Efectivamente, nos encontramos con factores extrínsecos y con factores intrínsecos al propio cristianismo. Entre los primeros se puede decir que el cristianismo se beneficia de los elementos que cohesionaban el Imperio Romano, a partir de Augusto.
En primer lugar, hemos de mencionar la paz que establece este emperador, apoyada por treinta legiones que protegen las fronteras de sus vastos dominios. Después, podemos aludir a la facilidad de comunicaciones que unía los territorios más alejados con el corazón del Imperio. Una excelente red de calzadas terrestres unida al Mar Mediterráneo, al que llamaban Mare nostrum, constituía una especie de inmensa autopista que comunicaba entre sí los grandes centros comerciales de la época.
Otro factor muy valioso fue la lengua griega en versión popular, el griego de la koiné, que era como el inglés en la actualidad, y permitía circular y hacerse comprender en todos los centros urbanos de la oikumene. Es verdad que en algún caso particular los evangelizadores cristianos tuvieron que usar “un dialecto bárbaro”, como hizo S. Ireneo de Lyon para evangelizar a los galos, pero esto era menos frecuente.
Con todo, el motor principal de la expansión cristiana es el dinamismo que se encuentra ínsito en el mismo mensaje cristiano. Así pues, del interior del mismo mensaje saldrían esos factores intrínsecos.
Sin dudarlo le diría que el punto de arranque es la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Piense que en ese día, tras la predicación de S. Pedro, se convierten tres mil de sus oyentes. Es decir, el mero hecho de la conversión lleva consigo compartir el don recibido con otras personas más cercanas.
Tal vez, sin exagerar, se podría afirmar que en estas primeras etapas de la vida cristiana hay tantos apóstoles como fieles. La predicación se extiende ella sola casi por todas partes, la mayor parte de las veces, por la actividad de gentes desconocidas. El impulso interior de hacer partícipes a otras personas de la fe cristiana era y es una consecuencia inmediata de la recepción del bautismo.
Tenemos un testimonio muy expresivo de esto que decimos en un tratado que escribe S.Cipriano, a mediados del siglo III, dirigido a un amigo suyo pagano de nombre Demetriano, en el que le cuenta su propia experiencia de conversión, las dificultades y dudas que hubo de superar y cómo cambió su vida totalmente al recibir el bautismo. Dirá con toda sencillez: “al instante se aclararon las dudas de modo maravilloso… y comprobé que era cosa de Dios lo que ahora estaba animado por el Espíritu Santo” (Ad Demetrianum, 4).
En absoluto. En los escritos del Nuevo Testamento aparecen destacadas las actuaciones de algunos Apóstoles, como S. Pedro, S. Pablo y S. Juan, pero también se menciona a una multitud de fieles, cuyos nombres han llegado hasta nosotros.
En la Didaché, que es un escrito cristiano de finales del siglo I, se habla de unos cristianos corrientes que llevan una vida itinerante, de ciudad en ciudad, comunicando el mensaje de Jesús a todo aquel que quisiera oírles.
De estos cristianos nos hablará también Orígenes en el siglo III, cuando escribe: “Los cristianos no desaprovechan nada de lo que está en su mano para extender su doctrina en el universo entero. Para conseguirlo los hay que se han dedicado a ir de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, para llevar a los demás al servicio de Dios” (Contra Celso, III, 9).
Es decir, como ya hemos indicado anteriormente, todos los fieles se sienten llamados a realizar una tarea apostólica, aunque algunos se comprometían más especialmente a llevarla a cabo.
Se puede decir que el trabajo apostólico de las mujeres en la Antigüedad cristiana tuvo una importancia extraordinaria. Un índice de la relevancia que tuvieron es la crítica que manifestaron por este motivo algunos paganos ilustres, como Plinio, Celso y Porfirio, que hacen un derroche de ironía contra el cristianismo, al reconocer la rápida profusión de conversiones entre las mujeres.
Desde los orígenes cristianos, la mujer desempeña un papel insustituible en la difusión evangélica. Un ejemplo, podía ser el de Priscila, que evangeliza a Apolo, según nos narra S. Lucas (Hch 18, 26). Clemente de Alejandría describe el papel de estas cristianas, que ayudaban a los primeros Apóstoles y que son las únicas que pueden entrar en los gineceos, servir de intermediarias y llevar a esas estancias la doctrina liberadora del Señor (Stromata, III, 6, 53).
En la literatura apócrifa cristiana encontramos los Hechos de Pablo y Tecla, que son una especie de novela histórica del siglo II, cuyo anónimo autor narra el protagonismo de Tecla y la presenta como la evangelista del Apóstol entre las mujeres. Los ejemplos podrían multiplicarse.
Lo que llama más la atención es la coherencia de su vida, justamente la antítesis de lo que actualmente se considera como “lo políticamente correcto”. Tenga usted en cuenta que el ambiente cultural-religioso de la época era muy sincrético y relativista, especialmente en el siglo II, en el que muchos paganos vivían una especie de religión a la carta. El contraste con la vivencia cristiana era muy fuerte y los apologistas cristianos subrayan esta coherencia.
Podemos traer a colación lo que dice Atenágoras para salir al paso de una calumnia contra los cristianos que los acusaban de asesinato y antropofagia: “¿Cómo podemos matar, los que ni siquiera queremos ver matar [alusión a la crueldad de los combates del Coloseo] para no mancharnos con tal impureza? Al contrario, nosotros afirmamos que los que practican el aborto cometen homicidio y habrán de dar cuenta a Dios del aborto…Nosotros somos siempre y en todo consecuentes y acordes con nosotros mismos” (ATENÁGORAS, Leg., 35).
La ejemplaridad en vivir las virtudes cristianas, sobre todo la caridad, tiene sin duda una gran fuerza de atracción, que es detectada por los paganos. A ella alude Tertuliano en su célebre Apologeticum cuando escribe: “Pero es precisamente esta eficacia del amor entre nosotros, lo que nos atrae la odiosidad de algunos, pues dicen ‘Mira como se aman’, mientras ellos sólo se odian entre sí” (TERTULIANO, Apologeticum, XXXIX, 1-7).
Esta cuestión requeriría bastante más espacio del que disponemos en este momento para una entrevista. Detrás de las persecuciones romanas contra el cristianismo se esconde toda una concepción de la ciudadanía política estrechamente unida a los dioses protectores de la ciudad y al culto al numen del emperador. Se puede decir que los cristianos no rinden ningún tipo de culto a unos dioses que son falsos por naturaleza, porque sólo admiten la existencia de un único Dios.
Pero, si volvemos al tema de la coherencia cristiana, nos encontraremos que el martirio es el supremo testimonio que puede dar un cristiano. Y qué duda cabe que ese testimonio tendrá también un valor de ejemplaridad, que moverá a otros a hacerse cristianos.
Este será el caso de un soldado, llamado Basílides, que acompañó a la ejecución a una cristiana, de nombre Potamiena, que mostró hacia ella una mayor compasión y humanidad ante las insolencias del populacho. Y ella en agradecimiento le dijo que pediría al Señor por su conversión, cosa que aconteció unos días más tarde. Al declararse cristiano, fue denunciado y condenado a muerte. (EUSEBIO DE CESAREA, Historia eclesiástica, VI, 5, 3-6).
Domingo Ramos-Lissón
Especialista en Historia de la Antigüedad Cristiana.
de la Universidad de Navarra
El auge del cristianismo en el imperio romano - La expansión de la Iglesia primitiva
La historicidad de Jesús de Nazaret está bien atestiguada; Además de los relatos confiables del evangelio en las Escrituras, numerosos autores seculares dentro de los 150 años de su vida lo mencionan. Por ejemplo, Thallus, Mara Bar-Serapion, Phlegon, Suetonio, Luciano de Samosata y Celso, todos hacen referencia a Jesús.
