En la ladera del Monte de los Olivos

Repetida año tras año, la tradición custodial jerosolimitana del 26 de diciembre incluye  la celebración solemne de las vísperas en el lugar del martirio de San Esteban.

“Esteban nos enseña cómo vivir las situaciones difíciles y problemáticas de la vida, dividiéndolas en dos niveles. Uno es el de la historia, compuesto de logros, violencia y guerras; el otro es el de aquellos que saben alzar la mirada aun viviendo en las dificultades, para ver más allá del cielo cuál es el proyecto de Dios, que guía la historia, para que nazca la esperanza”.

La celebración tuvo como escenario el lugar del martirio de San Esteban. Situado fuera de la Puerta de los Leones, en la ladera del Monte de los Olivos, el lugar del martirio es propiedad greco-ortodoxa.

 

 

En este lugar se ven claramente algunos escalones tallados en la roca, que siguen la línea de los encontrados en el área superior, en la que estaba situado el templo.

El martirio de San Esteban es un episodio muy importante para la Iglesia ya que en él se fundamenta el espíritu misionero que le es propio: de hecho, es justo después de este episodio cuando la iglesia se hace misionera gracias a la salida de los apóstoles del Cenáculo.

  “La vida y la muerte de San Esteban nos muestran que la Navidad es mucho más que un destello, que realmente vale la pena”.

 

 

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¿Qué celebramos en Navidad?

 

Hoy los cristianos nos entregamos a una fiesta que dista mucho de esa celebración vana que tratan de vendernos. Es la conmemoración de la reconciliación de Dios con el hombre

 

Chesterton escribió que celebramos un trastorno del universo, una inversión de nuestras categorías mentales. Adorar a Dios significaba hasta la Navidad elevar los ojos a un cielo inescrutable que nos sobrecogía con su inmensidad; a partir de la Navidad, adorar a Dios significa volver los ojos al suelo, incluso acostumbrarlos a la luz mortecina de una cueva, para reparar enla fragilidad de un niño que gimotea entre las pajas.

Las manos que habían modelado las estrellas se convierten, de súbito, en unas manecitas diminutas; la grandeza infinita de Dios se torna fragilidad de un niño recién nacido quese amamanta a los pechos de su Madre.

Omnipotencia e indefensión, divinidad e infancia, que hasta entonces eran conceptos antípodas, se congregan de repente, formando una amalgama única que desafía las leyes físicas, que subvierte nuestras categorías mentales, que despatarra, en fin, el universo. A este despatarrarse del universo lo llamamos Navidad.

Pequeño entre los pequeños

Nuestra fe, que para enfrentarse a la inmensidad misteriosa de Dios tenía que armarse de un telescopio, descubre de repente que requiere un microscopio para fijarse en ese Niño que manotea en el interior de una cueva. Dios, que habitaba el empíreo, se hace el más pequeño entre los pequeños; y tamaño cataclismo, que pone a prueba la capacidad de comprensión de los más sabios, es aceptado con naturalidad por los más sencillos.

Son los pastores los que más prontamente adoran a ese niño nacido en una cueva; y lo hacen porque entienden —con esa intuición formidable que las gentes sencillas tienen paralas cosas santas y sobrenaturales— que un Dios encumbrado en su trono de inaccesible majestad no puede ser el Dios que abrace su insignificancia.

Su fe simplicísima, infantil si se quiere, ha soñado con un Dios como este, que acampe entre sus rebaños, que sea uno más entre ellos, padeciendo sus mismas zozobras, sus mismas necesidades elementales, su misma pobreza y laceria.

Y, al acercarse a la cueva donde se ha consumado el prodigio, descubren que ese Dios hecho niño se amamanta a los pechos de su Madre, se refugia aterido en elregazo de su Madre, como cualquier niño en el mundo; y ese vínculo entre el Niño y la Madre acaba de completar el cataclismo de la Navidad: Dios deja deser una entidad abstracta y autosuficiente, para convertirse en un Dios trémulo que se nutre y se cobija en una Madre, intercesora en nuestra relación con Él.

Para hacerle una carantoña o un arrumaco, hay que acercarse a la Madre; para invocarlo, hace falta preguntar su nombre a la Madre; para cogerlo en brazos y achucharlo hay que solicitar permiso a la Madre.

Un trastorno universal

Y este trastorno o cataclismo del universo que los pastores descubrieron alborozados es el mismo trastorno o cataclismo que los españoles hemos celebrado durante siglos, con la misma conmovida exultación de aquellos pastores.

En la Navidad reconocemos la reconciliación de Dios con el hombre, reconocemos que nuestra humanidad —frágil, inerme, diminuta— ha sido revitalizada por ese retoño del tronco de David que quiso hacerse como uno de nosotros, que quiso que la excelsitud anidara en el barro con el que estamos hechos; y, como esa unidad de Dios con el hombre debe hacerse sensible, cantamos y reímos y montamos belenes y nos reunimos con nuestros familiares, rememorando que el Niño Dios fue acogido en una familia, como nosotros mismos lo fuimos.

La inocencia perdida

Pero esa unidad sólo es posible en la fe y en la caridad; y tratar de reducirla a una unidad en la caridad (o en sus sucedáneos «solidarios») es empeño inútil, o puro sentimentalismo huero, porque es tanto como privarla de su manantial originario.

Por eso, tantos españoles sienten hoy, en medio de los regocijos navideños, una suerte de dolor sordo o sentimiento de amputación, que a veces se identifica con una nostalgia de la inocencia perdida; y por eso, cada vez más españoles, al reunirse con su familia en Navidad (o con el andrajo de familia que sobrevive, renqueante y entablillada, a los divorcios y demás catástrofes intestinas), se sienten como escindidos: porque el sentido originario de la fiesta (que es comunión de vidas y recepción de un don espiritual bajo el fundente de una misma fe) les ha sido arrebatado. Y, despojada de ese sentido originario, la Navidad deja de ser verdadera fiesta, para convertirse en el aspaviento —disfrazado de algazara, atracón de turrones y vomitera nocturna— de quienes han dejado de beber en el único manantial del que brota la alegría perdurable. «Quitad lo sobrenatural yno encontraréis lo natural, sino lo antinatural», nos decía Chesterton.

