¿Qué hay debajo del suelo del Santo Sepulcro? Los trabajos de restauración del pavimento de la basílica, que comenzaron en marzo de 2022, suponen la retirada, reparación o reposición de 1.000 metros cuadrados de losas desgastadas por el tiempo y por el paso de peregrinos y fieles.
A medida que avanzan los trabajos por zonas -para permitir la normal vida litúrgica y el acceso de los fieles al lugar de culto-, se realizan investigaciones arqueológicas en el subsuelo.
Los hallazgos realizados en las dos primeras zonas excavadas -en correspondencia con los Arcos de la Virgen y en el lado derecho del edículo del Santo Sepulcro- se dieron a conocer en una nota de prensa emitida el 11 de julio y firmada por la profesora Francesca Romana Stasolla, de la Universidad La Sapienza de Roma, universidad encargada de realizar las excavaciones.
No sin antes habérselos ilustrado a las autoridades religiosas que eran los principales responsables de la basílica (el Patriarcado Ortodoxo Griego, la Custodia de Tierra Santa y el Patriarcado Armenio) durante una inspección especialmente organizada el pasado 16 de junio.
En la zona de la nave norte conocida como Archi della Vergine "se ha identificado una secuencia estratigráfica muy interesante que permitió rastrear las trincheras excavadas por el padre Virgilio Corbo en la década de 1960 [del siglo pasado], pero que también hizo posible adquirir datos de todo nuevo », se lee en el comunicado de prensa.
“Los descubrimientos más interesantes son los relativos a la construcción del complejo religioso en el terreno de una cantera en época constantiniana”, explican los arqueólogos que han encontrado los estratos rocosos de la cantera, que presentan diversas diferencias de altura debido a cortes profundos e irregulares, que también son muy profundos, como se puede observar en otras zonas de la basílica.
Esto ya lo sabíamos, pero ahora lo entendemos aún mejor: en el siglo IV, el emperador Constantino construyó la primera basílica sobre la roca de la cantera de piedra que los romanos habían utilizado para las crucifixiones públicas y que en ese momento estaba fuera de los muros de Jerusalén. . La construcción del nuevo edificio sagrado requirió importantes intervenciones.
En primer lugar fue necesario rellenar el desnivel de la cantera para crear una superficie plana, uniforme y homogénea sobre la que construir las estructuras de la iglesia y sus anexos.
“Se hizo con un enterramiento progresivo, utilizando capas de tierra ricas en material cerámico, destinadas a drenar el agua y utilizadas para nivelar las zonas más profundas”, explican los arqueólogos de Sapienza.
La basílica de Constantino se caracterizó por un tripórtico que descansaba sobre grandes losas de piedra. “Durante la excavación fue posible analizar los métodos de cimentación del muro perimetral norte del complejo constantiniano”.
La excavación también permitió examinar, por encima de la estratigrafía de relleno, «la acción preparatoria para la colocación de la preparación del suelo del tripórtico constantiniano». Entre los diversos materiales encontrados, explica el testimonio de los arqueólogos romanos, destaca la presencia de mosaicos derivados de mosaicos de suelo.
Otro hallazgo, esta vez en la parte centro-norte del área excavada y cerca del santuario del Sepulcro, fue el de un túnel excavado en la roca que “desciende verticalmente hasta una profundidad de 2,80 metros y luego continúa horizontalmente hacia el norte”. . Los arqueólogos la estudian con interés, relacionándola también con el sistema de drenaje.
Los análisis e investigaciones en el subsuelo de la basílica llevarán un total de 26 meses.
https://www.primeroscristianos.com/santo-sepulcro-jerusalen/
22 Jul. 2012 /
Al dirigirse a los peregrinos reunidos en el patio del Palacio de Castel Gandolfo, el Santo Padre indicó que entre las ovejas perdidas que Jesús salvó, María Magdalena, de la que hoy celebramos su memoria litúrgica "experimentó a Dios en la propia vida y así conoció su paz".
El Papa indicó que el Evangelio según San Lucas "dice que Jesús hizo salir de ella siete demonios, es decir, la salvó de un total sometimiento del maligno. ¿En qué consiste esta sanación profunda que Dios obra mediante Jesús? Consiste en una paz verdadera, completa, fruto de la reconciliación de la persona en sí misma y en todas sus relaciones: con Dios, con los otros, con el mundo".
"El maligno siempre busca arruinar la obra de Dios, sembrando división en el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre el hombre y Dios, en las relaciones interpersonales, sociales, internacionales, y también entre el hombre y la creación".
Benedicto XVI señaló que "el maligno siembra guerra; Dios crea paz. Es más, como afirma San Pablo, Cristo 'es nuestra paz, Él unió a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba y abolió en su propia carne la ley con sus mandamientos y prescripciones'".
"Para realizar esta obra de reconciliación radical, Jesús, el Pastor Bueno, tuvo que hacerse Cordero, 'El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", recordó.
El Papa indicó que Jesús "sólo así pudo realizar la estupenda promesa del Salmo: 'Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largode mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por muy largo tiempo'".
El Santo Padre subrayó que la Palabra de Dios de este domingo, "nos vuelve a proponer un tema fundamental y siempre fascinante de la Biblia: nos recuerda que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto significa que Dios quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos prados, donde podamos alimentarnos y descansar; no quiere que nos perdamos y que muramos, sino que alcancemos la meta de nuestro camino, que es justamente la plenitud de la vida".
"(Esto) es aquello que desea cada padre y cada madre por sus propios hijos: el bien, la felicidad, la realización. En el Evangelio Jesús se presenta como Pastor de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una mirada ‘pastoral’".
El Papa señaló que en el Evangelio de este domingo se dice que “al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles por largo rato”.
De este modo, dijo Benedicto XVI, "Jesús encarna a Dios Pastor con su modo de predicar y con sus obras, cuidando a los enfermos y pecadores, de aquellos que se han 'perdido', para llevarlos de nuevo al seguro, a la misericordia del Padre".
"Estas palabras nos hacen latir el corazón, porque expresan nuestro deseo más profundo, dicen aquello por lo cual fuimos hechos: ¡la vida, la vida eterna!. Son las palabras de quien, como María Magdalena, ha experimentado Dios en la propia vida y conoce su paz", agregó.
Finalmente, en su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre invitó a todos "a orar por los ministros de la Iglesia, para que, a ejemplo de Jesucristo, se entreguen con generosidad a la grey que les ha sido confiada, siendo para todos espejo de virtudes".
"Encomendemos este hermoso propósito a la Santísima Virgen María, y pidámosle a Ella que suscite en el corazón de los jóvenes el deseo de seguir más de cerca y de por vida a su divino Hijo, dando así testimonio constante de fidelidad y amor", concluyó.
ver en Wikipedia
Lo dice otra mujer que ha logrado hacer realidad sus sueños y convertirse en arqueóloga, la primera mexicana en trabajar en Israel y en dirigir un proyecto de arqueología fuera de México, precisamente en la antigua ciudad de Magdala.
Marcela Zapata-Meza no ha encontrado aún ninguna evidencia de María Magdalena, ni tampoco del paso de Jesús de Nazareth, que según los Evangelios recorrió ambas orillas del mar de Galilea, pero no descarta dar con algún resto dejado allí por los primeros cristianos.
Apenas se ha excavado un 15% de esta «Pompeya de Israel», que quedó sepultada por los deslaves del monte Arbel y se ha conservado tal cual era en tiempos de Jesús.
