Le gusta recordar que todos los cristianos están llamados a ser santos, y que Dios ha preparado a cada uno un camino para conseguirlo. Este camino es la vocación.
Y la clave para reconocerla es intentar escuchar en el corazón qué pide Dios a cada uno, y decidir cómo responderle.
P. ANTONIO MARIA SICARI - “No puedo escuchar una voz, ni creer que estoy escuchando una voz, si vivo en medio de una gran confusión, constantemente 'mensajeado', con cien mil voces que me hablan, sin saber cuál es verdadera, cuál es falsa, o cuál es estúpida. Es clave alejarse del ruido de la inútil multiplicación de voces y de propuestas sin sentido”.
Dice que la segunda clave es rodearse de personas que ayuden a cultivar sueños grandes, y no de amigos que dificulten ponerlos en práctica.
P. ANTONIO MARIA SICARI - “¿Con qué personas paso mi vida, quiénes son mis amigos? ¿Son personas que de algún modo transmiten la voz de Dios? ¿Son personas que me ayudan? ¿O elijo estar con personas que, si Dios me pide algo, me dirán: 'Eso no..., es absurdo, no le hagas caso'? A veces se pierden las vocaciones porque alguno se burla de ellos, o porque los desaniman. Y lo hacen justo quienes deberían tomárselos en serio”.
El tercer consejo es acercarse al tipo de vida que atrae para verificar si se está capacitado para ponerla en práctica, y luego, tomar una decisión.
P. ANTONIO MARIA SICARI - “La vocación se forja siempre en la compañía correcta y en la fidelidad. Otros consejos son tener una ayuda, una guía paterna o materna. Y sobre todo no dar vueltas entre distintas vocaciones, ya sean de personas, situaciones o ambientes. Y también comenzar cuanto antes, cuanto antes, a verificar la vocación”.
En las historias de los santos que ha escrito siempre hay una respuesta generosa a la propuesta de Dios.
Pero además, no faltan los momentos de crisis o duda. Por eso, la clave está en regresar siempre al recuerdo de aquellos momentos en los que se forjó la llamada que cambió la vida.
Rome Reports