Quitadle a la Navidad su cataclismo sacro, ese despatarrarse del universo que trae el cielo a la tierra, y no encontraréis la verdadera fiesta, sino su remedo antinatural: consumismo bulímico, humanitarismo de pacotilla, torpe satisfacción de placeres primarios; correteos, en fin, de un gallo al que han arrancado la cabeza yque, mientras se desangra, bate las alas desesperadamente.

Frágil humanidad

La Navidad es, ciertamente, una fiesta entrañable, porque Dios se mete en las entrañas de nuestra frágil humanidad; pero no es una fiesta pánfila o merengosa, como los falsificadores de la Navidad pretenden, atiborrándonos de sentimentalismos hueros.

Ese cataclismo del universo que acaeció en una cueva de Belén, trastornando las jerarquías establecidas, no fue sólo celebrado por los pastores; también Herodes lo celebró... a su particular manera. Y la ira de Herodes, revolviéndose como un áspid contra ese Niño que viene a quitarle el cetro, es trasunto de la ira de otro monarca de rango superior, que había conseguido que la criatura humana se envileciese con el pecado, y que, con perplejidad y ofendido pasmo, descubre que, pese a todo, Dios le concede una segunda oportunidad, metiéndose en sus entrañas, utilizando su naturaleza frágil y manchada como recipiente de su divinidad.

La nueva alianza de Dios con el hombre, que se sella en la Cruz, se inicia en el vientre de una mujer; y el vientre de la mujer, donde se gesta nuestra vida inerme, se convertirá desde entonces en el epicentro de una batalla que se inicia en la Navidad y que se alargará, por los sucesivos crepúsculos de la historia, hasta que esa alianza se cumpla en plenitud, allá al final de los tiempos, con la compleción de las promesas parusíacas.

Hasta entonces, las campanas de Navidad seguirán resonando como cañonazos en la noche, porque ese cataclismo que acaeció en una cueva de Belén es una batalla sin cuartel: «Pongo eterna enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya».

Feliz y sacra Navidad a todos los lectores de ABC.

 

Artículo de Juan Manuel de Prada. ABC.es

“Quien quiere entrar en el lugar del nacimiento de Jesús debe inclinarse”

En la Sagrada Escritura, la primera referencia a Belén – que entonces era llamada también con el nombre de Efratá, que significa “fértil”, – se encuentra en el libro del Génesis, en el relato de la muerte y de la sepultura de Raquel, la segunda mujer del patriarca Jacob: Raquel murió y fue sepultada en el camino de Efratá, es decir, de Belén.

Cuando la tierra del pueblo elegido fue distribuida entre las tribus, Belén fue asignada a Judá y se convirtió así en el lugar del nacimiento de David, el pastorcillo, el hijo más pequeño de una familia numerosa, elegido por Dios para ser el segundo rey de Israel. Desde entonces, Belén fue unida a la dinastía davídica y el profeta Miqueas anunció que allí, en ese pequeño pueblo, debía nacer el Mesías: Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel A inicios del siglo I, Belén era un pueblo de no más de un millar de habitantes.

Estaba formada por un pequeño grupo de casas, dispuestas en toda la loma de una colina. Los habitantes vivían de la agricultura y del ganado. Tenía campos de trigo y de cebada en la vasta llanura a los pies de la colina. Quizás deriva de esto el nombre de Beth-Léjem, que en hebreo significa “casa del pan”. Además, en los campos vecinos al desierto pacían rebaños de ovejas. In grafica: Belén y los primeros cristianos También los discípulos de Cristo y los primeros cristianos eran, desde el principio, plenamente conscientes de la importancia adquirida por Belén.

Hacia la mitad del siglo II, san Justino, nativo de Palestina, de hacía eco de las memorias que los habitantes del pueblo se transmitían de padre a hijo sobre la gruta en la que había nacido Jesús. Basándose en esta tradición, el emperador Constantino ordenó la construcción de una gran basílica sobre la gruta, que fue consagrada el 31 de mayo del año 339. No ha quedado mucho de la Basílica primitiva. Esta fue saqueada y destruida durante una revuelta de los samaritanos en el año 529.

Cuando, restaurada la paz, Belén fue fortificada, el emperador Justiniano construyó una nueva basílica sobre el mismo lugar que la primera, pero de dimensiones mayores. Es la que permanece hasta hoy, que se salvó de las diversas invasiones durante las cuales se destruyeron los demás lugares de culto del periodo constantiniano o bizantino. En 1347, fue concedida a los franciscanos la custodia de la Gruta y de la Basílica. Hoy siguen presentes allí, aunque los greco-ortodoxos, los sirios y los armenios tienen derechos sobre el lugar santo.

Desde la plaza de la Basílica, el visitante tiene la impresión de encontrarse ante una fortaleza medieval: hay muros y gruesos contrafuertes, con alguna pequeña ventana. Se entra por una pequeña puerta, tan pequeña que obliga a las personas a entrar de una en una y, también así, con dificultad. Hay que inclunarse: “Quien quiere entrar en el lugar del nacimiento de Jesús debe inclinarse”. La Basílica – con planta de cruz latina y cinco naves – tiene 54 metros de larga. Las cuatro filas de columnas rosadas le confieren un aspecto armonioso.

En algunos puntos, se pueden admirar los mosaicos que adornaban el pavimento de la iglesia primitiva constantiniana. En las paredes aún se conservan fragmentos de mosaicos que se remontan al periodo de las cruzadas. En el centro de esta gran iglesia, encontramos la Gruta de la Natividad, bajo el presbiterio. Tiene la forma de una capilla de dimensiones reducidas, con un pequeño ábside en el lado oriental. El humo de las velas, encendidas por la piedad durante los siglos, ha ennegrecido las paredes y el techo. Hay un altar y, bajo el mismo, una estrella de plata marca el lugar donde Cristo nació.

El pesebre donde la Virgen colocó al Niño se encuentra en una capilla adyacente. En realidad, es un agujero en la roca, hoy cubierto de mármol, en el pasado cubierto de plata. Enfrente, hay un altar llamado Altar de los Magos, porque tiene un retablo que representa la escena de la Epifanía.

