Francisco beatifica a Pablo VI

Fue una mañana simbólica en el Vaticano, protagonizada por tres Papas: Francisco  beatifica a Pablo VI acompañado por el Papa emérito Benedicto XVI.

 

 

Benedicto estaba débil y encorvado, pero siguió con atención toda la larga ceremonia.
Allí, ante decenas de miles de personas, el Papa ha inscrito así a Pablo VI en el Libro de los Santos.
"Que el Venerable Siervo de Dios, Pablo VI, Papa, sea llamado beato de ahora en adelante...”.
Como es tradicional en las beatificaciones, este tapiz ha sido descubierto en la fachada de la basílica y desde allí el nuevo Beato parecía contemplar a la multitud con una amable sonrisa.

Papa Francisco

"Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia”.  
Después, fuellevada en procesión esta reliquia del nuevo beato. Es una camiseta con pequeñas manchas de sangre. La llevaba cuando un hombre intentóapuñalarle durante su viaje a Filipinas en 1970.
Pablo VI fue un Papa intelectual, cuyo pensamiento sigue influyendo a la Iglesiaactual. Es quizá el pontífice más citado por Francisco, que admira mucho sus textos sobre el apostolado.
Fue Papa durante 15 años, hasta 1978. Durante ese tiempo viajó a 19 países de todos los continentes, y se convirtió en una de las voces más fuertes a favor de la paz y en defensa de la vida humana.
Su fiesta se celebrará el 26 de septiembre, el mismo día en que nació.

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SAN PABLO VI

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San Lucas, evangelista, médico, patrón de los artistas

Entre los Santos Evangelistas San Lucas es el más preciso en la descripción psicológica, y debe probablemente su fama de Santo pintor a esta característica. Su fiesta se celebra el 18 de octubre.

Los testimonios de la antigüedad (Prólogo antiguo, Prólogo monarquiano, Eusebio, San Jerónimo) lo consideran originario de Antioquía de Siria.

 

El médico gentil

De San Lucas, autor del Tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, habla San Pablo en la Carta a los Colosenses definiéndolo como “Lucas , el médico querido” (Col 4, 14). Según el historiador Eusebio, había nacido en Antioquía de Siria, y era un gentil. Pablo, siempre en la Carta a los Colosenses, habla de sus compañeros y nombra primero a “los de la circuncisión”, es decir, a los judíos, sin incluir entre ellos a Lucas (Col 4, 10-11).

 

san lucas

 

 

Además, en su Evangelio, Lucas demuestra una sensibilidad particular en lo que se refiere a la evangelización de los gentiles. Es él quien narra la parábola del Buen Samaritano, es él quien cita las palabras de aprecio de Jesús por la fe de la viuda de Sarepta, de Naamán el Sirio y del Samaritano leproso, el único que vuelve para dar las gracias tras haber sido curado.

Al lado de Pablo

No sabemos nada de las circunstancias de la conversión de Lucas, pero podemos deducir a través de los Hechos de los Apóstoles cuándo Lucas se une a Pablo.

Hasta el capítulo 16 los Hechos están narrados en tercera persona, y de repente, inmediatamente después de la visión que tiene Pablo de un macedonio que le pide que pase a Macedonia y los ayude (Hch 16, 9) pasan a la primera persona del plural: “inmediatamente intentamos pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles” (Hch 16,10).

 

san lucas

 

Por lo tanto, Lucas acompaña a Pablo en el año 51 a Samotracia, Neápolis y Filipos. Después se repite otro pasaje en tercera persona, lo que nos hace pensar que Lucas no fue arrestado con Pablo e incluso que se quedara en Filipos después que el amigo se fue. Siete años más tarde, Pablo regresa a aquella región y Lucas, que en el capítulo 20 vuelve a narrar en primera persona, está junto a él en Mileto, Tiro, Cesarea y Jerusalén.

Cuando Pablo está en Roma cautivo, en el año 61, Lucas se queda a su lado, como demuestran las Cartas de Pablo a Filemón y a Timoteo. Después de que todos le abandonaran, en la fase final del cautiverio, Pablo escribe a Timoteo: “el único que está conmigo es Lucas” (2Tm 4,11) .

El evangelista de la Misericordia

Es posible percibir la característica más original del Evangelio de Lucas gracias a los seis milagros y a las dieciocho parábolas que no se encuentran en los demás Evangelios.

Vemos una atención particular hacia los pobres, las víctimas de injusticias, los pecadores arrepentidos y acogidos dentro de la misericordia y el perdón de Dios:

Es él quien narra de Lázaro y el rico Epulón, es él quien habla del Hijo pródigo y el Padre misericordioso que lo recibe con los brazos abiertos, es él quien refiere de la pecadora perdonada que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los seca con sus cabellos, es él quien cita las palabras de María en el “Magnificat” cuando dice que Dios “derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”. (Lc 1, 52-53).

Al lado de María

La relación particular con María, es otra de las características principales del Evangelio de Lucas. Gracias a él, presuntamente por el testimonio directo que le hizo María, conocemos las palabras de la Anunciación, de la visita a Isabel y del “Magnificat”, gracias a él conocemos detalles de la Presentación en el Templo y el retrato preciso de la angustia de María y José, que no consiguen encontrar a su hijo de doce años.

Se debe probablemente a esta sensibilidad narrativa, descriptiva y también iconográfica, la idea de que Lucas era pintor. Las noticias sobre su muerte son inciertas, algunas fuentes hablan de su martirio, otras dicen que vivió hasta una edad avanzada.

La tradición más antigua narra que murió en Beocia, a los 84 años después de haberse establecido en Grecia para escribir su Evangelio.

 

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SAN LUCAS 

 

ver en wikipedia

Lucas significa: "luminoso, iluminado" (viene del latín "luce" = luz)

San Lucas escribió dos libros muy famosos: el tercer Evangelio y Los Hechos de los apóstoles. Es un escritor muy agradable, y el que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Sus dos pequeños libros se leen con verdadero agrado.

 

Era médico. San Pablo lo llama "Lucas, el médico muy amado", y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol.

Era compañero de viajes de San Pablo. En los Hechos de los apóstoles, al narrar los grandes viajes del Apóstol, habla en plural diciendo "fuimos a... navegamos a..." Y va narrando con todo detalle los sucesos tan impresionantes que le sucedieron a San Pablo en sus 4 famosos viajes. Lucas acompañó a San Pablo cuando éste estuvo prisionero, primero dos años en Cesarea y después otros dos en Roma. Es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Era griego.

