Ostia era un puerto de gran importancia. Lo separaban de la capital del Imperio tan solo 24 kilómetros

La deslumbrante grandeza de Roma oscurece otras joyas como esta: Ostia Antigua. En la antigüedad fue puerto del Imperio romano. Por aquí entraban las tropas que regresaban de lejanas guerras, esclavos, comerciantes y, probablemente también aquí desembarcaron los primeros discípulos de Cristo.

 

 

FLORA PANARITI

Arqueóloga, Ostia Antica

“Ostia era un puerto de gran importancia. Lo separaban de la capital del Imperio tan solo 24 kilómetros. Por aquí desembarcaron todos los cultos orientales del mundo antiguo.

¿Por qué no pensar que también los cristianos, que vienen de esa parte del Mediterráneo hubieran desembarcado en Ostia para después ir a la capital?”.

 

ostia antica

 

 

 

En Ostia se guarda el recuerdo de una de las cristianas más famosas de los primeros siglos: Santa Mónica, la madre de San Agustín, quien falleció aquí mientras esperaba regresar a su tierra en África. Su hijo recuerda en sus Confesiones el paso de la familia por esta ciudad. Esta placa recuerda lo que dijo el Santo.

 

FLORA PANARITI
Arqueóloga, Ostia Antica

“En las confesiones hay una parte muy hermosa, muy sugestiva y conmovedora, que ha pasado a la Historia como el momento del éxtasis de Santa Mónica. Están en Ostia, en una casa, se asoman a una ventana que da al patio en una zona tranquila, lejos del centro, de donde estamos ahora.

Hablan con dulzura, con tranquilidad. Es un diálogo entre madre e hijo y hablan de cómo será la vida en el más allá. Sienten esta inspiración, esta intimidad que se está creando entre ellos. Es una especie de testamento que Mónica hace a este hijo suyo perdido y encontrado en la fe porque cinco o seis días después, expirará aquí. Era el año 387 después de Cristo y será enterrada en Ostia”.

 

Esta basílica es la prueba de la presencia cristiana en Ostia, aunque no fue fácil asentarse porque en esta misma ciudad varios de ellos sufrieron martirio.

Pasear por Ostia es como viajar al pasado y caminar por las calles de la que fue una de las principales ciudades del Imperio. Contemplar los ricos mosaicos de sus termas...

Su majestuoso teatro...

O la elegancia de sus edificios, casas e incluso tabernas.

Sus visitantes dicen que estar aquí es como una inmersión en el pasado.

 

“El Foro, en Roma, no está tan vivo como este lugar. Te puedes imaginar cómo es la vida cotidiana aquí”.

“Está en las afueras de Roma. No hay tanto ruido, es más tranquilo”.

“Estoy muy impresionada. Es una sorpresa para nosotros. No sabíamos mucho de este lugar antes de venir a Italia esta vez y en comparación al Foro Romano es increíble. Todos los edificios se los puede imaginar uno mucho mejor”.

Ostia

 

 

La ciudad satélite de la capital tuvo en sus tiempos de máximo esplendor 60.000 habitantes. Sin embargo, con el paso del tiempo la vida de esta ciudad se fue apagando.

Cuando Roma fue perdiendo hegemonía y otros puertos ganaron protagonismo, la ciudad se fue despoblando. Las pestes y epidemias dieron el golpe de gracia y la ciudad cayó en el olvido hasta que las excavaciones de los últimos siglos la volvieron a sacar a la luz.

 

 

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"MELQUISEDEC, REY DE JUSTICIA Y DE PAZ"

Figura del sacerdocio eterno, trascendente, del Hijo de Dios

Personaje bíblico que fue Rey-Sacerdote de Salém en la época patriarcal.

 

La Biblia le menciona solamente tres veces: Gen 14,18; Ps 110,4 y Heb 5-7. Su nombre (Malki-sedek) significa «Rey de justicia», según la etimología corriente; pero podría ser un nombre teóforo cananeo: «Sadku es (mi) rey».

Citado en el Génesis

Gen 14,17-19 relata el regreso de Abraham después de haber batido a los reyes que habían derrotado al de Sodoma y a sus aliados y hecho prisionero a su sobrino Lot. A su encuentro salió el rey de Sodoma y «Melquisedec, rey de Salém, presentando pan y vino; era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo: Bendito sea Abraham del Dios Altísimo, creador (Señor) de cielos y tierra; y bendito sea el Dios Altísimo que puso a tus enemigos en tus manos».

Hoy día parece segura la identificación de Salém con Jerusalén (Ps 76,3). Melquisedec aparece así como un rey cananeo de la época patriarcal y su nombre es semejante al de otro monarca de Jerusalén, Adonisedec, mencionado en los 10,1; su identificación con `Abd-Hiba, rey de la misma ciudad en la época de El-Amarna (s. XIV a. C.), es pura conjetura.

Melquisedec

Pero lo interesante de este extraño personaje es su sentido religioso. El Génesis lo presenta como sacerdote del Dios Altísimo ('El `elyón) de acuerdo con la teología cananea donde `El es el Dios supremo, creador de los seres y padre de los hombres, como le llaman los textos de Ugarit'. Abraham identifica esa divinidad con Yahwéh, el Dios de Israel, haciendo de Melquisedec un monoteísta. Esta actitud concuerda bien con el proceder general de los patriarcas, que, siendo adoradores del Dios único, se mueven con libertad en el ámbito cananeo, utilizando sus lugares sacros y conviviendo religiosamente con sus moradores.

En el momento de encontrarse, Melquisedec trae pan y vino, no está claro si como refrigerio para la tropa en signo de amistad y congratulación, o bien como sacrificio de acción de gracias o de comunión; ambas cosas son posibles, pero el texto no lo expresa con claridad. La mención del sacerdocio parece relacionarse más bien con la bendición que imparte a Abraham. Éste reconoce dicho sacerdocio entregándole el diezmo del botín.

Todo el cap. 14 del Génesis, que no corresponde a ninguna de las fuentes literarias del Pentateuco, representa una tradición antigua, conservada en orden a exaltar la figura de Abraham y poner de relieve sus relaciones con Jerusalén, ciudad santa, que posee un santuario donde el rey ejerce el sacerdocio por derecho propio.

Se trataría así de una tradición aprovechada en favor de la dinastía de David, que tomó a Jerusalén por su capital y estableció en ella el centro del culto yahwístico. Sobre este culto y santuario el rey de Judá no tenía un derecho ministerial, que la Ley reservaba a los Levitas, sino que su derecho dimanaba del carácter regio, sancionado en esa tradición.

Es ésta precisamente la mentalidad que se refleja en el Salmo 110,4, que exalta la elección divina del rey y su triunfo sobre sus enemigos, asegurado por la protección de Yahwéh. Dicho de David o de un descendiente suyo, este salmo traduce la ideología del mesianismo dinástico de que aquél es portador según la profecía de Natán (2 Sam 7,11-16); y así es también mesiánico en sentido definitivo en cuanto Cristo culmina aquella esperanza.