En 2010, la Autoridad de Antigüedades descubrió la sinagoga, la séptima del s. I que se ha encontrado en Israel y la primera de la zona de Galilea de la época en la que vivió Jesús. En ella se encontró la Piedra de Magdala, que es una una representación, de acuerdo a la doctora Rina Talgam de la Universidad Hebrea de Jerusalén, del Segundo Templo descrito por el historiador Flavio Josefo y por la Mishná, hecha durante el periodo del siglo I.
Esta piedra sobresale, a diferencia de otras piezas del periodo, por la cantidad de elementos del Templo representados y por la idea de tridimensionalidad. No son representaciones, sólo son alusiones a la presencia divina. Es única en su tipo, está hecha sobre piedra caliza de la región de Galilea y no hay, hasta el momento, una pieza de arte con significado religioso, igual.
Nosotros lo que hemos descubierto es la parte de la vida cotidiana: el mercado, unidades habitacionales, unidades de almacenamiento, parte del puerto y los baños de purificación rituales, los famosos mikvaot, que hablan de que la población que vivía en Magdala era judía, muy religiosa, y que le daba mucha importancia a sus leyes, a sus normas, a la cuestión de la pureza.
Estos baños de purificación, además de ser los únicos que hay en Galilea, son los únicos en todo Israel que se surten por aguas subterráneas. En la Mishná se describe que hay siete niveles de pureza en el agua y se menciona que el grado más puro es el séptimo, que corresponde con las aguas de corriente subterránea. Las personas que realizaban una inmersión en estas aguas creían que volvían a nacer espiritualmente.
Nunca se había descubierto algo así hasta ahora y nosotros tenemos cuatro baños de purificación vivos en los que el agua sigue corriendo. Ahora ya hemos abierto los canales originales y el drenaje que los antiguos pobladores de Magdala hicieron en su momento, pero cuando los descubrimos nos inundaron. Era impresionante ver cómo salía el agua entre las juntas de las paredes y las escaleras. Fue un espectáculo.
También hemos descubierto una producción local de miniaturas de vidrio. Encontramos el desecho de la producción y muchas miniaturas que sirvieron para contener aceite o cosméticos. Ahora, gracias a la doctora Marisa Vázquez, de la Universidad de Valencia, vamos a poder saber qué tipo de cosméticos contenían y si eran locales o importados.
Sí, era una ciudad próspera, económicamente activa por la pesca y la salazón de pescado. Hay fuentes históricas que hacen referencia al pescado que se salaba en Magdala. El nombre en griego de Magdala es Tariquea (“conservación”) y en esa época se conservaba a través de la sal.
El pescado lo sacaban del mar de Galilea o del lago de Tiberíades, lo limpiaban y lo salaban en Magdala y las fuentes refieren que llegaba vía marítima hasta Roma. Los romanos lo conocían como el pescado «taricho», el pescado que llegaba de la antigua Tariquea.
Dudo muchísimo que hubieran habitado ahí 40.000 personas. Creo creo que alrededor de entre 3.000 y 5.000 personas, aunque es muy difícil que lo sepamos. A través de todos los fragmentos de cerámica y las vasijas que se puedan conformar y restaurar se puede hacer un cálculo aproximado, pero lo que verdaderamente revela el dato de la población son los entierros y los judíos no enterraban en sus pueblos, sino en las afueras.
En la ladera del monte Arbel están las tumbas de las personas que murieron de manera natural en Magdala o por la guerra del año 67, que también describe Flavio Josefo, pero se sabe que la tradición de enterrar en el monte Arbel a los fallecidos en la zona siguió hasta el siglo IV. El problema es que excavar en un cementerio en Israel es muy complicado porque estás profanando algo muy sagrado.
Vamos a tener que dar una aproximación a través de las unidades habitacionales, entendiendo los espacios que se utilizaron para dormir, y a través de la cerámica. No llegará a esos 40.000, que es una cifra estratosférica. Por más que hablemos de una ciudad grande.
Sí. Esas dos cosas las tenemos seguras. Hay algunos filólogos que dudan porque el nombre de Migdal (Magdala) quiere decir torre y todas las antiguas ciudades tenían un torre (nosotros también), pero las otras ciudades que llevan el nombre de Migdal no están a orillas del mar de Galilea.
Esta es la única Migdal o Magdala situada, como la describen tal cual las fuentes, entre dos defensas naturales que son el monte Arbel y el mar de Galilea y a 7 kilómetros de la capital, que por entonces era Tiberias. Cumple con esos requisitos además de la prosperidad económica, que no cumplen otras ciudades. En eso lo tenemos claro.
En la cantidad de monedas que hay de otros lugares -hemos encontrado monedas que se acuñaron en Jerusalén, en Tiberias, en Gamala…- y en la arquitectura misma y los materiales con que fue construida la ciudad -las piedras están perfectamente labradas-.
También la sinagoga refleja esa prosperidad. Tiene las paredes pintadas y con colores como el rojo, el amarillo, el ocre, o el azul realizado con materiales que vienen de Egipto. Además hay mosaicos de estilo pompeyano, así como una gran cantidad de objetos de metal y de vidrio.
La producción misma de objetos de vidrio es otro factor y tenemos «terra sigilata» tanto de exportación romana (habla del comercio y la exportación) como local, imitando la terra sigilata romana con materiales puros. Todo esto nos habla de la riqueza de Magdala.
Porque no fue destruida por causas naturales como un temblor. En la zona de Israel se reporta un terremoto muy fuerte por el año 374-375 que afectó a la capital de Galilea que era Tiberias y a otras ciudades, pero a Magdala no. Tampoco tenemos ninguna evidencia de la guerra que narra Flavio Josefo. Sí de que después del año 67, de la famosa primera revuelta judía, la vida en Magdala continuó hasta mediados del siglo II y después la ciudad se abandonó.
Conforme fuimos avanzando en las excavaciones, con una metodología muy precisa, en retícula, nos encontramos entre la superficie y los pisos del siglo I con herramientas en pedernal que son propias del Bronce temprano. ¿Qué hacían herramientas de la Prehistoria en un sitio del siglo I, cuando ya no se utilizaban? Me empecé a cuestionar cómo llegaron a esos estratos y fui detectando que en los lugares donde las encontramos había presencia de un limo muy particular.
Era del monte Arbel, donde están los yacimientos de pedernal y los talleres de la época del Bronce. Encontramos materiales de la Prehistoria porque, en distintos momentos, los deslaves naturales del monte fueron cubriendo el pueblo de Magdala hasta que quedó completamente sellado, hasta que llegamos los arqueólogos del siglo XXI.
Vista de la Sinagoga de Magdala en la que seguramente predicó Jesús
No. Es un pueblo que, por alguna razón que todavía no sabemos, fue abandonado. También ocurrió en otros sitios en Israel en los que hay evidencias del periodo helenístico, del siglo I, una reocupación después de la revuelta en el siglo II... y después la población abandonó estas ciudades. Tenemos que entender qué pasó, porque la segunda revuelta judía, la de Bar Kojba, no es la causa.
Algo ocurrió antes, que hizo que los pobladores abandonaran estas ciudades. En Magdala, el limo del monte Arbel cubrió la ciudad y quedó completamente sellada. Los muros están intactos, los pisos de basalto, los baños de purificación ritual. Es un privilegio. Estamos desenterrando la ciudad tal como era en el siglo I.
Nada. Si realmente María de Magdala nació y vivió en Magdala, lo sabemos por los Evangelios, pero no por la arqueología. No tenemos ninguna evidencia de que haya vivido ahí. Es verdad que solo llevamos un 15% excavado y no te puedo decir ahora: Nunca lo vamos a encontrar. Pero de momento no tenemos nada.