El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: "el que describe la amabilidad de Cristo". Y con razón el Cardenal Mercier cuando un alumno le dijo: "Por favor aconséjeme cuál es el mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo", le respondió: "El mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El Evangelio de San Lucas". Un autor llamó a este escrito: "El libro más encantador del mundo".

Como era médico era muy comprensivo.  San Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad buena voluntad) y las amaba y las comprendía.

En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión.

 

San Lucas

San Lucas

 

 

Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo literario. Lo han llamado "el evangelio de los pobres", porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.

También se ha llamado: "el evangelio de la oración", porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.

Otro nombre que le han dado a su escrito es el "evangelio de los pecadores", porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las pasiones humanas. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso los pecadores leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas. Es que fue escrito pensando en ellos.

Su evangelio es el que narra los hechos de la infancia de Jesús, y en él se han inspirado los más famosos pintores para representar en imágenes tan amables escenas.

Dicen que murió soltero, a la edad de 84 años, después de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor Jesucristo.

 

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SAN LUCAS

 

 

 

"Médico de cuerpos y de almas"

Se reedita la célebre novela de Caldwell (Inglaterra, 1900-Connecticut, 1985) de 1959 sobre San Lucas, el evangelista de María y del alcance universal de la salvación. La popular escritora abordó también la novela histórica religiosa con personajes como San Pablo y Judas Iscariote.

Interesante novela sobre la vida de San Lucas, el médico apóstol

LUCAS MEDICO

 

Nacido libre en Antioquia, hijo de un liberto del gobernador romano de la provincia, Lucano conocerá desde niño su doble vocación: la búsqueda del Dios Desconocido, tarea que le llevará a decidir una vida célibe, y su apasionado amor por la medicina.

Los griegos tomaron sus conocimientos de los egipcios, y éstos de los babilonios, y Lucano aprenderá una ciencia que combina saberes, misterios, magia y adivinación. El único apóstol no judío y que no conoció personalmente al Señor irá creciendo espiritualmente sin ahorrársele el dolor, en una lenta y sincera búsqueda de Dios.

La novela avanza con gran morosidad, con la exuberante minuciosidad característica de la escritorainglesa, completamente entregada al personaje. Se suceden detalladas descripciones de las intrigas palaciegas de la Roma imperial, de las fiestas de Tiberio, de la vida de los primeros cristianos en Jerusalén.

Caldwell demuestra gran pasión por el tema elegido y una buena capacidad de trabajo (afirma en el prólogo haber leído más de mil libros sobre el personaje y su tiempo), y la suma de todo esto da un libro interesante, pero no una gran novela, que por otra parte el autor del tercer Evangelio no necesita.

Hay mucha información pero poco interés real por el resto de los personajes, cuyos conflictos e interacciones sólo parecen una distracción de lo que realmente se quiere contar.

La narración termina, cuando Lucas conoce a San Pablo, con un “Continúa en el Evangelio de San Lucas y en los Hechos de los Apóstoles”, invitación que acogemos de nuevo de mil amores después de un prólogo que parece un poco largo.

 

Pasen y Lean El blog de Javier Cercas Rueda

 

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SAN LUCAS 

 

 

 

QUERERSE DE VERDAD

“¡Mirad cómo se aman!
Mirad cómo están dispuestos
a morir el uno por el otro”
(TERTULIANO, Siglo II)

Quizá la nota más característica de la vida de los primeros cristianos era cómo sabían quererse entre sí. Esta será la señal por la que serán reconocidos por los paganos. Procuraban llevar a la práctica el mandato de Jesús “amaos unos a los otros como Yo os he amado”: ésta es la herencia que nos han dejado,  y  la que nosotros deberemos trasmitir a los que vengan después. No se trata de filantropía o de  humanitarismo sin más: están  dispuestos –como dice Tertuliano-  a dar la vida por los demás.

 Presentamos a continuación algunos textos de los primeros escritores cristianos que reflejan cómo vivían esta fraternidad.

Importancia de la caridad

1· (Ya en el siglo primero, el Papa San Clemente de Roma nos anima a considerar la importancia de la caridad y a pedir a Dios que nos haga dignos de ella…)

Ya veis, queridos hermanos, cuán grande y admirable cosa es la caridad, y cómo no es posible describir su perfección. ¿Quién será capaz de estar en ella, sino aquellos a quienes Dios mismo hiciere dignos? Roguemos, pues, y supliquémosle que, por su misericordia, nos permita vivir en la caridad, sin humana parcialidad, irreprochables.  (SAN CLEMENTE ROMANO, Carta a los Corintios, 50, 1)

2· 

El fuerte sea protector del débil, el débil respete al fuerte; el rico dé al pobre, el pobre dé gracias a Dios por haberle deparado quien remedie su necesidad. El sabio manifieste su sabiduría no con palabras, sino con buenas obras; el humildeno dé testimonio de si mismo, sino deje que sean los demás quienes lo hagan. El que es casto en su cuerpo no se gloríe de ello, sabiendo que es otro quien le otorga el don de la continencia. (SAN CLEMENTE ROMANO, Carta a los Corintios, 36)

3·

Todo profeta que predica la verdad, si no cumple lo que enseña es un falso profeta.    (DIDACHÉ o ENSEÑANZA DE LOS DOCE APÓSTOLES, 11, 1-12)

4·(San Ignacio de Antioquía camino de su martirio, en el año 110, escribe a San Policarpo animándole a vivir la caridad con sus fieles de Esmirna…)

Preocúpate de que se conserve la concordia, que es lo mejor que puede existir. Llévalos a todos sobre ti, como a ti te lleva el Señor. Sopórtalos a todos con espíritu de caridad, como siempre lo haces. Dedícate continuamente a la oración. Pide mayor sabiduría de la que tienes. Mantén alerta tu espíritu, pues el espíritu desconoce el sueño. Háblales a todos al estilo de Dios. Carga sobre ti, como perfecto atleta, las enfermedades de todos. Donde mayor es el trabajo, allí hay rica ganancia. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a san Policarpo de Esmirna, 1,1-4)

5· (Más adelante será San Policarpo el que transmita estas mismas enseñanzas…)

Permaneced, pues, en estos sentimientos y seguid el ejemplo del Señor, firmes e inquebrantables en la fe amando a los hermanos, queriéndoos unos a otros, unidos en la verdad, estando atentos unos al bien de los otros con la dulzura del Señor, no despreciando a nadie. Cuando podáis hacer bien a alguien, no os echéis atrás, (…). Someteos unos a otros y procurad que vuestra conducta entre los gentiles sea buena así verán con sus propios ojos que os portáis honradamente; entonces os podrán alabar y el nombre del Señor no será blasfemado a causa de vosotros. Porque ay de aquel por cuya causa ultrajan el nombre del Señor!    (SAN POLICARPO DE ESMIRNA, Carta a los Filipenses, 9,1 -11, 4)

6.

