La iglesia y la estructura religiosa, del siglo V, sucumbió ante la furia destructora de los hombres del Califato
La Iglesia y la estructura religiosa databan del siglo V, la furia destructora de los hombres del Califato forma parte de una estrategia más amplia: una especie de pornografía de la violencia para mostrar al mundo del que forma parte la caída de los símbolos cristianos. En mayo fue secuestrado el padre Mourad, prior del monasterio.
Un nuevo acto de vandalismo y destrucción ha sido cometido por el Isis en Siria, pero el gesto –además de representar el enésimo acto de violencia brutal en la infinita crisis siria-- tiene también un fuerte valor ideológico, religioso y militar. El monasterio católico de Mar Elian, que se encontraba en los alrededores de la ciudad de al Qaryatain, ha sido arrasado y las imágenes de la destrucción de la estructura y de la profanación de la iglesia cuyos orígenes se remonan al siglo V, han sido difundidas y ya han dado la vuelta al mundo.
Sin embargo detrás de la furia iconoclasta puesta en acto por los hombres del Califato, se esconde una estrategia concreta: la de demostrar un desprecio sin fin por los símbolos de la fe cristiana con la intención de alimentar un choque entre civilizaciones y religiones de un lado al otro del Mediterráneo. Si un escenario parecido se concretizase, el Isis podría aumentar el propio consenso y la propia fuerza aprovechándose de la desesperación y la frustración de los pueblos maltratados por los conflictos en todo el área meridional.
En este sentido las excavadoras que destruyen el antiguo monasterio de Mar Elian, forman parte de una escenografía de la violencia –de una pornografía del horror-- que va desde las decapitaciones, hasta la destrucción de los vestigios históricos del país, a la introducción de una legislación islámica (sharia) que –como han asegurado y denunciado distintos exponentes musulmanes en todo el mundo-- representa una violación y una herejía dentro del mismo Islam. Lo cierto es que el Isis necesita esto: amenazar y secuestrar a los cristianos, anhelar la toma de Roma y de San Pedro como capital del catolicismo, suscitar la idea que todo lo que ocurre es un choque entre religiones y no una feroz lucha por el control del país y de la región con intereses geopolíticos múltiples también fuera de Siria.
Por otra parte todo entorno al conflicto continúa y, como ha denunciado en repetidas ocasiones el nuncio apostólico en Damasco, monseñor Mario Zenari, estamos frente a una catástrofe humanitaria sin precedentes con 12 millones de personas entre desplazados internos y refugiados, cerca de 300 mil muertos, centenares de miles de heridos, hospitales colapsados, víctimas civiles sin fin –solo hace pocos días un bombardeo de la aviación civil del regimen ha provocado otra masacre en Duma, una ciudad a una decena de kilómetros de Damasco-- y la propagación, después de años de guerra, de la pobreza. En este cuadro el fundamentalismo toma fuerza.
El monasterio de Mar Elian se encontraba en un oasis cerca de al Qaryatain (en la región de Homs) y estaba afiliada a la comunidad de Deir Mar Musa fundada por el jesuita italiano padre Paolo Dall'Oglio; éste último fue secuestrado el 29 de julio de 2013 en Raqqa y desde entonces no se ha sabido nada de su suerte (lo que le une a otros religiosos secuestrados mientras en toda Siria las desapariciones de los capturados por las varias partes en lucha son casi 20 mil). Hace alguna semana, a principios de agosto, la ciudad de al Qaryatain cayó en manos del Isis, justo después un grupo de fundamentalistas secuestró a 230 civiles entre ellos al menos 60 cristianos, incluidos mujeres y niños. De este grupo, 48 fueron liberados mientras otros 110 fueron trasladados a la provincia de Raqqa, corazón del Estado Islámico; de los otros no se tienen noticias. El pasado mes de mayo en la misma localidad fue secuestrado el padre Jacques Mourad, el prior del monasterio de Mar Elian. La comunidad trabajaba promoviendo el diálogo y la convivencia entre cristianos y musulmanes, también durante estos difíciles años de guerra. Era además un lugar importante de peregrinación. Se debe recordar también que la ciudad de al Qaryatain se encuentra entre el norte y el sur del país, entre Palmira y Homs, una zona crucial en el conflicto (también a causa del posible enlace con el Líbano) y es importante también por sus yacimientos de gas.