Nada. En Magdala hay una reocupación en el siglo II después de la revuelta del 67, y por la cerámica encontrada pensamos que sigue siendo judía, pero no descarto la posibilidad de que en el siglo II también haya habido presencia de cristianos, de los famosos protocristianos. Todavía no los distinguimos bien porque siguen siendo judíos, por historia y por tradición. Ya se consideran seguidores de Jesús de Nazaret, pero en su día a día siguen utilizando los baños de purificación, las vasijas a las que están acostumbrados...
Mientras no encontremos un texto, o una figura de un pescadito ( símbolo primitivo del cristianismo) o algo, no podemos hablar ni de que allí estuvo Jesús ni de la presencia de cristianos, aunque hipotéticamente la podemos plantear. Hay fuentes del siglo IV de los primeros peregrinos que mencionan que cuando iban de Galilea hacia Jerusalén pasaban por Magdala y visitaban la basílica que se había construido por indicación de Santa Elena sobre la casa de María Magdalena.
Nosotros no hemos descubierto nada. Los únicos que tienen algo bizantino son los franciscanos en el área sur, pero tampoco se puede decir que sea una basílica, ni que allí estuviera la casa de María Magdalena.
Tampoco hay ninguna evidencia de Jesús. Los Evangelios dicen que Jesús pasó por todas las sinagogas alrededor del mar de Galilea haciendo el bien, predicando. La única sinagoga que hay a orillas del mar de Galilea es la de Magdala. Si realmente Jesús estuvo en Magdala debió de haber estado en esa sinagoga, aunque los Evangelios no lo mencionan concretamente. Por fe se puede creer, pero científicamente no tenemos nada.
Encajan. En lo único que no tenemos todavía correlación es en el tema de la guerra. Porque Flavio Josefo describe una contienda muy fuerte en el 67 en Magdala y no tenemos evidencia. Sí hemos detectado la presencia de la legión romana porque se han hallado algunos objetos de metal que le son propios, pero eso solo habla de que los romanos estuvieron ahí, lo cual tampoco es raro.
Por otra parte, hay muchas fuentes que hablan del pescado que salaban en Tariquea, pero tenemos que comprobar científicamente en qué espacios se salaba.
Los expertos de la Autoridad de Antigüedades tienen la teoría de que se realizaba en unos espacios que están enfrente de la sinagoga y nosotros pensamos que se hacía en la zona del puerto, porque la limpieza del pescado es una actividad que se consideraba impura y nos cuesta creer que se realizara a dos metros de la sinagoga.
Hemos tomado muestras del recubrimiento de estuco de unas piscinas cercanas al puerto para ver si tuvieron un concentrado de sal fuerte. Si lo encontramos, podremos afirmar que ahí se realizó la salazón del pescado.
Estas dos cuestiones, la guerra y la salazón del pescado, son las que nos están haciendo un poco de ruido en relación a las fuentes, pero hay que entender quién escribió esos testimonios, en qué época y por qué. Flavio Josefo tiene una historia muy particular porque no era bien visto como judío, ya que se pasó al bando de los romanos.
De hecho, la descripción que hace de Magdala es muy romana. Hay que pensar en la intención y las influencias del historiador. La guerra pudo haberse dado cerca de Magdala y él pone a Magdala en el centro.
En Tiberia sí. En Magdala, no. Pero sí hay ciertos estilos arquitectónicos que pudiéramos decir que son más romanizados. Hubo una influencia artística, arquitectónica, pero no tenemos evidencia de que los romanos hubieran vivido allí.
Una vez que hayamos publicado el libro, vamos a seguir excavando a partir de 2020 y a unir las áreas de la sinagoga y el mercado para comprender y dar una lectura mucho más clara de cómo era la ciudad. Así llegaremos a tener entre un 40-50% del territorio excavado. Hasta ahora tenemos un 15% de las tres hectáreas de terreno. Para el 2020, la idea es contar con temporadas de excavación más largas, que no se concentren solo en verano, para disponer de unos 4-5 meses para poder avanzar.
En México todos los sitios tienen su museo, pero en Israel no. Nosotros queremos llevar lo que hemos aprendido en México y hemos contemplado la construcción de unas bodegas con el clima adecuado para conservar los materiales y organizar exposiciones. Ya lo hemos hablado con la Autoridad de Antigüedades. Eso sería para 2020-2021.
El yacimiento está abierto oficialmente al público desde 2014 y recibe visitas de hasta 1.000 peregrinos por día. Eso implica que tengamos que pensar en una conservación muy firme y un mantenimiento constante, para que el turismo no dañe el lugar.
Magdala está considerado como el descubrimiento más importante en 50 años en arqueología bíblica. En Israel nos reconocen como uno de los mejores proyectos en arqueología y nos ponen como ejemplo. Independientemente si estuvo Jesús o no, nos consideran como un sitio histórico importante para entender el judaísmo y posiblemente para comprender el protocristianismo.
Presentaremos sólo algunos oficios seleccionados. En primer lugar, hace 2.000 años en Judea muchos trabajos dependían de las demandas privadas y de políticos.
Edificios públicos como acueductos, anfiteatros o edificios administrativos fueron construidos por soldados del ejército romano. La legión X Fretensis, ubicada en Judea en la época de Cristo, nos ha dejado muchos testimonios, incluidos estos sellos de terracota, una especie de firma en sus obras.Los edificios privados requerían mano de obra local y experta. Herodes el Grande, rey de Judea, es conocido por haber realizado obras titánicas: palacios, fortalezas, puertos, la ampliación del Templo de Jerusalén, y la construcción de ciudades.
Entre estas, Séforis de Galilea (hoy Tzipori, ציפורי) es una de sus mejores obras. La construcción de esta ciudad requirió muchos obreros y artesanos de la madera. Situada cerca de Jerusalén, la ciudad de Séforis también dio trabajo a carpinteros de nombre José y Jesús…
El carpintero, naggar en arameo, llevaba a cabo trabajos realizados en madera y era un experto en trabajos más difíciles como puertas o persinas. Estos trabajadores eran identificados por su caja de herramientas, equipada con clavos, martillos, etc…
Si nos trasladamos más hacia el oeste, llegamos a las orillas del lago Tiberiades (Lago Kinneret) entorno al cual, hace dos mil años, la actividad principal era la pesca. Los Evangelios nos dicen que Jesús vivió en un pueblo de pescadores llamado Kfar Nahum (pueblo de consuelo) y compartió la vida de hombres como Pedro, Santiago y Juan, hijo de Zebedeo. Jesús tomará mucho del lenguaje de la pesca en sus discursos y parábolas.
La pesca era una actividad útil para nutrir las poblaciones y era muy exigente. El lago estaba lleno de peces. Estos últimos seguían las corrientes cálidas para encontrar los bancos y llevar a cabo la «pesca milagrosa», tenían que ser expertos y utilizar las siguientes técnicas:
Para finalizar, concluiremos esta selección de oficios hablando de la educación básica y de los conocimientos que estos trabajadores tenían.
En aquel tiempo, era deber del padre educar a su hijo y enseñarle un oficio. En el judaísmo, aprender la Torá «ley escrita» y la Ley Oral era aún más importante. Las escuelas introducían a los niños en la Torá desde edades tempranas.
Desde los 5 años aprendían a leer los textos sagrados, con 10 años se comenzaba a aprender la Ley Oral, para que a los 13 años pudieran dominar ambas. Esta transmisión a menudo tenía lugar en las sinagogas, lugar de encuentro de la comunidad. Las niñas no iban a la escuela, pero solían ser instruidas por sus padres.