Melquisedec

El salmo descubre el carácter sacerdotal de este mesianismo regio precisamente en relación con la figura de Melquisedec: «Yahwéh lo ha jurado y no se volverá atrás: tú eres sacerdote para siempre al modo de (o por causa de) Melquisedec».

El rey de Jerusalén, el Mesías, disfruta por disposición divina, juramento y profecía, de rango sacerdotal, no en cuanto funcionario cúltico, sino como dispensador de la bendición salvífica al pueblo; la Escritura misma lo confirma al presentarnos al rey de Jerusalén, Melquisedec, del que el Mesías es heredero, bendiciendo a Abraham, padre del pueblo.

De este modo se conjuga la corriente típicamente israelítica del mesianismo con la realidad político-religiosa de Jerusalén, centro unificado del culto israelítico y santuario regio. El rey mesiánico adquiere así una dimensión sacra que trasciende el sacerdocio ministerial, para apropiarse un sacerdocio de mediación y salud al que el otro sirve de medio; Yahwéh traerá la salvación a través del Mesías, del Rey-Sacerdote del que Melquisedec es el prototipo. Este sentido mesiánico tiene una realización eminente en el ReyMesías definitivo, Cristo, cuyo sacerdocio eterno aporta la bendición, la salud, a su pueblo, liberado por su mediación redentora de todos sus enemigos.

Será precisamente el aspecto sacerdotal del mesianismo, que el A. T. sólo considera esporádicamente, aquel en que se detendrá la Epístola a los Hebreos, glosando esta figura de Melquisedec.

Epístola a los Hebreos

En la Epístola a los Hebreos cap. 7 es evidente que a Cristo le corresponde un tal sacerdocio, como se desprende del Ps 110,4, que se cita repetidamente (5,6.10; 6,20; 7,11.17.21), y cuyo sentido mesiánico admitía la tradición judía unánimemente (Mt 22,41-46); se analiza el sentido de ese versículo a la luz del relato del Gen 14, para extraer el sentido de ese sacerdocio y su relación con el sacerdocio levítico de Aarón.

Melquisedec

Porque es claro que el Mesías, Cristo, no es sacerdote del orden levítico, pues no pertenece a esa tribu; como descendiente de David pertenece a la de Judá.

Pero su sacerdocio, según el orden de Melquisedec, es superior al de Leví, como aparece en el relato del Gen donde el Rey-Sacerdote se comporta como superior al patriarca Abraham. Posee categorías mesiánicas claras, rey de justicia y de paz, y en cuanto sacerdote asegura la bendición y con ella la salvación a Abraham, que le paga el diezmo, lo que equivale a un reconocimiento de superioridad. Y en ese reconocimiento y sumisión participa Leví, presente en su progenitor.

Figura del sacerdocio eterno, trascendente, del Hijo de Dios.

Por lo demás, la inesperada aparición de Melquisedec en la Sagrada Escritura, al margen de toda relación genealógica, le constituye en figura del sacerdocio eterno, trascendente, del Hijo de Dios. Por su parte, la Escritura atribuye ese sacerdocio-tipo de Melquisedec al Mesías (Ps 110,4), al portador de la salvación; y esto de un modo irrevocable, con un juramento que asegura la perennidad de tal sacerdocio.

Mientras el levítico era un sacerdocio caduco y defectible, el de Cristo, irrevocable y eterno, es garantía de salvación definitiva y de una intercesión ininterrumpida; la Ley y su sacerdocio, garantías de la Alianza, se ven desbordadas por la realidad que preparaban. La misma Escritura había prefigurado y predicho ese nuevo tipo de sacerdocio que convendría al Mesías y que Cristo realizó de modo perfecto.

La tradición cristiana pronto se dio cuenta de la importancia de la figura de Melquisedec. Éste, pagano e incircunciso, bendice a Abraham, y según el Ps 110 es tipo del sacerdocio mesiánico; en él se anuncia la preeminencia de la Iglesia universal sobre la Sinagoga judía.

Nace entonces la exégesis judía polemizante que hace de Melquisedec  una figura israelítica, en concreto se la identifica con Sem, que puede así bendecir a su descendiente. Por su parte, los cristianos insisten en la exégesis de Heb 7 y desarrollan al máximo la tipología, introduciendo un elemento nuevo, el del sacrificio, del que no hablaba la Epístola: Melquisedec , aportando, es decir, ofreciendo pan y vino, es figura de Cristo que instituye la Eucaristía.

Tal noción sacrificial, ya lo vimos, no se encuentra explícita en el texto del Gen, aunque puede suponérsela fácilmente. De ahí que Heb 7 no contemple ese aspecto; sobre todo, porque lo que interesa es la realidad del sacerdocio personal de Cristo, su mediación eterna, no su representación sacramental. No se trata de sustituir un rito por otro, sino la figura por la realidad. La tipología sacrificial encontró su expresión litúrgica en el Canon de la Misa, donde se menciona el sacrificio del Sumo Sacerdote Melquisedec en relación con el pan y el vino eucarísticos.

BIBL.: G. WUTTKE, Melchisedech der Preisterkdnig aon Salero. Eine Studie zur Geschichte der Exegese, Giessen 1927; G. BARDY, Melchisédech dans la tradition patristique, «Revue Biblique», 35 (1926) 496 ss.; 36 (1927) 25 ss.; A. VACCARI, Melchisedec, Rex Salero, proferens panero et vinurrr, «Verbum Dominio, 18 (1938) 235-38; H. H. ROWLEY, Melchisedek and Zadok, en Festschrift A. Bertholet, Tubinga 1950, 461-472; G. TH. KENNEDY, St. Paul's conception of the priesthood of Melchisedech. An historie-exegetical incestigation, Washington 1951; V. HAMP, Melchisedech als Typus, en Pro Mundi Vita, Munich 1960, 7-20; M. SIMON, Melchisédech dans la polérnique entre luifs et Chrétiens et dans la Légende, «Recherches d'histoire judéo-chrétienne», París 1962, 101-126

G. DEL OLMO LETE (GER)

ver en Wikipedia

Georgia es uno de los países europeos que hay en la remota región del Cáucaso, al este el Mar Negro y situado ya las puertas de Asia.

Nukas Sakdari: un monasterio cristiano erigido en un sitio oculto y casi imposible
Georgia: un fascinante paseo por extraños paisajes y ruinas de aspecto postapocalíptico

 

Conocida como la Iberia del Este por el nombre que le dieron los griegos, sus habitantes la conocían antiguamente como Kartli, que fue uno de los primeros reinos cristianos del mundo, ya que el Cristianismo se convirtió en la religión del estado en ese país en el año 337, mucho antes que en el Imperio Romano, que adoptó oficialmente esa religión en el año 380. Georgia conserva gran parte de su patrimonio histórico cristiano gracias a su aislamiento, pues es un país muy montañoso.

 

 

Un ejemplo de ese aislamiento es la población de Ushguli, en Svaneti, en el norte de Georgia. Con unos 200 habitantes, es una de las localidades más aisladas y uno de los asentamientos humanos permanentes a más altura de Europa.