Además Josefo afirma que Jesús fue llamado el Cristo y que su hermano fue Santiago, Plinio el Joven señala que los cristianos adoraban a Jesús “como un dios” y Tácito escribió que Cristo, “sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato”.
En resumen, ningún historiador serio, cristiano o ateo, cuestiona la existencia de Jesús de Nazaret. Además de estas referencias directas, existen numerosos descubrimientos arqueológicos que afirman e iluminan detalles sobre la vida de Jesús tal como se registra en los evangelios. Aquí están los diez principales descubrimientos relacionados con Jesús.
En 1986, una severa sequía en Israel provocó que el nivel del agua del Mar de Galilea descendiera varios metros. Dos hermanos fueron a buscar objetos arqueológicos a lo largo de la costa noroeste y descubrieron el contorno de un barco antiguo en el lodo.
La frágil madera, expuesta por primera vez en 2000 años, requirió atención inmediata para retirarla de manera segura. Fue sumergido en un conservante químico durante 11 años antes de ser exhibido en un museo local.
El Barco de Galilea, o el “Barco de Jesús”, como se le llama popularmente, tiene aproximadamente 27 pies de largo, 7.5 pies de ancho y 4 pies de profundidad, y habría acomodado una tripulación de hasta 15 hombres. 5 Las pruebas de carbono-14 lo fecharon en el 40 a. C., más o menos 80 años (120 a. C. a 40 d. C.).
En resumen, la barca puede haber estado en uso durante la época de Jesús, y ciertamente era típica del estilo de embarcación que habrían usado pescadores como Pedro, Andrés, Santiago y Juan (Mc 1, 16-20). En el Nuevo Testamento, leemos de Jesús cruzando el Mar de Galilea en tales barcos (Lc 8,22), e incluso enseñando desde un barco cuando la orilla estaba demasiado llena de oyentes (Mt 13,2-3).
El barco de Galilea es el único barco antiguo jamás descubierto en el Mar de Galilea y nos ayuda a comprender los tipos de barcos en los que viajaban Jesús y sus discípulos.
Mateo registra que Jesús “recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos y proclamando el evangelio del reino” (Mt 4,23) y Lucas afirma que la costumbre de Jesús era ir a las sinagogas los sábados (Lc 4,16).
Si bien algunos eruditos han sugerido que la sinagoga no surgió hasta después de la destrucción del templo en el año 70 d. C., y que las referencias a las sinagogas en los evangelios son anacrónicas, la arqueología ha demostrado lo contrario.
En Juan 9, Jesús sanó a un hombre ciego poniéndole barro en los ojos e indicándole que se lavara en el estanque de Siloé. Muchos turistas han visto la famosa “Piscina de Siloé” bizantina en Jerusalén, la que construyó la emperatriz Eudocia en el siglo V para conmemorar el milagro. Está ubicado al final del Túnel de Ezequías , el acueducto que trae agua desde el manantial de Gihón a la ciudad.
En 2004, la piscina de Siloé del primer siglo fue descubierta accidentalmente durante las reparaciones de un sistema de drenaje. Se llamó a los arqueólogos Eli Shukron y Ronny Reich para que excavaran y desenterraran una gran piscina que tenía al menos 20 escalones que bajaban desde el nivel de la calle hasta la piscina.
La cerámica de un extremo de la piscina se usó para fecharlo en el siglo I d . C. Dado que estaba en el lugar exacto en el que los eruditos habían creído durante mucho tiempo que se encontraba el estanque real de Siloé, a solo 70 metros del estanque bizantino, y que databa de la época de Jesús, se identificó como el estanque real de Siloé donde el ciego se había lavado para recibir sanidad.
Jesús se encontró con una mujer samaritana en el pozo de Jacob, cerca de Sicar, y le reveló que él era el Mesías (Jn 4, 25-26). Hoy, un antiguo pozo ubicado al pie del monte Gerizim (Jn 4:20) justo al sur del pueblo de Askar (antigua Sicar) es identificado unánimemente como el pozo de Jacob por todas las tradiciones: judía, samaritana, cristiana y musulmana.
Un relato de un peregrino del año 330 dC también lo identifica como el pozo que visitó Jesús.
El arqueólogo francés Andre Parot describió una vez el agua del pozo como “fresca y de sabor agradable… extraída de una profundidad de 128 pies”. Hoy, una iglesia ortodoxa griega se encuentra sobre el pozo.
Si bien muchos sitios turísticos modernos en Israel son de dudosa autenticidad, casi todos los eruditos están de acuerdo en que la ubicación real del Pozo de Jacob es donde Jesús se encontró con la mujer samaritana y le ofreció "agua viva" (Jn 4:10).
Los evangelios registran que Jesús y sus discípulos pasaron un tiempo considerable en el Templo de Jerusalén . Varios descubrimientos arqueológicos se relacionan con el Templo judío del primer siglo.
Un tramo de escaleras de 61 metros de ancho conducía a las entradas principales del complejo del Templo; la parte más oriental de esta escalera ha sido desenterrada con escalones cortos y largos alternados. Jesús probablemente usó estos escalones del sur muchas veces.
Dentro del complejo del templo estaba ubicado el patio de los gentiles, un patio que era el área más cercana a la que los gentiles y las personas ritualmente impuras podían llegar al templo mismo.
Josefo registra que entre este patio y los patios interiores del recinto del templo había un muro en el que había señales de advertencia tanto en griego como en latín que prohibían a los extranjeros ir más allá de ese punto bajo pena de muerte.
En 1871, se descubrió una losa de piedra caliza con una inscripción de advertencia de siete líneas, la misma descrita por Josefo. Jesús y sus discípulos habrían pasado por delante de estas inscripciones de advertencia muchas veces.
Finalmente, se ha descubierto una calle herodiana con tiendas a lo largo del costado a lo largo del extremo sur del Muro de los Lamentos. La calle misma está torcida por las enormes piedras, que aún yacen donde cayeron cuando los soldados romanos las arrojaron desde el Monte del Templo en el año 70 d. C. Los escombros son un recordatorio vívido de la profecía de Jesús de que las hermosas piedras de los edificios del templo ser derribado (Mt 24,2).
Caifás fue el sumo sacerdote que presidió el juicio de Jesús según los evangelios (Mt 26, 3, 57; Lc 3, 2; Jn 11, 49). El historiador antiguo, Josefo, registra que el nombre completo de Caifás era José Caifás.
Parece que fue conocido principalmente por su apellido, Caifás, de la misma manera que muchos de los hijos de Herodes eran simplemente conocidos como Herodes (es decir, Herodes Antipas, Herodes Arquelao, etc.).
En 1990, un equipo de construcción estaba construyendo un parque acuático cerca de Jerusalén cuando su excavadora atravesó el techo de una tumba del primer siglo.
Se llamó a los arqueólogos y descubrieron una variedad de osarios (cajas de huesos utilizadas en el primer siglo), incluido uno adornado que tenía inscrito el nombre "José, hijo de Caifás". En el interior estaban los huesos de seis personas, incluidos los de un hombre de 60 años que los estudiosos creen que son los restos del propio Caifás.
Los cuatro evangelios declaran que el gobernador romano, Poncio Pilato , sentenció a Jesús a muerte por crucifixión. Si bien su historicidad nunca ha estado realmente en duda (escritores antiguos, como Josefo, Tácito y Filón, además de los relatos de los evangelios, lo mencionan), la evidencia arqueológica de su existencia se descubrió en Cesarea Marítima en 1961.
Las excavaciones cerca del anfiteatro revelaron un bloque de piedra caliza inscrito con una dedicatoria a Tiberio César de "Poncio Pilato, Prefecto de Judea".
