La Eucaristía cambia completamente el criterio de la vida: todo es transformado por el cuerpo de Cristo

Estamos en 304 dC en Abitene, una ciudad romana de la actual Túnez, cuando 49 cristianos se sorprenden el domingo mientras celebran la Eucaristía desafiando las prohibiciones imperiales. De hecho, Diocleciano había prohibido a los cristianos, bajo pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para sus asambleas.

Fueron arrestados y llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul. Muy interesante fue la respuesta que cierto emérito le dio al procónsul que le preguntó por qué habían transgredido alguna vez la estricta orden del emperador.

Él respondió:Sine dominico non possumus ": es decir, sin reunirnos el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltaría la fuerza para enfrentar las dificultades diarias y no sucumbir. Después de torturas atroces, estos 49 mártires de Abitene fueron asesinados confirmando, con el derrame de sangre, su fe.

La respuesta de Emérito también nos cuestiona hoy: ¿podemos vivir sin la Eucaristía? ¿Es posible enfrentar el camino de la vida sin alimentarnos con el Pan vivo que desciende del Cielo?

Hace unos días, cuando celebraba la misa, por primera vez, sí, porque se puede rezar durante años con los mismos textos litúrgicos y comprender, por gracia, solo en un instante preciso, la profundidad de ciertas palabras: la "quinta" oración eucarística ha capturado mi atención, mi mente y mi espíritu.

"Mira, Santo Padre, esta ofrenda: es Cristo quien se entrega con su cuerpo y su sangre, y con su sacrificio nos abre el camino hacia ti". 

Cristo Eucaristía, con su sacrificio, abre el camino a los bautizados hacia el Padre. Sin la Eucaristía, es decir, sin Su sacrificio, sin que Cristo se ofrezca por nosotros, se impediría el camino de regreso a la casa del Padre.

 

 

Sin "domingo" no podemos caminar ni vivir

La existencia humana es una peregrinación a la Jerusalén del Cielo donde la Trinidad nos espera. Y todos sabemos y experimentamos que es un viaje lleno de desafíos diarios. No se escatiman esfuerzos y, a menudo, sentimos la desproporción entre el camino por delante y nuestras fuerzas miserables. Familia, trabajo, educación infantil, relaciones emocionales y el bien común: ¿qué necesitamos realmente para estar frente a todo y no sucumbir? En primer lugar, todo debe ser aceptado a partir de las posibilidades de Dios y no de las nuestras.

En otras palabras, necesitamos enfrentar todos los desafíos de la vida (pero también las alegrías de la vida), ya no comenzando desde nosotros mismos y desde nuestras posibilidades miserables, sino desde el amor de Dios hacia nosotros, totalmente manifestado en Cristo Jesús .

La Eucaristía cambia completamente la medida de la vida de nosotros al amor de Dios por nosotros. Cuando era novato, leí un pequeño folleto de meditaciones espirituales donde se sugería recitar las palabras de San Pablo cada vez que uno recibía la Comunión: "¡Ya no soy yo quien vive sino que Cristo vive en mí!" ( Carta a los Gálatas) 2, 20). La Eucaristía nos hace vivir la misma vida que Cristo y nos hace Iglesia. Realmente se convierte en alimento que transforma nuestra vida y la hace capaz de seguir cualquier camino, incluso el más inaccesible.

La peregrinación en general y eso en Tierra Santa en particular es una metáfora de la vida, del viaje de la vida. En una peregrinación diaria, se celebra la Santa Misa y uno puede acercarse a la Comunión en los diversos lugares sagrados.

El Papa Francisco no deja de poner la Eucaristía en el centro de la vida cristiana: "Es muy importante comunicarse; es muy importante ir a misa y recibir la comunión, porque es recibir el cuerpo de Cristo, recibir a este Cristo que nos transforma desde adentro y recibir a este Cristo vivo que nos prepara para el cielo ". Y nuevamente: "Este pan de vida, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos es dado gratuitamente en la mesa de la Eucaristía. Es lo que nos alimenta y nos apaga espiritualmente hoy y por la eternidad. Cada vez que participamos en la Santa Misa, en cierto sentido, anticipamos el cielo en la tierra ".

La peregrinación a Tierra Santa se convierte así en una oportunidad privilegiada para experimentar que sin el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo no podemos vivir, sin que no podamos ir al cielo, de hecho, sin que no podamos experimentar el cielo ya aquí en la tierra.

fra Francesco Ielpo (* Comisionado de Tierra Santa del norte de Italia)

TerraSanta

¿Por qué la Virgen de la Almudena es la patrona de Madrid?

El 9 de noviembre se celebra en la localidad de Madrid la festividad de la Virgen de La Almudena. Por este motivo, explicamos la historia de la patrona y cómo llegó a ser figura titular del pueblo.

 

El origen de la imagen de la Virgen, que con el tiempo se había de llamar Santa María la Real de la Almudena llega, según la tradición, hasta la generación apostólica; y con ella la devoción que siempre ha tenido entre los madrileños. En la pequeña villa que luego habría de ser capital de España, se veneró desde siempre como Patrona una imagen de la Madre de Dios denominada “Santa María de la Vega” o de “La Concepción Admirable”.