Está a 2.100 metros sobre el nivel del mar, cerca de Shkhara la montaña más alta de Georgia, cuya cima alcanza los 5.203 metros. Debido a su localización, en Ushguli nieva durante seis meses al año.

Tanta nieve no sería un problema si no fuese porque los accesos al pueblo quedan bloqueados con bastante frecuencia durante el invierno, por lo que a veces es necesario recurrir a un helicóptero para llegar hasta allí.

 

 

 

Además de su aislamiento, una de las características más curiosas de Ushguli son sus casas, con formas de torres defensivas de entre tres y seis pisos. Su forma no es meramente estética: fueron construidas en la Alta Edad Media con fines defensivos.

El buen estado de conservación del pueblo hace que parezca que allí se detuvo el tiempo hace siglos. Debido a ello, en 1996 la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

 

 

 

El principal monumento de Ushguli es la Iglesia de la Madre de Dios, habitualmente conocida con el nombre de Iglesia de Lamaria. Pertenece a la Iglesia Ortodoxa Apostólica Autocéfala de Georgia, una de las iglesias cristianas más antiguas y la mayoritaria de Georgia.

El templo de Ushguli fue construido entre los siglos IX y X (se desconoce la fecha exacta, ya que no hay registros históricos al respecto), y está dedicada a la tradición ortodoxa de la dormición de la Virgen María y su ascenso al cielo.

 

 

 

La Iglesia de Lamaria está situada en una colina al nordeste del pueblo y contiene algunos frescos medievales. Este templo sigue cumpliendo su función religiosa hoy en día e incluso sirve como sede para un obispado para la citada Iglesia Ortodoxa de Georgia.

Si quieres saber más sobre Ushguli, hace unos meses Yes Theory publicó un interesante vídeo de un viaje hasta esa remota localidad (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):

 

 

 

FUENTE: www.outono.net/elentir/explorandoinfo

Beato Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa

Fue el primer Papa que habló en primera persona y no utilizó el plural mayestático, llevando también a la sede de Pedro su anterior actividad pastoral, llevada a cabo siendo cercano a la gente, capaz de escuchar, empático.

 

El Papa Juan Pablo I fue un hombre de sólida y profunda cultura, pero nunca elitista, capaz de filtrarla a través de una auténtica actitud de humildad. Humilitas fue, de hecho, su lema episcopal, inspirado en el de San Carlos Borromeo, que también quiso en el escudo papal, junto con las tres estrellas, símbolo de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

 

Albino nació en Canale d'Agordo, en la zona de Belluno (Italia), el 17 de octubre de 1912. La suya era una familia pobre, lo que, como él recordaba, le permitió conocer el hambre y así, más tarde, comprender las necesidades de la gente.

 

A los 11 años ingresó en el seminario interdiocesano y cinco años más tarde en el Seminario Gregoriano de Belluno para cursar estudios de bachillerato, filosofía y teología. En 1935 recibió el diaconado y ese mismo año fue ordenado sacerdote. En otoño de 1937, cuando sólo tenía 25 años, el padre Albino fue llamado a Belluno para desempeñar el cargo de vicerrector del Seminario Gregoriano y, al mismo tiempo, impartir clases de bachillerato y teología.

 

Juan Pablo I

Albino Luciani, Juan Pablo I, durante una audiencia general en septiembre de 1978

 

 

Y desde aquí recorrió toda la jerarquía eclesiástica: obispo en Vittorio Veneto en 1958, Patriarca en Venecia en 1970 y en 1973, de manos de Pablo VI, cardenal.
Finalmente, fue elegido Papa el 26 de agosto de 1978 con el nombre de Juan Pablo I en honor de sus dos últimos predecesores. Murió aproximadamente un mes después, con sólo 65 años, el 28 de septiembre de 1978.

 

Inmediatamente después de la muerte del Papa Luciani, llegaron peticiones de fieles de muchas partes del mundo para la introducción de la causa de canonización. El proceso comenzó en 1990 y concluyó el 13 de octubre de 2021, cuando el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto relativo a un milagro atribuido a su intercesión.

 

El 4 de septiembre de 2022, el Papa Francisco proclamó en la Plaza de San Pedro que "el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo I, Papa, sea llamado en adelante Beato y que sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas por la ley el 26 de agosto".

 

 

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La beatificación de Juan Pablo I

 

“Albino Luciani, Papa recién elegido, decidió no ser coronado, por primera vez durante siglos. Y esto se engancha perfectamente, es muy coherente, con su naturaleza de un hombre humilde. Al punto que su lema episcopal, elegido veinte años antes, en 1958, cuando Juan XXIII lo quiere obispo de Vittorio Beneto, Luciani elige el lema ‘Humilitas’, osea Humildad”. GIOVANNI MARIA VIAN
Historiador

Una de las razones que le ganó el reconocimiento popular fue su origen sencillo, nacido en una familia de trabajadores.

“Su padre era un obrero, además de simpatías socialistas, que emigró de su región, el Veneto del Norte, el Cadore, y pasó muchos años fuera de su patria”.

 

Fue especialmente su madre quien le inculcó los valores religiosos que le llevarían a vivir momentos históricos. Uno de ellos lo desvela el historiador Giovanni Maria Vian en su libro ‘El Papa sin corona’, y se refiere a la muerte del metropolita de Moscú, Nikodim, durante una audiencia personal con el Papa, en el Vaticano.

“Nikodim, que era notoriamente filo-católico, pidió insistentemente ver el Papa a solas. A solas quería decir solamente con la presencia de un intérprete, que curiosamente fue un jesuita español”.

Gracias a este intérprete sabemos que el metropolita, que tenía problemas del corazón, sufrió un ataque prácticamente al finalizar el encuentro, cayendo al suelo delante del Papa y falleciendo al instante. Un antecedente duro para un Papa que también sufrió una muerte repentina tras apenas 33 días de gobierno de la Iglesia.

Las proezas en vida (y el milagro tras su muerte) por los que Juan Pablo I será beato

 

La Oficina de Prensa del Vaticano ha revelado los detalles de la causa de beatificación de Juan Pablo I. Es un Papa del que mucha gente conoce mejor su muerte que su propia vida.


De Luciani pondré en evidencia tres características. Sacerdote que rezaba, que vivía en pobreza y se sentía a gusto con la gente. CARD. BENIAMINO STELLA
Postulador de la causa de beatificación

No es la beatificación de un Papa porque se deba beatificar a un Papa ni su pontificado. Se beatifica lo que se ha investigado sobre él y los testimonios de que siempre buscaba la sustancia del Evangelio. Y lo hizo de una manera fuera de lo común y accesible a todos STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora de la causa de beatificación

 

 

Su muerte fagocitó por muchos años la consistencia, la hondura magisterial de este hombre, de este Papa. Y soterró su importancia. Quizá esté fue el daño de una fake news que duró demasiado tiempo.

Durante la rueda de prensa también se reveló que una de las reliquias que se presentan del beato es un simple trozo de papel en el que había apuntado un esquema. Cómo explicar en su primera audiencia general abierta a periodistas las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y la caridad.

