El joven cristiano Akash Bashir falleció cuando impidió la entrada a un yihadista suicida en la parroquia de San José de Youhanabad, Pakistán
Estas fueron las últimas palabras de Akash Bashir. El joven de 20 años era un guardia de seguridad voluntario que vigilaba la puerta de la iglesia de San Juan, en el distrito de Youhanabad de Lahore, cuando un hombre sospechoso quiso entrar en el templo.
Habían llegado noticias de un atentado con bomba en una iglesia cercana y Akash y otros compañeros que vigilaban la entrada estaban en alerta. Con la determinación de evitar cualquier ataque durante la celebración de la Eucaristía, Akash se lanzó contra el sospechoso. Consiguió evitar con su vida que la explosión del chaleco bomba del terrorista suicida afectase a la gente que se congregaba en la iglesia.
Bashir, el padre de Akash, cuenta su historia: “Mi hijo conocía el sacrificio que estaba haciendo. Él dio su vida para salvar a cientos –incluso miles- de personas que estaban en la Misa aquella mañana”. Nazbano, la madre de Akash afirma con una mirada llena de tristeza: “Akash era especial. Tengo tres hijos y una hija más, pero nadie puede reemplazarle. La mañana que murió, le había dicho que no hiciera él la guardia, pero dijo que era su deber. ¿Cómo podría haberlo detenido?”
Desde aquel terrible día de marzo de 2015, los vecinos del distrito de Youhanabad han perdido la confianza en la convivencia pacífica. El párroco de la Iglesia de San Juan, padre Francis Gulzar, habla sobre los inconvenientes de la búsqueda de los asesinos: “Lo que nos sostiene en nuestra búsqueda de justicia es el recuerdo del heroísmo de Akash”.