"Eran dos orientales a los que se les dedicó una capilla en la plaza del Coliseo, una capilla que naturalmente ya no existe”.
La directora del Coliseo nos explica que fue en otros lugares como el Circo Máximo donde se produjeron más martirios. Sin embargo ha sido el Coliseo el que se convirtió en el símbolo de las persecuciones y en un momento muy concreto de la historia: durante el pontificado de Benedicto XIV. Él instauró la famosa tradición de realizar el Vía Crucis allí cada Viernes Santo.
"La tradición de hacer aquí el Vía Crucis nace, cuando Benedicto XIV consagró el Coliseo, donde nos encontramos. Colocaron las estaciones del Vía Crucis en torno a la arena y en el centro pusieron una gran cruz. Todos los años celebraban el Vía Crucis aquí dentro”.
El Vía Crucis hoy en día es una de las tradiciones más esperadas durante la Semana Santa en Roma. Se recuerdan los problemas de nuestro tiempo, y todavía hoy se menciona la persecución de los cristianos, como en tiempos de Senén y Abdón.