Su sobrina contó con humor el momento en el que los vecinos de su pueblo siguieron a través del único y minúsculo televisor que tenían su participación en el Concilio Vaticano II. La hermana de Luciani estaba muy emocionada porque se lo imaginaba en cada obispo.

Intuía, según ella lo había visto. No sé cómo lo haría, naturalmente.

Entre los presentes estuvo también la segunda persona que encontró a Juan Pablo I muerto. Era una religiosa que lo cuidaba y que recordó cómo le encargaba que de las camisas solo planchara los cuellos y los puños porque eran lo único que se veía. Contó lo que ella y otra hermana vivieron el día de la muerte del Papa.


Solía venir a por el café pero se retrasó, entonces ella me dijo: “¿cómo es que se retrasa?”. Yo le dije: “ve a ver”. Ella fue, él no respondía, abrió la puerta y se dio cuenta de que estaba ahí... SOR MARGHERITA MARIN

Era su hora, en resumen.

El último en compartir su testimonio fue el sacerdote que pidió la intercesión de Juan Pablo I para la curación milagrosa de una niña con neumonía. La madre de la niña no conocía al Papa, pero él sacerdote la convenció. Tenía una gran devoción por él porque le ayudó a discernir su vocación.


Roxana, que no conocía nada de Juan Pablo I, recibe la poca información en el apuro de una terapia intensiva. Y así, junto a dos enfermeras, ponemos nuestras manos sobre el cuerpito de Candela, tenía once años y pesaba 19 kilos. Y así yo hice una oración espontánea que no me la recuerdo de memoria, pero sí tengo la certeza de que pedí que se salvara y recuperara la vida de Candela por la intercesión de Juan Pablo I. P. JUAN JOSÉ DABUSTI

Con la beatificación del próximo domingo, muchos esperan que se ponga en relieve la vida de Juan Pablo I, un Papa cuya inesperada muerte eclipsó una vivencia sencilla y contagiosa del Evangelio.

 

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JUAN PABLO I

 

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El apóstol san Bartolomé

 

"Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo: Ven, y ve.

Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

Natanael repuso: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús diciendo: ¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y añadió: En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre". (Jn 1,45-51)

 

Bartolomé aparece en los Evangelios sinópticos con su nombre griego que procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". En el Evangelio de Juan, en cambio, aparece con un nombre hebreo, Natanael. La etimología hebrea de su nombre significa "Dios ha dado". La tradición asimiló a Bartolomé y a Natanael como la misma persona.

Su encuentro personal con Jesús en el Evangelio de Juan

Lo que sabemos con certeza sobre la vida de Bartolomé nos viene de los textos de los Evangelios, especialmente del Evangelio de Juan, donde se relata en detalle cómo su encuentro personal con Jesús lo condujo a la profesión de fe en el Mesías anhelado.

 

bartolome

 

 

Natanael o Bartolomé era un pescador de Caná que conocía bien Nazaret, que se halla a sólo 8 km, pero no se confiaba mucho de sus habitantes: por eso se mostró escéptico cuando su amigo Felipe le habló de Jesús nazareno y preguntó con mucha ironía si por caso del pobre pueblo de Nazaret hubiera podido salir algo bueno.

Felipe no intentó convencerlo con palabras sino que lo invitó a tener su propio encuentro personal con Jesús. Bartolomé accedió y fue a buscar a Jesús pero, cuando lo encontró, fue Jesús quien lo sorprendió al decirle que antes de que Felipe lo hubiera llamado, había sido Jesús quien ya sabía que Bartolomé era "un israelita sincero y sin doblez".

También Jesús le reveló que lo había conocido ya desde que "estaba debajo de la higuera" y a este punto, Bartolomé, un hombre concreto y apegado a la tradición que meditaba diariamente las Escrituras, hizo una verdadera confesión de fe en Jesús como el Mesías esperado por Israel: "¡Tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!".

 

Apóstol en la India, mártir en Armenia según las tradiciones populares

Después de la muerte y resurrección de Jesús, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice qué los discípulos se reunieron en oración junto con María y otras mujeres. Entre ellos también estaba Bartolomé:

"Entonces los apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cerca de Jerusalén, un trecho corto, precisamente lo que la ley permitía caminar en sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde estaban alojados.

Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Celote, y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos se reunían para orar asiduamente con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos". (cf. Hch 1,12-14).

Los eventos ulteriores ya no resultan reportados por fuentes históricas seguras, pero las tradiciones populares dicen que Bartolomé se fue a predicar la Palabra de Dios en varias regiones orientales, desde Mesopotamia hasta la India, donde Dios acompañaba su predicación con milagros y curaciones prodigiosas.

Se dice también que llegó hasta Armenia y que allí, además de predicar la conversión a las poblaciones de doce ciudades, también logró evangelizar al Rey Polimio y a su esposa, haciendo que los sacerdotes de las divinidades paganas locales se enfuriasen. Otras leyendas afirman que Astiage, el hermano del rey, instigado por los sacerdotes, logró condenarlo a muerte.

Estas narraciones añaden que su martirio habría tenido lugar en Albanopoli alrededor del año 68. Por último, después de mil vicisitudes acaecidas a lo largo de los siglos, se dice que sus reliquias habrían llegado a Roma por intervención del emperador Otón III, reliquias que hoy se hallan conservadas en la basílica que le fue dedicada en la Isla Tiberina.

 

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San Bartolomé Apóstol - 24 de agosto

 

 

 

Benedicto XVI habla de San Agustín

Durante los meses de enero y febrero del año 2008, Benedicto XVI dedicó cinco de sus catequesis de los miércoles a la figura de San Agustín de Hipona. Al concluir la serie de sus cinco intervenciones el pontífice reconoció que ha sido el santo que, como confesó, quizá ha tenido más importancia «en mi vida de teólogo, de sacerdote y de pastor», san Agustín de Hipona (354-430).

 

Primera Intervención de Benedicto XVI en la que presentó la figura de San Agustín  

La búsqueda de la verdad lleva a Cristo, explica el Papa

Al presentar la figura de san Agustín

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 enero 2008

La búsqueda de la verdad lleva a Cristo, constató Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles en la que presentó la figura de san Agustín de Hipona (354-430).

La intervención, dedicada al teólogo a quien consagró su tesis doctoral Joseph Ratzinger, revivió la biografía del «padre más grande de la Iglesia latina».

«Podría afirmarse», constató el Papa, «que todos los caminos de laliteratura cristiana latina llevan a Hipona», reconociendo que «pocas veces una civilización ha encontrado un espíritu tan grande, capaz de acoger los valores y de exaltar su intrínseca riqueza, inventando ideas y formas de las que se alimentarían las generaciones posteriores».

El pontífice repasó su biografía dejándose guiar por el libro de las «Confesiones», que «constituyen precisamente por su atención a la interioridad y a la psicología un modelo único en la literatura occidental, y no sólo occidental, incluida la no religiosa».