La piedra de Pilato confirma que Pilato era el prefecto de Judea, gobernando como describen los escritores de los evangelios. Además, en 2018, se limpió, fotografió y analizó un anillo de cobre que había sido desenterrado durante las excavaciones de 1968-69 en Herodium, lo que reveló la inscripción griega "de Pilatus".
Anillos como este eran comunes entre los soldados romanos, y dado que el nombre de Pilato es poco común, muchos creen que el anillo alguna vez fue propiedad de Poncio Pilato o de uno de sus sirvientes. La Piedra de Pilato y el Anillo de Pilato proporcionan evidencia arqueológica del prefecto romano, Poncio Pilato, quien entregó a Jesús para que lo crucificaran.
Existe amplia evidencia literaria de las crucifixiones romanas (es decir, Josefo, Plauto, Senneca). La evidencia arqueológica de la crucifixión romana se descubrió en 1968.
Ese año, un equipo de construcción excavó accidentalmente varias tumbas en el noreste de Jerusalén. Dentro de las tumbas había varios osarios, incluido uno con la inscripción del nombre Jehohanan (Yehohanan), que contenía los restos óseos de un hombre adulto, incluido el hueso del talón con un clavo aún incrustado.
El antropólogo que examinó los restos determinó que Johanán tenía unos veinte años cuando fue crucificado en el primer siglo (ca. 7-66 d. C.). Estudios posteriores han revelado que Johanán probablemente había sido crucificado con una pierna a cada lado de la cruz y el clavo clavado de lado a través de su talón.
El calcañar del hombre crucificado afirma la descripción de la crucifixión de Jesús en las Escrituras. Además, contrarresta las objeciones de los críticos que han argumentado que Jesús habría sido arrojado a una fosa común para criminales en lugar de haber sido dignificado con un entierro adecuado. Ahora vemos que los seres queridos de una víctima crucificada podrían recuperar el cuerpo y prepararlo para enterrarlo en una tumba familiar.
Hay tres tumbas en Jerusalén que supuestamente son el lugar de descanso final de Jesús. El sitio con el testimonio más antiguo de ser la tumba de Cristo se encuentra dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. La investigación arqueológica ha demostrado que este sitio era un cementerio judío en una antigua cantera de piedra caliza fuera de los muros de Jerusalén en el momento de la muerte de Jesús. 23 Esto se alinea con la descripción bíblica de la tumba en la que Jesús fue colocado fuera de los muros de la ciudad (Mt 27:39, Heb 13:12).
Eusebio escribió que el emperador Adriano (siglo II) construyó una gran plataforma sobre la cantera y construyó un templo a Venus/Afrodita sobre la tumba de Cristo. Jerónimo afirmó esto y dijo que el templo estuvo allí hasta la época de Constantino.
Eusebio también escribió que, durante su vida (siglo IV), el emperador Constantino destruyó el templo romano y excavó a través del relleno de la plataforma de Adriano hasta encontrar la tumba de Cristo. Luego hizo construir una nueva estructura (la Iglesia del Santo Sepulcro) alrededor de la tumba. La Iglesia del Santo Sepulcro ha sido restaurada y reconstruida varias veces desde su construcción.
Durante las recientes restauraciones del edículo (el santuario que rodea los restos de la antigua tumba), los expertos retiraron la losa de piedra caliza que cubría el lecho funerario de la tumba por primera vez en casi 500 años.
Se analizaron muestras de mortero de la estructura que rodea la tumba, lo que confirmó que se construyó a mediados del siglo IV y luego se reconstruyó la capilla de los cruzados en la Edad Media, lo que confirma la antigua historia escrita del sitio. El arqueólogo John McRay resumió:
“Aunque la prueba absoluta de la ubicación de la tumba de Jesús permanece fuera de nuestro alcance, la evidencia arqueológica y literaria temprana es un argumento fuerte para quienes la asocian con la Iglesia del Santo Sepulcro”.
La Inscripción de Nazaret es un edicto de César inscrito en una losa de mármol que impone la pena de muerte en Israel a cualquier persona sorprendida moviendo cuerpos de tumbas familiares, y específicamente "tumbas de sellado de sepulcros", como en la que fue enterrado Jesús.
Fue adquirido por Wilhelm Froeher en 1878, quien registró que procedía de Nazaret y finalmente traducida y publicada por el erudito francés M. Franz Cumont en 1930. La inscripción griega probablemente data del reinado de Claudio (41-54 d. C.) y parece estar dirigida a una audiencia judía.
Es bastante extraordinario que César sintiera la necesidad de hacer tal pronunciamiento; si bien era común en la antigüedad que los ladrones de tumbas saquearan las tumbas para robar los objetos de valor, nunca los cuerpos.
Por supuesto, Las Escrituras registran que los líderes judíos difundieron deliberadamente la mentira de que los discípulos de Jesús habían robado el cuerpo (Mt 28:13-15) para explicar el hecho de que la ofrenda estaba vacía después de que Jesús resucitó de entre los muertos. Este informe probablemente llegó al emperador romano, quien habría visto a la nueva secta cristiana como un movimiento anti-romano peligroso.
Un análisis reciente de la tablilla de mármol de la que está hecha la inscripción de Nazaret determinó que probablemente provenía de la isla griega de Kos (Cos). Los autores del estudio han sugerido un contexto histórico diferente, aunque, como señaló el historiador Dr. Clyde Billington en una entrevista reciente , existen serios problemas con su hipótesis.
Después de estudiar en profundidad la Inscripción de Nazaret, concluye:
“El contexto de la Inscripción de Nazaret prueba claramente que fue escrita para judíos y no para gentiles, y que casi con certeza fue emitida por Claudio en respuesta a la historia de la resurrección de Jesús. de Nazaret, Rey de los Judíos.”
Cada uno de estos descubrimientos está relacionado con Jesús de alguna manera, ya sea representando un lugar que visitó o personas con las que interactuó o un evento central en su vida. Juntos indican que los escritores de los evangelios bíblicos registraron con precisión los acontecimientos de la vida de Cristo.
Si podemos confiar en los detalles históricos que describieron, creo que podemos confiar en su registro de las enseñanzas de Jesús. Una vez declaró: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Jn 14,6). También dijo a sus discípulos que en su nombre se predicaría el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones (Lc 24,47). Esta es la Buena Noticia que sus seguidores proclaman desde hace casi 2000 años.
El 28 de febrero de 2013, 17 días después de sorprender al mundo con su renuncia, el pontífice alemán se retiró en la residencia papal de verano, para retirarse durante el periodo de Sede Vacante. Ese mismo día, fue sellado el apartamento pontificio.
En su último día de pontificado, Benedicto XVI tuvo un intenso programa. Por la mañana saludó a los cardenales presentes en Roma en la Sala Clementina del Vaticano. En aquel encuentro recordó que la Iglesia “es de Cristo” y “no es una institución sino una realidad viviente”. Asimismo exhortó a los cardenales a pedir al Espíritu Santo sentirse “plenamente dóciles en la elección del nuevo Papa”. Allí mismo, Benedicto XVI prometió “obediencia al nuevo Papa”.
Por la tarde, a las 16,45, en el patio San Damián en el Vaticano saludó a algunas otras autoridades y a sus colaboradores de la Secretaría de Estado, mientras un piquete de la Guardia Suiza le rindió los honores.