No nos basta ser justos—la justicia consiste en dar igual a los iguales—, sino que se nos propone ser buenos y pacientes. (ATENÁGORAS DE ATENAS, Legación a favor de los cristianos, 34)

7.

Socorren a quienes los ofenden, haciendo que se vuelvan amigos suyos; hacen bien a los enemigos. No adoran dioses extranjeros; son dulces, buenos, pudorosos, sinceros y se aman entre sí; no desprecian a la viuda; salvan al huérfano; el que posee da, sin esperar nada a cambio, al que no posee. Cuando ven forasteros, los hacen entrar en casa y se gozan de ello, reconociendo en ellos verdaderos hermanos, ya que así llaman no a los que lo son según la carne, sino a los que lo son según el alma. (ARISTIDES DE ATENAS, La Apología, 15)

8. (Las famosas palabras que, al final del siglo II, Tertuliano ponía en boca de los paganos que admiraban cómo se querían los cristianos entre sí, debemos hacerlas presentes también hoy en día…)

Pero es precisamente esta eficacia del amor entre nosotros lo que nos atrae el odio de algunos, pues dicen: «Mirad cómo se aman», mientras ellos sólo se odian entre sí. «Mirad cómo están dispuestos a morir el uno por el otro», mientras que ellos están más bien dispuestos a matarse unos a otros.
El hecho de que nos llamemos hermanos lo tienen por infamia, a mi entender, sólo porque entre ellos todo nombre de parentesco se usa sólo con falsedad afectada. Sin embargo, somos hermanos vuestros en virtud de nuestra única madre la naturaleza, aunque seáis bien poco hombres, pues sois tan malos hermanos.  (TERTULIANO, Apologético, 39, 1-18)

9.

Si todos poseen un mismo espíritu, que procede del mismo Dios y Padre, ¿por qué te crees diferente de ellos?, ¿por qué huyes de los que están sujetos, igual que tú, a las mismas caídas y errores, como si ellos fuesen espectadores de tus luchas, prontos sólo al aplauso, y no, en cambio, gente muy cercana a ti, compañeros de tus mismas fatigas? (TERTULIANO, Sobre la penitencia, 8, 4-10)

10.

Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vinculo de la paz. De esta manera demuestra que es imposible mantener la unión y la paz si los hermanos no se toleran mutuamente y si no conservan el vínculo de la unión fraterna mediante la virtud de la paciencia. (SAN CIPRIANO DE CARTAGO, Tratado sobre la paciencia, 13)

11.

Le buscaban las turbas. Y por qué? Porque, imponiéndoles las manos, las curaba, y daba salud en cualquier tiempo y lugar que se lo pedían, enseñándonos así a prodigar la medicina al enfermo que la pide. (SAN AMBROSIO, Sobre la virginidad, 42)

12.

No hay amistad verdadera sino entre aquellos que Tú aúnas entre si por medio de la caridad. (SAN AGUSTÍN, Confesiones, 4, 4)

13. (San Agustín nos anima a crecer progresivamente en el amor a los demás hasta estar dispuestos a dar la vida por ellos…)

Si todavía no te sientes en disposición de morir por tu hermano, disponte al menos a darle algo de lo que tienes. Que la caridad comience ya a conmover tus entrañas.  (SAN AGUSTÍN, Sobre la 1ª Epístola de San Juan, 5, 12)

14

Os doy el mandato nuevo: que os améis mutuamente, no con un amor que degrada, ni con el amor con que se aman los seres humanos por ser humanos, sino con el amor con que se aman porque están deificados y son hijos del Altísimo, de manera que son hermanos de su Hijo único y se aman entre si con el mismo amor con que Cristo los ha amado. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 65, 1-3)

15.

Aunque subido al cielo, con su carne resucitada, sin embargo, como compartiendo las pruebas de su cuerpo que sufre todavía en la tierra, dice: Saulo, Saulo, ¿ por que me persigues? Nadie podía escucharlo, y sin embargo Él gritaba desde el cielo que estaba perseguido. Nosotros hemos de concluir con gran confianza que si por la caridad está con nosotros en la tierra, por la misma caridad nosotros estamos con Él en el cielo. (SAN AGUSTÍN, Comentario sobre el Salmo 122, 1).

 

 

  Del libro:
ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Gabriel Larrauri (Ed. Planeta)

Ignacio era el segundo o tercer sucesor del apóstol San Pedro en la sede de Antioquía

La vuelta del emperador Trajano a Roma, tras la conquista de la Dacia —la actual Rumanía—, fue celebrada con ciento veintitrés días de espectáculos. Diez mil gladiadores perecieron en los juegos circenses. También fueron devorados por las fieras muchos condenados, por el mero hecho de ser cristianos. Entre ellos el obispo de Antioquía, Ignacio. Detenido y juzgado, el prisionero abandonó la gran metrópoli de Siria hacia Roma, cargado de cadenas y bien escoltado por un pelotón de diez soldados de la cohorte Lepidania. Corría probablemente el año 106, o principios del 107.

 

Ignacio era el segundo o tercer sucesor del apóstol San Pedro en la sede de Antioquía, pues los testimonios no son unánimes. Según un documento del s. IV/V fue discípulo del apóstol Juan. Ante todo era un pastor de almas, enamorado de Cristo y preocupado tan sólo de custodiar el rebaño que le había sido confiado.