Cuenta la tradición que a comienzos del siglo VIII, ante la inminencia de la invasión sarracena ocurrida entre los años 711 a 714, los cristianos de la villa para evitar la profanación de la imagen, escondieron a la Señora en un cubo de la muralla; en 1083-1085 siendo Pontífice Gregorio VII, al conquistar Magerit el rey Alfonso VI, convocó una procesión encabezada por él mismo, y al llegar junto al cubo de la muralla cercano a la Almudayna unas piedras se derrumbaron y en el hueco estaba la imagen de la Virgen con los dos cirios encendidos.

Era el 9 de noviembre del año 1085. Según esta tradición el Rey Alfonso VI hasta la localización de imagen habría mandado pintar en el muro de la Iglesia de la Villa una imagen. Esa imagen sería la conocida hoy en día de “la Virgen de la Flor de lis”. Cuenta esta leyenda que los rasgos estaban inspirados en su esposa Doña Constanza y que sostiene una imagen de flor de lis en su mano puesto que Doña Constanza era francesa.

Esta imagen es una pintura mural probablemente de fines del siglo XII o principios del siglo XIII y muestra a la Virgen con el Niño y con una flor de Lis en la mano. Bajo sus pies una Cruz roja similar a la de la Orden de Calatrava. Seguramente tras la consagración del templo (ya que había sido mezquita) se pintó una imagen de la Virgen con el lirio (probablemente símbolo de pureza de María) muy utilizado como ornamento decorativo por los visigodos y más tarde por los mozárabes.

En 1638 se arrancó el bloque de yeso de 10 cm. de espesor sobre el que está pintada la imagen y se trasladó a otro lugar de la iglesia. En 1868, cuando se derribó la iglesia de Santa Maria, pasó a la del Santísimo Sacramento y desde allí definitivamente a la Cripta donde hoy se venera. La Virgen de la Flor de Lis es actualmente Patrona de los jardineros.

 

La imagen

La talla actual de la Virgen de la Almudena es de madera de pino dorada y policromada, y sostiene al Niño en sus brazos y data seguramente de fines del siglo XV o principios del XVI, fue realizada por un escultor relacionado con el maestro Diego Copín de Toledo o por el mismo tal y como afirmaron José Manuel Azcárate y  Francisco Portela; sustituyó a la anterior que aparece citada en algunas crónicas y  cuya imagen es probablemente la que aparece pintada en el arcón de San Isidro que se encuentra en la Capilla de la Catedral dedicada a San Isidro, y que podría haber sustituido a una primitiva que se habría quemado en tiempos de Enrique IV (1425-1474).

Esta  imagen de Santa Maria la Real de la Almudena, estuvo vestida desde 1626. Durante este tiempo recibió gran cantidad de vestidos y mantos, regalo de distintas Reinas de España, que se conservan en el Museo Catedral; pero el 18 de junio de 1890, por disposición del entonces Obispo de Madrid Don Ciriaco Sancha, la Virgen salió en la Procesión del Corpus desposeída de sus vestiduras de tela.

La imagen actual de la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de noviembre de 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid por el papa Pablo VI el 1 de julio de 1977.

Otras imágenes

Hay otras representaciones de la Almudena, copias más modernas y casi idénticas a la anterior.  La primera se encuentra en la cripta; en el museo catedral existe otra imagen, vestida con un traje de tisú blanco, bordado en oro, que nos la muestra tal y como la veneraban los madrileños de los siglos XVII, XVIII y XIX. Así mismo se han realizado otras copias: la que se encuentra en el muro de la cuesta de la Vega recordando su aparición en la muralla, o la que se utiliza para posesionar o presidir los actos diocesanos en el exterior del templo.

 

National Geographic ha realizado un documental sobre los túneles subterráneos que crearon los templarios en la ciudad de Acre y que durante siglos se mantuvieron ocultos hasta que fueron descubiertos por casualidad en 1994.

Producido por el arqueólogo Albert Lin se ve cómo se utilizaban estos túneles durante el Reino de Jerusalén y cómo están ahora siete siglos después de su hallazgo.

Este túnel fue construido por los caballeros templarios cuando la ciudad estaba bajo el dominio del Reino de Jerusalén, y servía como pasadizo estratégico para conectar el Palacio del Temple con el puerto. Después de la caída de Acre a manos de los mamelucos en el siglo XIII, el Túnel de los Templarios quedó perdido y olvidado. Fue solamente en 1994 cuando el túnel fue redescubierto debajo de su casa por una mujer que tenía un problema con las tuberías de su casa.

Lo que muestra la tecnología

En el documental, para la exploración del sitio el equipo utilizó la tecnología ‘LiDAR’ que usa láseres y detectores de alta tecnología para escanear profundamente en el suelo sin causar ningún daño.

Gracias a esta tecnología, no sólo se han podido visualizar mejor los túneles sino que también se ha descubierto una casa de guardia escondida debajo de la ciudad moderna. Por medio de imágenes generadas por ordenador y modelos 3D se pudo reconstruir una enorme ciudadela costera que habría sido usada por la orden templaria para esconder suministros y armamentos.

