El primer jueves siguiente a la celebración de la Solemnidad de Pentecostés

Ese día se celebra la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, tanto en España, como en algunos otros países, aunque aún no está elevada aún a festividad universal.

Origen de la fiesta

La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, fue introducida en España en 1973. Posteriormente fue solicitada por numerosos Episcopados de todo el mundo.

Aunque en algunos misales de principios del siglo XX ya se encontraba la Misa de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, esta festividad, de origen español, obtuvo la aprobación de la Santa Sede en 1971. Comenzó a ser festividad litúrgica el 22 de agosto de 1973 gracias al esfuerzo de S.E.R. D. José María García Lahiguera, Arzobispo de Valencia, fijando su celebración en el jueves siguiente a la solemnidad de Pentecostés. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974. En 1996, San Juan Pablo II, agregó los textos de la Liturgia de las Horas, que habían sido enviados desde Madrid

Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre.

En muchas diócesis se celebra también en este día la Jornada de santificación de los sacerdotes.

En el Nuevo Testamento, no se utiliza el término «sacerdote» para referirse sólo a los ministros. Este término se reserva especialmente para denominar a Cristo y a todo el pueblo de Dios, unidos como un Sacerdocio real, tal cual lo indica Pedro en su segunda carta:

"Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (1 Pedro 2,9)

Un famoso pasaje de Hebreos explica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo de la siguiente manera:

"Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hebreos 4,14-16)

En relación con Cristo, la carta a los Hebreos interpreta su sacrificio, en oposición a los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza, como el nuevo, único y definitivo sacerdocio:

"Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec" (Hebreos 5,5-6)

La misma carta a los Hebreos también añade lo siguiente:

"Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos" (Hebreos 9,11)

 

 

Profetas, Sacerdotes y Reyes

Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.

La celebración de la fiesta de Jesucristo, Sumo Sacerdote y Rey, debe ser contemplada, para todos los católicos, como un día intensamente sacerdotal. Un día para amar y adorar el sacerdocio de Jesucristo, que a su vez está aunado al sacerdocio de todos sus ministros.

Hoy es un día para agradecer a Jesús habernos regalado este precioso don a toda la humanidad, en la que cada día, en cada Iglesia del mundo, cada presbítero hace presente, mediante la consagración de las dos especies, a Jesucristo, el Hijo de Dios altísimo.

Todos los cristianos, debemos de tomar este día como una gran jornada de oración por la santidad de todos los Sacerdotes, unirnos con fe y esperanza, en comunión con todos los Santos, sintiéndonos verdaderamente parte del Cuerpo místico de Cristo, para así pedir, al Dueño de la mies, para que envíen y hayan muchos y santos Sacerdotes.

Oración por los Sacerdotes

Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas.

Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina, sino diario milagro.

Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas.

Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando viejos, sigan sintiendo que «Dios alegra su juventud».

Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos.

Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario, estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.

¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros. Amén

 

PildorasdeFe.net

 

María Auxiliadora - 24 de mayo

Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

María Auxilio de los Cristianos es una advocación de María Auxiliadora creada para la Virgen María y que lleva su nombre desde el año 345 con Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el Papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizada con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco en el siglo XIX.

 

Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo".

San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia).

En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo.

 

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El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien".

En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo).

San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo".

San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".

San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".

San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.

 

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"Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios" - El Papa pide que repitamos esta oración

 

Fuente: www.primeroscristianos.com

 

 

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En Mucur , Capadocia - Turquía

 

Una ciudad subterránea (Mucur) en la ciudad turca de Capadocia, uno de los principales destinos para el turismo en Turquía, ha tenido que cerrar sus puertas al turismo ante el riesgo de colapso, según ha informado a los medios Fikret Fidan, director de cultura y turismo para la provincia de Kırşehir, en el centro del país.