Su mejor retrato nos lo proporciona él mismo en las siete cartas que escribió a varias comunidades cristianas mientras era llevado a Roma. Cuatro fueron escritas desde Esmirna a las Iglesias de Éfeso, Magnesia, Tralles y Roma; las otras tres las escribió desde Tróade: a la Iglesia de Filadelfia, a la de Esmirna y al obispo de ésta, Policarpo, en la que le da unos consejos sobre la manera de desempeñar sus deberes de obispo.

Por su contenido, estas cartas tienen un gran interés doctrinal, por el que San Ignacio es uno de los Padres de la Iglesia. Es en ellas donde encontramos por vez primera la expresión “Iglesia católica” para referirse al conjunto de los cristianos.

Bastantes de los temas que tratan vienen determinados por la polémica contra las herejías más difundidas, especialmente el docetismo, que negaba la realidad de la encarnación del Verbo.

 

ignacio antioquia

 

 

San Ignacio afirma con energía la verdadera divinidad y la verdadera humanidad del Hijode Dios. Otro punto importante es la doctrina sobre la Iglesia.

San Ignacio considera que el ser de la Iglesia está profundamente anclado en la Trinidad y, a la vez, expone la doctrina de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Su unidad se hace visible en la estructura jerárquica, sin la cual no hay Iglesia y sin la que tampoco es posible celebrar la Eucaristía.

La jerarquía aparece constituida por obispos, presbíteros y diáconos. Se trata de un testimonio precioso, por su claridad y su antigüedad.

Toda la comunidad debe obedecer al obispo, que representa a Dios, el obispo invisible. Al obispo deben someterse el presbiterio y los diáconos hasta el punto de que, si alguien obra algo a margen de lajerarquía, dice, “no es puro en su conciencia”.

Sobre este mismo punto, refiriéndose a su martirio, llega a afirmar en una de las cartas: “Yo me ofrezco como rescate por quienes se someten al obispo, a los presbíteros y a los diáconos. ¡Y ojalá que con ellos se me concediera entrar a la parte de Dios!”.

 

Ignacio muestra ser un hombre de gran corazón. Agradece emocionado la finura de la fraternidad de los primeros cristianos, que —apenas conocer su cautiverio— se prodigan con él, le proporcionan lo necesario para el viaje, se ofrecen a acompañarle y a compartir su suerte. Corren a confortarle desde las ciudades vecinas, pero son ellos quienes tornan removidos y contagiados del amor a Dios.

Gracias a su intensa vida interior, San Ignacio intenta hacer el mayor bien posible en los lugares por donde pasa, abriendo a los demás el tesoro de los dones que el Espíritu Santo le ha concedido.

Con una gran humildad afirma: “no os doy órdenes como si fuese alguien”, pero su caridad sabe usar tonos enérgicos cuando es necesario: no esquiva corregir aunque duela, ni denunciar la herejía o la desviación disciplinar.

 

 

Este es el propósito principal de las epístolas ignacianas. A lo largo de su viaje, observa y escucha lo que ocurre: rápidamente discierne los viejos errores ya repetidamente combatidos por los Apóstoles, cuya raíz maligna sigue brotando por doquier: el docetismo, que propugnaba un Cristo aparente, no realmente encarnado; el gnosticismo, que disuelve el cristianismo para reducirlo a una ciencia de autosalvación basada en el conocimiento de verdades pseudofilosóficas; las tendencias judaizantes, el rigorismo ético…

Y sobre todo, una doctrina que quiere dividir a la Iglesia en dos bloques contrapuestos, enfrentando a los fieles con el obispo y su presbiterio.

En el saludo inicial de la carta a los romanos, Ignacio se excede y trata a la Iglesia de Roma de forma distinta a como trata a las demás, con especiales alabanzas.

El tono general de la salutación se puede tomar como un testimonio del primado de Roma, aún de mayor interés por provenir del obispo de la sede de Antioquía: una sede antigua, que cuenta a San Pedro como su primer obispo, establecida en una de las ciudades mayores y más influyentes del Imperio, en la que además comenzaron a llamarse cristianos lo seguidores de Cristo.

Para San Ignacio, la vida del cristiano consiste en imitar a Cristo, como Él imitó al Padre. Esa imitación ha de ir más allá de seguir sus enseñanzas, ha de llegar a imitarle especialmente en su pasión y muerte; es de ahí de donde nace su ansia por el martirio:

soy trigo de Dios, y he de ser molido por los dientes de las fieras, para poder ser presentado como pan limpio de Cristo”, dice a los romanos; y al obispo Policarpo le anima: “Mantente firme, como un yunque golpeado por el martillo. De grande atleta es ser desollado y, sin embargo, vencer”.

 

Por otra parte, esa imitación viene facilitada porque Cristo vive en nosotros como en un templo y nosotros llegamos a vivir en Él; por eso los cristianos estamos unidos entre nosotros, porque estamos unidos a Cristo.

En estas cartas se refleja la santidad del obispo de Antioquía, que dejaría una huella imborrable en los cristianos de su época y en la Iglesia para siempre: la de un santo que, como tantos otros en su época, va alegre al martirio, a encontrarse con su Dios.

“Pedid a Cristo por mí para que, por medio de estos instrumentos [las fieras], logre ser un sacrificio para Dios. No os doy órdenes como Pedro y Pablo. Aquéllos eran Apóstoles; yo soy un condenado; aquéllos, libres; yo, hasta ahora, un esclavo.

Pero si sufro el martirio, seré un liberto de Jesucristo y en Él resucitaré libre (…). Para mí es mejor morir para Jesucristo que reinar sobre los confines de la tierra. Busco a Aquél que murió por nosotros. Quiero a Aquél que resucitó por nosotros.”

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SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA

Carta de San Ignacio de Antioquía a los efesios

Ver en Wikipedia

 

"Teresa de Jesús" - Serie de televisión española RTVE

 

El 12 de marzo de 1984  TVE estrenaba la serie dedicada a la santa, 'Teresa de Jesús'. Aquella producción fue de las más costosas para la cadena pública hasta entonces, con un presupuesto que rondaba los 360 millones de las antiguas pesetas. Un total de ocho episodios integraban la serie que recreaba la vida de Teresa de Jesús y su tiempo, desde el año 1519 (en el que tenía cuatro años) y hasta 1582 (en que muere).

 

Fue Concha Velasco quien interpretó a la figura de Teresa de Jesús bajo la dirección de Josefina Molina, según los guiones escritos por Carmen Martín Gaite y Víctor García de la Concha. Ávila, Salamanca, Segovia, Toledo, Burgos, Úbeda, Baeza, Sevilla y Cáceres, fueron las principales ciudades en que se rodó la serie, muchas veces en monumentos del Patrimonio Artístico.