Es casi seguro que, además del arameo cotidiano, también se hablase griego, la lengua de los negocios y el intercambio. Es probable que también Jesús hablase griego, en primer lugar, porque trabajaba en una región donde se usaba el griego (Galilea, cerca de la Decápolis) y también porque si no hubiera aprendido este idioma le habría sido difícil hablar con el procurador romano Poncio Pilato.
En conclusión, es muy probable que en los tiempos de Cristo todos supieran leer, escribir y contar. Los trabajos desarrollados no dependían de aspiraciones personales, sino que formaban parte de una continuidad familiar o respondían a una demanda (ligada a la alimentación o a los trabajos privados y públicos).
Ahora, una película presentada en la filmoteca vaticana junto al general de la Compañía de Jesús sigue muestra el camino que hizo san Ignacio tras ser herido en la batalla.
Y ahí tuvo una conversión. Y llegó espiritualmente a la conclusión de que tenía que dejar las armas y servir a Dios. Entonces dijo: “Voy a ir de peregrino a Tierra Santa”. Y para ir de Tierra Santa, tenía que ir de Loyola, en Guipúzua, hasta Barcelona, coger un barco, llegar a Roma y de Roma ir a Tierra Santa.
JORDI ROIGÉ
Director de “El camino ignaciano”
El documental cuenta la historia de cuatro peregrinos guiados por Josep Lluís Iriberri, jesuita y director de la Oficina del Peregrino del Camino Ignaciano. Cada uno tiene una motivación diferente para hacer el viaje y experimentará una transformación interior.
Los protagonistas tienen varios trasfondos religiosos. Entre ellos está Mbassa, una mujer musulmana proveniente de Senegal. Los responsables de la película quieren dejar claro que el ignaciano es un camino para todos.
También hemos huido del concepto de entrevista formal. Es decir, los peregrinos hablan entre ellos.
Al principio no se conocen, no tienen confianza. Y después van adquiriendo toda esa confianza. Y también un compromiso de los unos con los otros. Complicidades...
La película no busca ser tanto un filme espiritual sino promocionar el camino ignaciano. También para quienes solo quieran hacer deporte. Solo necesitan un mes para completarlo. Jordi Roigé ha querido transmitir lo mejor del camino con toda su sensibilidad.
Una película que yo digo que es una película artesanal. Artesanal en el mejor sentido y en el sentido noble de la palabra, hecho con las manos y con el corazón.
Hay mucha cultura, mucha arquitectura, mucho Patrimonio, mucha gastronomía, buen vino, buena comida, mucha naturaleza...
Son muchos los motivos para seguir los pasos del creador de los ejercicios espirituales. Y solo hay un riesgo: no salir del camino igual que como se entró en él.
-La vida espiritual es lo más íntimo, lo más precioso que tenemos. Sin ella, somos animales infelices. Quería subrayar este punto: la espiritualidad no es un conjunto de teorías intelectuales sobre el mundo. La espiritualidad es una vida, la vida de nuestra alma.
»Llevo años viajando por el mundo, conociendo a gente de todas las culturas y condiciones sociales. Pero puedo afirmar una constante: la vida, si no es espiritual, no es realmente humana. Se convierte en una triste y agónica espera de la muerte o en una huida hacia el consumo materialista. ¿Sabía que durante el confinamiento, una de las palabras más buscadas en Google fue la palabra "oración"?
»Nos hemos ocupado de la economía, de los salarios, de la sanidad, ¡esto está bien! Pero ¿quién se ha ocupado de su alma?
»Quería responder a esta expectativa inscrita en el corazón de todos. Por eso he elegido este título, Catecismo de la vida espiritual. Un catecismo es una colección de verdades fundamentales. Tiene una finalidad práctica: ser un punto de referencia incuestionable más allá del flujo de opiniones. Como cardenal de la Iglesia católica, he querido dar a todos un punto de referencia para los fundamentos de la vida del alma, de la relación del hombre con Dios.
-Permítame que le dé la vuelta a la pregunta: ¿qué podemos encontrar sin el silencio? El ruido está en todas partes. No solo en las bulliciosas ciudades envueltas por el estruendo de los motores; incluso en el campo es raro no ser perseguido por un fondo musical intrusivo. Incluso la soledad está colonizada por las vibraciones del teléfono móvil.
»Por consiguiente, sin el silencio, todo lo que hacemos es superficial. Porque en el silencio podemos volver a lo más profundo de nosotros mismos. La experiencia puede ser aterradora. Algunas personas ya no pueden soportar este momento de verdad en el que lo que somos ya no está enmascarado por ningún disfraz.
En el silencio, ya no hay forma de escapar a la verdad del corazón. Entonces se revela nuestro interior: la culpa, el miedo, la insatisfacción, los sentimientos de carencia y el vacío. Pero este pasaje es necesario para escuchar a Aquel que habla a nuestro corazón: Dios. Él es "más íntimo a mí mismo que yo", dice San Agustín.
»Se revela dentro del alma. Es ahí donde comienza la vida espiritual, en esa escucha y diálogo con el otro, el Totalmente Otro, en lo más profundo de mí. Sin esta experiencia fundacional del silencio y de Dios que habita en el silencio, nos quedamos en la superficie de nuestro ser, de nuestra persona.
¡Qué pérdida de tiempo! Cuando me encuentro con un monje o una monja ancianos, desgastados por años de silencio diario, me sorprende ver la profundidad y la radiante estabilidad de su humanidad. El hombre solo es verdaderamente él mismo cuando ha encontrado a Dios, no como una idea, sino como la fuente de su propia vida. El silencio es el primer paso en esta vida verdaderamente humana, en esta vida del hombre con Dios.
El cardenal Sarah insiste en la necesidad del silencio y del espíritu de adoración para facilitar el encuentro con Dios. Foto: captura diócesis de Nancy y Toul.
-Tiene usted razón al señalar esto. ¡No animo a ir con el viento! Una ambición de hoja muerta, como dijo Gustave Thibon. Vivir, vivir plenamente, requiere un compromiso, un esfuerzo y a veces una ruptura con la ideología del momento. En un mundo donde el materialismo consumista dicta el comportamiento, la vida espiritual nos compromete a una forma de disidencia. No se trata de una actitud política, sino de una resistencia interior a los dictados de la cultura mediática.
»No, la comodidad, el poder y el dinero no son los fines últimos. Nada bello se construye sin esfuerzo. Esto es cierto en todas las vidas humanas. Es aún más cierto en el plano espiritual. El Evangelio no nos promete una "superación personal sin esfuerzo" como muchas de las pseudoespiritualidades baratas que abarrotan las estanterías de las librerías.
Nos promete la salvación, la vida con Dios. Vivir la vida misma de Dios implica una ruptura con el mundo. Esto es lo que el Evangelio llama conversión. Es un giro de todo nuestro ser. Una inversión de nuestras prioridades y nuestras urgencias. Significa a veces ir a contracorriente. Pero cuando todo el mundo corre hacia la muerte y la nada, ¡ir a contracorriente es ir hacia la vida!
-La Iglesia está formada por hombres y mujeres que tienen las mismas faltas, los mismos defectos, los mismos pecados que sus contemporáneos. Pero estos pecados, cuando son cometidos por hombres de la Iglesia, escandalizan profundamente a creyentes y no creyentes. Todo el mundo sabe intuitivamente que la Iglesia nos da los medios de la santidad, todo el mundo sabe que el fruto más hermoso de la Iglesia son los santos. San Juan Pablo II, Santa Madre Teresa, San Carlos de Foucauld son el verdadero rostro de la Iglesia.