De igual manera mostró cómo la ciudadela habría actuado como primer punto de entrada para cualquier enemigo que intentara apresurarse a la ciudad.   La torre del tesoro se encuentra enterrada bajo terreno rocoso y por el momento no está claro si existirá algún intento de excavarla en el futuro.

La caída de Acre

En abril del 1291 Acre fue sitiada por los mamelucos de Egipto, y la ciudad cayó en manos de los musulmanes aproximadamente un mes más tarde. El sultán mameluco, Al-Ashraf Khalil, ordenó que las murallas, fortalezas y otros edificios de la ciudad fueran arrasados hasta los cimientos para que nunca pudieran volver a ser utilizados por los cristianos. Acre perdió su estatus como importante ciudad portuaria y permaneció olvidada hasta finales del siglo XVIII.

San Severo, obispo de Barcelona

En torno al año 300

conforme a la tradición, y mártir durante la persecución de Diocleciano, apenas existe ninguna noticia segura. El eminente publicista Lorenzo Riber afirma que "no hay modo de determinar la fecha de su gobierno en aquella diócesis". Más aún: algunos historiadores han llegado a dudar de la misma existencia del Santo.

En realidad, no poseemos documentos convincentes ni sobre su vida y su gobierno de la diócesis de Barcelona ni sobre su martirio. Las actas que de éste se conservan pertenecen a un período muy posterior, seguramente el siglo VI, en que tantas leyendas se consignaron en este género de literatura.
Indicaremos, pues, brevemente lo que nos transmite la tradición como más verosímil, a lo que añadiremos los hechos fundamentales que contienen estas actas posteriores.

Según se refiere, Severo nació en Barcelona de familia distinguida y recibió una esmerada educación, como a su rango correspondía. En el himno de su oficio se expresa claramente su condición de ciudadano de Barcelona. La tradición no nos comunica datos especiales sobre su vida anterior a su episcopado; pero da por supuesto que recibió una educación cristiana y que se dedicó al estado eclesiástico. En cambio, claramente consigna la noticia de que fue elevado al obispado de Barcelona, donde se distinguió por su celo por las almas, que Dios le había confiado.

Así, pues, Severo sería obispo de Barcelona en torno al año 300. La Iglesia de España había llegado, ya entonces, a un estado de relativa prosperidad, como lo demostró el concilio de Elvira, celebrado entre los años 300 y 305, al que asistieron representantes de toda la Península, y el gran número de mártires que en todas las regiones de España hubo durante la persecución de Diocleciano de 303 a 305. Particularmente la región Tarraconense, a la que pertenecía Barcelona, había dado ya muestras del arraigo del cristianismo en la persecución de Valeriano del año 256 con sus célebres mártires, el obispo San Fructuoso de Tarragona y sus dos diáconos Eulogio y Augurio. Así, pues. podemos fácilmente imaginarnos la nutrida y fervorosa cristiandad de Barcelona, y particularmente a su digno obispo Severo, que trataba de prepararla para las luchas que se avecinaban.

De hecho, aunque desde hacía largo tiempo disfrutaban los cristianos de relativa paz, que tanto les había servido para su reorganización y crecimiento, y el mismo Diocieciano (284-305) durante los doce primeros años de su gobierno usó con ellos una amplia tolerancia, ya a fines del siglo III, hacia el año 297, el césar Galerio había inducido al emperador a realizar una especie de depuración del ejército, por lo cual hubo por este tiempo algunos martirios. En España precisamente se inició con particular virulencia esta persecución, de la que fueron víctimas San Emeterio y Celedonio en Calahorra, San Marcelo en León, las Santas Justa y Rufina en Sevilla, y otros semejantes. Así, pues, ante el peligro que se cernía sobre los cristianos y que bien pronto estallaría en la más sangrienta de las persecuciones, el obispo Severo desarrollaría una intensa actividad apostólica, preparando a los fieles para los más difíciles combates por la fe e incluso para derramar la sangre por Cristo, si era necesario.

 

Bien pronto llegó la ocasión para muchos de probar con las obras lo que tal vez en su interior habían deseado y ofrecido a Dios. En efecto, la persecución de Diocleciano, debida en gran parte a la malevolencia de Galerio, del filósofo Hierocles y algunos cortesanos, estalló durante el invierno del año 202 al 203, y, en una serie de cinco edictos, fue agravando hasta lo sumo la situación de los cristianos. Por lo que a España se refiere, la tradición presenta al presidente Daciano, sobre el cual recientemente se han planteado diversos problemas, como enviado especial del emperador, que con inusitada crueldad aplicó en las diversas regiones de la Península las disposiciones imperiales, dando ocasión al heroísmo de insignes mártires.
Las actas posteriores, mezclando, como es costumbre de este género de literatura, los datos históricos con multitud de adiciones inciertas y legendarias, nos presenta a Daciano entrando en la provincia romana de Hispania por Gerona y Barcelona. Efectivamente, ya en su primer choque con la población cristiana, ocasionó los ilustres martirios de San Félix, en Gerona, y San Cucufate, en el Castro Octaviano.

