Una vez tuvieron que abandonar sus hogares y ahora, la historia se repite. El drama de los refugiados palestinos se recrudece en el campo de Yarmouk, cerca de Damasco, con la llegada del Estado Islámico.
"Es una situación que el mundo no se puede permitir. Estamos viendo cómo se sufre en Gaza, en toda la zona y también sabemos cómo se sufre en Siria”.
El enfrentamiento entre el Estado Islámico, el gobierno sirio y los rebeldes ha favorecido la toma del campo de refugiados. Miles de personas están aisladas sin poder recibir agua, alimentos o medicinas.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido a las partes que se proteja a los civiles y se garantice el acceso de ayuda humanitaria a la zona.
"También es necesario pensar en las medidas que podrían facilitar la evacuación ordenada de quienes deseen abandonar el campo”.
La representación palestina ante la ONU asegura que asistir a estos refugiados no es sólo una cuestión humanitaria. Parar al Estado Islámico significa garantizarla seguridad en la región.
"Sería una de las formas más efectivas de combatir el extremismo en nuestra región porque los extremistas usan como pretexto la falta de justicia con el pueblo palestino”.
Aún a riesgo de sus propias vidas unos 2.000 refugiados han conseguido escapar del campo. Todavía quedan unos 18.000 sometidos a la barbarie de los yihadistas.