Ahora, una película presentada en la filmoteca vaticana junto al general de la Compañía de Jesús sigue muestra el camino que hizo san Ignacio tras ser herido en la batalla.
Y ahí tuvo una conversión. Y llegó espiritualmente a la conclusión de que tenía que dejar las armas y servir a Dios. Entonces dijo: “Voy a ir de peregrino a Tierra Santa”. Y para ir de Tierra Santa, tenía que ir de Loyola, en Guipúzua, hasta Barcelona, coger un barco, llegar a Roma y de Roma ir a Tierra Santa.
JORDI ROIGÉ
Director de “El camino ignaciano”
El documental cuenta la historia de cuatro peregrinos guiados por Josep Lluís Iriberri, jesuita y director de la Oficina del Peregrino del Camino Ignaciano. Cada uno tiene una motivación diferente para hacer el viaje y experimentará una transformación interior.
Los protagonistas tienen varios trasfondos religiosos. Entre ellos está Mbassa, una mujer musulmana proveniente de Senegal. Los responsables de la película quieren dejar claro que el ignaciano es un camino para todos.
También hemos huido del concepto de entrevista formal. Es decir, los peregrinos hablan entre ellos.
Al principio no se conocen, no tienen confianza. Y después van adquiriendo toda esa confianza. Y también un compromiso de los unos con los otros. Complicidades...
La película no busca ser tanto un filme espiritual sino promocionar el camino ignaciano. También para quienes solo quieran hacer deporte. Solo necesitan un mes para completarlo. Jordi Roigé ha querido transmitir lo mejor del camino con toda su sensibilidad.
Una película que yo digo que es una película artesanal. Artesanal en el mejor sentido y en el sentido noble de la palabra, hecho con las manos y con el corazón.
Hay mucha cultura, mucha arquitectura, mucho Patrimonio, mucha gastronomía, buen vino, buena comida, mucha naturaleza...
Son muchos los motivos para seguir los pasos del creador de los ejercicios espirituales. Y solo hay un riesgo: no salir del camino igual que como se entró en él.