"Es la primera vez en mi vida que entro en una catacumba. Es una sorpresa"

En una misa de difuntos enriquecida por la presencia espiritual de los primeros mártires de Roma, el Papa Francisco ha recordado el sábado en las Catacumbas de Priscila que «hoy hay más cristianos perseguidos que en los primeros siglos; algunos tienen que aparentar una fiesta para celebrar la eucaristía».

 

 

Al comienzo de su breve homilía sin texto previo escrito, el Santo Padre ha comentado que «es la primera vez en mi vida que entro en una catacumba. Es una sorpresa. Podemos pensar en la vida de esas personas que tenían que esconderse, enterrar a los muertos y celebrar la eucaristía aquí dentro, en un momento feo de la historia».

Bajo la sobria capilla, decorada con algunas lápidas de tumbas paleocristianas, se extienden 13 kilómetros de galerías subterráneas de uno de los primeros cementerios cristianos, conocido a partir del siglo segundo como «el de los mártires» o «el de los obispos» -por los primeros papas-, pero también como «el de Priscila» por la noble romana propietaria de los terrenos.

 

+ info: Catacumbas Santa Priscila

 

Fuente: ABC

Una cuestión que no trata de poder sino de servicio

Respuestas en la Biblia y en la tradición católica

Antes de entrar en materia, debo hacer una advertencia sobre este artículo. Necesariamente ha de ser provisional. En 2016 se creó una Comisión pontificia, presidida por el cardenal Ladaria, para estudiar este tema. A la espera de sus conclusiones, se aportan aquí algunas consideraciones que puedan ser útiles.

En el Nuevo Testamento

En los Hechos de los Apóstoles se narra lo que se considera como el inicio del diaconado. Citamos aquí el texto completo:

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, se levantó una queja de los helenistas (judíos procedentes de la diáspora) contra los hebreos, porque sus viudas estaban desatendidas en la asistencia diaria. Los doce convocaron a la multitud de los discípulos y les dijeron:

– No es conveniente que nosotros abandonemos la palabra de Dios para servir a las mesas. Escoged, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, a los que designamos para esta tarea. Mientras, nosotros nos dedicaremos asiduamente a la oración y al ministerio de la palabra.

La propuesta agradó a toda la asamblea y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron ante los Apóstoles y orando les impusieron las manos (Hech 6, 1-6).

Lo más importante de todo este texto es la última frase. La imposición de manos solía significar la vía de transmisión de una gracia: al ser un signo sensible que comunica una gracia, tiene una propiedad sacramental.En el Nuevo Testamento se utilizaba para lo que hoy conocemos como sacramentos de la Confirmación y el Orden.

Es por lo demás la única ocasión en que menciona la imposición de manos como vinculada al diaconado, y conviene notar que todos los que la recibieron eran varones.

Los Hechos no utilizan la palabra “diácono” ni una sola vez. No es algo decisivo, aunque ayuda a comprender que el término en la época no tenía ninguna connotación relativa al culto o al sacerdocio.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua ofrece su etimología: “del griego διάχονος, diákonos; propiamente, `servidor, sirviente´”.

Eso no significa que los primeros cristianos no le dieran esa connotación. En el deseo de distinguir el sacerdocio cristiano del judío y de los paganos, utilizaron terminología propia, y así, por ejemplo, designaron a los sacerdotes como “ancianos”, o sea, “presbíteros”.

Pero esto también quiere decir que el significado concreto de la palabra “diácono” dependerá bastante del contexto en que se utilice.

Años más tarde, san Pablo sí empleará el término “diácono” con el significado de un estamento eclesial, al escribir a Timoteo, a cargo de la Iglesia de Éfeso. Después de señalar las condiciones que debe tener un obispo, pasa a los diáconos:

También los diáconos deben ser dignos, sin doblez en el hablar, no aficionados al mucho vino, ni a buscar ganancias turbias, que guarden el misterio de la fe con una conciencia pura. A éstos primero se les debe someter a prueba, y después podrán ejercer el diaconado si son irreprochables. Las mujeres también deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo. Que los diáconos estén casados una sola vez, y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Porque quienes ejercen bien el diaconado consiguen un puesto de honor y una gran confianza en lo que atañe a la fe, en Cristo Jesús (I Tim 3, 8-13).

Aquí está claro que el diaconado es un ministerio establecido en la Iglesia. Sin embargo, hay un punto oscuro: ¿las mujeres a las que se refiere forman parte de ese ministerio establecido, o forman un grupo aparte?

O, dicho de otra manera, ¿se refiere a un grupo de mujeres que colaboraban estrechamente en las labores asistenciales pero sin la consideración eclesiástica de diácono, o se trata de verdaderas diaconisas en el sentido que hoy damos a esa palabra?