Isaias 52,8-9 ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión. ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén!

Tras las Huellas de Jesús es una video serie sobre los lugares santos por los que pasó Jesucristo. Te contaremos un poquito sobre su historia y las vivencias que Jesús tuvo en cada lugar.

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El color de las ovejas de Belén

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Aprovechando la proximidad de la Navidad,una singular historia relacionada con el nacimiento de Jesús

Marco Tosatti, Roma

Las cuestiones relacionadas con el nacimiento de Jesús- dónde, cuándo, cómo- han hecho correr ríos de tinta, y la fuente de este caudal parece estar lejos de agotarse.Entre las muchas cuestiones, además de la fecha, también está la de la presencia o no de los pastores en las cercanías de la pequeña ciudad en la que José y Maria encontraron su refugio de fortuna.

Pastores al abierto, en invierno, en una zona en la que las temperaturas pueden llegar a ser rígidas, y en diciembre la nieve cae.Una respuesta a esta cuestión y una respuesta sugestiva, que además se basa en un estudio agudo e ingenioso, la de Michel Loconsole, un erudito presidente de ENEC, la asociación para las relaciones con el Oriente Próximo.

Loconsole sostiene en su libro recientemente publicado por la editorial San Paolo titulado “Quando è nato Gesù?” (¿Cuando nació Jesús? N. del T.), que examinando algunas fuentes hebraicas, en esa tradición religiosa se contemplaban tres tipos de rebaños. La primera categoría comprendía animales de lana blanca, sin ningún tipo de mancha o variación de color.

 

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Es la categoría más apreciada, y no sólo desde el punto de vista comercial o estético. Desde el punto de vista religioso se consideraban "puras" y por lo tanto después de la jornada transcurrida en los pastos, podían volver a la majada, que a menudo se encontraba- y era lo mas probable en las poblaciones pequeñas- en el interior del pueblo o de la pequeña ciudad.

Un segundo grupo comprendía las ovejas con un manto de lana no totalmente cándido, sino en parte blanco y en parte oscuro. También a estas ovejas les estaba permitido volver al redil al caer la noche. Pero el lugar en el que se alojaban, obligatoriamente tenía que estar situado fuera del centro habitado, fuera delos muros de la ciudad si se trataba de una ciudad fortificada, y de todos modos fuera del casco urbano; como mucho, podía estar en el extrarradio.

Y luego había una tercera categoría, los rebaños de ovejas de lana oscura o completamente negra. Es seguramente un tipo considerado por el autor más raro que los dos precedentes. Y de todos modos, según el estudio histórico de Loconsole, merecía un trato particular. Estaba visto como un tipo de animal "impuro", tan impuro que no estaba permitido que se refugiara al caer el sol entre las murallas de la ciudad y ni siquiera en las zonas periféricas. Su existencia, en base a las normas rabínicas, tenía que transcurrir al abierto, de manera permanente; se puede pensar que transcurriera en lugares poco lejanos de los pastos habituales.

 

 

Necesariamente, los pastores corrían su misma suerte. Era impensable entonces , y ahora también, abandonar el ganado, aunque seguramente las noches en las colinas de Medio Oriente en invierno pueden ser de todo menos confortables. Por lo tanto, si era esta la situación de Israel en tiempos de Jesús, la presencia de los pastores en las cercanías de la cueva y el pesebre no era una invención (y además, ¿por qué? Los pastores no daban seguramente una cierta categoría al acontecimiento) del Evangelio de Lucas.

Todo lo contrario. Si todo lo anteriormente dicho tiene un sólido fundamento, y no nos parece que haya motivo de duda, podemos pensar que los pastores llevaron a saludar al Mesías precisamente a sus ovejas negras. Y eso es muy simpático, y también coherente con la futura misión de Jesús, que afirmaba que la causa de su venida eran los enfermos y no los sanos, que se relacionaba sin problemas con las "ovejas negras" de la sociedad judía de la época, publicanos y prostitutas. Michele Loconsole aconseja pintar de negro las ovejas de nuestros belenes, ya que es muy difícil encontrar en el mercado estatuas de los animales que según su estudio oyeron los primeros llantos del Salvador.

Se puede decir que en realidad también la presencia de los pastores, como primeros testigos del acontecimiento, está dentro de esta lógica.También los pastores eran considerados impuros, según Loconsole, en el hebraísmo de la época, por el tipo de actividad que desarrollaban. Y podríamos añadir que este elemento forma parte de los detalles bastante poco "cosméticos" que dan un toque de veracidad a las crónicas de los Evangelios. Como el testimonio de las mujeres (que no podían ser oídas en los tribunales, y fueron acogidas con excepticismo incluso por los apóstoles) en tiempos de la Resurrección.Los pastores seguramente no eran "testigos excelentes" para una predicación que estaba dirigida a los judíos ortodoxos en el Siglo I de nuestra era.

 

 

Pese a que la población musulmana es mayoritaria, las iniciativas cristianas para mejorar la salud y la educación tienen un gran prestigio y no dejan de crecer.

La tradición señala este punto, en el sótano de la Basílica de la Natividad, como el lugar en el que nació el Niño Jesús. Se cuenta que su primera cuna fue un pesebre. Estamos en Belén, una ciudad de Palestina a apenas 9 kilómetros de Jerusalén, que recibe a diario miles de peregrinos.

Pese a que la población musulmana es mayoritaria, las iniciativas cristianas para mejorar la salud y la educación tienen un gran prestigio y no dejan de crecer.

Los menores que sufren parálisis cerebral en esta zona tienen muy pocas oportunidades de sobrevivir. Religiosas del Verbo Encarnado dan hogar a 34 niños que, en muchos casos, son abandonados por sus familias. Ahora preparan otro nuevo centro para los más mayores.

 

 

También está en expansión, con un acuerdo firmado este año para ampliar sus instalaciones, el Hospital de la Sagrada Familia de Belén. Depende de la Orden de Malta, está especializado en Maternidad y Pediatría y atiende unos 4.300 partos al año.