 

"Hemos cerrado temporalmente la ciudad subterránea de Mucur a las visitas como medida de precaución debido a los desprendimientos por las recientes lluvias, y ante cualquier potencial mal funcionamiento del equipo eléctrico", dijo Fidan.

capadocia

 

Mucur fue construida entre los siglos III y IV de nuestra era como refugio de los primeros cristianos contra la persecución de los emperadores romanos, Mucur es una ciudad bajo tierra de la Capadocia con 1700 años de historia que atrae cada año cientos de visitas, pese a no ser una de las más conocidas por los turistas.

La ciudad subterránea consta de dos niveles bajo tierra que llegan hasta 8 metros de profundidad, y está excavada en un terreno de toba volcánica.

"Nuestra ciudad subterránea de Mucur es un sitio arqueológico construido durante el periodo temprano del cristianismo para proteger a sus habitantes contra los emperadores paganos. Naturalmente, es una zona que es visitada por cientos de personas cada año", explicó Fidan.

"Durante el periodo de cierre se llevarán a cabo trabajos de limpieza, y en la siguiente fase, los planes incluyen solucionar cualquier problema potencial debido a la humedad, o realizar trabajos de arreglo en seco en la parte superior", añadió el responsable de turismo , que anunció que en cuanto las tareas de mantenimiento finalicen la ciudad bajo tierra reabrirá sus puertas a los turistas.

 

 

“Al cumplirse el día de Pentecostés (...) quedaron todos llenos del Espíritu Santo” (Hch 2, 1 y 4)

  La misión visible: el gran Don, el amor personal mutuo del Padre y del Hijo. Fuego purificador y viento que irrumpe impetuosamente: conocimiento, amor e impulso evangelizador. Los apóstoles, valientes y repletos de sabiduría, son ahora capaces de comprender y transmitir la Buena Nueva.

 

La misión invisible: el Espíritu Santo, “dulce huésped del alma” [69]. Nos hace hijos de Dios, “porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios (...), pues el Espíritu mismo da testimonio junto con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios” (Rm 8, 14 y 16). Ese testimonio es el amor filial en nuestra alma, que queremos que gobierne nuestro día: fuego y viento impetuoso.

En Pentecostés comienza desde Jerusalén el camino de la Iglesia entre las naciones. “Partos, medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia...” (Hch 2, 9), la humanidad convocada a recibir el don del Resucitado.

 

pentecostes

 

La Iglesia, visiblemente, es un Pueblo; constitutivamente, el Cuerpo de Cristo; operativamente, sacramento de salvación. Pueblo de Dios, informado y unido por el Espíritu Santo, con el Papa como principio visible de la unidad de fe y comunión.

La Iglesia es también un conjunto de hombres débiles, que necesitamos ser continuamente enseñados por el Espíritu Santo. “El Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho” (Jn 14, 26).

Nos enseña la verdad sobre Dios, sobre el mundo, sobre los demás, sobre nosotros mismos. La verdad que nos hace libres (cfr. Jn 8, 32).

María en Pentecostés: hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo, esposa del Espíritu Santo, madre de la Iglesia naciente.

 

Fernando Ocáriz , A la luz del Evangelio

 

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PENTECOSTÉS 

 

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Biografía de Juan Pablo II

Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.

 

Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

 

Biografía de Juan Pablo II

 

 

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

 

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El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.

Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

 

 

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Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.

Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.

Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.

Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.

 

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Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.

Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.

Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.

Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).

 

JUAN PABLO II

 

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011.

El Santo Padre Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.

 

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SAN JUAN PABLO II

 

 

 

 

Benedicto XVI  presenta la figura de Eusebio de Cesarea

"ES IMPOSIBLE PERMANECER INERTES ANTE DIOS"

 

Eusebio, obispo de Cesarea en Palestina, fue la figura a la que Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro y a la que asistieron más de 30.000 personas.

El padre de la Iglesia, nacido alrededor del 260 y conocido sobre todo como "primer historiador del cristianismo" y por ser "el más grande filólogo de la Iglesia antigua", participó en el 325 en el Concilio de Nicea, donde se definió el Credo y la afirmación de la plena divinidad del Hijo de Dios.

"La fama imperecedera de Eusebio -explicó el Papa- está ligada en primer lugar a los diez libros de su "Historia Eclesiástica", con los que consiguió salvar del olvido seguro numerosos hechos, personajes y obras literarias de la Iglesia antigua".