En coche se dirigió al helipuerto vaticano, situado a unos 800 metros de distancia, donde hizo los últimos saludos y desde allí voló en helicóptero hasta Castel Gandolfo, tras 15 minutos de vuelo. Benedicto XVI se quedó allí un par de meses. Después regresó al monasterio Mater Ecclesiaeen el Vaticano, donde reside desde hace dos años. Al llegar a Castel Gandolfo, el papa emérito fue recibido por la autoridades locales de la ciudad y por el obispo de la diócesis, Marcello Semeraro. Después se asomó al balcón y pronunció sus últimas y emotivas palabras como Pontífice
A las 20 horas del 28 de febrero de 2013 Benedicto XVI dejó de ser papa. Desde este momento se llama papa emérito Benedicto XVI y usa hábito talar blanco, o sea sotana blanca, sin la esclavina o pequeña capa que cubre los hombros.
La Guardia Suiza cerró las puertas del castillo de Castel Gandolfo y dejaron de ejercer sus funciones en este tiempo en la residencia temporal de Benedicto XVI, pues ya no había Papa a quien custodiar y entró en función la Gendarmería del Vaticano.
En su última audiencia general, el día anterior a su despedida, Benedicto XVI recordó en la catequesis que cuando el 19 deabril de hace casi ocho años aceptó asumir el ministerio petrino, “tuve esta firme certeza que siempre me ha acompañado: la certeza de la vida de la Iglesia por la Palabra de Dios”. Además, afirmó que en estos años “nunca me he sentido solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino; el Señor me ha puesto cerca a muchas personas que, con generosidad y amor a Dios y a la Iglesia, me han ayudado y han estado cerca de mí”.
Y deseó que su saludo y su "agradecimiento llegara además a todos: el corazón de un Papa se extiende al mundo entero”. Benedicto XVI explicó que “en estos últimos meses, he notado que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me iluminara con su luz para tomar la decisión más adecuada no para mi propio bien, sino para el bien de la Iglesia”.
De este modo, estos dos últimos años el papa emérito ha vivido retirado del mundo, dedicado a la oración. En algunas ocasiones ha participado en actos públicos y así lo hemos podido ver en los dos consistorios de creación de nuevos cardenales, en la Jornada por la Tercera Edad o el día que pasará a la historia como el día de los cuatro papas, la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.
Según las fuentes más acreditadas, Crisógono fue un soldado romano que se convirtió al cristianismo y se hizo sacerdote. En Roma, sin embargo, había ejercido el cargo de Vicario durante dos años, por lo que en lugar de ser arrestado a causa de la persecución de Diocleciano, fue confinado en la casa del noble Rufino que gracias a Crisógono había recibido la Buena Nueva de Jesús muerto y resucitado logrando también la conversión de toda su familia a la fe cristiana.
Al santo se le atribuye también el haber anunciado el evangelio de Jesucristo a Anastasia, hija del ilustre Pretestato y esposa de Publio, que la había segregado en su propia casa a causa de su fe en Cristo.
Anastasia, que con la ayuda de un viejo sirviente se las arreglaba para escapar de casa de vez en cuando para llevar consuelo y alimientos a los prisioneros cristianos, inició una correspondencia epistolar con Crisógono, que la animó a seguir dando testimonio de su fe firme y de su eximia caridad.
Por orden del emperador, Crisógono fue enviado a Aquilea, donde se le ofreció la prefectura y el consulado con la condición de que dejara de evangelizar y aceptara abjurar de su fe, pero él, por supuesto, se negó y fue condenado a ser decapitado. La sentencia se ejecutó el 24 de noviembre de 303 en Acquae Gradatae, un lugar atravesado por la Vía Gemina, a unas doce millas de la ciudad.
Una leyenda muy fantasiosa añade que su cuerpo, abandonado a orillas del mar, fue recuperado por tres mujeres cristianas, Quione, Agapé e Irene, que vivían no muy lejos asistiendo al viejo sacerdote Zoilo en una propiedad llamada Ad Saltus, donde le dieron al santo mártir una honrosa sepultura.
Según otra leyenda, Crisógono era en cambio oriundo de Aquilea y amigo de los hermanos Cancio, Canciano y Cancianila, que también fueron santos mártires bajo Diocleciano. Finalmente, según otras fuentes, Crisógono habría sido el obispo de la ciudad de Aquilea, que vivió entre finales del siglo III y principios del IV.
Es claro que las distintas fuentes con las que se ha compuesto la biografía de san Crisógono no coinciden, pues añaden o excluyen detalles poco compatibles. Lo único cierto es que efectivamente fue martirizado por odio al evangelio de Cristo, por orden de Diocleciano, en Aquilea en el año 303.
Se incluye entre los 12 santos mártires después de los apóstoles del Comunicantes en la jerarquía de los "clérigos": Lorenzo, gran mártir romano, diácono, y Crisógono, sacerdote u obispo. Dice el Jungmann: "Como clérigo se presenta San Crisógono, por lo menos en la leyenda (J. P: Kirsch, Chrysogonus: LTHK II, 949ss)".
Es introducido en el canon por san Gregorio Magno: "San Crisógono", el mártir legendario, a quien se identificaba con el fundador de una de las iglesias titulares de Roma del mismo nombre (todo apunta, que es el Obispo de Aquileya de principios del siglo III).
https://www.primeroscristianos.com/emperadores-persecucion-cristianismo/
La Lista Mundial de la Persecución (LMP) clasifica anualmente a los 50 primeros países donde los cristianos se enfrentan a la persecución más extrema. Explora los perfiles de cada país para encontrar más información sobre su situación individual, historias conmovedoras y peticiones de oración específicas. Además podrás ver de qué manera puedes unirte a tu familia de la iglesia perseguida en oración y respuesta.
Explora los perfiles de los países de la LMP para encontrar información, historias y peticiones oración de cada uno de ellos; así como maneras en las que puedes apoyarles en oración y acción. Sobre la Lista Mundial de la Persecución.
Hay muchas definiciones de la persecución. Para la Lista Mundial de la Persecución optamos por una definición amplia que tiene en cuenta tanto la dimensión visible de la violencia física como la parte menos visible de la persecución y que afecta a diferentes ámbitos de la vida cristiana (ámbito privado, ámbito familiar, ámbito social, ámbito de iglesia y ámbito nacional).
Un cementerio más que una tumba. El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Gaza anunció el 31 de enero con un comunicado de prensa en Facebook , el descubrimiento de una “tumba de la época romana” en el norte del enclave palestino . El sitio está ubicado exactamente al oeste de la ciudad de Beit Lahia, 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Gaza.
Un arqueólogo independiente informado del hallazgo, sin embargo, dijo a la agencia Associated Press , de forma anónima (porque no estaba autorizado a comentar), que las fotos que tomó y examinó sugieren que se trata más bien de un cementerio tardorromano o primitivo, bizantino, es decir , del período comprendido entre los siglos V y VII d.C Además, las fotos "indican que hay un templo romano o una iglesia bizantina cerca", dijo el investigador a la agencia de noticias estadounidense, esperando así que haya nuevos hallazgos en el lugar.
El descubrimiento del cementerio de Beit Lahia se produce unos cuatro años después del de un pequeño complejo funerario antiguo de nueve tumbas, en Beit Hanoun, en el noreste de la Franja de Gaza. Este yacimiento, probablemente también de la época romana, había sido encontrado por un residente de Gaza en su jardín tras las lluvias torrenciales que excavaron una cavidad hasta el punto de dejar al descubierto las tumbas.
El cementerio de 1.600 años de antigüedad fue desenterrado con palas excavadoras de un sitio de construcción abierto para un proyecto de vivienda financiado por Egipto. Una vez que se dio a conocer el descubrimiento, el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Gaza dijo que su personal acudió de inmediato al sitio y realizó exámenes preliminares.
Se recuperaron objetos encontrados en el lugar y se informó al Ministerio de Obras Públicas y Construcciones para interrumpir los trabajos donde se encontraron restos de tumbas arqueológicas, solicitar cerco de la zona.
