Con las campanas sonando de fondo en la basílica, Francisco se convertía en el primer peregrino de este Año Santo. Un momento de gran expectación, ya que se esperaba que el papa abriese la puerta de pie, como hizo en 2015.
El pontífice de 88 años estuvo resfriado días antes, pero eso no le impidió estar presente en esta misa del gallo, a pesar de las bajas temperaturas en Roma.
De hecho, pronunció una homilía de unos 10 minutos en esta celebración, que da la bienvenida a la navidad.
FRANCISCO
Con la apertura de la Puerta Santa damos inicio a un nuevo Jubileo. Cada uno de nosotros puede entrar en el misterio de este anuncio de gracia. En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti!
Francisco no se ha olvidado en esta misa tan importante de los conflictos que asolan el planeta.
FRANCISCO
Esta es la señal para redescubrir la esperanza perdida, para renovarla en nosotros, para sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y de nuestro mundo sin demora. Y hay tantas desolaciones en este tiempo. Pensamos en las guerras, en los niños asesinados, en las bombas sobre escuelas y hospitales.
La misa se ha dado por concluida con Francisco llevando a Jesús al pesebre. Allí un grupo de niños vestidos con trajes tradicionales estuvo adorando al Niño. Le llevaron flores y así dio comienzo uno de los días más importantes para los católicos: la Navidad