MICHELINE ALQASSIS
Hospital Sagrada Familia de Belén
“La Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Sagrada Familia es la única del distrito de Belén. Cubrimos el 75% de los partos que hay en Belén, y un tercio de los de Hebrón. Vienen también de Jerusalén Este”.

Gran parte del personal sanitario de este hospital se forma en la Universidad de Belén, un centro católico dirigido por los Hermanos de La Salle, que cuenta con el respaldo de la Orden del Santo Sepulcro. Allí conviven cristianos y musulmanes, tratando de crear las bases para un futuro mejor. En estos momentos gestionan la construcción de un nuevo polo, dedicado a Enfermería.

Son tres ejemplos de caridad cristiana, en plena expansión, a pocos metros del lugar que vio nacer al Niño Jesús.

 

+ info - Basílica de la Natividad en Belén

            - Belén

 

RomeReports

La ciudad del Rey David

LA TIERRA DE JESÚS

“Pero tú, Belén de EFrata, pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que ha de ser jefe en Israel, y cuyo origen es antiguo, inmemorial,… y se afirmará y apacentará con la fortaleza de Yahvé, con la majestad del nombre de su Dios; y habrá seguridad, porque su prestigio se extenderá hasta los confines de la tierra”. (Miqueas 5, 2-4).

 

La ciudad de Belén está situada sobre dos colinas rocosas a unos 777 metros sobre el nivel del mar, cerca del Desierto de Judea, al sur de Jerusalén. Su nombre hebreo “Bethlehem” significa “la casa del pan”.

 

 

Belén debe su importancia de manera fundamental a dos hechos relevantes:

El primero se relata en el Antiguo Testamento y hace referencia a que se convirtió en la cuna del rey David, elegido por Dios y ungido por el profeta Samuel;

El segundo se debe al cumplimiento de las profecías mesiánicas que anunciaban que el Mesías debía nacer en Belén, donde nació Jesús.

Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que ha de ser jefe en Israel, y cuyo origen es antiguo, inmemorial,… y se afirmará y apacentará con la fortaleza de Yahvé, con la majestad del nombre de su Dios; y habrá seguridad, porque su prestigio se extenderá hasta los confines de la tierra”(Miqueas 5, 2-4).

San Mateo (2,1) y San Lucas (2, 1-20) hablan del nacimiento de Jesús en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes, bajo el imperio de César Augusto; y en un establo "porque no había lugar para ellos en la posada". El Protoevangelio de Santiago dice que fue en una cueva. Así es también como lo presenta San Justino, natural del país, a mediados del siglo II.

 

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Gruta del Nacimiento. Basílica de la Natividad. Belén.

 

Los primeros cristianos nunca olvidaron estos acontecimientos, recordando con veneración el lugar donde nació Jesús. En el año 135, tras el fracaso de una revolución judía contra los romanos, el emperador Adriano construyó sobre la gruta un templo y un bosque sagrados, dedicados al dios pagano Adonis.

El lugar fue visto por San Cirilo de Jerusalén, en el año 348, cubierto de árboles; y San Jerónimo escribía, en el 395: “Belén, que es ahora nuestra,… estuvo bajo la sombra de un bosque de Tammuz; es decir, de Adonis, y en la cueva donde en otro tiempo se oyeron los primeros gemidos de Dios, se lloraba al querido de Venus”.

Anteriormente, Orígenes había dicho: “En Belén, se muestra la cueva en que nació Jesús y, dentro de la cueva, el pesebre en el que fue reclinado, siendo de todos conocido, incluso las gentes ajenas a la fe; en esta cueva- se dice- nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos”.

Más tarde, el emperador Constantino, a instancias de su madre (Santa Elena), construyó en el 326 la Iglesia de la Natividad sobre gruta donde nació Jesús. Tras ser invadido Belén por los persas en el 614, la iglesia construida por Justiniano se salvó milagrosamente del saqueo y la destrucción gracias a un mosaico que representaba a los Reyes Magos vestidos con atuendos persas.

 


Entrada a la Basílica de la Natividad. Belén

 

En el año 1099, Tancredo fue enviado por Godofredo de Bouillón para proteger la ciudad de los ataques musulmanes. Un año más tarde, en la noche de Navidad del 1100, fue coronado en la basílica como rey de Jerusalén Balduino I. Entre los años 1165-1169 los cruzados restauraron la basílica, sustituyendo el mosaico del pavimento por un enlosado de mármol blanco, que después fue saqueado por los turcos en el siglo XVI para colocarlo en el pavimento de una de sus mezquitas.

El año 1347 se concedió a los franciscanos la posesión de la Gruta del Nacimiento y el mantenimiento de la basílica, derecho que más tarde adquirieron los ortodoxos griegos (1645-1669); entre 1810 y 1829 los armenios ortodoxos también adquirieron derechos en la basílica, cuya propiedad se dividió entre tres comunidades: la griega ortodoxa, la armenia y la latina.

 

LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD

Al entrar en la Basílica de la Natividad desde la Plaza del Pesebre, uno siente que ha entrado en un mundo diferente. Esta basílica es la misma que mandó construir Justiniano en el 529. Tiene forma de cruz latina con el transepto rematado en ábsides. La nave central se halla flanqueada por 44 columnas rosadas de piedra caliza,distribuidas en cuatro filas.

 


Interior de la Basílica de la Natividad. Belén.

 

 

Los capiteles, de mármol blanco, son de estilo corintio. Sobre ellas todavía pueden encontrarse restos de mosaicos del siglo XII, que representaban a los antepasados de Jesús, así como los siete primeros concilios ecuménicos. En la nave sur puede verse todavía una pila bautismal antigua de piedra rosácea local, forma octogonal y cavidad cruciforme. Es todo lo que queda del antiguo baptisterio por el que pasaban los catecúmenos para ser bautizados.

El techo actual fue construido en el siglo XVII y reparado en 1842; frente a la puerta de entrada, cubriendo el ábside de la nave central, hay un iconostasio griego de madera tallada y que presenta tres cuerpos superpuestos, decorados con escenas de estilo bizantino.