El ministerio también subrayó que se ha formado un comité especializado "para estudiar los hallazgos arqueológicos, identificar su naturaleza y valor histórico y formular recomendaciones adecuadas para la gestión del sitio descubierto".
Lamentablemente, según medios locales, el sitio ya había sido parcialmente visitado y saqueado en las semanas previas a la llegada de las autoridades. Mohammed Asad, un reportero gráfico que reside en la Franja de Gaza, informó haber visto a varios propietarios de carros tirados por burros sacando piedras del sitio.
Los residentes locales dijeron que se encontraron hallazgos arqueológicos, incluida cerámica y una losa de sarcófago, en el lugar una semana antes del anuncio del ministerio, según Associated Press .
Una suerte similar corrió, entre 2013 y 2020, en el cementerio romano de Rawamina, en la ciudad de Jabalia, también en el norte de la Franja de Gaza, debido a la falta de atención y vigilancia policial...
Un periodista independiente de Gaza, Amjad Yaghi, se preguntó por qué no se inspeccionó el sitio antes de asignarlo a un proyecto inmobiliario egipcio, dado que el área es conocida desde el punto de vista arqueológico. El periodista dijo a la edición francesa de Terrasanta.net que
«La historia de Gaza es muy importante para la humanidad y para el patrimonio cultural mundial. Gaza necesita personal extranjero para descubrir las antigüedades, porque el personal especializado local carece de equipos, herramientas y habilidades modernas, tras el cierre de Gaza al mundo exterior».
Durante la antigüedad, Gaza fue objeto de varias dominaciones sucesivas. Después de los faraones egipcios y los griegos, Gaza y su región fueron anexadas a la provincia romana de Siria. En el siglo I dC, Gaza era conocida como el punto de partida de las caravanas de incienso de los nabateos.
Alrededor de 250, el cristianismo comenzó a extenderse y Gaza siguió siendo próspera bajo el dominio de los bizantinos. En 618 y 629 fue ocupada por los persas sasánidas. Fue reconquistada por las tropas del emperador romano oriental Heraclio I (610-641), pero cayó en manos musulmanas en el 637.
https://www.primeroscristianos.com/una-iglesia-del-siglo-v-en-gaza-es-restaurada/
El Ministerio de Turismo y Antigüedades de la Franja de Gaza inauguró, después de 3 años de restauración, el yacimiento arqueológico que contiene la iglesia bizantina descubierta en la ciudad de Jabalia en 1997. El área arqueológica tiene una superficie de unos 800 metros cuadrados.
"Los trabajos de restauración y mantenimiento están bajo la supervisión del Ministerio Palestino de Turismo y Antigüedades, en colaboración con la organización francesa Première Urgence Internationale y gracias a la financiación del British Council, organismo británico para la promoción de las relaciones culturales".
La iglesia se remonta a la época del emperador bizantino Teodosio II, que reinó entre el 408 y el 450 dC. Desde su construcción, la zona ha sido utilizada como hogar por 24 emperadores bizantinos y 14 califas en época musulmana.
TAREQ ALAF, guía turístico:
"Es una iglesia de tres naves. Consta también de un pórtico central, el más grande, una zona bautismal y una sala de oración adosada a la iglesia."
El pavimento de la iglesia está formado por mosaicos decorados con diferentes motivos geométricos, florales y animales. Se ha restaurado también una pila bautismal en forma de cruz recubierta de mármol blanco. Además, en la zona se han descubierto 16 mosaicos en griego antiguo.
"Se trata de un proyecto que ha incluido la restauración de los mosaicos y el mantenimiento de las partes arqueológicas. Se han creado recorridos específicos para los visitantes y se ha reconstruido la cubierta de la iglesia tal y como debía ser en el siglo V d.C."
https://www.primeroscristianos.com/cementerio-tardorromano-gaza/
https://www.cmc-terrasanta.com/es
Las iglesias occidentales reconocerán que sus propias raíces son latinas, pero pocos de nosotros en esas congregaciones occidentales sabemos que nuestras raíces latinas son africanas.
Nos llamamos católicos romanos , y la ciudad de Roma fue sin duda preeminente en autoridad durante los primeros tres siglos de la historia cristiana. Los papas gobernaron desde Roma.
Pero la cultura religiosa en esa ciudad, como la cultura religiosa en casi todas partes al oeste de Tierra Santa, era griega. Los cristianos de Roma ofrecieron su liturgia en griego, al igual que los cristianos de Atenas.
En los negocios y conversaciones cotidianos, los romanos corrientes hablaban el idioma local, el latín, que era el dialecto nativo de la gente de la región del Lacio. Pero el griego siguió siendo el idioma de la actividad cosmopolita: el comercio internacional y la diplomacia, por ejemplo, y la fe católica.
Por extraño que parezca, fue lejos de la ciudad capital donde se desarrolló por primera vez una vigorosa cultura latina cristiana.
Cartago fue el gran centro administrativo y comercial de la provincia romana de África. Al final de una guerra que duró un siglo, Roma la anexó y la refundó como colonia romana. Los soldados y comerciantes italianos que se establecieron allí hablaban uno u otro dialecto del latín y estaban mucho menos interesados en el griego que sus gobernantes lejanos.
Cuando Roma se convirtió en un imperio, África emergió como una provincia clave, estratégicamente importante por razones militares y administrativas, pero también esencial como fuente de alimentos y otros bienes.
Cartago prosperó y desarrolló su propia cultura y estilo literarios distintivos. En los siglos antes de que se arraigara el cristianismo, África produjo al dramaturgo Terencio, al novelista Apuleyo, al historiador Suetonius, al retórico Fronto y al jurista Salvius Julianus, quienes compilaron la colección estándar de precedentes en el derecho romano.
La cultura intelectual de África era romana, pero también estaba influenciada por los pueblos púnico y bereber que reclamaban la tierra como hogar. Sin embargo, era descaradamente y sin reservas en latín.
No tenemos un conocimiento claro sobre el surgimiento del cristianismo en el África romana. La Iglesia aparece bastante repentinamente en los restos arqueológicos y documentales de finales de los años 100 d. C., y aparece completamente formada, próspera, con miembros de todas las clases sociales.
La prueba más antigua que tenemos es una transcripción de un juzgado civil de julio del año 180 d.C.
En ella se registra el interrogatorio de seis cristianos de la localidad númida de Scillium, y se hace referencia a seis de sus correligionarios que ya habían sido juzgados y declarado culpable.
De los 12 juzgados, siete eran hombres y cinco mujeres. Estaban alfabetizados. El magistrado observó que uno de ellos llevaba una cartera llena de libros y le pidió que identificara el contenido. Él respondió que eran libros de San Pablo, a quien llamó un “hombre justo”.
Los acusados se disculparon de manera firme pero cortés al responder a las preguntas del magistrado. Esto lo enfureció y rápidamente pronunció la sentencia. Ellos respondieron: “Hoy somos mártires en el cielo. Gracias a Dios." Los 12 fueron inmediatamente decapitados.
Los mártires de Scillitan poseían muchas de las cualidades que el mundo asociaría con el cristianismo del norte de África: intransigencia, inteligencia y un espíritu alegre y deportivo. También hablaban latín.
De este período, los comienzos de la literatura cristiana latina, las obras perdurables son casi todas de norteafricanos. Suyos son los libros más citados y antologados que representan el final del siglo II y la primera mitad del siglo III. En el lapso de una generación, Cartago produjo gigantes como Tertuliano, el Papa Víctor I, Santa Perpetua y San Cipriano.
Tertuliano fue el primero y el más grande. Sus obras marcan el comienzo de la teología en latín. Él acuñó la palabra "Trinitas", de la cual derivamos el inglés "Trinity". Popularizó el uso del término “sacramentum” para describir los misterios centrales de la religión cristiana.