Pero la perspectiva fundamental de la historiografía eusebiana es que la suya es "una historia centrada en Cristo, donde se desvela progresivamente el misterio del amor de Dios por los seres humanos". Obedece también, dijo el Santo Padre, a otra de las constantes de la historiografía eclesiástica antigua, "el intento moral del relato. El análisis histórico no está nunca finalizado a sí mismo sino que apunta decididamente a la conversión y a un testimonio auténtico de vida cristiana por parte de los fieles".

eusebio - historia eclesiastica

"Eusebio interpela a los creyentes de todos los tiempos respecto al modo de acercarse a los hechos de la historia y en particular de la Iglesia. También nos interpela a nosotros. ¿Cuál es nuestra actitud frente a las vicisitudes de la Iglesia?", se preguntó Benedicto XVI.

"¿Es la actitud de quienes se interesan por cura curiosidad, quizá buscando a cualquier precio lo sensacionalista o lo escandaloso?", afirmó. "¿O es la actitud llena de amor y abierta al misterio de quien sabe, gracias a la fe, que puede encontrar en la historia de la Iglesia los signos del amor de Dios y las grandes obras de salvación que ha llevado a cabo? Si nuestra actitud es ésta, tenemos que dar una respuesta máscoherente y decidida, un testimonio de vida más cristiano".

El Santo Padre citó al respecto a "ese eminente experto de los Padres de la Iglesia" que fue el cardenal Jean Daniélou, cuando afirmaba: "Hay un contenido secreto en la historia. (...) El misterio de las obras de Dios que constituyen en el tiempo la realidad auténtica, que se esconde tras las apariencias. (...) Pero ésta historia que Dios realiza para el ser humano, no la realiza sin él".

"Tantos siglos después -concluyó el Papa- también hoy Eusebio de Cesarea invita a los creyentes a maravillarse, a contemplar en la historia las grandes obras de Dios para la salvación de los seres humanos. Y con igual energía nos invita a la conversión de vida. Efectivamente, frente a un Dios que nos ha amado tanto, no podemos permanecer inertes. La instancia propia del amor es que la vida entera se oriente a la imitación del Amado".

Ver obras de Eusebio

CIUDAD DEL VATICANO, 13 JUN 2007

¿Qué es Pentecostés?  - Lo explica Benedicto XVI

 “La llama del Espíritu Santo arde pero no quema. Transforma para que salga la mejor parte y la más verdadera del hombre. Hace emerger su forma interior, su vocación a la verdad y al amor”. El Domingo de Pentecostés marca el último día de Pascua y conmemora el relato evangélico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.

 Señala la universalidad de la Iglesia

 

 

Benedicto XVI
(Pentecostés, 15 de mayo de 2005)

“La lectura de los Hechos de los Apóstoles narra cómo el Espíritu Santo, el día de Pentecostés, bajo los signos de un viento impetuoso y del fuego, irrumpe en la comunidad orante de los discípulos de Jesús y así da origen a la Iglesia”.

En ese momento los apóstoles comienzan su misión de anunciar la Palabra de Dios en toda lengua y lugar.

En muchos lugares del mundo se celebra la fiesta de Pentecostés en la noche del sábado conuna vigilia. Benedicto XVI presidirá la Misa de Pentecostés en la basílica de San Pedro el domingo por la mañana.

 

 

En su homilía dijo que la Iglesia traspasa todas las fronteras y se refirió a ella como el hogar de la humanidad.

Benedicto XVI

“La Iglesia es por su naturaleza una y múltiple, destinada a vivir en todas las naciones, en todos los pueblos, y en los más diversos contextos sociales. Responde a su vocación, de ser signo e instrumento de unidad de todo el género humano, sólo si es autónoma de todo Estado y de toda cultura particular”.

El Papa destacó la universalidad de la Iglesia. Dijo que la Iglesia es y debe ser católica y universal. Algo que quedó patente después de escuchar los  idiomas utilizados durante la celebración.