»Sin embargo, la Iglesia es también una madre que carga con los hijos recalcitrantes que somos. Nadie sobra en la Iglesia de Dios: los pecadores, los que flaquean en su fe, los que se quedan en el umbral sin querer entrar en la nave. Todos son hijos de la Iglesia. La Iglesia es nuestra madre porque puede darnos sus dos tesoros.
Ella puede alimentarnos con la doctrina de la fe que recibió de Jesús y que transmite de siglo en siglo. Ella puede curarnos a través de los sacramentos que nos transmiten la vida espiritual, la vida con Dios, lo que se llama la gracia.
»La Iglesia es, pues, una madre para nosotros porque nos da la vida. A menudo nuestra madre nos molesta porque nos dice lo que no queremos oír. Pero en el fondo la queremos con gratitud. Sin ella, sabemos que no seríamos nada. Lo mismo ocurre con la Iglesia, nuestra madre. Sus palabras son a veces difíciles de escuchar. Pero seguimos volviendo a ella, porque solo ella puede darnos la vida que viene de Dios.
»La Iglesia es el rostro humano de Dios. Es veraz, justa y misericordiosa, pero a menudo desfigurada por los pecados de los hombres que la componen.
-Los que no se identifican como creyentes no esperan que la Iglesia sea una ONG internacional, una sucursal de la bienpensante ONU. Lo que describe usted es más bien el caso de cristianos acomplejados que quisieran ser aceptables para el mundo, populares según los criterios de la ideología dominante.
»Por el contrario, los incrédulos esperan que hablemos de fe, que hablemos claro. Esto me recuerda lo que viví en Japón cuando me encargué de llevar la ayuda humanitaria de la Santa Sede tras el tsunami. Frente a estas personas que lo habían perdido todo, comprendí que no solo debía dar dinero. Comprendí que necesitaban algo más.
Una ternura que solo viene de Dios. Así que recé durante mucho tiempo en silencio frente al mar por todas las víctimas y los supervivientes. Unos meses después, recibí una carta de un budista japonés que me decía que cuando había decidido suicidarse por desesperación, esta oración le había devuelto el sentido de la dignidad y el valor de la vida. Había experimentado a Dios en ese momento de silencio. ¡Esto es lo que el mundo espera de la Iglesia!
-Esta es una cuestión fundamental. La oración no consiste en una letanía de peticiones. Y la eficacia de la oración no se mide por si se responde más o menos. De hecho, es muy sencillo. ¡Rezar es hablar con Dios! No necesitamos fórmulas extravagantes para ello, aunque a veces puedan ayudarnos. ¿Qué tenemos que decir a Dios?
En primer lugar, que lo adoramos, que reconocemos su grandeza, su belleza, su poder, tan lejos de nuestra pequeñez, de nuestro pecado, de nuestra impotencia. Adorar es la actividad más noble del hombre. Occidente ya no puede mantenerse en pie porque ya no sabe arrodillarse. No hay nada humillante en ello. Arrodillarse es ocupar un lugar ante Dios.
»Rezar es también decirle a Dios nuestro amor. Con nuestras palabras, le agradecemos su amor gratuito por nosotros, por la salvación eterna que nos ofrece. Rezar es decirle nuestra confianza, pedirle que apoye nuestra fe. Rezar es, finalmente, callar ante Él, hacerle un hueco.
»¿Me pregunta qué hay que buscar en la oración? Le respondo que no busque nada. Busque a alguien: a Dios mismo, que se revela con el rostro de Cristo.
-¡Por supuesto! Me dirijo a todos. El silencio no está reservado a los monjes, ni a los cristianos. El silencio es un signo de humanidad. Me gustaría invitar a todas las personas de buena voluntad, creyentes o no, a experimentar este silencio. ¡Atrévanse a parar! Atrévanse a callar. Atrévanse a dirigirse a un Dios que quizás no conozcan, en el que ni siquiera crean.
»Benedicto XVI repite a menudo una frase que leyó en Pascal, el filósofo francés: "¡Haz lo que hacen los cristianos y verás que es verdad!". Me atrevo a decir a todos: atrévanse a experimentar la oración, aunque no crean, y verán. No se trata de revelaciones extraordinarias, visiones o éxtasis. Pero Dios habla al corazón en silencio. El que tiene el valor del silencio acaba encontrándose con Dios.
»Charles de Foucauld es el mejor ejemplo de ello. No creía, había rechazado la fe de su infancia y no llevaba una vida cristiana, por no decir otra cosa. Sin embargo, tras experimentar el silencio en el desierto, su corazón se abrió al deseo de Dios. Dejó que surgiera en su vida.
-Los sacramentos son contactos reales con Dios a través de signos sensibles. Nuestra época tiende a reducirlas a ceremonias simbólicas, ocasiones rituales para reunirse, para tener una celebración familiar. Son mucho más profundos que eso. Mediante el signo sensible del agua derramada en la frente de un niño en el bautismo, Dios lava realmente el alma de este niño y viene a habitarla. No se trata de una metáfora poética. ¡Es una realidad! A través de los sacramentos, Dios nos toca, nos lava, nos cura, nos alimenta.
»Tal vez a veces nos sintamos un poco celosos de los apóstoles y de los que conocieron a Cristo. Lo tocaron, lo besaron, lo abrazaron. Él los bendijo, los consoló y los fortaleció. Y nosotros... tantos años nos separan de Él. Pero tenemos los sacramentos. A través de ellos, estamos físicamente en contacto con Jesús. Su gracia viene a nosotros.
No se trata de un símbolo bonito que solo es tan bueno como nuestro fervor. No. Los sacramentos son efectivos. Pero debemos dejar que produzcan su fruto en nosotros, preparando nuestras almas mediante la oración y el silencio. Entonces, de verdad, si me confieso, es el mismo Jesús quien me perdona. Si participo en la misa, estoy participando realmente en el sacrificio de la cruz. Si comulgo, es realmente Él, Cristo, Jesús, quien entra en mí para alimentarme. Los sacramentos son los pilares de la vida espiritual.
-Es cierto. ¡Hay una inmensa necesidad de catecismo! Con demasiada frecuencia, las enseñanzas de los sacerdotes se desvían y se convierten en comentarios sobre la actualidad o en discursos filosóficos. Creo que la gente espera de nosotros un catecismo claro y sencillo que explique el sentido de la vida cristiana y los ritos que la acompañan.
Sería bueno que las homilías explicaran el significado de los gestos de la misa. ¡Eso sería fructífero! Pero también creo que la liturgia habla por sí misma. Habla al corazón. El canto gregoriano no necesita traducción porque evoca la grandeza y la bondad de Dios. Cuando el sacerdote se dirige a la cruz, todo el mundo entiende que nos señala la dirección de nuestra vida, la fuente de luz. La liturgia es un catecismo del corazón.
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El 1 de julio en la Basílica de la Agonía, en Getsemaní, se celebró la solemnidad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, presidida por el custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton. En este lugar, Cristo se encomendó a la voluntad del Padre y aceptó beber el cáliz de la Pasión por la salvación de los hombres.
En su homilía, Fr. Francesco Patton recordó un pasaje del himno de Tomás de Aquino que habla del pelícano, imagen de la cultura clásica luego reinterpretada en sentido cristiano. De hecho, el pelícano parece abrir el pecho para alimentar a sus crías con su propia sangre; del mismo modo del costado traspasado de Cristo brota la sangre que da vida a la humanidad.
Sabías que el pelícano es símbolo de la Eucaristía?
La suya es vida entregada aun cuando vive escondido y entonces es cuando anuncia el Evangelio y cuando sana. Luego, por supuesto, el don alcanza su punto máximo cuando Jesús se ofrece libremente en la cruz y elige entregarse totalmente en las manos del Padre y vivir la experiencia de morir por nosotros. El don de su sangre es don de su propia vida para salvarnos de la muerte e introducirnos en la vida divina.
