El Papa es un actor de primer orden en la opinión pública mundial: los medios sociales están acelerando ese aspecto de su figura, dentro y fuera de la Iglesia Católica. Es el líder que nos gustaría tener.
Francisco es ya uno de los grandes fenómenos de opinión pública y comunicación de comienzos del siglo XXI. La revista Time (11 de diciembre) le ha nombrado “Persona del Año”. Time reconoce al “Papa del pueblo”, “que adoptó el nombre de un santo humilde”. El primer Papa no europeo en 1.200 años “está llamado a transformar un lugar que mide los cambios por siglos”.
La investigación demuestra que cuando crece la “visibilidad mediática” se pueden producir descensos parciales pero la tendencia es de crecimiento constante. La visibilidad en los medios de Juan Pablo II continuó en el pontificado de Benedicto XVI y ahora con Francisco, que se encuentra frecuentemente en las portadas y abriendo programas de noticias en televisión. El reciente nombramiento de persona del año por "Time", que ya recibieron Juan XXIII y Juan Pablo II, es un hito más en este sentido. Otro ha sido la muy comentada portada de The New Yorker (23 de diciembre). El Papa es un actor de primer orden en la opinión pública mundial: los medios sociales están acelerando ese aspecto de su figura, dentro y fuera de la Iglesia Católica.
El Papa Francisco no sólo dice cosas, sino que las hace. Es un líder de verdad. Quizá la fascinación de medios y públicos con su figura tenga que ver con el carácter de referencia del Papa en un mundo de vínculos débiles e inestables, donde todo cambia. En Francisco brilla una de las dimensiones más relevantes de la comunicación y los medios: acercar a las personas. En el fondo, es el líder que nos gustaría tener.