 

Chica

“¿Cómo es posible que cada uno de nosotros lo escuche en su lengua nativa?

Hombre

“El que no tiene el espíritu de Cristo no es de Cristo”.
Benedicto XVI concluyó su homilía añadiendo que los cristianos e iglesias deben estar en armonía con la Iglesia Católica. También dijo que la Iglesia sólo puede estar unida cuando recibe el fuego del Espíritu Santo.

Benedicto XVI

“La llama del Espíritu Santo arde pero no quema. Transforma para que salga la mejor parte y la más verdadera del hombre. Hace emerger su forma interior, su vocación a la verdad y al amor”.

El Domingo de Pentecostés marca el último día de Pascua y conmemora el relato evangélico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.

 

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Decenario al Espíritu Santo

Diez días para Pentecostés

“La víspera de empezar este Decenario, que es la víspera de la Ascensión gloriosa de nuestro Divino Redentor, nos debemos preparar, con resoluciones firmes, para emprender la vida interior, y emprendida esta vida, no abandonarla jamás.”    (Francisca Javiera del Valle)

 

El Decenario es una bonita y antigua costumbre con la que la Iglesia anima a sus fieles a preparar del mejor modo posible la venida del Espíritu Santo en Pentecostés , 7 semanas después de la Resurrección de Jesús.

Comienza 10 días antes de dicha fiesta, es decir, el día de la Ascensión de Jesús a los cielos. En ese día Jesucristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Paráclito. Los discípulos permanecieron en Jerusalén en continua oración junto a María.

Son, por tanto, estos días una ocasión propicia para recordar aquella primera oración conjunta y prepararnos para celebrar la venida del Espíritu Santo.

 

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Decenario al Espíritu Santo

 

 

 

 

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Sobre el Decenario al Espíritu Santo

¿Sabes cómo hacer el Decenario al Espíritu Santo?

 

decenario espíritu santo

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Como la Pascua, la fiesta de Pentecostés tiene un origen judío.

Para el pueblo judío, Pentecostés (en hebreo, Shavuot) tiene lugar cincuenta días después de la Pascua. Recuerda el momento en que Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés.

 

En el año agrícola, Pentecostés era la segunda fiesta del calendario, la fiesta de la cosecha. Se celebraba cincuenta días después de Pascua (Pesaj), que recordaba la salida de Egipto del pueblo de Israel. En Pentecostés, los primeros frutos se ofrecían a Dios en ofrenda. La fiesta de Pentecostés ponía término también a las festividades agrícolas.

Lentamente, se asoció a esta celebración el recuerdo de la transmisión de las Tablas de la Ley a Moisés, es decir, la fundación de la religión judía. La fiesta de la cosecha se convirtió, entonces, en la celebración de la Antigua Alianza entre el Señor y su pueblo.

Como los judíos, los cristianos celebran Pentecostés cincuenta días después de Pascua. Y si la Pascua es para ellos la conmemoración de la Resurrección de Cristo, Pentecostés marca el momento en que el Espíritu Santo se posó sobre los discípulos.

En el día de Pentecostés ellos abrieron su inteligencia a la fe. Para los cristianos, esto significa la alianza renovada entre Dios y su pueblo, una nueva alianza. En otras palabras, para la Iglesia, Pentecostés constituye su «certificado» de nacimiento.

 

Shavuot y Pentecostés - La conexión entre las dos fiestas

 Shavuot es la fiesta judía en la que se conmemora la entrega de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios a Moisés en el monte Sinaí, tras la huida del pueblo de Israel de Egipto.

Por eso tiene lugar siete semanas después de la Pascua, que es la fiesta más importante para los judíos, pues celebra la liberación del pueblo judío de la esclavitud del Faraón. En hebreo “Shavuot” quiere decir “semanas” y también significa juramento: la alianza que Dios hizo con su pueblo por medio de la Ley.