Al final de la misa, Fr. José Benito, custodio de la Basílica de la Agonía, agradeció a los presentes su presencia y pidió rezar por los frailes que, del 4 al 15 de julio, participan en el capítulo custodial. Para que renovemos nuestra misión de fe a partir del presente y abracemos con valentía nuestro futuro.
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Visitando estos monumentos, nos ponemos en contacto con sugestivas huellas del cristianismo de los primeros siglos y, por así decir, se puede palpar la fe que animaba a aquellas antiguas comunidades cristianas.
Recorriendo las galerías de las catacumbas, se observan muchos signos de la iconografía de la fe: el pez, símbolo de Cristo;el ancla, imagen de la esperanza; la paloma, representación del alma del creyente y a menudo, junto a los nombres en los sepulcros, el deseo «in Christo». Se trata de testimonios del fervor espiritual que animaba a las primeras generaciones cristianas.
Acercándose a ese mundo, los cristianos de hoy pueden encontrar motivos de estímulo para su vida y para un compromiso más incisivo en la nueva evangelización.
¿Cómo no conmoverse ante los vestigios, humildes pero tan elocuentes, de esos primeros testigos de la fe? ¿Cómo no sentirse edificados, por ejemplo, ante el sepulcro de la joven Inés en la vía Nomentana o ante el del diácono Lorenzo?
Desde el principio del cristianismo, mis predecesores se interesaron por las catacumbas. El Papa Ceferino fue el primero que creó una en la vía Appia para la comunidad de Roma, confiando su administración al diácono Calixto, quien, cuando llegó a ser Papa, vinculó su nombre al que se convertiría en el mayor complejo romano de catacumbas
Durante su pontificado, el Papa san Dámaso buscó las tumbas de los mártires para adornarlas, y compuso espléndidos epígrafes métricos que exaltan las gestas de esos valientes testigos del Evangelio. A pesar de que, a causa de las invasiones bárbaras, las catacumbas conocieron una especie de abandono forzoso, algunas de ellas siguieron siendo meta ininterrumpida de peregrinaciones.
Durante los siglos del alto medioevo, las áreas donde se conservan los sepulcros de los mártires se convirtieron en lugares de devoción para los peregrinos procedentes de Italia, de Europa y de la cuenca del Mediterráneo. 3.
Pero el redescubrimiento de las catacumbas, como objeto de estudio y reflexión espiritual, se produjo a partir de finales del siglo XVI, cuando un grupo de eruditos formó un activo círculo cultural en torno a la gran personalidad de san Felipe Neri. El «Cristóbal Colón de las catacumbas romanas» –como lo llamaron– fue el arqueólogo maltés Antonio Bosio, que localizó treinta de los sesenta cementerios cristianos de la urbe.
Desde entonces, el interés por las catacumbas no ha decaído, y alcanzando su apogeo hacia mediados del siglo XIX cuando, por el encuentro feliz de dos grandes personalidades, el Pontífice Pío IX y el arqueólogo romano Giovanni Battista de Rossi.
Nacieron la arqueología cristiana, como disciplina histórica y científica, y la Comisión de arqueología sacra, instituida el 6 de enero de 1852 para una tutela y una vigilancia más eficaces de los cementerios y de los antiguos edificios cristianos de Roma y de los suburbios, y para realizar una excavación y exploración sistemáticas de los mismos cementerios.
Los resultados recompensaron esos esfuerzos tan generosos. El Papa Pío IX, impresionado por los importantes descubrimientos realizados por el arqueólogo de Rossi durante esos años en el complejo de San Calixto -donde se había encontrado el cubículo que acogía las tumbas de numerosos Pontífices del siglo III-, quiso visitar personalmente las excavaciones y, recogiéndose en oración ante esas tumbas santas, se conmovió hasta las lágrimas.
En otra ocasión, y con motivo de las investigaciones para el Jubileo del año 2000, san Juan Pablo II, deseaba ante todo expresar su aprecio y gratitud por el importante servicio realizado:
«Me refiero a los descubrimientos arqueológicos y a las restauraciones, así como a las iniciativas orientadas directamente al Año santo. Las catacumbas, como se ha subrayado muchas veces, revisten gran importancia en relación con el jubileo del año 2000.
Vuestra atención–dijo san Juan Pablo II a los responsables– se dirige, oportunamente a la valoración pastoral de esos insignes monumentos de la antigüedad cristiana. Con esa finalidad, se está preparando de manera adecuada a los guías de los peregrinos.
En efecto, las visitas, ilustradas con apropiadas explicaciones, exactas y actualizadas en el aspecto didáctico, científico y espiritual, se convierten también en un eficacísimo momento de catequesis, capaz de suscitar una profunda reflexión sobre el mensaje evangélico.
Este regreso a los orígenes, a través de los más antiguos cementerios ideados por los primeros cristianos, se enmarca perfectamente en el proyecto de la Nueva Evangelización», en el que está comprometida toda la Iglesia.
Las catacumbas, a la vez que presentan el rostro elocuente de la vida cristiana de los primeros siglos, constituyen una perenne escuela de fe, esperanza y caridad. A1 recorrer las galerías, se respira una atmósfera sugestiva y conmovedora.
La mirada se detiene en la innumerable serie de sepulturas y en la sencillez que las caracteriza. Sobre las tumbas se lee el nombre de bautismo de los difuntos.
Cuando se leen esos nombres, se tiene la impresión de oír otras tantas voces que responden a una llamada escatológica, y vienen a la memoria las palabras de Lactancio:
'Entre nosotros no hay ni siervos ni señores; el único motivo por el que nos llamamos hermanos es que nos consideramos todos iguales'
Las ofrendas de cada uno permitían la sepultura de todos los difuntos, incluso de los más indigentes, que no podían afrontar el gasto de la compra o la preparación de la tumba.
Esta caridad colectiva representó una de las características fundamentales de las comunidades cristianas de los primeros siglos y una defensa contra la tentación de volver a las antiguas formas religiosas.
Las catacumbas, por consiguiente, sugieren al peregrino este sentimiento de solidaridad unido indisolublemente a la fe y a la esperanza. La misma definición de coemeteria, «dormitorios», aclara que las catacumbas se consideraban verdaderos lugares comunitarios de descanso,donde todos los hermanos cristianos, independientemente de su clase y de su profesión, descansaban en un amplio abrazo solidario, esperando la resurrección final.
Por eso, no eran lugares tristes, sino que se decoraban con frescos, mosaicos y esculturas, como queriendo alegrar los rincones oscuros y anticipar, con las imágenes de flores, pájaros y árboles, la visión del paraíso esperado al fin de los tiempos. La significativa fórmula in pace, que aparece a menudo sobre los sepulcros de los cristianos, sintetiza bien su esperanza.
El ancla, la barca y el pez expresan la firmeza de la fe en Cristo. Se ve la vida del cristiano como una travesía por un mar tempestuoso, hasta el puerto añorado de la eternidad. El pez se identifica con Cristo y alude al sacramento del bautismo, como lo recuerda Tertuliano, quien compara a los fieles con los pececillos (pisciculi), que logran la salvación naciendo y permaneciendo en el agua.
Las catacumbas conservan, entre otras cosas las tumbas de los primeros mártires, testigos de una fe límpida y solidísima, que los llevó, como «atletas de Dios», a salir victoriosos de la prueba suprema. Muchos sepulcros de los mártires se conservan aún dentro de las catacumbas, y generaciones de fieles se han recogido en oración delante de ellos.