Tertuliano fue prolífico y escribió con estilo, entusiasmo y actitud. Abogado de gran renombre, se convirtió en adulto del culto a los dioses romanos tradicionales.
Escribió obras de apologética, defendiendo la fe contra sus perseguidores. Compuso obras argumentando contra varias herejías. Publicó tratados y libros sobre temas morales y devocionales, y a menudo se le atribuye la invención del principio de la libertad religiosa.
Escribiendo en el año 197 dC, da testimonio de un cristianismo ya omnipresente. “Somos de ayer”, escribió, “y ya llenamos el mundo y todos vuestros lugares: las ciudades, las islas, los pueblos, los municipios, los cabildos, los mismos campamentos del ejército, los tribunales, las asambleas, el palacio , el senado, el foro. Os hemos dejado sólo vuestras sienes.
Más adelante en la misma obra señaló que los cristianos se podían encontrar por todas partes en el África romana, caminando, trabajando y comprando junto a sus vecinos idólatras: en el mercado, las tiendas, los baños, los talleres, los mataderos, las posadas.
El cristianismo puede haber sido joven en el norte de África, pero ya estaba floreciendo, y los creyentes allí estaban creando una cultura cristiana latina que perduraría.
Mural que probablemente represente a Lactancio. (Wikimedia Commons)
El historiador jesuita Josef Jungmann rastreó los orígenes de la Misa en latín hasta la provincia de África. Cartago pudo haber estado usando la lengua vernácula latina en sus ritos durante 50 años o más antes de que los católicos de Roma hicieran lo mismo. Otros desarrollos litúrgicos, como la introducción de cantos de ofertorio, comenzaron en África y pronto fueron imitados por los romanos.
Es interesante notar que una de las pocas grandes obras latinas que salió de Roma durante esos años, un diálogo filosófico titulado "Octavio", en realidad fue escrito por un norteafricano. El autor, Marcus Minucius Felix, y sus dos compañeros de diálogo, Caecilius Natalis y Octavius Januarius, procedían todos de Cartago, aunque trabajaban como abogados en Roma.
Durante la primera mitad del siglo IV, los africanos continuaron ejerciendo una profunda influencia en los asuntos eclesiásticos. El retórico Arnobius escribió obras apologéticas persuasivas y parece ser el primero en utilizar la propuesta más tarde conocida como la apuesta de Pascal.
Otro africano, Lactancio, se convirtió en el principal retórico latino del Imperio de Oriente. Compuso el primer catecismo de la Iglesia y la historia definitiva de los perseguidores romanos.
Sin embargo, se puede decir que la luz más brillante en la Iglesia africana es la luz más brillante en la historia de la Iglesia Católica Romana: San Agustín de Hipona.
El logro de San Agustín fue monumental. Inventó el género de la autobiografía. Escribió textos fundacionales clásicos sobre moral, la teología de la Trinidad, la teología de la historia, la interpretación de las Escrituras y muchos otros temas. Negoció o argumentó varias herejías importantes para que no existieran.
El Catecismo de la Iglesia Católica cita a San Agustín con más frecuencia que cualquier otro escritor fuera de la Biblia. Santo Tomás de Aquino, lo más parecido que tiene la Iglesia Católica a un teólogo oficial, se basa en San Agustín más que en cualquier otro escritor fuera de la Biblia.
Incluso los reformadores protestantes, Martín Lutero y Juan Calvino, se basaron en sus interpretaciones de San Agustín para formar sus propias opiniones sobre la gracia y la justificación.
La influencia de San Agustín es tan penetrante que, si él fuera el único cristiano que África hubiera producido, entonces todos los cristianos occidentales podrían rastrear sus raíces en su tierra natal.
Pero estaba lejos de ser el único. Era uno de millones.
El África romana incluía territorio que hoy está ocupado por Libia, Túnez, Argelia y Marruecos. Para la época de San Agustín, la mayoría de la población de aquellas tierras había abrazado la fe cristiana.
El cristianismo africano, sin embargo, no se limitó a esa provincia. En los primeros cuatro siglos de la historia de la Iglesia, la fe floreció en Egipto, Etiopía, Sudán y Eritrea. Cada uno de ellos produjo una cultura cristiana distintiva.
Etiopía fue el hogar del primer cristiano africano que aparece en el registro histórico (ver Hechos 8:26–40). Más tarde, los etíopes esculpieron iglesias monumentales de una sola masa de piedra, y todavía se mantienen en pie, más de 1500 años después de su construcción.
Egipto ejerció una tremenda influencia en Occidente a través de su gran escuela en Alejandría, la primera academia teológica cristiana. Alejandría también le dio a la Iglesia muchos titanes de santidad ilustrada, como Orígenes, Atanasio y Cirilo.
Pero ningún lugar en la tierra demostró ser tan crucial para el cristianismo occidental, latino y católico romano como la antigua provincia con centro en Cartago.
El maestro africano de la provocación, Tertuliano, una vez hizo la pregunta: "¿Qué tiene que ver Atenas con Jerusalén?" Su intención era trazar una clara distinción entre la herencia clásica de Occidente y la fe cristiana emergente. Los cristianos occidentales todavía están considerando esa pregunta hoy.
Independientemente de cómo respondamos a la pregunta de Tertuliano, tal vez deberíamos ver a África tan grande (o más grande que) Atenas en nuestra herencia particular.
"Su ejemplo merece ser reproducido para promover y desarrollar los estudios de arqueología cristiana, no sólo en los ámbitos especializados, sino también en las universidades e institutos donde se enseña teología e historia del cristianismo".
Así lo escribe el Papa Francisco en una carta dirigida al Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y del Consejo de Coordinación de las Academias Pontificias. La ocasión es el Encuentro Público de las Academias Pontificias de hoy, en su 25ª edición, que, tras el saludo del Cardenal Ravasi, incluirá el del Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, y la posterior lectura del mensaje del Papa.
El momento central del evento fue la entrega del Premio de las Academias Pontificias, atribuido anualmente a los estudiosos o investigadores en el campo de la arqueología. Al final del acto, el arqueólogo Massimiliano Ghilardi presentó un informe sobre "Giovanni Battista de Rossi, fundador de la arqueología cristiana".
En la carta, el Papa Francisco anuncia que este año "se complace en conceder la Medalla de Oro del Pontificado a la investigación "Las excavaciones arqueológicas de Maqueronte", dirigida por el profesor Gyözö Vörös, miembro de la Academia de las Artes de Hungría, cuyos resultados se recogen en tres volúmenes monumentales relativos a la ciudadela jordana que da al Mar Muerto".
El Papa concedió la Medalla de Plata ex aequo a otros dos estudiosos con el fin de "fomentar los estudios arqueológicos sobre los monumentos paleocristianos": se trata de Domenico Benoci, por su tesis sobre "Las inscripciones cristianas del área I de San Calixto", y de Gabriele Castiglia, por su monografía sobre "Topografía cristiana de la Toscana centro-sur".
El Encuentro Público de las Academias Pontificias, tras la pausa de 2021 por la pandemia, se celebrará coincidiendo con la conmemoración del Bicentenario del nacimiento del arqueólogo Giovanni Battista De Rossi (1822-1894), fundador de la moderna arqueología cristiana y Magister del Collegium Cultorum Martyrum. La edición de este año está, por tanto, dedicada al erudito considerado, escribe el Papa, "el fundador de la moderna arqueología cristiana".
De hecho, su contemporáneo Theodor Mommsen dijo que 'había elevado esta disciplina de un mero pasatiempo erudito a una verdadera ciencia histórica'". El Papa describió la actividad de De Rossi, que había encontrado un gran estímulo por parte del Papa Pío IX, que el 6 de enero de 1852 creó la Comisión de Arqueología Sagrada, y de León XIII, "que quiso que fuera huésped en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo durante el último período de su vida".
