Dos sacerdotes católicos chinos del área eclesial llamada “clandestina” fueron detenidos con la fuerza por funcionarios del gobierno y por agentes de la policía el pasado domingo 22 de marzo. Se encontraban celebrando la liturgia dominical en una casa privada en la ciudad de Mudanjiang, a 350 kilómetros al sur de Harbin, en la provincia del noreste chino de Heilongjiang.
El padre Quan Xiaoyun y el padre Cao Jianyou, de la comunidad “clandestina” de Mudanjiang, fueron acusados de llevar a cabo «actividades religiosas ilegales en un lugar de culto no autorizado», según lo que indicó la Agencia UcaNews. Según fuentes de la misma agencia, los agentes hicieron irrupción en la casa mientras se desarrollaba el rito religioso y detuvieron a los dos sacerdotes con la fuerza. Uno de ellos no habría tenido ni siquiera el tiempo de recoger sus pertenencias. Los dos sacerdotes fueron conducidos a una estación de policía en el distrito de Aimin, en donde fueron sometidos a un largo interrogatorio antes de ser transferidos a una localidad desconocida.
La “casa de oración” en donde se verificó la detención, había recibido avisos por parte de los funcionarios locales de la administración estatal para los asuntos religiosos (SARA), cuyo líder, poco antes del Año Nuevo chino, había dicho a otro sacerdote que no desempeñara actividades pastorales en la ciudad de Mudanjiang.
Los católicos de la región expresaron consideraciones significativas incluso en relación con los tiempos de la intervención de las fuerzas de policía, que interrumpieron brutalmente una tranquila e inofensiva función religiosa durante el “tiempo fuerte” de la Cuaresma, en un periodo histórico en el que se multiplican signos de nuevos contactos para favorecer el diálogo entre el gobierno chino y la Santa Sede. Este diálogo podría comenzar con el pie derecho solo en un clima de recíproca confianza. «Nosotros», declaró a la UcaNews el padre Zhao Honghum, administrador apostólico de la diócesis de Herbin (no reconocido por el gobierno), «no nos esperábamos que sucedieran cosas de este tipo en un momento en el que los medios de comunicación se han concentrado en las relaciones entre China y el Vaticano… nosotros estamos rezando para que China y el Vaticano sean capaces de establecer relaciones diplomáticas excelentes y saludables. Yo –añadió Zhao con una referencia implícita a la contradicción que representa la detención de dos sacerdotes– no comprendo las intenciones del gobierno».