 

origen judio pentecostes

 

Se celebra como un día de descanso en el que no se trabaja y se cena en familia, como en shabat. En las sinagogas se hace una lectura de los Diez Mandamientos y también se acostumbra a permanecer despiertos toda la noche estudiando la Torá. Este texto incluye los cinco primeros libros de la Biblia que, según la tradición, fueron escritos por Moisés. Estos libros son los que el cristianismo denomina Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).

Esta fiesta también tiene una vertiente agrícola, ya que los agricultores ofrecen a Dios los primeros frutos de las cosechas.

En tiempos de Jesús, y aún todavía hoy, judíos de todo el mundo peregrinaban a Jerusalén para venerar a Dios en el Templo durante las tres fiestas más importantes: Pascua, Shavuot y Sucot. Los cristianos celebran la Venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, que tuvo lugar el día de Shavuot, y pasó a llamarse Pentecostés (del griego quincuagésimo) porque ocurrió cincuenta días después de la Pascua.

 

origen judio pentecostes

El Cenáculo. Las escaleras y la puerta dan a la habitación en la que se conmemora la Venida del Espíritu Santo,
que permanece cerrada casi todos los días del año 

Tras recibir el Espíritu Santo, según narran los Hechos de los Apóstoles, “comenzaron a hablar en otras lenguas”. Judíos de todas las regiones del mundo que se encontraban en Jerusalén para la fiesta de Shavuot fueron testigos de esto y se preguntaban sorprendidos:

“¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros les oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios”. (Hechos 2, 7-12)

 

 

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PENTECOSTÉS

 

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¿Cuando nace y cómo evoluciona la fiesta de Pentecostés?

Dos oraciones conservadas en el Sacramentario leoniano sintetizan el sentido completo de la fiesta de Pentecostés:

«El sacramento pascual está contenido en el misterio de los 50 días» que siguen a la solemnidad de la Pascua; «el misterio pascual llega a su perfección por la plenitud del misterio de este día», de Pentecostés (ed. L. K. Mohlberg, Sacramentarium Veronense).

 

Sobre esas bases nacerá y se organizará la fiesta cristiana de Pentecostés, que conmemora el acontecimiento de la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesucristo; según los Hechos de los Apóstoles (2,1 ss.), la venida del Espíritu Santo coincidió con la festividad hebrea de Pentecostés (2,1 ss.) unos 50 días después de la Pascua.

 

pentecostes

Hasta el siglo III, toda mención de Pentecostés en los textos y documentos cristianos designa ese periodo de 50 días que, como un domingo continuo de siete semanas, prolonga la solemnidad de la Pascua; es el «espacio de la alegría», según la terminología empleada por los Padres de la Iglesia.

La festividad de la Pascua comprende el misterio completo de la muerte y resurrección del Señor, siendo Pentecostés un aspecto del mismo, no desglosado en una «memoria» especial.

Con la Ascensión del Señor, Pentecostés es el coronamiento inseparable de la gran «manifestación» abierta por la Resurrección de Jesucristo, el complemento de la revelación de la nueva Alianza entre Dios y los hombres.

Los diferentes ritos, orientales y occidentales, se han mantenido fieles, en parte por lo menos, a la tradición de leer en el transcurso de la cincuentena pascual el libro de los Hechos de los Apóstoles con el testimonio de Pentecostés, y el Evangelio de S. Juan con una selección de los pasajes relativos a la promesa y comunicación del Espíritu Santo.

Con el tiempo, ya en el siglo IV, encontramos testimonios más explícitos acerca de la fiesta estrictamente dicha de Pentecostés, es decir de la festividad conclusiva de la cincuentena.

Hacia el a. 379, San Gregorio Nacianceno explicaba a sus fieles:

«Las semanas de los días engendran Pentecostés... Siete multiplicado por siete da cincuenta; hay un número de más, pero nosotros lo tomamos del siglo venidero, el cual es el octavo día y el primero, o mejor, el único y eterno día... Nosotros celebramos Pentecostés, el descenso del Espíritu, el advenimiento de la promesa, la santificación de la esperanza» (PG 36,432 y 436).

