Un equipo internacional de arqueólogos acaba de terminar el modelo tridimensional de uno de los lugares más venerados en La Ciudad Santa: el Cenáculo, el lugar donde, según la tradición cristiana tuvo lugar la última cena de Jesús con los apóstoles. Cada año, el Jueves Santo, tras procesionar hasta este recinto sagrado, situado en el Monte Sión, extramuros de la ciudad vieja, los fieles recrean el momento en el que Cristo lavó los pies a sus discípulos, en señal de la humildad divina.
Es uno de los sitios más visitados por turistas y creyentes, pero pocos reparan en que ahora, en dos de las claves de la lóbrega sala abovedada pueden apreciarse dos figuras de piedra que habían permanecido ocultas por una capa de materiales, recientemente retirada. “Gracias al exhaustivo análisis que hemos hecho de la sala descubrimos dos elementos únicos, el Agnus Dei -Cordero de Dios- y el León de David”, explica Amit Re´em, arqueólogo jefe del distrito de Jerusalén, encargado de la dirección del proyecto.
El cordero, que simboliza el Cordero de Dios, se encuentra tallado en lo que queda de un medallón decorativo en una de las bóvedas centrales del Cenáculo; el León de David se halla entre los restos del otro medallón en la clave de la bóveda lateral, junto a la entrada de la sala, apenas iluminada. “Los textos antiguos nos dicen que Jesús era descendiente de la dinastía del Rey David. Es lógico que en un lugar dedicado a Cristo aparezcan ambos”, explica el experto que ha podido constatar la existencia de otros medallones similares, en las otras bóvedas de la sala, de los que ya no queda ni rastro.
Para Re´em, la importancia de este trabajo -realizado en tres años entre idas y venidas de peregrinos- no solo radica en que gracias a este modelo se puede estudiar el lugar con precisión milimétrica, sino también en que podría servir para restaurarlo, si en un futuro si resultase dañado. “Si sucediese algo como el terrible incendio de Notre Dame, podremos reconstruirlo con exactitud, porque hemos documentado cada rincón”, afirma.
Los arqueólogos han utilizado un georadar, instrumentos de medición por láser y fotogrametría en el interior y en el exterior del edificio -cuyas paredes han rapelado para que no se les escapase ni un delle- para hacer una réplica en 3D del complejo. Incluida su planta baja, donde se halla el lugar en el que se cree fue enterrado el Rey David y donde también acuden a diario numerosos judíos a rendirle tributo. “Con la nueva tecnología hemos conseguido datar cada etapa de construcción del actual edificio de estilo gótico, erigido en la época cruzada, en la segunda mitad del siglo XII, no en el XIII como apuntan algunos estudios. Fue construido con técnicas muy avanzadas”, asegura el arqueólogo.
Una construcción, testigo de la historia, situada en el antiguo complejo de la Custodia franciscana en Tierra Santa, que es importante también para los musulmanes que lo convirtieron en mezquita en el siglo XVI. En su interior aún puede verse el mihrab, que marca el muro orientado hacia la Meca, así como varias inscripciones en árabe en las que se alaba a Alá y se conmemora su conquista en 1524 -fecha que para los cristianos marca el expolio del Cenáculo-. Una época en la que los franciscanos fueron expulsados de allí y desplazados a San Salvador, la actual casa de la Custodia en la Puerta Nueva de la ciudad amurallada. “Es un sitio de especial sensibilidad para las tres grandes religiones por eso es complicado hacer un estudio arqueológico clásico. Quizás en un futuro se pueda excavar la iglesia original de la época Bizantina, pero hoy en día tenemos que conformarnos con seguir ampliando el estudio en 3D a todo el complejo”, se lamenta el profesor Re´em.
El modelo radiografía cada rincón del edificio de dos plantas con tal precisión que, aunque actualmente las paredes del Cenáculo se encuentran desnudas, los expertos aseguran que tal y como fue concebido estaba ricamente decorado con pinturas y estatuas, de las que apenas quedan vestigios visibles hoy en día. En la parte inferior de una de las ventanas los investigadores han encontrado también la cabeza de dos esculturas decorativas de unos 30cm enfrentadas. “La conclusión de esto es que la Jerusalén cruzada estaba a la vanguardia artística y arquitectónica de la época”, dice el experto israelí en estudios medievales.
Re´em cree que, a pesar de los hallazgos, no se debe de restaurar el Cenáculo para que luzca como en su época de máximo esplendor. “Hay que preservar la atmósfera mística que irradia el lugar”, asegura señalando con un puntero láser el contorno del Agnus Dei para identificarlo en la clave de la bóveda, de la que pende una lámpara. “De esta sala fluye una enorme energía y un halo de misterio que deben mantenerse”, concluye.
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