«Esta atención por la vida espiritual, por el misterio del yo, por el misterio de Dios que se esconde en el yo, es algo extraordinario, sin precedentes, y permanece para siempre como una "cumbre" espiritual», aclaró.

La catequesis repasó los personajes que marcaron la vida de Agustín, su madre Mónica, su turbulenta juventud, la mujer con la que mantuvo una relación sentimental y que le dio un hijo, Adeodato, a quien amó profundamente y que falleció siendo muy joven.

«Siempre quedó fascinado por la figura de Jesucristo; es más, dice que siempre amó a Jesús, pero que se alejó cada vez más de la fe eclesial, de la práctica eclesial, como les sucede también hoy a muchos jóvenes», recordó el sucesor de Pedro.

Buscando la verdad descubrió a Cristo, pero decidió seguirle primero en la red de los maniqueos, «que se presentaban como cristianos y prometían una religión totalmente racional».

 

 

«Afirmaban que el mundo está dividido en dos principios: el bien y el mal. Y así se explicaría toda la complejidad de la historia humana», aclaró. «Y sacó una ventaja concreta para su vida: la adhesión a los maniqueos abría fáciles perspectivas de carrera. Adherir a esa religión, que contaba con muchas personalidades influyentes, le permitía seguir su relación con una mujer y continuar con su carrera».

«Con el pasar del tiempo, sin embargo, Agustín comenzó a alejarse de la fe de los maniqueos, que le decepcionaron precisamente desde el punto de vista intelectual, pues eran incapaces de resolver sus dudas, y se transfirió a Roma, y después a Milán».

Allí conoció al obispo de esa ciudad, san Ambrosio, quien le hizo descubrir con sus predicaciones «que todo el Antiguo Testamento es un camino hacia Jesucristo».

«De este modo, encontró la clave para comprender la belleza, la profundidad incluso filosófica del Antiguo Testamento y comprendió toda la unidad del misterio de Cristo en la historia, así como la síntesis entre filosofía, racionalidad y fe en el Logos, en Cristo, Verbo eterno, que se hizo carne».

«Pronto, Agustín se dio cuenta de que la literatura alegórica de la Escritura y la filosofía neoplatónica del obispo de Milán le permitían resolver las dificultades intelectuales que, cuando era más joven, en su primer contacto con los textos bíblicos, le habían parecido insuperables», explicó el Papa.

Tras convertirse al cristianismo, fundó con sus amigos en Hipona, hoy Argelia,una comunidad monástica. Tras ser ordenado sacerdote, «quería estar sólo al servicio de la verdad, no se sentía llamado a la vida pastoral, pero después comprendió que la llamada de Dios significaba ser pastor entre los demás y así ofrecer el don de la verdad a los demás». En el año 395, fue consagrado obispo de Hipona.

«Predicaba varias veces a la semana a sus fieles, ayudaba a los pobres y a los huérfanos, atendía a la formación del clero y a la organización de los monasterios femeninos y masculinos», explicó, describiendo su acción pastoral.

«Ejerció una amplia influencia en la guía de la Iglesia católica del África romana y más en general en el cristianismo de su época, afrontando tendencias religiosas y herejías tenaces y disgregadoras, como el maniqueísmo, el donatismo, y el pelagianismo, que ponían en peligro la fe cristiana en el único Dios y rico en misericordia», evocó.

La narración de su muerte, antes de cumplir los 76 años, estuvo impregnada de la delicadeza del discípulo.

«Pidió que le transcribieran con letra grande los salmos penitenciales», recordó Benedicto XVI citando la biografía que de Agustín escribió un amigo, Posidio, «y dio órdenes para que colgaran las hojas contra la pared, de manera que desde la cama en su enfermedad los podía ver y leer, y lloraba sin interrupción lágrimas calientes».

El Papa anunció que dedicará sus próximas audiencias a este santo, «a sus obras, a su mensaje y a su experiencia interior».

 Descargar texto completo de la primera intervención de Benedicto XVI sobre San Agustín

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Segunda Intervención de Benedicto XVI en la que presentó la figura de San Agustín (2)

SAN AGUSTIN NOS ANIMA A CONFIAR EN CRISTO SIEMPRE VIVO

“Lo siento como un hombre de hoy: un amigo, un contemporáneo que me habla, que nos habla con su fe fresca y actual"

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 enero 2008 (VIS)

Continuando con la catequesis sobre San Agustín, en la audiencia general de hoy, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre los últimos años de la vida del doctor de la Iglesia.

El Santo Padre recordó que cuatro años antes de morir, Agustín designó a su sucesor, Heraclio Obispo de Hipona, manifestando el deseo de "dedicar los últimos años de vida a un estudio más intenso de la Sagrada Escritura".

"Fueron cuatro años de una extraordinaria actividad intelectual,  (...) en los que también intervino para promover la paz en las provincias africanas asediadas por las tribus bárbaras del sur. (...) Como él decía: "La gloria más grande es precisamente vencer a la guerra con la palabra, más que matar a los hombres con la espada, y procurar o mantener la paz con la paz y no con la guerra". Benedicto XVI afirmó que el asedio de Hipona por los vándalos, en el 429, supuso un sufrimiento para el santo.

"A pesar de que estaba viejo y cansado -continuó-, Agustín siguió en primera línea, consolándose y consolando a los demás con la oración y con la meditación sobre los misteriosos designios de la Providencia. (...) Si el mundo envejece. Cristo es siempre joven, afirmaba. E invitaba a "no rechazar rejuvenecer unido a Cristo, que te dice: No temas, tu juventud se renovará como la del águila". Por eso -continuó el Papa-, el cristiano no debe abatirse en las situaciones difíciles, sino tratar de ayudar al prójimo que se halla necesitado".

 

Tras poner de relieve que "la casa-monasterio de Agustín abrió sus puertas a los hermanos obispos que le pedían hospitalidad", el Santo Padre recordó que el santo doctor de la Iglesia "aprovechó el tiempo finalmente libre para dedicarse con mayor intensidad a la oración. Solía afirmar que nadie, obispo, religioso o laico, por irreprensible que pudiera parecer su conducta, puede afrontar la muerte sin una adecuada penitencia. Por eso, repetía continuamente entre lágrimas los salmos penitenciales, que tantas veces había rezado con su pueblo".

El Papa recordó que el santo Obispo de Hipona murió el 28 de agosto del 430. "Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 725, a Pavía, en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro, donde reposa hoy".

"Nosotros, lo reencontramos aún vivo en sus escritos", aseguró el Santo Padre. "Cuando leo los escritos de San Agustín no tengo la impresión de que sea un hombre muerto más o menos hace 1.600 años, sino que lo siento como un hombre de hoy: un amigo, un contemporáneo que me habla, que nos habla con su fe fresca y actual".

En los escritos del santo, añadió, "vemos la actualidad permanente de su fe, de la fe que viene de Cristo, del Verbo Eterno Encarnado, Hijo de Dios e Hijo del hombre. Y podemos ver -concluyó- que esta fe no es de ayer, aunque haya sido predicada ayer; es siempre actual, porque realmente Cristo es ayer, hoy y para siempre. El es el Camino, la Verdad y la Vida. De este modo, San Agustín nos anima a confiar en este Cristo siempre vivo y a encontrar así el camino de la vida".