También los peregrinos del jubileo del año 2000 irán a las tumbas de los mártires y, elevando sus oraciones a los antiguos campeones de la fe, dirigirán su pensamiento a los «nuevos mártires», a los cristianos que en el pasado próximo y también en nuestros días sufren violencias, abusos e incomprensiones, porque quieren permanecer fieles a Cristo y a su Evangelio.
Ver en Wikipedia
El archipiélago, estratégicamente situado en el centro del Mediterráneo, es famoso por sus monumentos prehistóricos extraordinariamente bien conservados. Sus numerosas estructuras paleocristianas y bizantinas también se encuentran entre las más importantes del mundo.
Como se explicó en artículos anteriores, el paisaje del archipiélago se presta tanto para la contemplación. San Agustín y otros filósofos cristianos afirmaron que uno puede vislumbrar la perfección de Dios mirando las bellezas de la creación.
En ese sentido, Malta es un destino perfecto para los contemplativos: el archipiélago ofrece playas excepcionales, acantilados que se elevan bruscamente desde sus aguas cristalinas, impresionantes grutas naturales y exuberantes valles verdes para largas excursiones o paseos que te deleitan con la maravilla del Creado. De hecho, toda esta belleza natural combinada con la riqueza de la historia cultural lo convierten en un excelente lugar de peregrinación, como bien saben los fundadores del nuevo Camino Maltés.
Sin embargo, si ponemos la mirada literalmente debajo de la superficie nos encontraremos con una grata sorpresa. Un intrincado sistema de catacumbas e hipogeos deja claro que el cristianismo maltés es tan antiguo como el cristianismo mismo. De hecho, la comunidad cristiana maltesa es tan antigua como las comunidades de Éfeso, Jerusalén, Corinto y Roma, gracias al naufragio (providencial) de Pablo, como se cuenta en el Libro de los Hechos.
Imagínese esta escena: Es el año 60 d.C. Pablo está navegando a través de las agitadas aguas del Mediterráneo, en un barco perteneciente a la flota del emperador romano. Su destino es la propia Roma, porque el gran Apóstol estaba bajo arresto, y sería juzgado en Roma, después de ser acusado de predicar el cristianismo en Jerusalén.
Golpeado por una tormenta, el barco romano naufraga. Lo que suena como un evento desafortunado, casi trágico, resultó ser el nacimiento de la tradición cristiana maltesa ininterrumpida por 2.000 años. En una de las pequeñas islas del noroeste ahora conocidas (por razones obvias) como los islotes de San Pablo (que puede visitar en tu próximo viaje al archipiélago), Pablo pudo tocar tierra. El texto de Hechos de los Apóstoles (28:1-5) dice lo siguiente:
Cuando estuvimos a salvo, nos enteramos de que la misma se llamaba Malta. Sus habitantes nos demostraron una cordialidad nada común y nos recibieron a todos alrededor de un gran fuego que habían encendido a causa de la lluvia y del frío.
Pablo recogió unas ramas secas y las echó al fuego. El calor hizo salir una serpiente que se enroscó en su mano.
Cuando los habitantes del lugar vieron el reptil enroscado en su mano, comenzaron a decir entre sí: «Este hombre es seguramente un asesino: se ha salvado del mar, y ahora la justicia divina no le permite sobrevivir».
Pero él tiró la serpiente al fuego y no sufrió ningún mal.
Esta escena (la de Pablo siendo mordido por una serpiente, sin sufrir consecuencias) ha inspirado a tantos artistas a lo largo de los siglos, convirtiéndose en uno de los temas favoritos de la iconografía paulina. Pero, lo que es más importante, es el mismo evento que llevó a estos hospitalarios lugareños a comprender que había algo especial en su invitado. Muchos comenzaron a escuchar su predicación (incluido Publio, el entonces gobernador romano de la isla, que pronto se convirtió en su primer obispo y santo), y así nació la primera comunidad cristiana de Malta.
Construidas entre los siglos III y VIII, las Catacumbas de San Pablo se extienden por sí solas a lo largo de un área de más de 22,000 pies cuadrados. Según la tradición local, una vez incluso estuvieron conectadas a la gruta de San Pablo, el lugar donde el Apóstol se refugió tan pronto como llegó a la isla.
Pero las de san Pablo no son las únicas catacumbas en Malta: están también la de Santa Águeda, por ejemplo, que está compuesta por más de 500 tumbas, y no eran solo para cristianos, sino también para judíos y paganos.
Las catacumbas de Santa Águeda ofrecen una experiencia espiritual única. Se dice que la santa misma vino aquí a orar. (La historia de Águeda es conocida principalmente por su horrible tortura y martirio, incluyendo la mutilación de sus senos. La tradición afirma que en las persecuciones, ella escapó de Sicilia a Malta por un tiempo, y estuvo viviendo en Mdina, donde solía orar dentro de estas cuevas).
Sus pinturas se encuentran en mal estado, pero teniendo en cuenta que los frescos datan de los siglos 12 y 13, las imágenes aún son increíblemente claras, podemos notar algunos santos como: Santa Margarita, Santa Lucía, San Blas, San Antonio Abad y otros, así como 13 frescos de la vida de la propia Águeda. También podemos ver claramente una hermosa imagen de Nuestra Señora de las Gracias con el Niño Jesús que descansa en su pecho reconfortante.
Saliendo de la cueva y pasando a través de las catacumbas, uno descubre en los frescos del siglo IV que están representados la concha de la nueva vida, el pelícano simbólico de la Eucaristía y otros símbolos muy característicos de las catacumbas cristianas. Varias de las criptas aún conservan los esqueletos de los primeros cristianos enterrados aquí. Un altar cerca de las mesas para los célebres ágapes (el banquete ritual ofrecido a los que dejaron este mundo)
Allí podemos claramente imaginar a estas personas reunidas en oración antes de la Eucaristía y compartir aquel ágape fraterno con estos cristianos que vivieron 300 años después de Cristo.
Si bien estas catacumbas no tienen el esplendor dorado de las muchas iglesias y santuarios de la isla, el impresionante estado de conservación, la simplicidad y el silencio del lugar lo convierten en uno de los sitios más conmovedores espiritualmente de la isla.
Después de un extenso trabajo de restauración que Heritage Malta comenzó en el año 2015 (con un presupuesto de alrededor de 4 millones de euros, parcialmente proporcionado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional), estas catacumbas pueden ser visitadas por todos aquellos interesados en explorar y aprender más de esta fascinante tradición mediterránea. Santa Águeda se sometió a restauración en el 2017, y también hoy está abierto a los visitantes.
Aleteia tuvo la oportunidad de visitar estas catacumbas e hipogeos, y de hablar con David Cardona, arqueólogo y director de excavaciones. La entrevista ha sido editada para una mejor y clara lectura.
Artísticamente, los hipogeos malteses sufren de falta de imágenes pictóricas, a diferencia de otros hipogeos en todo el mundo cristiano antiguo. Uno no encuentra, por ejemplo, la impresionante decoración pintada y las imágenes que se observan en Roma y en Sicilia. Esto no significa que no haya imágenes presentes.
Las decoraciones florales recientemente descubiertas en un Baldaquino en el hipogeo 17 dentro de las Catacumbas de San Pablo y la tumba pintada de la ventana del complejo 17 dentro del complejo de Wignacourt, nos ofrecen un claro ejemplo de estos. Más numerosos son, sin embargo, los motivos tallados, entre los que destacan los pilares decorados de numerosas “ventanas tumbas”, y los motivos de conchas de vieira que se encuentran en las capillas de las tumbas del mismo tipo.