 

Teresa de Jesús

 

 

Serie de carácter biográfico religioso que, con gran rigor histórico, sigue la vida de teresa de Jesús. Monja carmelita, descendiente de judíos conversos, que emprendió, en pleno corazón de castilla, un movimiento en pro de la liberación del espíritu, dejando en sus escritos uno de los testimonios mas apasionantes de aquel tiempo, en que, entre enormes tensiones, se estaban sentando las bases de la modernidad europea.

 

Sinopsis

La serie comienza retomando la vida de teresa a los 23 años, esbozando el marco familiar y social en que se desenvuelve. A lo largo de ocho episodios se sigue la aventura de aquella mujer que se mezclo con el pueblo y frecuento la nobleza y que, en medio de la más desbordante actividad experimento las más sublimes vivencias místicas. La que había sido procesada por la inquisición termino por ser la primera doctora de la iglesia.

 

Teresa de Jesús

 

 

La serie ambientada en el siglo XVI ha sido rodado en escenarios naturales, de ciudades españolas de castilla, Andalucía y Extremadura, utilizando monumentos de nuestro patrimonio artístico. La construcción de los interiores del convento de la encarnación y san José supuso 9600 metros cuadrados de decorado en estudio.

Para la reproducción de fachadas, calles, complejos urbanísticos, ya desaparecidos, se construyeron 5000 metros cuadrados de decorados. En el reparto artístico figuran cerca de 300 actores y 45 especialistas de acción. Se han construido carromatos y utilizado caballos de monta, mulas, burros, rebaños y piaras.

El costo global de la serie asciende a 400 millones de pesetas, aproximadamente.

 

AQUÍ PUEDES VER LOS CAPÍTULOS DE LA SERIE

 

Versión original
Versión reducida

 

 

Teresa de Jesús

Lo que querías saber sobre el Pilar de Zaragoza, en este artículo

Fiestas del Pilar en Zaragoza: cada año más y más grandes. En el año 2018 hubo 771 grupos inscritos para la entrega de flores. Para recoger tantas flores para la Virgen se necesita un andamiaje de 40 toneladas y 15,5 metros de altura y 16 de anchura.

 

El jueves 11 de octubre se coloca con la ayuda de una grúa una imagen de la Virgen (con estructura portante, columna, manto, imagen y corona con resplandores) que pesa 15 kilogramos (está hecha de poliéster). La corona con resplandores tiene un diámetro de 2,64 metros y el manto mide 2,50 metros de altura, siendo la altura total de 6,70 metros y el peso, sin flores, unos 525 kilogramos.

En 2017, durante 15 horas, entre 280.000 y 300.000 personas entregaron sus flores. Otras 200.000 asistieron a la ceremonia como público,

Tantas cifras enormes contrastan con la moderación del objeto que da fuerza histórica a la devoción: esa piedra que llamamos el pilar.

 

 

El pilar es la pequeña columna donde, según la tradición, se apareció la Virgen María en el siglo I, cuando aún vivía en carne mortal, para animar al apóstol Santiago, en el siglo I. No es un objeto impresionante: 1,77 m de altura y 24 cm de anchura. Pero es el epicentro pétreo de la devoción. La Virgen del Pilar, sin el pilar, sería sólo la Virgen, que no es poco. Pero el pilar le da un anclaje especial en la historia, la leyenda y el lugar.

Quizá el más completo y detallado análisis sobre el pilar de Zaragoza accesible hoy es el de Juan Antonio Gracia, periodista y canónigo emérito de la Basílica del Pilar. Lo escribió en el libro “El Pilar desconocido” , lo publicó el Heraldo de Aragón en 2006, y lo suele recuperar al acercarse la fiesta de la Virgen para publicar en su número especial anual.

La Imagen de Nuestra Señora del Pilar

La preciosa imagen de Nuestra Señora del Pilar está colocada sobre una Columna de la que desconocemos casi todo. Y, sin embargo, esa Columna constituye el elemento más importante de cuantos integran la tradición mariana de Zaragoza. Es el dato que caracteriza, distingue y diversifica esta tradición concreta entre las mil mariofanías que se veneran en el mundo entero.

Esa Columna sacra es la nota diferenciadora, el símbolo que identifica la peculiar devoción aragonesa, el trazo que la singulariza y la define.

Precisamente porque la Columna ha sido a lo largo de los siglos el rasgo fundamental de esta tradición, el arte en sus expresiones plásticas, la literatura, la poesía y la liturgia han sabido subrayarlo con múltiples y variadas representaciones llenas de belleza. En el riquísimo álbum mariano universal, resulta sencillísimo identificar la imagen cesaraugustana gracias a la Columna. Tan esencial e imprescindible es la Columna que, sin ella, no es posible identificar con claridad a la Virgen Patrona de Aragón.

 

 

Donde la Virgen plantó el pilar, allí se quedó… y alrededor se hizo una iglesia, y luego la actual basílica, y allí van cientos de miles de devotos y besan la columna

 

Curiosamente, esa Columna que resume la devoción de un pueblo durante veinte siglos es una piedra sagrada perfectamente desconocida, ya que no sólo carece de documentación, sino que jamás se hizo un estudio serio que nos permita conocer mejor siquiera los datos más interesantes de su estructura material, su exacta colocación, su estado de conservación, su antigüedad real.

Más aún, no solamente no conocemos en profundidad cómo es esa Columna, sino que apenas si la vemos, salvo a través de una pequeña abertura por la que los devotos podemos besarla, aunque no sin dificultad. Por cierto, el cerco de oro que orla ese orificio, regalo del que fuera ilustre médico y rector de la Universidad de Zaragoza, doctor Ricardo Royo Villanova, fue colocado el 1 de enero de 1941.

Tres han sido las causas que han contribuido a mantener entre celajes de misterio la venerada piedra: 

Preguntas sobre el pilar

Así las cosas, es normal que surja una catarata de preguntas.