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Tercera Intervención de Benedicto XVI en la que presentó la figura de San agustín (3)

La lejanía de Dios es lejanía de uno mismo, explica Benedicto XVI

Al presentar la relación entre fe y razón en san Agustín de Hipona

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 30 enero 2008

Cuando el ser humano se aleja de Dios se aleja de sí mismo, considera Benedicto XVI.

Lo explicó a los cinco mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano para participar en la audiencia general, en la que por tercera ocasión habló de san Agustín de Hipona, en esta ocasión, en particular sobre el tema fe y razón.

Presentó el «itinerario intelectual y espiritual» del filósofo y teólogo --al que consagró su tesis doctoral el joven Joseph Ratzinger-- como «un modelo válido también hoy en la relación entre fe y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino para todo hombre que busca la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano».

«Estas dos dimensiones, fe y razón, no deben separarse ni contraponerse, sino que deben estar siempre unidas», aclaró.

Para ilustrar su propuesta, presentó las famosas dos fórmulas con las que Agustín expresó esta síntesis coherente entre fe y razón: «"cree para comprender", creer abre el camino para cruzar la puerta de la verdad; pero también y de manera inseparable, "comprende para creer", escruta la verdad para poder encontrar a Dios y creer».

«La armonía entre fe y razón significa sobre todo que Dios no está lejos --subrayó el Santo Padre--: no está lejos de nuestra razón, de nuestra vida; está cerca de todo ser humano, cerca de nuestro corazón y de nuestra razón, si realmente nos ponemos en camino.

«La presencia de Dios en el hombre es profunda y al mismo tiempo misteriosa, pero puede reconocerse y descubrirse en la propia intimidad», pues como dice el obispo de Hipona: «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti».

«La lejanía de Dios equivale, por tanto, a la lejanía de sí mismos», reconoció Benedicto XVI, algo que san Agustín explicaba con estas palabras de sus «Confesiones»: «Tú estabas, ciertamente, delante de mí, mas yo me había apartado de mí mismo y no me encontraba».

«Esto es importante --insistió--: quien está lejos de Dios también está lejos de sí mismo, alienado de sí mismo, y sólo puede encontrarse a sí mismo si se encuentra con Dios. De este modo logra llegar a su verdadero yo, su verdadera identidad».

«Agustín encontró a Dios y durante toda su vida hizo su experiencia hasta el punto de que esta realidad --que es ante todo el encuentro con una Persona, Jesús--cambió su vida, como cambia la de cuantos, hombres y mujeres, en todo tiempo, tienen la gracia de encontrarse con él», concluyó el Papa.

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Cuarta Intervención de Benedicto XVI en la que presentó la figura de San Agustín (4)

San Agustín definió la «verdadera laicidad», recuerda el Papa

Diferencia entre esfera política y esfera de la fe

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 20 febrero 2008

La «verdadera laicidad» es un concepto antiguo que ya había sido definido por san Agustín, recuerda Benedicto XVI, al aclarar la diferencia entre la esfera política y la esfera de la fe.

Joseph Ratzinger, que dedicó al teólogo y filósofo del norte de África su tesis doctoral, dedicó la cuarta de las audiencias generales a este «padre de la Iglesia que ha dejado el mayor número de obras», algunas de ellas «de importancia capital, y no sólo para la historia del cristianismo sino también para la formación de toda la cultura occidental».

Entre otras, el pontífice recordó «De civitate Dei» [La Ciudad de Dios], «obra imponente y decisiva para el desarrollo del pensamiento político occidental y para la teología cristiana de la historia, escrita entre los años 413 y 426 en 22 libros».
La ocasión de su redacción fue el saqueo de Roma por parte de los godos en el año 410.

Ante la caída de Roma, algunos paganos ponían en duda la grandeza del Dios cristiano, que parecía incapaz de defender la ciudad.

«A esta objeción, que también tocaba profundamente el corazón de los cristianos, responde san Agustín con esta grandiosa obra», «aclarando qué es lo que debían esperar de Dios y qué es lo que no podían esperar de Él, cuál es la relación entre la esfera política y la esfera de la fe, de la Iglesia».

«Todavía hoy este libro es una fuente para definir bien la auténtica laicidad y la competencia de la Iglesia, la gran esperanza que nos da la fe», aclaró.
Como viene explicando Benedicto XVI en su pontificado, la laicidad no significa represión de la libertad religiosa (eso sería más bien el laicismo), sino la garantía para que los creyentes de las diferentes religiones puedan ejercer sus derechos fundamentales.

Como el Papa explicó, esta obra de Agustín de Hipona se basa en una interpretación fundamental de historia, «la lucha entre dos amores: el amor propio, "hasta llegar a menospreciar a Dios" y el amor a Dios "hasta llegar al desprecio de sí mismo"»

 

El Papa repasó otros de los escritos que dejó el santo africano, uno de los autores más prolíficos de la historia (a su muerte se contabilizaron al menos 1.300 escritos, aunque se considera que escribió entre 3.000 y 4.000 homilías).
Como es lógico, comentó su libro más publicado, las «Confesiones», autobiografía en la que «la propia miseria a la luz de Dios se convierte en alabanza de Dios y en acción de gracias, pues Dios nos ama y nos acepta, nos transforma y nos eleva hacia sí».

«Gracias a las "Confesiones" podemos seguir, paso a paso, el camino interior de este hombre extraordinario y apasionado de Dios», aclaró el Papa.
Citando al amigo y biógrafo de Agustín, el Papa concluyó explicando que el gran santo y teólogo está «siempre vivo» en sus obras.
«Está realmente vivo en sus escritos, está presente en nosotros y de este modo vemos también la permanente vitalidad de la fe por la que dio toda su vida», concluyó.

Las evocaciones de Benedicto XVI sobre san Agustín, en las que no ha dejado de confesar su admiración por este pensador, forman parte de la serie de catequesis que está ofreciendo sobre las grandes figuras de los inicios de la Iglesia.

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Quinta Intervención de Benedicto XVI en la que presentó la figura de San Agustín (5)

La conversión permite descubrir que Dios es amor , recuerda el Papa

 

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 27 febrero 2008

La conversión permite descubrir que Dios es amor, considera Benedicto XVI. Y la experiencia de la dulzura de Dios es la necesidad de fondo que experimenta la humanidad para encontrar la esperanza, aclaró este miércoles durante la audiencia general.

En su encuentro con miles de peregrinos en el aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice concluyó la serie de cinco intervenciones que ha dedicado al santo que, como confesó, quizá ha tenido más importancia «en mi vida de teólogo, de sacerdote y de pastor», san Agustín de Hipona (354-430).

En particular, revivió su conversión, que como explicó no fue una experiencia repentina, sino que vivió a lo largo de toda su vida.