 

En la obra romana conocida con el nombre de Ambrosiaster o Ambrosiastro, escrita ca. 366-384, leemos:

«He aquí el significado de Pentecostés, que corresponde al cincuenteno día después de la Pascua: de la misma manera que después de una semana el primer día es el domingo, en el cual se cumplió el misterio de la Pascua para la redención y la salvación del género humano... así también después de siete semanas llega el primer día, que es el de Pentecostés; sólo puede caer en domingo, para que se conozca que lo referente a la salvación de la humanidad se ha empezado y realizado en domingo...

De la misma manera que el cordero es la figura de la pasión del Señor en el sacramento de la Pascua, así también el don de la Ley es el de la predicación evangélica. Pues fue el mismo día, el día de Pentecostés, que la Ley fue dada y que el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos... a fin de que sepan predicar la ley evangélica» (ed. A. Souter en CSEL 50, Viena 1908, 167-168).

 

En la celebración de la fiesta de Pentecostés, que reflejan esos textos, se hallan mezclados diversos elementos: valor preeminente del domingo, sentido alegórico de la cincuentena pascual, cumplimiento de las figuras del Antiguo Testamento, alcance de la festividad conclusiva.

Y se subrayan las relaciones del Pentecostés del Antiguo Testamento con el Pentecostés del Nuevo Testamento: de un modo paralelo a lo que el sacrificio del cordero pascual significaba respecto a la Alianza del Sinaí (conmemorada también el día de Pentecostés del Antiguo Testamento), el sacrificio de Cristo (muerte y resurrección) o Pascua cristiana se refiere a Pentecostés, a la proclamación de la nueva Alianza.

 

pentecostesDe la misma época, y aún de una época posterior, sabemos que algunas comunidades cristianas celebraban la festividad de la Ascensión del Señor el cincuenteno día del tiempo pascual; parece, pues, que coexistieron dos tradiciones con diferencias de fechas por algunos años.

Las divergencias pueden provenir de una doble interpretación de las narraciones bíblicas sobre los acontecimientos de la Ascensión y de Pentecostés, o de diferentes matices sobre los puntos culminantes de la manifestación del misterio pascual.

A principios del siglo V, en la iglesia de Jerusalén, se celebra todavía una memoria de la Ascensión el día de Pentecostés, pero a mediados del mismo siglo, según un Leccionario armeno, la temática de Pentecostés es ya la única que prevalece (R. Cabie, o. c. en la bibl. 169-170).

En Oriente la fiesta de Pentecostés irá evolucionando hasta convertirse en una solemnidad, marcada por la acción de gracias a la Sma. Trinidad, de la que proceden los beneficios recibidos de la redención; la obra concreta del Espíritu Santo será más expresamente celebrada el lunes de Pentecostés.

Por lo que se refiere a Roma y a las iglesias occidentales en general, durante el siglo V la fiesta propia de Pentecostés está ya bien documentada y constituida.

Pentecostés continúa siendo la clausura de la cincuentena, con relaciones a ese periodo, pero toma el carácter de una segunda Pascua, con privilegios semejantes: la fiesta comportará una Vigilia litúrgica semejante a la de Pascua, en la cual se administrarán los Sacramentos de la iniciación cristiana.

Con las reformas litúrgicas, de la Semana Santa del año 1955 y las posteriores al Vaticano II, se suprimió la Vigilia de Pentecostés paralela a la de Pascua; si bien en 1955 se conservó la Misa correspondiente a esa Vigilia, toda ella alusiva al Bautismo, como don del Espíritu Santo; en el nuevo Misal publicado en 1970 se conserva un formulario propio para la Misa vespertina de la vigilia, que evoca varios aspectos del Bautismo, aunque no en primer plano.

Durante muchos siglos la fiesta de Pentecostés ha tenido también una octava similar a la de Pascua, con un carácter bautismal muy marcado, y que fue mantenida en la reforma de 1955; sin embargo, aparece suprimida en los libros litúrgicos posteriores a 1970, así como las Témporas  que coincidían con ella, quedando reducido el ciclo pascual a la cincuentena estricta.

 

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