Decenas de ataques en todo el país, con Iglesias incendiadas y ataques molotov. No solo la Iglesia copta, sino también las demás confesiones cristianas sufren la ira de los islamistas
De Sohag, en el Alto Egipto, a El Arish, en el Sinaí; desde Suez y Luxor hasta Mynia: las noticias de Iglesias incendiadas o asaltos a las propiedades de los coptos llegan desde todo el país. Porque, si bien en El Cairo hoy fue una jornada de muerte durante el asalto del ejército contra la manifestación de la Hermandad Musulmana, desde esta mañana también ha sido un día negro para los cristianos: ataques en todo el territorio por parte de los islamistas como represalia por el baño de sangre que se consumó al alba en las plazas de Rabaa y Nahda.
Desde las primeras horas del día, cuanto todavía se estaba delineando lo que sucedió en El Cairo, en Twitter comenzaron a circular las imágenes de la Iglesia de San Jorge, la Iglesia principal de los coptos en la ciudad de Sohag, consumida por las llamas. El día avanzaba y comenzó a despejarse la duda sobre el incidente aislado: el principal objetivo de los islamistas que protestan en todo el país en contra de la incursión de los militares en El Cairo son las Iglesias y las propiedades de los cristianos. Reacción trágicamente anunciada, puesto que desde hace más de un mes las emisoras de la Hermandad Musulmana repiten que el golpe es fruto de un complot orquestado por los coptos.
El objetivo principal es el Papa de los coptos Tawadros II, pues apoyó el golpe en manos de los militares después de las manifestaciones anti-Morsi del 30 de junio pasado (al lado del Gran Imán de al-Azhar, el mayor centro de estudios sunita). En las últimas horas, no ha servido para nada la posición de Tawadros, que hizo un llamado a toda la población «para preservar la vida de los egipcios, poniendo atención en la prevención de la violencia y ataques peligrosos en contra de cualquier sitio o persona». No le escuchó ni el ejército ni, como se está confirmando, la Hermandad Musulmana.
Así, los coptos están nuevamente viviendo horas terribles: prácticamente es imposible trazar una lista completa de la violencia que se desencadenó en contra de las Iglesias. Se habla de decenas de asaltos. Entre los episodios más graves está el incendio de la Iglesia de San Teodoro en Mynia, pero también fue blanco de la ira fundamentalista la Iglesia de El Arish, en la que desempeñaba su ministerio el padre Mina Abdul, el sacerdote copto asesinado hace un mes. También hay casos en Fayoum, en donde parece ser que una multitud destruyó las cruces de la Iglesia de la Virgen al grito de “Allahu Akbar”, además de algunos negocios que venden Biblias en El Cairo. La violencia no solo está afectando a la Iglesia copto-ortodoxa, sino indiscriminadamente a todas las confesiones cristianas. En Suez asaltaron la parroquia católica y la escuela franciscana de la localidad. El Patriarca copto-católico Ibrahim Sidrak decidió anular todas las misas de la solemnidad de la Asunción debido al temor de mayores violencias. El primado anglicano Justin Welby, desde Canterbury, invitó a rezar por Egipto y se refirió al asalto de la St. Saviour Church de Suez.
«También nosotros los católicos, como los coptos y protestantes, preferios mantener cerradas las Iglesias y los lugares de culto para evitar incidentes». Lo dijo el padre Paul Annis, superior de la Congregación de los Combonianos en El Cairo, a la agencia Misna. «Mañana, si la situación lo consiente volveremos a abrir las Iglesias –concluyó el padre Annis– para festejar la Asunción de María. Pero todo está por verse y del mañana nos separa una larga noche». El sitio “BlogCopte” habla también de una Iglesia greco-ortodoxa afectada en El Cairo.
Muchísimos episodios, pues, y no se conoce cuál ha sido el saldo; lo único cierto es el temor de los cristianos. Todos estos hechos llegan a pocos días de la denuncia que hicieron 16 asociaciones de derechos humanos, acusando al nuevo régimen egipcio de no haber hecho lo suficiente para reprimir la oleada de odio en contra de los cristianos que se ha desencadenado desde el golpe. Los militares, con la incursión de hoy, no supieron reprimir una reacción violenta y ampliamente anunciada. Una vez más en Egipto los cristianos están pagando un precio muy elevado por la situación dramática del país.