Con estas palabras Francisco declaró oficialmente santa a la Madre de los pobres.
"Declaramos y definimos santa a la beata Teresa de Calcuta y la inscribimos en el libro de los Santos”.
Dos religiosas llevaron una reliquia de la nueva santa. La base está hecha con hierro sucio y sin pulir, que es como la sociedad ve a los pobres a quienes tanto amó Madre Teresa.
De la nueva santa el Papa recordó su trabajo a favor de la vida de los que no han nacido y de los marginados.
"Se ha comprometido en la defensa de la vida proclamando incesantemente que 'el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre'. Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos”.
La propuso como modelo para quienes trabajan como voluntarios o como empleados en obras de ayuda a los demás.
"Esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión. Madre Teresa amaba decir: 'Tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír'”.
A la ceremonia sólo han podido asistir dos monjas de cada demarcación de la Orden que Madre Teresa fundó. La mayoría de las 5.000 religiosas con que cuenta la Orden han visto la ceremonia desde sus casas.
Sí que había quince delegaciones oficiales, enviadas, como la americana presidida por la alto cargo de la Casa Blanca, Lisa Monaco o la española, presidida por la madre del rey de España, la reina Sofía.