 

LA GRUTA DEL NACIMIENTO

Sin duda, es el lugar más sagrado, razón y centro de la Basílica: el lugar tradicional del nacimiento de Cristo, justo debajo del Altar Mayor de la Basílica.

Se accede a la Capilla por los tramos de unas escaleras desgastadas, que se hallan a ambos lados del gran coro. La gruta es una capilla de reducidas dimensiones, de forma casi rectangular, con un pequeño ábside en el extremo oriental.

 

En él hay un altar y, debajo de éste, una estrella de plata en mármol blanco marca el lugar del nacimiento de Jesús; la inscripció dice así:

Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est” (Aquí nació Jesucristo a la Virgen María).

 

La estrella señala el lugar del Nacimiento de Cristo. Basílica de la Natividad.

 

Sobre el altar hay lámparas de aceite de plata suspendidas que permanecen encendidas día y noche.

“Aconteció que por aquellos días salió un decreto de César Augusto, ordenando que se empadronase todo el mundo". Este primer censo se hizo siendo Cirino gobernador de Siria.

Iban todos a inscribirse, cada uno en su ciudad: Subió también José, desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser de la casa y de la familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.

Y sucedió que mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no habí sitio para ellos en la posada” (Lucas 2, 1-7). El pesebre es venerado en la capillita que se encuentra casi enfrente del altar del Nacimiento. También se venera igualmente en ese lugar el Altar de los Reyes Magos que está junto al del pesebre. En la Gruta el ambiente es de recogimiento y de piedad.

 

LA IGLESIA DE SANTA CATALINA

Construida en la Edad Media, está dedicada a la mártir de Alejandría. Hoy en día es la iglesia parroquial de la comunidad católica de rito latino.

Es aquí donde se celebra cada año la misa solemne de la Vigilia de Navidad.

 

FOTO: FLICKR / TBASS EFFENDI
Basílica de Santa Catalina. Belén. FOTO: FLICKR / TBASS EFFENDI

 

 

En 1880 fue ampliada hacia el oeste, reduciéndose el tamaño del claustro de estilo cruzado dedicado a San Jerónimo.

Debajo del patio hay una serie de cuevas que conectan a Santa Catalina con la Gruta de la Natividad: una fue la vivienda de San Jerónimo mientras traducía la Biblia al latín y la otra tiene una capilla dedicada a los Niños Inocentes.

by primeroscristianos.com

+ info sobre Belén

¿CUANDO COMIENZA A VIVIRSE LA NAVIDAD?      

La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano: por el norte de Africa (año 360), por Constantinopla (año 380), por España (año 384) o por Antioquía (año 386). En el siglo V la Navidad es una fiesta casi universal.

 

TEXTO SOBRE LOS ORÍGENES DE LA CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD

Los cristianos de la primera generación, es decir, aquellos que escucharon directamente la predicación de los Apóstoles, conocían bien y meditaban con frecuencia la vida de Jesús. Especialmente los momentos decisivos: su pasión, muerte redentora y resurrección gloriosa.

También recordaban sus milagros, sus parábolas y muchos detalles de su predicación. Era lo que habían oído contar a aquellos que habían seguido al Maestro durante su vida pública, que habían sido testigos directos de todos aquellos acontecimientos.

Nacimiento

Acerca de su infancia sólo conocían algunos detalles que tal vez narrara el propio Jesús o su Madre, aunque la mayor parte de ellos María los conservaba en su corazón

Cuando se escriben los evangelios sólo se deja constancia en ellos de lo más significativo acerca del nacimiento de Jesús. Desde perspectivas diferentes, Mateo y Lucas recuerdan los mismos hechos esenciales: que Jesús nació en Belén de Judá, de la Virgen María, desposada con  José, pero sin que Ella hubiese conocido varón. Además, hacia el final de los relatos sobre la infancia de Jesús, ambos señalan que después fueron a vivir a Nazaret.

Mateo subraya que Jesús es el Mesías descendiente de David, el Salvador en el que se han cumplido las promesas de Dios al antiguo pueblo de Israel. Por eso, como la pertenencia de Jesús al linaje de David viene dada por ser hijo legal de José, Mateo narra los hechos fijándose especialmente en el cometido del Santo Patriarca.

Por su parte,  Lucas, centrándose en la Virgen —que representa también a la humanidad fiel a Dios—, enseña que el Niño que nace en Belén es el Salvador prometido, el Mesías y Señor, que ha venido al mundo para salvar a todos los hombres.

En el siglo II el deseo de saber más sobre el nacimiento de Jesús y su infancia hizo que algunas personas piadosas, pero sin una información histórica precisa, inventaran relatos fantásticos y llenos de imaginación. Se conocen algunos a través de los evangelios apócrifos. Uno de los relatos más desarrollados sobre el nacimiento de Jesús contenido en los apócrifos es el que se presenta en el llamado Protoevangelio de Santiago, según otros manuscritos, Natividad de María, escrito a mediados del siglo II.

San José con el Niño Jesús

En las primeras generaciones de cristianos la fiesta por excelencia era la Pascua, conmemoración de la Resurrección del Señor. Todos sabían bien en qué fechas había sido crucificado Jesús y cuándo había resucitado: en los días centrales de la celebración de la fiesta judía de la Pascua, en torno al día 15 de Nisán, es decir, el día de luna llena del primer mes de primavera.

Sin embargo, posiblemente no conocían con la misma certeza el momento de su nacimiento. No formaba parte de las costumbres de los primeros cristianos la celebración del cumpleaños, y no se había instituido una fiesta particular para conmemorar el cumpleaños de Jesús.

¿POR QUÉ SE CELEBRA EL 25 DE DICIEMBRE?

Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre el día del nacimiento de Jesús. Los primeros testimonios de Padres y escritores eclesiásticos señalan diversas fechas. El primer testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio Africano el año 221. La primera referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae (“el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea”). A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha del 6 de enero.

Gruta de la Natividad. Belén

Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por ese día porque, a partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año.

Esta explicación se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «sol de justicia» (Ma 4,2) y «luz del mundo» (Jn 1,4ss.).

Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.

Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte. En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que “nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día que murió” (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero.

Detalle de la Portada de la Natividad. Sagrada Familia de Barcelona

La relación entre pasión y encarnación es una idea que está en consonancia con la mentalidad antigua y medieval, que admiraba la perfección del universo como un todo, donde las grandes intervenciones de Dios estaban vinculadas entre sí.

Se trata de una concepción que también encuentra sus raíces en el judaísmo, donde creación y salvación se relacionaban con el mes de Nisán.

El arte cristiano ha reflejado esta misma idea a lo largo de la historia al pintar en la Anunciación de la Virgen al niño Jesús descendiendo del cielo con una cruz.

Así pues, es posible que los cristianos vincularan la redención obrada por Cristo con su concepción, y ésta determinara la fecha del nacimiento. “Lo más decisivo fue la relación existente entre la creación y la cruz, entre la creación y la concepción de Cristo” (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, 131).

La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano: por el norte de Africa (año 360), por Constantinopla (año 380), por España (año 384) o por Antioquía (año 386). En el siglo V la Navidad es una fiesta casi universal.

 

Fuente: www.primeroscristianos.com
FRANCISCO VARO
Profesor de Sagrada Escritura en la

Facultad Teología de la
Universidad de Navarra. 

 

El Padrenuestro

¿Qué dice el Padrenuestro?

 

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

 

El Padrenuestro es la única oración que Jesús mismo enseñó a sus discípulos (Mt 6,9-13; Le 11,2-4). Por eso el Padrenuestro se llama también «la oración del Señor». Cristianos de todas las confesiones la rezan a diario, tanto en las celebraciones litúrgicas como en privado. El añadido «Tuyo es el reino...» se menciona ya en las Constituciones apostólicas (Didaché, que data de alrededor del año 150 d.C.) y se puede añadir al Padrenuestro.

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Lc. 11,1

 

¿Cómo surgió el Padrenuestro?

El Padrenuestro surgió por la petición de un discípulo de Jesús, que veía orar a su Maestro y quería aprender del mismo Jesús cómo se ora bien.

 

¿Qué estructura tiene el Padrenuestro?

El Padrenuestro consiste en siete peticiones al Padre misericordioso del cielo. Las tres primeras peticiones se refieren a Dios y a cómo debemos servirle. Las últimas cuatro peticiones llevan nuestras necesidades humanas fundamentales ante nuestro Padre del cielo. [2803-2806,2857]

Oremos, pues, hermanos queridísimos, como Dios, el Maestro, nos ha enseñado. Es una oración íntima y ferviente cuando oramos a Dios con lo que es suyo, cuando hacemos subir
a sus oídos la oración de Cristo. Que el Padre reconozca las palabras de su Hijo cuando las
pronunciamos en la oración... Consideremos que estamos ante la mirada de Dios. SAN CIPRIANO DE CARTAGO

 

¿Qué posición ocupa el Padrenuestro entre las demás oraciones?

El Padrenuestro es «la más perfecta de todas las oraciones» (santo Tomás de Aquino) y «el resumen de todo el Evangelio» (Tertuliano). [2761-2772,2774,2776]

El Padrenuestro es más que una oración, es un camino que conduce directamente al corazón de nuestro Padre. Los primeros cristianos pronunciaban esta oración fundamental de la Iglesia, que es entregada a cada cristiano en el Bautismo, tres veces al día. Y, entre nosotros, no debe pasar ningún día en el que no intentemos pronunciar con la boca la oración del Señor, recogerla en el corazón y hacerla verdad en nuestra vida.

¡Oh Hijo de Dios y Señor mío! ¿Cómo dais tanto junto a la primera palabra? [...] ¿Cómo
nos dais en nombre de vuestro Padre todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga
por hijos, que vuestra palabra no puede faltar?
Obligáisle a que la cumpla... Si nos tornamos a Él, como al hijo pródigo hanos de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo ha de hacer un tal Padre... SANTA TERESA DE JESÚS

Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Rom 8,15

 

 ¿De dónde sacamos La confianza de llamar Padre a Dios?

Tenemos la osadía de llamar a Dios Padre porque Jesús nos ha llamado a su lado y nos ha hecho hijos de Dios. En comunión con él, que «está en el seno del Padre»
(Jn 1,18), nos atrevemos a decirle a Dios «¡Abba, Padre!». [2777-2778, 2797-2800]

Dios nunca cesa de ser Padre de sus hijos. SAN ANTONIO DE PADUA (1195-1231,  franciscano)

Todas las criaturas son hijas de un único Padre y por ello hermanas. SAN FRANCISCO DE ASÍS

El cristiano no dice «Padre mío», sino «Padre nuestro», hasta en lo más secreto de un
cuarto cerrado, porque sabe que en cualquier lugar, en cualquier circunstancia vital, es
miembro del único y mismo cuerpo. BENEDICTO XVI, 06,06.2007

 

¿Cómo pueden los hombres llamar «Padre» a Dios, si han sido atormentados o abandonados por su padre o por sus padres?

Los padres y las madres alteran a veces la imagen de un Dios paternal y bondadoso. Pero nuestro Padre del cielo no es idéntico a nuestras experiencias humanas de paternidad y maternidad. Debemos purificar nuestra imagen de Dios de todas nuestras ideas personales, para poder encontrarnos con él con una confianza plena. [2779]

Incluso personas que han sido ofendidas por su propio padre pueden aprender a rezar el Padrenuestro. Con frecuencia es tarea de toda su vida dejarse abandonar a un amor que le fue negado de una forma cruel por los hombres, pero que sin embargo existe de una manera maravillosa, más allá de toda comprensión humana.

 

¿Cómo somos transformados por el Padrenuestro?

El Padrenuestro nos permite descubrir, llenos de alegría, que somos hijos de un único Padre. Nuestra común vocación es alabar a nuestro Padre y vivir entre nosotros como «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). [2787-2791, 2801]

Puesto que Dios, el Padre, ama a cada uno de sus hijos con el mismo amor exclusivo, como si fuera el único ser objeto de su afecto, nosotros tenemos que tratarnos entre nosotros de un modo totalmente nuevo: llenos de paz, respeto y amor; de forma que cada uno pueda ser la
regocijante maravilla, que realmente es en presencia de Dios. -> 61,280

 

Si el Padre está "en el cielo", ¿dónde está ese cielo?