¿Están en esto equiparadas a los varones, o se está refiriendo a las viudas “aceptadas” de las que habla un poco más adelante (I Tim 5, 9 y ss)?  No ayuda a aclarar la cuestión el que no hable para nada de imposición de manos (lo hace después, pero referido a los presbíteros: I Tim 5 17 y ss).

Vayamos ahora al tercer y último texto de interés en este tema que encontramos en el Nuevo Testamento. El capítulo 16 de la Epístola a los Romanos trata de recomendaciones y saludos, y empieza así:

Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la iglesia de Céncreas, para que la recibáis en el Señor de manera digna de los santos, y la ayudéis en lo que pueda necesitar de vosotros: porque también ella asistió a muchos y, en particular, a mí (Rom 16, 1-2).

La pregunta aquí, claro está es: ¿en qué sentido se utiliza la palabra “diaconisa”? Lo cierto es que no se puede responder con suficiente certeza.

En resumen, podemos decir que hay referencias a mujeres ejerciendo una “diaconía”, e incluso una es llamada “diaconisa”, pero el significado del término se presta a una variedad de significados, mientras que la única vez en que se imponen las manos a diáconos, éstos son todos varones.

La consecuencia que se extrae es que, de por sí, los textos de la Escritura no son muy concluyentes, y se hace necesario, por tanto, acudir a la tradición eclesial para resolver la cuestión.

 

Diaconado y sacerdocio

Desde otro punto de vista, puede parecer que la cuestión está zanjada con la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis de Juan Pablo II. Es breve; remite los razonamientos a una Declaración anterior, firmada por Pablo VI. Lo que importa es la declaración final:

“Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cfr. Luc 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.

En 2018, el Cardenal Ladaria clarificó el alcance de esta declaración, ante alguna voz que sostenía que los actos del Magisterio ordinario, al no ser infalibles, dejaban la cuestión abierta.

L’Osservatore Romano escribió que “Juan Pablo II en Ordinatio sacerdotalis se refirió a esta infalibilidad. Así, no declaró un nuevo dogma, sino que con la autoridad a él conferida como sucesor de Pedro, confirmó formalmente e hizo explícito, para disipar cualquier duda, cuál es el magisterio ordinario y universal considerado a lo largo de la historia de la Iglesia como perteneciente al depósito de la fe”.  Dicho de otra manera, se trata de una certificación de lo que siempre se ha creído, y esto sí que es infalible.

¿Queda con esto zanjada la cuestión de las diaconisas?Pues la verdad es que no. Y la razón es que un diácono no es propiamente sacerdote.Mucha gente piensa otra cosa, y se alega que pueden celebrar sacramentos como el Bautismo y el Matrimonio, y ser ministros de la distribución de la Eucaristía.

Pero si se examina detenidamente esta afirmación se ve que el diaconado no confiere facultades sacerdotales específicas. Lo que puede hacer un diácono lo podría hacer un laico.

En el caso del Bautismo, leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica que, siendo el diácono –junto con el sacerdote- ministro ordinario, “en caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar” (n. 1256).  En el caso de la Eucaristía sucede lo mismo: es considerado ministro ordinario, pero está a la vista de cualquiera que hay laicos que son ministros extraordinarios de su distribución.

Sobre el Matrimonio, el mismo Catecismo señala que, en la tradición latina, “los esposos (…) se confieren mutuamente el sacramento del matrimonio” (n. 1623); o sea, son ellos mismos los ministros, y el sacerdote o diácono dirigen la ceremonia y ejercen el papel de testigos –eso sí, necesarios- cualificados de ese otorgamiento.

Llegados a este punto, uno se podría preguntar: ¿entonces, por qué se ordenan? El Catecismo contesta con una cita del Concilio Vaticano II: se les imponen las manos para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio” (n. 1569).  Su ordenación los configura como unos servidores muy cualificados, y de ahí que realicen de modo ordinario funciones de culto que solo de modo extraordinario pueden ejercer los laicos.

Situación actual

En los años 90, la Comisión Teológica Internacional asumió el estudio de este tema. Tardó bastante en pronunciarse, y lo hizo de una manera cautelosa en 2002.

“Las diaconisas mencionadas en la tradición de la Iglesia antigua –afirmaba-, a la vista del rito de institución y las funciones que ejercían, no eran pura y simplemente equivalentes a los diáconos”.

Con todo, no quiso dar ninguna conclusión como definitiva, y así añadía que “corresponde al ministerio de discernimiento que el Señor estableció en su Iglesia pronunciarse con autoridad en esta cuestión”. Que es precisamente lo que intenta hacer la Comisión creada a tal efecto por Francisco.

También parece que la Comisión está tardando en presentar sus conclusiones. No suele haber noticias hasta que esto sucede, pero en este caso hay unas palabras del Papa que son un indicio al respecto.

Vino a decir que la discusión está un tanto atascada. Pero añadió algo más que puede resultar clave:

“Sobre el diaconado femenino, hay un modo de concebirlo no con la misma visión del diaconado masculino. Por ejemplo, las fórmulas de ordenación diaconal encontradas hasta ahora por la comisión no son las mismas para la ordenación del diácono masculino y se parecen más a lo que hoy sería la bendición abacial de una abadesa”.