¿Cómo es exactamente la Santa Columna?
¿Cuál es su estado de conservación? Se asegura que es de jaspe, pero ¿de qué tipo de jaspe? ¿De qué cantera procede?
¿Cómo se asienta en el suelo? ¿Qué grado de perforación tiene a causa de los incontables besos y roces de manos que recibe?
¿Estamos ante una pieza de época romana, tal como hace suponer la tradición, o es posterior? Y si es posterior, ¿de qué siglo?

No teniendo documentación alguna y careciendo de comprobaciones científicas, todas estas cuestiones tienen un gran interés y en modo alguno pueden considerarse impertinentes.

Sería faltar a la verdad si dijera que nunca se hicieron estudios al respecto. Pero hay que reconocer que las prospecciones que se llevaron a cabo fueron pocas, escasamente ilustradoras y no muy rigurosas.

Estudios del siglo XVIII

En el archivo capitular del Pilar se conserva un dibujo hecho por el arquitecto don José Julián de Yarza y Lafuente, que en la noche del 13 al 14 de septiembre de 1756 inspeccionó visualmente la Columna y tomó sus medidas, aprovechando la circunstancia de haberse descubierto la Columna al construirse la Santa Capilla según el diseño de don Ventura Rodríguez.

Yarza en su dibujo señala la parte del Pilar que se cubre con plata, el orificio preciso por el que se veneraba y se veneraría en adelante, la basa de piedra blanca y la medida de cada una de esas partes, dando algo más de diez palmos.

columna del Pilar

Dibujo de la Santa Columna realizado por Julián de Yarza en 1756, con la siguiente leyenda: A-B porción que está cubierta en plata; C despiezo o junta; D Adoración antigua; E adoración nueva; F bara de piedra blanca conforme estaba; G del modo que ha quedado la Santa Basa para poder sentar los nuevos jaspes; A-H alto de la Santa Columna | Archivo del Pilar.

 

Siendo sin duda interesante ese dibujo de Yarza, no desvela gran cosa, ya que ni los canónigos archiveros, ni otros historiadores, ni los arquitectos Ríos Balaguer, Ríos Usón y Ríos Sola han encontrado documentación que ofrezca información sobre ese dibujo y sobre las medidas que da.

Lo que no obsta para que todos los autores posteriores den como buena la medición del doctor Yarza, precisando aún más, si cabe, que la altura es de 1,77 m y su diámetro de 24 cm. Aparte de estos escuetos datos, que miden pero no describen mucho, diez años después, en 1766, don Manuel Vicente Aramburu hace la primera descripción detallada conocida hasta hoy.

Este autor, que pudo contemplar in situ la Columna, ya que fue testigo directo de las obras dirigidas por don Ventura Rodríguez, ofrece el siguiente testimonio:

«Es de jaspe, de dos varas de alta y descansa en una piedra que la continúa algo oscura que está sobre otra más clara, fijada en una base redonda y está sobre un plano de piedra como la que circuye toda la obra.

La columna de jaspe está cubierta de bronce y, sobre el bronce, de plata, cuyas dos cubiertas llegan hasta el pie de la sagrada imagen que está colocada en la Columna sin otra seguridad y su diámetro mide 24 ctms».

 

Aramburu, que, como dije, con toda probabilidad vio, tocó y midió la Columna, habla del color y de la clase de mármol, de la envoltura y del asentamiento de la misma. No es poco, pero resulta insuficiente. En cuanto a la medida, utiliza la vara como unidad de medición y coincide con todos los autores: 1,77 m de altura y 24 cm de anchura.

 

En el siglo XX: la piedra que besamos es la de la Virgen

Tras Aramburu, hay que dar un gran salto en el tiempo y llegar a 1955.

El 28 de febrero de ese año, el arquitecto don Teodoro Ríos Balaguer, acompañado de su hijo Teodoro, también arquitecto, de su ayudante Ángel Peralta, del aparejador Ángel Tobajas, del cantero Manuel Pinilla y del peón de albañil José Larra, en presencia del deán Hernán Cortés, del canónigo Leandro Aína, del capellán José Ágreda y del mozo de sacristía Alejandro Bordetas, inspeccionó la santa Columna.

Se trataba de despejar de manera técnica la duda surgida entre algunos fieles acerca de si el Pilar que se besaba era o no el mismo sobre el que se asentaba la imagen de la Señora.

Se trazaron paralelas y perpendiculares, se tomaron medidas con aparatos de precisión y, tras varias horas de cálculos, se concluyó que el Pilar sobre el que está la Virgen tiene una altura total de 1 m, 77 cm y 2 mm. Y que, efectivamente, la Columna que besamos es la misma sobre la que está la imagen de la Virgen. 

 

Fragmento visible de la Santa Columna, el que se besa. La tradición de besar el Pilar ya está atestiguada desde la Edad Media. El desgaste sufrido por la Santa Columna a causa de los continuos ósculos de los fieles, llevó a Julián de Yarza a modificar la altura de la apertura de la funda. El óvalo de oro que lo rodea no se colocó hasta mediados del siglo XX | Javier Pardos

 

Como fácilmente se deduce, todos los exámenes conocidos y realizados hasta ahora han sido más bien superficiales y referidos solo a datos externos especialmente relacionados con las medidas de la Santa Columna.

Tampoco los estudios arqueológicos, realizados preferentemente entre 1930 y 1940 arrojaron mucha luz sobre el asunto que nos ocupa. Los pocos elementos hallados hasta ahora en las excavaciones y los restos que quedan de las antiguas edificaciones en el subsuelo pueden tal vez, en opinión de algún autor sugerir vestigios de una iglesia romana, pero, aparte de su endeblez científica, poco o nada aportan al conocimiento biográfico de la Santa Columna.

 

1980: los responsables de la Basílica no tuvieron coraje

Tal vez en 1980 se perdió la gran ocasión de hacer un estudio en profundidad, una inspección científica seria, una rigurosa aplicación de las técnicas más avanzadas en el análisis de ese mármol sagrado que ha desempeñado un papel trascendente durante siglos en la espiritualidad del pueblo creyente y aun en el devenir de la sociedad aragonesa.

En ese año, con ocasión de remodelar el Camarín de la Virgen, en trabajos que se realizaron de noche y con las puertas del templo cerradas, se hizo un verdadero chequeo al corazón de la basílica.

 

La ciencia moderna podría dar muchos datos

Así estaban las cosas en el último tramo del siglo XX, así están en los primeros compases de la nueva centuria y así seguirán hasta Dios sabe cuándo. Y sin embargo, las novísimas conquistas de la tecnología podían hoy despejar dudas, aclarar sombras, disipar secretos innecesarios, evitar tapujos extraños.