El cielo está allí donde está Dios. La palabra cielo no indica ningún lugar, sino que designa la existencia de Dios, que no está sometido ni al tiempo ni al espacio.
[2794-2796, 2802]

No debemos buscar el cielo por encima de las nubes. En cualquier lugar donde nos dirigimos a Dios en su gloria y al prójimo en su necesidad; allí donde experimentamos la alegría del amor; donde nos convertimos y nos dejamos reconciliar con Dios, allí se abren los cielos. «No
donde está el cielo está Dios, sino que donde está Dios está el cielo» (Gerhard Ebeling). -> 52

 

¿Qué quiere decir: «santificado sea tu Nombre» ?

Santificar el Nombre de Dios quiere decir ponerlo por encima de todo. [2807-2815, 2858]

El «nombre» en la Sagrada Escritura señala la verdadera esencia de una persona. Santificar el nombre de Dios significa hacer justicia a su realidad, reconocerlo, alabarlo, hacerlo respetar y honrar, y vivir conforme a sus mandamientos.

Decimos todos juntos en la oración del Señor: «Padre nuestro». Así o dice el emperador, así el mendigo, así el siervo, así el señor. Todos son hermanos, porque tienen un mismo Padre.
SAN AGUSTÍN

El cielo en la tierra está en cualquier lugar donde los hombres están llenos de amor a Dios, a sus prójimos y a sí mismos. SANTA HILDEGARDA DE BINGEN (1098-1179, mística benedictina)

 

¿Qué quiere decir «venga a nosotros tu reino»?

Cuando decimos «venga a nosotros tu reino», pedimos que Cristo regrese, como ha prometido, y que se implante definitivamente la soberanía de Dios, que ya ha comenzado aquí. [2816-2821, 2859]

Frangois Fénelon dice: «Querer todo lo que Dios quiere, quererlo siempre, en toda ocasión y sin reservas, esto es el reino de Dios que está en el interior»

El reino de Dios es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. Rom 14,17

El centro del anuncio de Jesús es el reino de Dios, es decir, Dios como fuente y centro de nuestra vida, y él nos dice: sólo Dios es la redención del hombre. Y en la historia del último siglo podemos ver que, en los estados en los que se suprimió a Dios, no sólo se destruyó
la economía, sino que se destruyeron también, y por encima de todo, las almas. BENEDICTO XVI, 05.02.2006

La renuncia total a uno mismo quiere decir aceptar con una sonrisa lo que Él da y lo que Él
toma... Dar todo lo que pida, aunque sea el buen nombre o la salud: esto es renuncia a uno mismo, y entonces eres libre. BEATA TERESA DE CALCUTA

 

¿Qué quiere decir «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»?

Cuando oramos para que se cumpla universalmente la voluntad de Dios, pedimos que en la tierra y en nuestro propio corazón sea ya todo como es en el cielo. [2822-2827, 2860]

Mientras nos apoyemos en nuestros propios planes, en nuestros deseos y en nuestras ideas, la tierra no se podrá convertir en el cielo. Uno quiere esto, el otro quiere lo otro. Pero nuestra felicidad la encontramos cuando queremos conjuntamente lo que Dios quiere. Orar es
hacer sitio en esta tierra, paso a paso, a la voluntad de Dios.

 

¿Qué quiere decir «danos hoy nuestro pan de cada día»?

Pedir el pan de cada día nos convierte en personas que lo esperan todo de la bondad de su padre celestial, también los bienes materiales y espirituales necesarios para vivir. Ningún cristiano puede formular esta petición sin pensar en su responsabilidad real por todos aquellos a quienes en el mundo les falta lo necesario para vivir. [2828-2834, 2861]

 

¿Por qué el hombre no vive sólo de pan?

«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4, según Dt 8,3). [2835]

Esta palabra de la Escritura nos recuerda que los hombres tienen un hambre espiritual que no se puede saciar con medios materiales. Se puede morir por falta de pan; pero también se puede morir porque sólo se ha recibido pan. En el fondo somos alimentados por aquel que tiene «palabras de vida eterna»  (Jn 6,68) y un alimento que no perece (Jn 6,27): la sagrada -> EUCARISTÍA.

Hay hambre del pan común, pero también hay hambre de amor, bondad y de respeto  recíproco; y ésta es la gran pobreza que sufren los hombres de hoy. BEATA TERESA DE CALCUTA

Padre del cielo, note pido ni salud ni enfermedad, ni vida ni muerte, sino que tú dispongas sobre mi salud y mi enfermedad, sobre mi vida y mi muerte, para tu gloria y para mi
salvación. Sólo tú sabes lo que me conviene. Amén. BLAISE PASCAL

Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. 1 Jn 4,20

Quien no es tentado, no es puesto a prueba; quien no es puesto a prueba, no progresa.
SAN AGUSTÍN

Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero yace en poder del Maligno. 1Jn 5,19

 

¿Qué quiere decir «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?

El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que buscamos nosotros mismos, es indivisible. Si nosotros mismos no somos misericordiosos y no nos perdonamos mutuamente, la misericordia de Dios no puede penetrar en nuestro corazón. [2838-2845, 2862]

Muchas personas tienen que luchar durante toda la vida para poder perdonar. El bloqueo profundo de la intransigencia sólo se disuelve finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado «siendo nosotros todavía pecadores» (Rom 5,8). Dado que tenemos un Padre bondadoso, son posibles el perdón y la vida reconciliada. -> 227,314

 

¿Qué quiere decir «no nos dejes caer en la tentación»?

Como cada día estamos en peligro de caer en pecado y decir no a Dios, le suplicamos que no nos deje indefensos ante el poder de la tentación. [2846-2849]

Jesús, que experimentó él mismo la tentación, sabe que somos hombres débiles, que por nuestras propias fuerzas podemos oponer poca resistencia al mal. Él nos regala esta petición del Padrenuestro, que nos enseña a confiar en la ayuda de Dios en la hora de la prueba.