«Convertido a Cristo, que es verdad y amor», «este grande enamorado de Dios» «se convirtió en un modelo para todo ser humano, para todos nosotros en la búsqueda de Dios», explicó el Papa.

El Santo Padre reconoció que su primera encíclica, Deus caritas est, «tiene una gran deuda, sobre todo en su primera parte, con el pensamiento de san Agustín».

Y sintetizó así la propuesta que hizo en ese primer gran documento de su pontificado: «También hoy, como en su época, la humanidad tiene necesidad de conocer y sobre todo de vivir esta realidad fundamental: Dios es amor y el encuentro con él es la única respuesta a las inquietudes del corazón humano».

«Un corazón en el que vive la esperanza --quizá todavía oscura e inconsciente en muchos de nuestros contemporáneos--, para nosotros los cristianos abre ya hoy al futuro, hasta el punto de que san Pablo escribió que "en esperanza fuimos salvados"».

Por este motivo, añadió, «a la esperanza he querido dedicar mi segunda encíclica, Spe salvi, que también ha contraído una gran deuda con Agustín y su encuentro con Dios».

«Tenemos que purificar nuestros deseos y nuestras esperanzas para acoger la dulzura de Dios», dijo el Papa a los fieles, recogiendo una de las ideas centrales de Agustín de Hipona.

«Sólo ésta nos salva, abriéndonos además a los demás», aclaró.

Por este motivo, concluyó invitando a los cristianos a seguir «el ejemplo de este gran convertido, encontrando como él en todo momento de nuestra vida al Señor Jesús, el único que nos salva, que nos purifica y nos da la verdadera alegría, la verdadera vida».

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+info:

¿Sabes quién era San Agustín?

Benedicto XVI habla de San Agustín

Obras de San Agustín

Ver extracto de las Confesiones

 

El 22 de agosto, día que la ONU dedica a las víctimas de la violencia motivada por la religión

 

La resolución fue aprobada el 28 de mayo de 2019 a propuesta de Polonia, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán.

 

 

Se trata de una iniciativa muy aplaudida por organizaciones que conocen la angustia sufrida por minorías religiosas en países intolerantes.

 

THOMAS HEINE-GELDERN
Presidente ejecutivo, Ayuda a la Iglesia Necesitada

Desde hace 70 años Ayuda a la Iglesia Necesitada ayuda a los cristianos que sufren, sobre todo cuando son discriminados o cuando sufren. Por tanto estamos muy contentos con esta iniciativa del 22 de agosto porque nos brinda la posibilidad de actuar contra quien usa la violencia. Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas perseguidas en todo el mundo son cristianas.

 

MARTA PETROSILLO
Portavoz en Italia, Ayuda a la Iglesia Necesitada

Siempre es importante llamar la atención del mundo sobre la persecución por motivos religiosos. Porque es un tema que por si solo está silenciado y la idea de dedicar una jornada al que sufre en el ámbito de la fe es un paso muy importante, me permito decir que un paso que se debe hacer por todas estas personas que por vivir su fe se enfrentan a privaciones, discriminaciones y hasta la muerte.

Ayuda a la Iglesia Necesitada aplaude la celebración de este día pero subraya que aún hay mucho trabajo por delante.

 

THOMAS HEINE-GELDERN
Presidente ejecutivo, Ayuda a la Iglesia Necesitada

Estamos muy contentos por esta iniciativa porque es un paso en la dirección correcta. Es la primera vez que una organización internacional, tan importante como las Naciones Unidas, reconozca que hay actos de violencia basados en la religión. Con esta iniciativa se reconoce que el problema existe y esto permite tomar medidas para el futuro.

Es un paso en la dirección correcta pero también habrá que ver si ayuda a que cambien las cosas. No deberíamos olvidar de organizaciones internacionales como las propias Naciones Unidas tienen el deber de proteger la libertad religiosa y de impedir la violencia. Por tanto, este 22 de agosto es una oportunidad perfecta para recordar a la comunidad internacional este deber.

Ayuda a la Iglesia Necesitada calcula que 1 de cada 5 cristianos en el mundo viven en países donde hay persecución o discriminación religiosa.

Todas estas personas, que han sido víctimas de la violencia por motivos religiosos, no solo cristianos, serán recordados el 22 de agosto.

 

San Mamés, mártir  - 17 de agosto

Este mártir de Capadocia, tan alabado de los Santos Gregorio y Basilio, tuvo por padres a dos insignes confesores de Cristo, que padecieron en Cesarea. Mamés vino antes de tiempo al mundo, pues su madre Rufina le dió a luz en medio de los tormentos. Ammia se encargó de la crianza del niño, y le educó cristiana y literariamente en las escuelas de Cesarea.

Según cuenta la leyenda, Mamés ("el que fue amamantado"), del Oriente Bizantino, nació en el seno de una familia modesta. Algunos historiadores datan la fecha de su nacimiento en el 259 y la de su martirio en el 275.

Leyenda

Hijo de Teodoro y Rufina, Mamés nació en prisión al estar encarcelados sus padres por ser cristianos. La madre murió en el parto y el padre murió también muy pronto, siendo ambos elevados a los altares. A partir de entonces, fue criado por una noble patricia, viuda y rica, llamada Ammia, también santa, la cual murió cuando Mamés tenía quince años dejando al joven heredero de su hacienda.

El gobernador de Cesárea de Capadocia (Asia Menor, actual Turquía) sometió a tormentos a Mamés, sin conseguir que abjurara de su fe. Después, lo envió al emperador Aureliano que ordenó someterle a nuevas torturas. Cuenta la leyenda que un ángel lo liberó y le mandó refugiarse en un monte cercano a Cesárea, donde se dedicó al pastoreo.

 

 

El gobernador Alejandro lo encuentra y le pone preso. Lo quisieron quemar en el circo pero no lo lograron. Soltaron unos leones y al parecer, Mamés consiguió amansar a los leones a los que había sido entregado en el circo y, ante este portento, decidieron acabar con su vida clavándole un tridente en el abdomen. Sangrando, Mamés consiguió llegar hasta la cueva cerca del teatro. Temerosos de nuevos milagros le mandaron a decapitar, y murió invitado al cielo por los ángeles.

Aunque los datos tradicionales del martirio bajo Aureliano (275 d. C.) no están plenamente confirmados, pueden considerarse verosímiles.

Devoción

El primer centro de culto a San Mamés fue Cesárea de Capadocia. También tenía santuario en Constantinopla, desde allí trajeron la cabeza del santo al principal centro de culto en Europa, la catedral de Langres (Haute-Marne, Francia), cuyo titular es Saint Mamas, siendo los peregrinos del camino de Santiago quienes trajeron su devoción a España. El santuario Morero en Daroca es el más importante del santo. En la iglesia de Santa María Magdalena en Zaragoza hay un relicario de plata con la cabeza del santo.

 

san Mames

 

 

 

Parte de los restos de San Mamés se guardan con mucho cariño en una iglesia de Cavaglio d'Agnona (Italia).

San Mamés está en el santoral de Oriente y de Occidente. El Martirologio lo celebra el 17 de agosto, pero la fiesta se celebra el 7 de agosto.