Arquitectónicamente, sin embargo, los hipogeos malteses proporcionan tipos únicos de tumbas, entre las que se encuentra la ventana tumba (de la cual solo se ha registrado un ejemplo hasta ahora en Roma) y las tumbas de Baldaquino, tumbas arquitectónicamente impresionantes que a menudo se encuentran dentro de los hipogeos de las islas maltesas y, en cierta medida y en diferentes variaciones en Siracusa.
Las catacumbas maltesas se encuentran entre las más importantes de la tradición cristiana, solo las superan las que se encuentran en Roma. ¿Pero por qué no son tan conocidas?
Desafortunadamente, los hipogeos malteses siempre han estado a la sombra de las estructuras prehistóricas locales, que han estado a la vanguardia de la arqueología maltesa. Se podría decir también que los hipogeos malteses han sido eclipsados por las catacumbas romanas, más impresionantes. Por lo tanto, la investigación local se ha concentrado principalmente en comparar el hipogeo maltés con ejemplos extranjeros.
Sin embargo, nuevas investigaciones en las últimas décadas realizadas por especialistas malteses y sicilianos han dado una nueva vida a estos importantes sitios, asegurando que estos hipogeos reciban el interés que se merecen.
Aparte de los tipos de tumbas ya mencionados anteriormente, los hipogeos malteses contienen tablas excavadas en la roca, llamadas triclinio. Estas mesas probablemente se usaban para las comidas funerarias llevadas a cabo para conmemorar a los difuntos, un rito conocido por los romanos como refrigerium y ágape para los primeros cristianos.
Se sabe que también se llevaron a cabo comidas similares en hipogeos romanos y sicilianos, a través de la evidencia textual y pictórica. Sin embargo, es solo en Malta que toda la instalación fue tallada en la roca viva y, por lo tanto, pudo ser estudiada por los eruditos modernos.
“Esperamos que la gente vuelva a orar y meditar en este lugar, donde quizás encuentren un espacio de calma, silencio y contemplación”. Salir del aislamiento: esta es la esperanza expresada a la agencia France Presse por el padre Jihad Youssef, quien desde mayo de 2021 es el superior del monasterio sirio de San Mosè el Abisinio (Deir Mar Mousa). El monasterio está ubicado en medio de un desierto montañoso a una altitud de 1.320 metros en el norte del macizo de Qalamoun, no lejos de la actual frontera libanesa. Lleva el nombre de un príncipe que se retiró aquí por primera vez en el siglo VI para llevar una vida ascética en una cueva como monje.
El monasterio actual está ubicado a unos 12 kilómetros de Nabek, un pequeño pueblo ubicado a 70 kilómetros al norte de Damasco. Fue parcialmente reconstruida y ampliada en el siglo XIV, pero el núcleo más antiguo, con la iglesia, data del siglo XI.
En 1982, el jesuita italiano Paolo Dall'Oglio comenzó a revivir el monasterio, que se había deteriorado después de ser abandonado en el siglo XIX después de un declive gradual que comenzó dos siglos antes. Dall'Oglio inició la restauración de los edificios, primero con la ayuda de la Iglesia local, luego con la ayuda del estado sirio y de voluntarios locales y extranjeros.
En ese mismo período, el padre jesuita también fundó una nueva comunidad religiosa ecuménica y mixta de rito siríaco-católico: la "comunidad monástica al-Khalil de Deir Mar Moussa al-Habachi", que hoy se distribuye en tres monasterios: Mar Mousa en Siria; Maryam al-Adhra, en Sulaymaniyya, en Kurstidan iraquí; San Salvatore, en Cori (Latina), Italia.
El monasterio es conocido por haber elegido, hace treinta años, entablar un diálogo cristiano-musulmán por instigación del padre Dall'Oglio quien, como arabista, estaba convencido de la posibilidad de apertura y diálogo entre el cristianismo y el Islam. En Mar Mousa se organizaron seminarios interreligiosos, en los que la minoría cristiana de Siria y los musulmanes rezaron codo con codo, convirtiendo el monasterio en un símbolo de convivencia que atrajo a numerosos visitantes, tanto turistas de paso como personas en busca de retiro espiritual. Además de los cristianos de Oriente y Occidente, los musulmanes acudían allí los viernes, su día festivo semanal.
En 2006, el monasterio recibió el Premio Euromediterráneo para el diálogo entre culturas, establecido en 2005 por la Fondation Méditerranée y la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el diálogo entre culturas.
En 2010, según France Presse , nada menos que 30.000 personas visitaron el monasterio. El comienzo de la guerra en Siria en 2011, la expulsión del padre Dall'Oglio del país en el mismo año y su desaparición en 2013 en Raqqa, la "capital" de la región norte que quedó bajo el control de los autodenominados Estado Islámico (Isis)-, donde había acudido para obtener la liberación de personas secuestradas o detenidas ilegalmente, interrumpió durante una década las visitas a Mar Mousa.
En 2015, el propio monasterio fue blanco del Estado Islámico, mientras que los yihadistas, durante un par de años, dominaron las zonas rurales alrededor de la ciudad de Homs. Los hombres de ISIS también secuestraron al padre Jacques Mourad , cofundador de Deir Mar Mousa de Al-Qaryatain. El clérigo logró escapar con la ayuda de algunas personas unos meses después. En ese momento “teníamos miedo y estábamos aislados; en una situación que impedía que la gente nos visitara”, recuerda el padre Jihad.
La derrota de las fuerzas de ISIS hace tres años fue seguida en 2020 por la pandemia de Covid-19, que prolongó el aislamiento de la pequeña comunidad monástica. En 2021 - escribieron los monjes y monjas en la carta de Navidad enviada a los amigos de la comunidad - "limitamos nuestra hospitalidad a algunas visitas breves organizadas para pequeños grupos de 3-4 personas y, en casos particulares, a pernoctaciones de no más que una o dos personas".
Ahora, gracias a la mejora de la seguridad en los alrededores y una situación sanitaria más normal, el monasterio -reportado en muchas guías turísticas publicadas antes de 2011- ha reabierto sus puertas a los visitantes en este mes de junio.
De esta forma, se vuelve a subir la subida de varios cientos de escalones, que tras una caminata de unos veinte minutos, da acceso a un lugar de paz, capaz de sostenerse incluso en el contexto desértico en el que se encuentra inmerso. Construido sobre las ruinas de una torre romana y parcialmente excavado en la roca, el sitio alberga una iglesia que data de 1051, decorada con íconos y murales antiguos considerados entre los frescos más antiguos del Oriente cristiano y que datan de los siglos XI y XII.
La escena del Juicio Final es una de las más emblemáticas. Se enrolla alrededor de las paredes como un cómic. Se estableció una escuela de restauración italo-siria para la restauración de los frescos. El rescate de las pinturas se completó en 2003.
En las paredes de la iglesia hay inscripciones en árabe, siríaco y griego con acentos cristianos -"Dios es amor"- y musulmanes -"en el nombre de Dios, el Misericordioso".
El programa comunitario continúa inspirándose en las intuiciones del Padre Paolo Dall'Oglio. “Con alegría y entusiasmo”, escribe la comunidad en la carta de diciembre de 2021 que se refiere al último capítulo monástico celebrado del 18 de mayo al 4 de junio de 2021, “hemos elegido continuar nuestra consagración monástica juntos sobre la base de nuestras tres prioridades: la oración, el trabajo manual y la hospitalidad-, dejándonos llevar hacia el horizonte de la concordia y la amistad con el Islam y los musulmanes, a quienes amamos en nombre de Cristo, como él los ama”.
Fuente: www-terrasanta-net