En febrero de 1991 consulté este asunto con el doctor Marcelino Lago, catedrático de Petrología; en abril de 2005 lo hice con la doctora Begoña Martínez Jarreta, catedrática de Medicina Legal y con el doctor Manuel Martín Bueno, catedrático de Arqueología. Los tres enseñan en nuestra Universidad cesaraugustana.

Los tres aseguraron que una investigación, llevada a cabo con los medios que ofrece la técnica de nuestros días, obtendría excelentes resultados y proporcionaría datos interesantísimos en torno al origen, la edad y la estructura de la Santa Columna.

Me temo que ni hoy, ni mañana, acaso nunca, se sabrá más de lo que sabemos de esa Columna venerable, por lo que en mi mente seguirán punzándome las preguntas de siempre.

Y, sobre todas, la que más me duele: ¿y si ese Pilar fuera un peristilo de época romana, o una columnita de un claustro medieval, o una huella de la presencia musulmana en nuestra ciudad o de un palacio renacentista aragonés o, quién sabe, se resistiera a todo tipo de verificación por ciencia humana, sugiriendo así el origen celestial que le atribuye la tradición?

(Juan Antonio Gracia, periodista y canónigo emérito de la Basílica del Pilar)

 

El Pilar en sí se protege con esta funda

 

 

 

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VIRGEN DEL PILAR 

 

 

¿Sabes quién era San Calixto?

El papa San Calixto fue elegido en el 217, se distinguió por su misericordia y comprensión con los pecadores arrepentidos, en contra de los rigoristas.  Murió mártir en el 222.  Es, indudablemente, uno de los Romanos Pontífices que más sobresalieron a fines del siglo II y principios del III, en un tiempo en que multitud de corrientes más o menos peligrosas trataban de desviar a la Iglesia del verdadero camino de la ortodoxia y del justo medio de la disciplina eclesiástica.

 

Según el Líber Pontificalis, Calixto nació en Roma, y su padre, llamado Domicio, residía en el barrio denominado Ravennatio. Era esclavo; mas, dotado como estaba, de extraordinarias cualidades, supo levantarse poco a poco hasta llegar a ser obispo de Roma, rigiendo con notable acierto a la Iglesia durante los cinco años que duró su pontificado (217-222).

Perseguido, pues, por su amo, logró Calixto escapar de Roma; pero fue alcanzado en Porto cuando intentaba huir por mar, y poco después se le impuso un denigrante castigo, propio de esclavos, obligándole a mover la rueda de un molino.

 

san Calixto

 

 

Entretanto, como insistieron los acreedores para que se le pusiera en libertad, con la esperanza de poder recobrar sus pérdidas, su dueño Carpóforo hizo que le levantaran el castigo, y así Calixto intento entablar negocios en una sinagoga de judíos. Pero, temiendo éstos ser envueltos en sus engaños, reales o supuestos, le llevaron ante el prefecto de Roma, el cual le hizo azotar y le sentenció luego a ser deportado a las minas de Cerdeña.

Y aquí comienza una nueva etapa en la vida del esclavo Calixto. Como en Cerdeña se encontraban multitud de cristianos condenados a los trabajos forzados de las minas, Calixto fue considerado como uno de ellos. Vencidas algunas dificultades, consiguió ser librado Calixto, y, al ser conducido a Roma, recibió la orden del papa Víctor (189-199) de permanecer en Ancio.

No se sabe con toda seguridad si ya desde un principio, siendo esclavo del cristiano Carpóforo, era cristiano, o si abrazó después el cristianismo, tal vez por el contacto con los deportados de Cerdeña. En todo caso, desde este momento aparece como cristiano, a las órdenes de los Romanos Pontífices.

En Ancio se detuvo Calixto hasta el principio del pontificado de San Ceferino (199-217), aprovechando este tiempo de retiro para intensificar más y más su formación religiosa, preparándose para los grandes problemas para los que le destinaba la Providencia.

El papa Ceferino fue quien llamó a Calixto a Roma y le hizo encargado de la catacumba de la vía Appia, que posteriormente recibió el nombre de San Calixto. Se entregó con toda su alma a la organización y embellecimiento de aquella catacumba, lo que constituye la primera de las importantes obras en que intervino este gran Papa.

 

 

Su principal empeño consistió en unificar las diversas partes iniciales, como eran la cripta de Lucina y otras existentes en sus proximidades, dando a todo el conjunto una extensión mayor y convirtiéndolo en el principal cementerio cristiano. Sobre todo, fue obra suya el destinar una de las partes principales de esta catacumba para sepultura de los Papas. Es lo que, desde entonces, se designó como Cripta de los Papas, donde fueron sepultados, durante todo el siglo III, todos los Romanos Pontífices, excepto Cornelio y el mismo Calixto.

No es, pues, de maravillar que posteriormente este cementerio o catacumba fuera designado como cementerio o Catatumba de San Calixto. De hecho fue el primero que pasó a ser plena propiedad de la Iglesia. El mismo papa San Ceferino ordenó de diácono a Calixto y le tomó como su principal auxiliar y secretario.

A la muerte de San Ceferino, el año 217, fue elevado al Solio pontificio como su sucesor. Y, por cierto, las circunstancias eran bien difíciles para la Iglesia, por lo cual constituye un mérito muy especial de San Calixto el haber resuelto, con su autoridad pontificia, algunos problemas sumamente agitados durante su pontificado.

Dos fueron las cuestiones en las que intervino el nuevo Papa, a las que va unido su nombre en la historia de la Iglesia: la cuestión dogmática sobre la Trinidad, representada por el sabelianismo, que afirmaba una unidad exagerada en la esencia divina y destruía la distinción de personas, y la cuestión del rigorismo exagerado de los montanistas o los defensores de Tertuliano.

En ambos problemas tomó Calixto importantes decisiones, que marcaron el punto medio de la verdadera ortodoxia católica. Pero también en ambas cuestiones se aprovecha su rival Hipólito para calumniarlo y desacreditarlo ante la Iglesia universal.

Calixto se vio obligado a intervenir con decisión; pero en su impugnación del sabelianismo tomaba el término medio de la ortodoxia, sin aceptar la doctrina de Hipólito. Por esto, con su acostumbrado apasionamiento, le acusa éste de defender la doctrina sabeliana.

