”.