León XIII decidió también la compra por parte de la Santa Sede de algunos terrenos alrededor de las catacumbas principales "para preservar de la actividad constructiva esos testimonios fundamentales del cristianismo primitivo, a los que de Rossi dedicó sus estudios y excavaciones".
A mediados del siglo XIX, gracias a de Rossi, salieron a la luz las catacumbas de San Calixto y Santa Cecilia, acercando a los especialistas y a los fieles a la fe de los primeros cristianos a través de las pruebas arqueológicas.
A través del estudio comparativo de las fuentes documentales y de las memorias arqueológicas", escribe el Papa, "Giovanni Battista de Rossi descubrió muchas tumbas de mártires romanos" y centró su interés en ellas, sentando "las bases de una disciplina viva y dispuesta a captar el mensaje procedente de las catacumbas cristianas, entendidas como lugares de descanso temporal en espera de la resurrección".
"Vivió con una pasión digna de admiración -subraya el Papa Francisco- lo que para él era una verdadera vocación: descubrir y dar a conocer mejor la vida de las primeras comunidades cristianas de Roma, a través de todas las fuentes posibles, empezando por las arqueológicas y epigráficas".
Por ello, el Papa, en su mensaje, confirma la conveniencia de la elección de las Academias Pontificias de proponer a los estudiosos el ejemplo de Giovanni Battista de Rossi, dedicándole la edición 2022 de esta iniciativa.
La historicidad de Jesús de Nazaret está bien atestiguada; Además de los relatos confiables del evangelio en las Escrituras, numerosos autores seculares dentro de los 150 años de su vida lo mencionan. Por ejemplo, Thallus, Mara Bar-Serapion, Phlegon, Suetonius, Lucian of Samosata y Celsus, todos hacen referencia a Jesús. Además Josefo afirma que Jesús fue llamado el Cristo y que su hermano fue Santiago, Plinio el Joven señala que los cristianos adoraban a Jesús “como un dios” y Tácito escribió que Cristo, “sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato”.
En resumen, ningún historiador serio, cristiano o ateo, cuestiona la existencia de Jesús de Nazaret. Además de estas referencias directas, existen numerosos descubrimientos arqueológicos que afirman e iluminan detalles sobre la vida de Jesús tal como se registra en los evangelios. Aquí están los diez principales descubrimientos relacionados con Jesús.
En 1986, una severa sequía en Israel provocó que el nivel del agua del Mar de Galilea descendiera varios metros. Dos hermanos fueron a buscar objetos arqueológicos a lo largo de la costa noroeste y descubrieron el contorno de un barco antiguo en el lodo. La frágil madera, expuesta por primera vez en 2000 años, requirió atención inmediata para retirarla de manera segura. Fue sumergido en un conservante químico durante 11 años antes de ser exhibido en un museo local.
El Barco de Galilea, o el “Barco de Jesús”, como se le llama popularmente, tiene aproximadamente 27 pies de largo, 7.5 pies de ancho y 4 pies de profundidad, y habría acomodado una tripulación de hasta 15 hombres. 5 Las pruebas de carbono-14 lo fecharon en el 40 a. C., más o menos 80 años (120 a. C. a 40 d. C.). 6 En resumen, la barca puede haber estado en uso durante la época de Jesús, y ciertamente era típica del estilo de embarcación que habrían usado pescadores como Pedro, Andrés, Santiago y Juan (Mc 1, 16-20). En el Nuevo Testamento, leemos de Jesús cruzando el Mar de Galilea en tales barcos (Lc 8,22), e incluso enseñando desde un barco cuando la orilla estaba demasiado llena de oyentes (Mt 13,2-3). El barco de Galilea es el único barco antiguo jamás descubierto en el Mar de Galilea y nos ayuda a comprender los tipos de barcos en los que viajaban Jesús y sus discípulos.
En Juan 9, Jesús sanó a un hombre ciego poniéndole barro en los ojos e indicándole que se lavara en el estanque de Siloé. Muchos turistas han visto la famosa “Piscina de Siloé” bizantina en Jerusalén, la que construyó la emperatriz Eudocia en el siglo V para conmemorar el milagro. Está ubicado al final del Túnel de Ezequías , el acueducto que trae agua desde el manantial de Gihón a la ciudad.
En 2004, la piscina de Siloé del primer siglo fue descubierta accidentalmente durante las reparaciones de un sistema de drenaje. Se llamó a los arqueólogos Eli Shukron y Ronny Reich para que excavaran y desenterraran una gran piscina que tenía al menos 20 escalones que bajaban desde el nivel de la calle hasta la piscina. La cerámica de un extremo de la piscina se usó para fecharlo en el siglo I d . C. Dado que estaba en el lugar exacto en el que los eruditos habían creído durante mucho tiempo que se encontraba el estanque real de Siloé, a solo 70 metros del estanque bizantino, y que databa de la época de Jesús, se identificó como el estanque real de Siloé donde el ciego se había lavado para recibir sanidad.
Jesús se encontró con una mujer samaritana en el pozo de Jacob, cerca de Sicar, y le reveló que él era el Mesías (Jn 4, 25-26). Hoy, un antiguo pozo ubicado al pie del monte Gerizim (Jn 4:20) justo al sur del pueblo de Askar (antigua Sicar) es identificado unánimemente como el pozo de Jacob por todas las tradiciones: judía, samaritana, cristiana y musulmana. Un relato de un peregrino del año 330 dC también lo identifica como el pozo que visitó Jesús.
El arqueólogo francés Andre Parot describió una vez el agua del pozo como “fresca y de sabor agradable… extraída de una profundidad de 128 pies”. Hoy, una iglesia ortodoxa griega se encuentra sobre el pozo. Si bien muchos sitios turísticos modernos en Israel son de dudosa autenticidad, casi todos los eruditos están de acuerdo en que la ubicación real del Pozo de Jacob es donde Jesús se encontró con la mujer samaritana y le ofreció "agua viva" (Jn 4:10).
Los evangelios registran que Jesús y sus discípulos pasaron un tiempo considerable en el Templo de Jerusalén . Varios descubrimientos arqueológicos se relacionan con el Templo judío del primer siglo. Un tramo de escaleras de 61 metros de ancho conducía a las entradas principales del complejo del Templo; la parte más oriental de esta escalera ha sido desenterrada con escalones cortos y largos alternados. Jesús probablemente usó estos escalones del sur muchas veces.
Dentro del complejo del templo estaba ubicado el patio de los gentiles, un patio que era el área más cercana a la que los gentiles y las personas ritualmente impuras podían llegar al templo mismo. Josefo registra que entre este patio y los patios interiores del recinto del templo había un muro en el que había señales de advertencia tanto en griego como en latín que prohibían a los extranjeros ir más allá de ese punto bajo pena de muerte.
En 1871, se descubrió una losa de piedra caliza con una inscripción de advertencia de siete líneas, la misma descrita por Josefo. Jesús y sus discípulos habrían pasado por delante de estas inscripciones de advertencia muchas veces.
Finalmente, se ha descubierto una calle herodiana con tiendas a lo largo del costado a lo largo del extremo sur del Muro de los Lamentos. La calle misma está torcida por las enormes piedras, que aún yacen donde cayeron cuando los soldados romanos las arrojaron desde el Monte del Templo en el año 70 d. C. Los escombros son un recordatorio vívido de la profecía de Jesús de que las hermosas piedras de los edificios del templo ser derribado (Mt 24,2).