¿Por qué son clave? Porque el núcleo de la cuestión no está en la terminología, ni por tanto en que se mencionen diaconisas en tiempos pretéritos, sino sihabían recibido o no el sacramento del Orden con la imposición de manos a tal efecto.

Si resulta que no, entonces el testimonio histórico –tantas veces citado a favor del diaconado femenino- revela que el sacramento del Orden, en sus tres grados, siempre ha estado reservado a los varones.  A lo que parece, se ha buscado y rebuscado en todas las fuentes históricas disponibles en busca de ese documento que acredite de alguna manera esa ordenación, y no se ha encontrado.

El Papa ha hecho algunas aclaraciones importantes sobre el tema. La primera es que esta cuestión no es, ni debe ser tomada, como un primer paso hacia el sacerdocio femenino. Eso está ya definitivamente zanjado.  La segunda es que no estamos ante un asunto del avance de la igualdad de la mujer, que habría estado relegada en la antigüedad a un puro papel doméstico.

“El sacerdocio femenino –decía- en el culto pagano estaba a la orden del día. Entonces, ¿cómo se entiende que existiendo este sacerdocio femenino pagano con las mujeres no se diese en el cristianismo?”.

No es esa por tanto la perspectiva con que se debe afrontar la cuestión. Se trata más bien de la voluntad fundadora de Cristo sobre la Iglesia, que muestra la tradición cristiana a lo largo de su historia.  No corresponde aquí estudiar las razones de esa voluntad fundacional, sino solo constatar que bajo este prisma se debe estudiar –y se está estudiando- la cuestión aquí abordada.

Puede ser oportuna una última consideración. Cuando uno ve la labor de los diáconos permanentes, se da cuenta enseguida de que allí no hay carrera eclesiástica posible. Lo que hay es un servicio abnegado a los fieles sin otra satisfacción que su provecho espiritual.

No se trata por tanto de una cuestión de poder dentro de la Iglesia. Se trata de servicio; o sea, de diaconía.

Julio de la Vega-Hazas

 

 

Papa Francisco: «Los Santos no son súper-hombres, todos pueden serlo»

El Papa en el Ángelus en la Solemnidad de Todos los Santos: «Se alejaron del diablo». Francisco también rezó en silencio por los migrantes que perdieron la vida en el desierto

 

Ciudad del Vaticano, 1 de noviembre, 2013

 

Los Santos no nacieron perfectos. Trataron de ser y fueron artífices de paz y reconciliación. Todos hemos sido llamados a caminar por la vía de la santidad. Lo afirmó esta mañana Papa Francisco durante el Ángelus de la Solemnidad de Todos los Santos.

En una soleada Plaza de San Pedro y ante miles de fieles y peregrinos el Papa Francisco, antes de rezar el ángelus en la fiesta de Todos los Santos, afirmó que “la meta de nuestra existencia no es la muerte, sino el Paraíso. Y recordó que los Santos son los amigos de Dios, que han transcurrido su existencia terrena en comunión profunda con Dios, hasta el punto de llegar a ser semejantes a Él, porque han visto en el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados el rostro de Dios, y ahora lo contemplan cara a cara en su belleza gloriosa.

El Santo Padre también afirmó que los Santos “no son súper-hombres, ni han nacido perfectos”. Sino que son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo han vivido una vida normal, con alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Son hombres y mujeres que tienen la alegría en el corazón y la transmiten a los demás. Francisco subrayó que ser santos “no es un privilegio de pocos, sino que es una vocación para todos”. De modo que todos estamos llamados a caminar por la vía de la santidad, que tiene un nombre y un rostro: Jesucristo.

Además, el Obispo de Roma preguntó ¿qué nos dicen los Santos, hoy? Y respondió afirmando que nos dicen que debemos confiar en el Señor, ¡porque Él no decepciona! A la vez que con su testimonio nos animan a “no tener miedo de ir contracorriente o de ser incomprendidos y escarnecidos cuando hablamos de Él y del Evangelio”.

Antes de rezar a la intercesión de María, Reina de todos los Santos, el Pontífice dijo que nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración de los espíritus bienaventurados se une a la oración de sufragio por cuantos nos han precedido en el pasaje de este mundo a la vida eterna.

El Pontífice también recordó a los migrantes que perdieron su vida en el desierto africano tratando de escapar de situaciones de vida insoportables. Las víctimas de la violencia, los cristianos perseguidos y los hermanos y hermanas migrantes muertos en el desierto de Nigeria, entre ellos numerosos niños, en el corazón y la oración del Papa, como dijo él mismo, después del rezo a la Madre de Dios, en la solemnidad de Todos los Santos, víspera de la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, anunciando que por la tarde irá al cementerio romano del Campo Verano.