En realidad no fue así, sino que rechazaba por un lado a Sabelio y por otro a Hipólito, sin determinar explícitamente en qué consistía la verdadera doctrina. Por esto Hipólito se levantó contra Calixto como antipapa y luchó tenazmente contra él: pero al fin, desterrado él mismo por la fe cristiana, reconoció su error, se reconcilió con el sucesor de San Calixto y murió mártir.

Entretanto San Calixto, bien informado de la peligrosa propaganda de los sabelianos, llamados también monarquianos o modelistas, lanzó la excomunión contra Sabelio y sus partidarios, pero al mismo tiempo, sin condenar propiamente a Hipólito, rechazó las teorías que tendían a subordinar al Logos, es decir, a Cristo, a Dios, con lo cual favorecían cierto dualismo en la divinidad, y juntamente se exponían al peligro de un verdadero subordinacianismo que niega la igualdad del Hijo con el Padre y, por consiguiente, su divinidad. Precisamente de esta tendencia se derivó despues el arrianismo.

Tal fue, en conjunto, la actuación del gran papa San Calixto. El Líber Pontificalis le atribuye un decreto sobre el ayuno, pero no tenemos noticias ulteriores que confirmen o aclaren esta disposición pontificia.

Su gloria descansa, por tanto, en el hecho de que, siendo un simple esclavo de nacimiento, por sus propios méritos se elevó a los más encumbrados cargos y aun al mismo Pontificado, y, además, en su extraordinario acierto en la organización de la catacumba que por lo mismo es conocida como de San Calixto, y en haber defendido el dogma católico frente a los sabelianos antitrinitarios, y la disciplina cristiana del perdón de los pecados contra el rigorismo montanista y de Tertuliano.

La tradición, desde la más remota antigüedad, lo venera como mártir. Murió probablemente durante el reinado del emperador Alejandro Severo (222,235), el año 222; pues, aunque este emperador no persiguió a los cristianos, pudo originarse su martirio por algún arrebato popular promovido por los fanáticos paganos.

Las actas de su martirio, compuestas en el siglo Vll, transmiten la leyenda de que, por efecto de la furia popular, fue arrojado por una ventana a un pozo en el Trastevere y su cuerpo sepultado con todo secreto en el vecino cementerio de Calepodio.Los cristianos, en medio de la revuelta producida con su martirio, lo enterraron en el lugar más próximo.

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Catacumbas de San Calixto

 

 

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BERNARDINO LLORCA

Atestiguado por más de 70.000 personas

Sor Lucia, una de los tres videntes de Fátima, escribió en su diario años más tarde el relato de la sexta aparición, en la que la Virgen realizó el milagro solar ante miles de personas. Presentamos aquí un resumen del diario de Lucia.

 

Desde las primeras horas del día 12, de los puntos más remotos de Portugal se advertía un intenso movimiento hacia Fátima. Al atardecer, los caminos que llevan a Fátima estaban lleno de vehículos de toda clase, de grupos de peatones, de los cuales muchos caminaban a pie desnudo y cantando el Rosario.

El día 13 amanece frío, melancólico, lluvioso. La multitud aumenta. La lluvia, persistente y abundante, había convertido la Cova de Iría en un inmenso charco de barro y penetraba hasta los huesos de los peregrinos y curiosos.

 

Fátima

 

 

Al llegar los pastorcillos, la muchedumbre, reverente, les abre paso y ellos van a colocarse delante de la encina, reducida ya a un trozo de tronco. Lucia pide a la muchedumbre que cierren los paraguas para rezar. Todos quieren estar muy cerca de los videntes. Jacinta, empujada por todas partes, llora y grita. Los dos mayores, para protegerla, la ponen en medio.

Al mediodía en punto Lucia anunció la llegada de la Virgen. El semblante de la niña se tornó más bello de lo que era, tomando color rosado y adelgazándose los labios.

La aparición se manifestó en el lugar acostumbrado a los tres afortunados niños, mientras los presentes ven por tres veces formarse alrededor de aquellos y luego alzarse en el aire una nubecilla blanca como de incienso.

– ¿Quién es usted y qué quiere de mí?

–Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy Nuestra Señora del Rosario, que continuéis rezando el Rosario todos los días, la guerra va a terminar y los soldados volverán pronto a sus casas.

 

Lucia exclamó:

–¡Tengo tantas cosas que suplicarle…!

Y la Virgen respondió que concedería alguna, las otras, no.  Y volviendo al punto principal de su Mensaje, añadió:

–Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados. ¡No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido!

 

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Era la última palabra, la esencia del mensaje de Fátima. Al despedirse, abrió las manos, que reverberaban en el sol, o como se expresaban los dos pequeños videntes, señaló el sol con el dedo.

Lucia imitó instintivamente aquel ademán, gritando:

–¡Mirad el sol!

La lluvia cesa inmediatamente, las nueves se deshacen y aparece el disco solar como una luna de plata, luego gira vertiginosamente sobre sí mismo semejante a una rueda de fuego, lanzando en todas direcciones fajas de luz amarilla, verde, roja, azul, violeta…, que colorean fantásticamente las nubes del cielo, los árboles, las rocas, la tierra, la incontable muchedumbre.

Se para por algunos momentos, luego reanuda de nuevo su danza de luz como una girándula riquísima hecha por los mejores pirotécnicos; se para de nuevo para volver a comenzar por tercera vez, más variado, más colorido.

De repente, todos tiene la sensación de que el sol se destaca del firmamento y que se precipita sobre ellos. Un grito único, inmenso, brota de cada pecho, que manifiesta el terror de  todos. Todos gritan y caen de rodillas en el barro rezando en voz alta actos de contrición.

Y este espectáculo, claramente percibido por tres veces, dura por más de diez minutos y es atestiguado por más de 70.000 personas; por creyentes e incrédulos, por simples campesinos y cultos ciudadanos.

Acabado el fenómeno solar, se dieron cuenta de que sus vestidos, empapados poco antes por la lluvia, se habían secado perfectamente.

 

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Historia de los Pastorcillos de Fátima

 

Más información en Fatima17.com

 

Ver en Wikipedia

Santuario de Nuestra Señora de Fátima – Sitio oficial

 

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