Francisco continuó su ciclo de catequesis sobre los dones del Espíritu Santo. Esta semana habló del don de la ciencia. Para el Papa, este don permite descubrir "cómo la belleza e inmensidad del cosmos nos habla del Creador y nos invita a alabarlo”. También advierte "del peligro de creernos dueños absolutos de la creación”.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy nos centramos en otro don del Espíritu Santo, el don de ciencia. Esta ciencia no se limita al conocimiento humano de la naturaleza, sino que, a través de la creación, nos lleva a percibir la grandeza de Dios y su amor por sus criaturas. Este don del Espíritu Santo nos hace descubrir cómo la belleza e inmensidad del cosmos nos habla del Creador y nos invita a alabarlo.
Al comienzo de la Biblia, se subraya que Dios mismo se alegró de su obra: todo era bueno y, el hombre, "muy bueno”. El don de ciencia nos pone en sintonía con la mirada de Dios sobre las cosas y sobre las personas. Una mirada bondadosa y respetuosa, que nos advierte del peligro de creernos los dueños absolutos de la creación, disponiendo de ella a nuestro antojo y sin límites. La creación no es propiedad nuestra, ni menos aún, sólo de algunos, sino un don que Dios nos ha dado para que la cuidemos y la utilicemos con respeto en beneficio de todos.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, particularmente a los grupos de sacerdotes del Colegio Mexicano en Roma, de la Arquidiócesis de Madrid y de la Diócesis de Nezahualcoyotl, así como a los fieles venidos de España, México, Argentina, Panamá, Costa Rica, Paraguay, Perú, Colombia y otros países latinoamericanos. Que sepamos ver cuanto nos rodea como obra de Dios, y a nuestros semejantes como hermanos y hermanas. Muchas gracias.
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