Tradicionalmente, es el protector de las personas con roturas de huesos y de los lactantes. Sin embargo en la localidad de Murero (Zaragoza) se le considera el abogado de los que sufren de hernia.

El estadio del Athletic Club de Bilbao también está dedicado a este santo, que es muy venerado en la villa vizcaína.

 

san Mames

El famoso estadio del Athletic Club de Bilbao dedicado a San Mamés (Catedral del fútbol español).

 

 

Ver en Wikipedia

 

 

San Eusebio, Papa y Mártir


Agosto 17 - Septiembre 26

Nació en Casano jonico (de origen griego). Mártir. Elegido Papa el 18.IV.309. Durante su pontificado continuaron las polémicas sobre los apóstatas que llevaron a la Iglesia al borde del cisma. Consiguió mantener posiciones firmes pero actuó con gran caridad. Sufrió el martirio en Sicilia.

Martirologio Romano: En Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esa isla, donde dejó la patria terrena para merecer la patria celestial. Trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto (310).

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Fue el 31º Papa de la Iglesia Católica, desde abril de 309 hasta agosto de 309

 

Eusebio nació en Grecia y era hijo de un médico. Sucesor del Papa San Marcelo I, su pontificado fue corto, en el año 309 ó 310. El Catálogo Liberiano dice que duró sólo cuatro meses, del 18 de abril al 17 de agosto de 309 ó 310.

Sabemos algunos detalles de su carrera de un epitafio en su tumba, que fue mandado a hacer por el Papa San Dámaso I. Este epitafio llegó a nosotros a través de transcripciones antiguas. Unos pocos fragmentos del original, junto con una copia en mármol del siglo VI hecha para sustituir el original después de su destrucción, fueron hallados por De Rossi en la capilla papal, en las catacumbas de San Calixto.

De este epitafio surge que las graves disensiones internas causadas en la Iglesia Romana por la readmisión de los apóstatas (lapsi) durante la persecución de Diocleciano, y que habían surgido ya bajo el papa Marcelo, continuaron durante el papado de Eusebio.

Ese último mantenía la actitud de la Iglesia Romana, adoptada después de la persecución de Decio (250-251), que los apóstatas no debían ser excluidos por siempre de la comunión eclesiástica, sino por otro lado, debían ser readmitidos sólo después de haber hecho una adecuada penitencia (Eusebius miseros docuit sua crimina flere).

Una facción de cristianos en Roma bajo el liderazgo de un tal Heraclio se oponía a este punto de vista. No se ha determinado si Heraclio y sus seguidores propugnaban una interpretación de la ley más rigurosa (novacianismo) o más indulgente. Esta última, sin embargo, es por mucho más probable en la hipótesis de que Heraclio era el jefe de un partido compuesto por apóstatas y sus seguidores, que demandaban la inmediata restauración al cuerpo de la Iglesia.

Dámaso describe en términos muy fuertes el conflicto que sobrevino (seditcio, cœdes, bellum, discordia, lites). Es probable que Heraclio y sus adeptos buscaran por la fuerza su admisión al culto divino, lo cual resentían los fieles reunidos en Roma alrededor de Eusebio.

En consecuencia, ambos Eusebio y Heraclio fueron desterrados por el emperador Majencio. Eusebio, en particular, fue exiliado a Sicilia, donde murió muy pronto.

El Papa San Melquíades ascendió a la Silla Papal el 2 de julio de 311. El cuerpo de su predecesor fue traído a Roma, probablemente en 311, y el 26 de septiembre (según el "Depositio Episcoporum" en el cronógrafo de 354) fue colocado en un cubículo separado de la catacumba de San Calixto.

Su firme defensa de la disciplina eclesiástica y el destierro que sufrió por ello causaron que fuera venerado como un mártir, y en su epitafio el Papa Dámaso honró a Eusebio con dicho título.

Su fiesta se celebra en algunos sitios el 26 de septiembre.

+ info -

 

CATACUMBAS DE SAN CALIXTO

 

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Bibliografía: Liber pontificalis, ed. DUCHESNE, I, 167; DE ROSSI, Roma sotterranea, II (Rome 1867), 191-210: NORTHCOTE AND BROWNLOW, Roma sotterranea, 2nd ed. (London, 1879); LIGHTFOOT, Apostolic Fathers, 2nd ed. I, I, 297-299; IHM, Damasi Epigrammata (Leipzig, 1895), 25, num. 18; Acta SS., Sept., VII, 265-271; Carini, I lapsi e la deportazione in Sicilia del Papa S. Eusebio (Rome, 1886); LANGEN, Geschichte der römischen Kirche, I (Bonn, 1881), 380-382.
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Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Pope St. Eusebius." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <newadvent.org>.

 

Ver en Wikipedia

 

Divertida y emocionante novela sobre este joven romano

San Tarsicio fue un ejemplo de amor a Dios para todos los jóvenes de hoy en día. Muy consciente del gran valor del sacramento eucarístico.

 

Ramón Díaz Perfecto (Pamplona,  1996) ha escrito en Alexia Editorial la novela "Tarsicio y los leones", dirigida fundamentalmente al público juvenil e infantil,  acerca de la vida de este joven romano.

 

San Tarsicio  Ramon Diaz Tarsicio

 

 

Esta novela, tomándose algunas libertades creativas, narra la historia del mártir de la Eucaristía, san Tarsicio, patrón de los monaguillos. Entretenida y formativa, ha hecho llorar y reír por momentos. Está escrita para que los adultos la podamos disfrutar igual que los más jóvenes.

Muy recomendable para niños, que encontrarán en Tarsicio un santo de su edad que hizo grandes cosas por Dios, para jóvenes y para mayores.

Su historia se desarrolla en el siglo tercero. En aquel periodo, el emperador Valeriano persigue a los cristianos y Tarsicio es un joven acólito de la Iglesia de Roma.

Frecuenta las catacumbas de San Calixto y un día, pensando que su juventud habría sido la mejor protección para la Eucaristía, se ofrece para llevar el Pan consagrado a los encarcelados y a los enfermos.

 

"Me llamo Tarsicio y te recomiendo que dejes de leer esta contraportada cuanto antes. Pero, por si eres de una de esas personas a las que no les importa que les destripen las historias, ahí te va:
Nací en Roma hace mucho tiempo, en una época en la que la diversión típica de un niño de mi edad era ir al Coliseo a ver leones devorando gente, cristianos a poder ser. Salvo por ese pequeño detalle, no creo que tu vida y la mía sean muy diferentes. Voy al colegio, me gusta hacer deporte y tengo dos amigos que no cambiaría por nada en el mundo.
Los cristianos como yo vivíamos bastante tranquilos hasta que, un día, el emperador se levantó con dolor de cabeza y decidió que se había cansado de nosotros… Pero es que ya estamos entrando en spoilers, así que me callo. Mejor ponte a leer el libro, que es mucho más interesante que este rollo que te estoy contando."

 

 

+ info -

San Tarsicio - Mártir de la Eucaristía

 

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