Caifás fue el sumo sacerdote que presidió el juicio de Jesús según los evangelios (Mt 26, 3, 57; Lc 3, 2; Jn 11, 49). El historiador antiguo, Josefo, registra que el nombre completo de Caifás era José Caifás. Parece que fue conocido principalmente por su apellido, Caifás, de la misma manera que muchos de los hijos de Herodes eran simplemente conocidos como Herodes (es decir, Herodes Antipas, Herodes Arquelao, etc.).
En 1990, un equipo de construcción estaba construyendo un parque acuático cerca de Jerusalén cuando su excavadora atravesó el techo de una tumba del primer siglo. Se llamó a los arqueólogos y descubrieron una variedad de osarios (cajas de huesos utilizadas en el primer siglo), incluido uno adornado que tenía inscrito el nombre "José, hijo de Caifás". En el interior estaban los huesos de seis personas, incluidos los de un hombre de 60 años que los estudiosos creen que son los restos del propio Caifás.
Los cuatro evangelios declaran que el gobernador romano, Poncio Pilato , sentenció a Jesús a muerte por crucifixión. Si bien su historicidad nunca ha estado realmente en duda (escritores antiguos, como Josefo, Tácito y Filón, además de los relatos de los evangelios, lo mencionan), la evidencia arqueológica de su existencia se descubrió en Cesarea Marítima en 1961. Las excavaciones cerca del anfiteatro revelaron un bloque de piedra caliza inscrito con una dedicatoria a Tiberio César de "Poncio Pilato, Prefecto de Judea".
La piedra de Pilato confirma que Pilato era el prefecto de Judea, gobernando como describen los escritores de los evangelios. Además, en 2018, se limpió, fotografió y analizó un anillo de cobre que había sido desenterrado durante las excavaciones de 1968-69 en Herodium, lo que reveló la inscripción griega "de Pilatus".
Anillos como este eran comunes entre los soldados romanos, y dado que el nombre de Pilato es poco común, muchos creen que el anillo alguna vez fue propiedad de Poncio Pilato o de uno de sus sirvientes. La Piedra de Pilato y el Anillo de Pilato proporcionan evidencia arqueológica del prefecto romano, Poncio Pilato, quien entregó a Jesús para que lo crucificaran.
Existe amplia evidencia literaria de las crucifixiones romanas (es decir, Josefo, Plauto, Senneca). La evidencia arqueológica de la crucifixión romana se descubrió en 1968. Ese año, un equipo de construcción excavó accidentalmente varias tumbas en el noreste de Jerusalén. Dentro de las tumbas había varios osarios, incluido uno con la inscripción del nombre Jehohanan (Yehohanan), que contenía los restos óseos de un hombre adulto, incluido el hueso del talón con un clavo aún incrustado.
El antropólogo que examinó los restos determinó que Johanán tenía unos veinte años cuando fue crucificado en el primer siglo (ca. 7-66 d. C.). Estudios posteriores han revelado que Johanán probablemente había sido crucificado con una pierna a cada lado de la cruz y el clavo clavado de lado a través de su talón.
El calcañar del hombre crucificado afirma la descripción de la crucifixión de Jesús en las Escrituras. Además, contrarresta las objeciones de los críticos que han argumentado que Jesús habría sido arrojado a una fosa común para criminales en lugar de haber sido dignificado con un entierro adecuado. Ahora vemos que los seres queridos de una víctima crucificada podrían recuperar el cuerpo y prepararlo para enterrarlo en una tumba familiar.
Hay tres tumbas en Jerusalén que supuestamente son el lugar de descanso final de Jesús. El sitio con el testimonio más antiguo de ser la tumba de Cristo se encuentra dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. La investigación arqueológica ha demostrado que este sitio era un cementerio judío en una antigua cantera de piedra caliza fuera de los muros de Jerusalén en el momento de la muerte de Jesús. 23 Esto se alinea con la descripción bíblica de la tumba en la que Jesús fue colocado fuera de los muros de la ciudad (Mt 27:39, Heb 13:12).
Eusebio escribió que el emperador Adriano (siglo II) construyó una gran plataforma sobre la cantera y construyó un templo a Venus/Afrodita sobre la tumba de Cristo. Jerónimo afirmó esto y dijo que el templo estuvo allí hasta la época de Constantino. Eusebio también escribió que, durante su vida (siglo IV), el emperador Constantino destruyó el templo romano y excavó a través del relleno de la plataforma de Adriano hasta encontrar la tumba de Cristo. Luego hizo construir una nueva estructura (la Iglesia del Santo Sepulcro) alrededor de la tumba. La Iglesia del Santo Sepulcro ha sido restaurada y reconstruida varias veces desde su construcción.
Durante las recientes restauraciones del edículo (el santuario que rodea los restos de la antigua tumba), los expertos retiraron la losa de piedra caliza que cubría el lecho funerario de la tumba por primera vez en casi 500 años. Se analizaron muestras de mortero de la estructura que rodea la tumba, lo que confirmó que se construyó a mediados del siglo IV y luego se reconstruyó la capilla de los cruzados en la Edad Media, lo que confirma la antigua historia escrita del sitio. El arqueólogo John McRay resumió:
“Aunque la prueba absoluta de la ubicación de la tumba de Jesús permanece fuera de nuestro alcance, la evidencia arqueológica y literaria temprana es un argumento fuerte para quienes la asocian con la Iglesia del Santo Sepulcro”.
La Inscripción de Nazaret es un edicto de César inscrito en una losa de mármol que impone la pena de muerte en Israel a cualquier persona sorprendida moviendo cuerpos de tumbas familiares, y específicamente "tumbas de sellado de sepulcros", como en la que fue enterrado Jesús. Fue adquirido por Wilhelm Froeher en 1878, quien registró que procedía de Nazaret y finalmente traducida y publicada por el erudito francés M. Franz Cumont en 1930. La inscripción griega probablemente data del reinado de Claudio (41-54 d. C.) y parece estar dirigida a una audiencia judía.
Es bastante extraordinario que César sintiera la necesidad de hacer tal pronunciamiento; si bien era común en la antigüedad que los ladrones de tumbas saquearan las tumbas para robar los objetos de valor, nunca los cuerpos. Por supuesto, Las Escrituras registran que los líderes judíos difundieron deliberadamente la mentira de que los discípulos de Jesús habían robado el cuerpo (Mt 28:13-15) para explicar el hecho de que la ofrenda estaba vacía después de que Jesús resucitó de entre los muertos. Este informe probablemente llegó al emperador romano, quien habría visto a la nueva secta cristiana como un movimiento anti-romano peligroso.
Un análisis reciente de la tablilla de mármol de la que está hecha la inscripción de Nazaret determinó que probablemente provenía de la isla griega de Kos (Cos). Los autores del estudio han sugerido un contexto histórico diferente, aunque, como señaló el historiador Dr. Clyde Billington en una entrevista reciente , existen serios problemas con su hipótesis.
Después de estudiar en profundidad la Inscripción de Nazaret, concluye:
“El contexto de la Inscripción de Nazaret prueba claramente que fue escrita para judíos y no para gentiles, y que casi con certeza fue emitida por Claudio en respuesta a la historia de la resurrección de Jesús. de Nazaret, Rey de los Judíos.”
Cada uno de estos descubrimientos está relacionado con Jesús de alguna manera, ya sea representando un lugar que visitó o personas con las que interactuó o un evento central en su vida. Juntos indican que los escritores de los evangelios bíblicos registraron con precisión los acontecimientos de la vida de Cristo. Si podemos confiar en los detalles históricos que describieron, creo que podemos confiar en su registro de las enseñanzas de Jesús. Una vez declaró: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Jn 14,6). También dijo a sus discípulos que en su nombre se predicaría el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones (Lc 24,47). Esta es la Buena Noticia que sus seguidores proclaman desde hace casi 2000 años.