«Esta tarde -indicó el Papa- iré al cementerio del Verano y allí celebraré la Santa Misa, uniéndome espiritualmente a cuantos en estos días visitan los cementerios, donde duermen los que nos han precedido en el signo de la fe y esperan el día de la resurrección. En particular, rezaré por las víctimas de la violencia, especialmente por los cristianos que han perdido la vida a causa de las persecuciones. En especial rezaré por cuantos, hermanos y hermanas nuestras, hombres mujeres y niños, han muerto de sed, hambre y fatiga en el trayecto para lograr llegar a una condición de vida mejor: en estos días hemos visto las imágenes del cruel desierto. Recemos todos en silencio una oración por estos hermanos y hermanas nuestros».

 

Vatican Insider

Francisco vuelve al Cementerio monumental de Roma a veinte años de la última visita de Wojtyla: «Hoy cada uno de nosotros puede pensar en el ocaso de su vida... ¿Lo veo con esperanza, con la alegría de ser recibido por el Señor?»

 

El Papa Francisco explica en la Audiencia General qué es la comunión de los santos

Francisco ha explicado que la 'comunión de los santos' es la caridad que se vive entre los cristianos.

Francisco dijo que la caridad es la mayor riqueza de la Iglesia y que, para nutrirla, es necesario el alimento espiritual de los sacramentos. A través de ellos 'nos encontramos con Jesús' y como 'todo encuentro con el Señor tiene un carácter misionero', los sacramentos nos impulsan a llevar a los demás 'la salvación que hemos recibido'.

Roma, 6 de noviembre de 2013

Resumen de la catequesis del Papa en esañol:

Queridos hermanos y hermanas: Hoy quisiera hablar de la comunión de los santos, que crece mediante la participación en los bienes espirituales de la Iglesia. En los Sacramentos nos encontramos con Jesús y, por medio de Él, entramos a formar parte del santo Pueblo de Dios. Todo encuentro con el Señor tiene un carácter misionero. Por eso, losSacramentos constituyen una invitación a comunicar a los otros lo que hemos visto y oído, a llevar a los demás la salvación que hemos recibido. 

A su vez, los carismas son dones y gracias especiales que el Espíritu Santo reparte para la edificación de la Iglesia, es decir, de su santidad y de su misión en el mundo. Ellos enriquecen la caridad, que está por encima de todo. Sin amor, los carismas son vanos. Con amor, hasta el menor de nuestros actos repercute en beneficio de todos. 

La caridad es la mayor riqueza de la Iglesia. Vivir la comunión en la caridad significa no buscar el propio interés, sino ser capaces de compartir las alegrías y los sufrimientos de los hermanos, ser capaces de llevar los unos las cargas de los otros.

No lo olvidemos: los bienes espirituales que compartimos en la Iglesia están al servicio de la comunión y de la misión, y mediante la comunión de los santos cada uno de nosotros somos signo y “sacramento” del amor de Dios para los demás y para el mundo entero. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y los demás países latinoamericanos. Que María Santísima haga de todos nosotros discípulos misioneros, que dan gratis las gracias recibidas. Muchas gracias.

 

 

 

Rome Reports

 

Iglesia bizantina dedicada a un misterioso mártir en Israel

La basílica del glorioso mártir

Descubrimiento excepcional de arqueólogos israelíes al oeste de Jerusalén: una basílica bizantina del siglo VI, dedicada a un "mártir glorioso" por ahora sin nombre.

 

Los restos de la basílica bizantina que se encuentra cerca de Bet Shemesh, en Israel. (foto IAA)

 

Los arqueólogos de la Autoridad Israelí para las antigüedades han desenterrado una basílica bizantina con tres naves construidas en el siglo VI bajo el emperador Justiniano (527-565 dC), decoradas con espléndidos mosaicos y vidrieras. Entre los restos también hay una inscripción que dedica la iglesia a un mártir "glorioso" o "maravilloso" no identificado. La basílica fue descubierta durante las excavaciones para construir un nuevo vecindario en la ciudad de Bet Shemesh, a 30 kilómetros al oeste de Jerusalén.

El resultado de las excavaciones de tres años se anunció hoy, 23 de octubre. La iglesia se extendía por unos 1.500 metros cuadrados, con una nave central, dos pasillos, dos capillas y una cripta. Estaba adornada con intrincados mosaicos que representaban vegetación, pájaros y diseños geométricos. Además de coloridos frescos en las paredes, tenía que tener pilastras altas coronadas con imponentes capiteles.

 

 

En la entrada, se descubrió la inscripción griega dedicada al mártir, cuyas reliquias probablemente se mantuvieron en la cripta. "Muy pocas iglesias en Israel han salido a la luz con una cripta absolutamente intacta", explicó Benjamin Storchan, director de las excavaciones en nombre de la Autoridad de Antigüedades. «Se accedió a la cripta, agrega el arqueólogo, a través de escaleras paralelas, lo que permitió el flujo a una gran cantidad de peregrinos. La excepcional opulencia de la estructura y sus inscripciones indican que el mártir venerado aquí debe haber sido una figura importante ».

 

 

Construida alrededor del año 543 dC, durante el reinado de Justiniano, la iglesia se amplió con una capilla construida gracias a las donaciones del emperador Tiberio II Constantino (574-582 dC), como atestigua otra inscripción griega descubierta junto al mosaico de Un águila imperial con alas extendidas. "Muchas fuentes escritas documentan la financiación imperial para edificios eclesiásticos en Israel, pero esta inscripción es una de las pocas confirmaciones arqueológicas", señala Storchan.

 

(Photo by MENAHEM KAHANA / AFP)

 

Los arqueólogos también han descubierto una fuente bautismal en forma de trébol de cuatro hojas, un diseño raro en los sitios bizantinos de Tierra Santa, pero extendido por todo el imperio, hasta el norte de África. Hay miles de objetos que salieron a la luz durante las excavaciones: entre ellos se encuentra el surtido más completo de ventanas de vidrio y lámparas bizantinas, nunca descubierto en un solo sitio en Israel, además de 300 lámparas de arcilla del período abasí que resucitaron intactas.

La mayoría de estos objetos ahora se exhiben en una exposición, inaugurada el 23 de octubre de 2019, que el Museo de las Tierras de la Biblia en Jerusalén dedica al descubrimiento excepcional de la basílica del "mártir glorioso".

 

https://www.terrasanta.net/

Su apellido significa precisamente eso: "un hombre nuevo" un hombre renacido. Su canonización reciente lo declara como nuevo santo, y propone como ejemplo del seguimiento honrado de Jesucristo en la Iglesia.

Un hombre nuevo renacido primero en el bautismo en la Iglesia anglicana, y más tarde convertido y recibido en la Iglesia católica, donde encontró la plenitud de verdad y de medios de santificación.

 

Una fe vivida a conciencia

Estos días se escribe mucho sobre el nuevo santo facilitando el descubrimiento de su gran influjo en la Iglesia. En esta ocasión me permito señalar tan solo algunas líneas de fuerza de su fe pensada y vivida. El Catecismo actual le cita en cuatro ocasiones sobre la fe, la conciencia, la conversión y la adoración a Dios. Estas son las sinergias del progreso espiritual.

Newman sabe que la fe es un regalo de Dios y él responde honradamente a las verdades revelas sobre Dios, el hombre y el mundo, custodiadas y vividas en la tradición de la Iglesia. Estudiando la vida de los primeros cristianos, las enseñanzas de los Padres y la doctrina vinculante de los Concilios, llega a la convicción de que todo ello se encuentra en la Iglesia de Roma.

Al respecto enseña el Catecismo que la certeza de la fe es mayor que la de la razón natural y la experiencia humana, porque tiene la garantía de Dios, y cita estas palabras de Newman "Diez mil dificultades no hacen una sola duda". Valentía, por tanto, para pensar la fe sin detenerse en las dificultades.

Una segunda referencia al nuevo santo aparece al tratar de la conciencia, donde se encuentra a solas con Dios. En efecto, el Catecismo recoge estas palabras suyas: "La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo", en su conocida Carta al duque de Norfolk.

Tenía pues un sentido de la conciencia como lugar de encuentro con Dios, en contraste con esa concepción tan extendida de la conciencia como en reino de la subjetividad, que se sitúa por encima de las normas morales y de las leyes divinas y humanas. (Continuará).

 

Conversión y asombro ante Dios

Newman siguió durante años un proceso de conversión personal, buscando la luz más plena, la rectitud de conciencia donde se encontraba a solas con Dios, y la purificación del corazón frente a la vida mundana. Sabe con plena certeza que la verdadera dicha no reside en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino en Dios solo, fuente de todo bien y de todo amor. Esta vez el Catecismo recoge estas palabras del nuevo santo tomadas de sus Sermones parroquiales: "El dinero es el ídolo de nuestro tiempo. A él rinde homenaje `instintivo´ la multitud, la masa de los hombres. Estos miden la dicha según la fortuna, y, según la fortuna también, miden la honorabilidad… Todo esto se debe a la convicción de que con la riqueza se puede todo. La riqueza por tanto es
uno de los ídolos de nuestros días".

Finalmente, esa honradez intelectual y esa valentía personal le llevan a reconocerse como criatura agradecida de Dios, con esa humildad tan atractiva que vemos en los santos. Es el respeto al Nombre de Dios, tan atacado a veces hoy día con la blasfemia oral o gestual -que incluso pasa por artística- cuando se pierde el sentido de lo sagrado, algo que pertenece a la virtud de la religión. Ese hombre que se reconoce con sencillez como criatura de Dios no caerá en el endiosamiento orgulloso de quien no debe nada a nadie y menos a Dios.

Esta vez el Catecismo recoge otras palabras de esos Sermones de J.H. Newman: "Los sentimientos de temor y de `lo sagrado´ ¿son sentimientos cristianos o no? Nadie puede dudar razonablemente de ello. Son los sentimientos que tendríamos, y en un grado intenso, si tuviésemos la visión del Dios soberano".

Oportuna por tanto es esta canonización pues arroja luz sobre ciertos errores teóricos y prácticos en temas capitales para la vida personal y social: la honradez intelectual, la conciencia recta, la conversión sincera a Dios, y la valentía personal para reconocer la soberanía de Dios. Dios está en la conciencia y en la calle.

Primeros Cristianos en otros idiomas
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