 

¿A quién se refiere la petición «líbranos del mal» ?

Con «el mal» no se habla en el Padrenuestro de una fuerza espiritual o energía negativa, sino del mal en persona que la Sagrada Escritura conoce bajo el nombre de tentador, padre de la mentira, Satanás o diablo. [2850-2854, 2864]

Nadie negará que el mal en el mundo tiene un poder devastador, que estamos rodeados de insinuaciones diabólicas, que en la historia a menudo se desarrollan procesos demoníacos. Sólo La Sagrada Escritura llama a las cosas por su nombre: «Porque nuestra lucha no es
contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas» (Ef 6,12). La petición del Padrenuestro de ser librados del mal pone ante Dios toda la miseria de este mundo y suplica que Dios, el Todopoderoso, nos libere de todos los males, como se expresa también en el  EMBOLISMO.

 

¿Por qué terminamos el Padrenuestro con un «Amén»?

Tanto los cristianos como los judíos terminan desde muy antiguo todas sus oraciones con «Amén», con lo que quieren decir: «Así sea». [2855-2856, 2865]

AllÍ donde un hombre dice «Amén» a sus palabras, «Amén» a su vida y su destino, «Amén» a la alegría que le espera, se unen el cielo y la tierra y estamos en la meta: con el amor que nos creó en el principio.

 

youcat

Nace en el río Lico, un afluente del meandro, en Frigia (en la actual Turquía). 

En 2011 salió a la luz la antigua basílica de Laodicea.

Laodicea llama la atención por la blancura de sus columnas, muchas de las cuales emergieron intactas de una campaña de excavación realizada primero por la Universidad de Quebec, luego por Gustavo Traversari de la Universidad de Venecia (1994-2000) y finalmente por la Universidad turca de Pamukkale. Ciudad de Frigia, debe su nombre al gobernante seléucida Antíoco II, quien lo refundó dándole el nombre de su esposa Laodice. Anteriormente se conocía como Diospolis y luego Rhoas.

Ubicado en el valle del río Lico ( Lykos , hoy Çürüksu ), un afluente del Meandro, fue reconocido en la época romana por sus prendas de lana y por ser un centro de intercambios comerciales y financieros. El emperador Adriano probablemente lo visitó por primera vez en 123-124, ciertamente en 129-130.

 

 

La importancia de Laodicea hoy es doble. Para la arqueología es un importante campo de estudio e investigación, con sus templos, teatros y ninfeos, y con un plan urbano de gran importancia. Para el cristianismo , Laodicea ofrece la posibilidad de un retorno a las raíces. La ciudad recibió el cristianismo desde tiempos apostólicos y es una de las siete iglesias mencionadas en el Apocalipsis de San Juan, hogar de una próspera comunidad cristiana.

Aquí se celebró un sínodo, cuyos cánones tienen una importancia considerable para la historia de la Iglesia , y que probablemente tuvo lugar en 364 . Según los estudiosos, el texto de los sesenta cánones griegos que poseemos es un resumen de los cánones originales. En al menos cinco cánones, está claro que se reproducen las disposiciones disciplinarias ya ratificadas en Nicea. Las normas no se refieren a cuestiones de fe y doctrina, sino únicamente a cuestiones disciplinarias y litúrgicas.

 

 

Nos ocupamos de matrimonios, bautizos, confesiones, ayunos, herejías, relaciones con judíos y no cristianos. Algunos cánones pretenden reprimir las prácticas idólatras y mágicas. Se prescribe que solo los libros de la Sagrada Escritura deben ser proclamados en la iglesia y el canon es fijo.

La ciudad sufrió mucho debido a las incursiones musulmanas a partir de finales del siglo VII. Luego fue ocupado por los turcos selyúcidas en el siglo XII y más tarde por los otomanos. En 1402 fue prácticamente arrasada por los mongoles.

 

 

En 2011 es el descubrimiento más sorprendente para el mundo cristiano . Fue encontrado por el profesor Celal Simsek, jefe de la misión arqueológica turca, la gran basílica de la antigua Laodicea, que se remonta a la época bizantina .

La comunidad cristiana de Laodicea se menciona en la Carta a los Colosenses de San Pablo y luego se menciona como una de las siete iglesias de Asia Menor de las que habla el libro del Apocalipsis. Los exegetas plantean la hipótesis de que la iglesia de Laodicea nació de Epafra, un colosense que se convirtió al cristianismo tal vez después de haber escuchado la predicación de Pablo en Éfeso.

 

 

Terrasanta

 

La figura de san Nicolás es una de las más importantes para los cristianos

Incluso un punto en común entre católicos y ortodoxos.

Todas las iglesias de Roma resguardan un invaluable tesoro histórico y cultural, como esta pequeña pero impresionante Basílica ubicada al lado de Teatro Marcello. Está dedicada a un santo de los primeros siglos, san Nicolás.

La Basílica 'san Nicola in Carcere' fue levantada a partir de tres templos romanos. Debajo de ella podemos ver sus bases junto al Foro Olitorio, que era un antiguo mercado. Aunque entre sus restos también se conservan algunos huesos humanos.

La denominación 'In Carcere' le fue dada por su cercanía a una antigua cárcel romana. La actual iglesia fue consagrada en el año 1128.

P. ALDO SPEROLINI
Rector, Basílica de San Nicola in Carcere
“Se convirtió en una iglesia muy importante. Aquí se resguardaron las todas las reliquias que había en Roma, aún no existía la basílica de san Pedro. Tenía su Capitulo, su parroquia. Era una iglesia muy activa que ha tenido diversas reconstrucciones”.

Dentro podemos encontrar impresionantes pinturas sobre la vida de san Nicolás. Como esta, en la que el santo está en el Cielo, junto a Jesucristo y la Virgen María. En ella podemos ver al Papa Pío IX, promotor de este templo.

Más abajo se presenta a san Nicolás en el Concilio de Nicea. Donde, según relatos populares, el santo cacheteó a Arrio por querer adulterar la fe católica.

 

 

A lo largo de la iglesia podemos encontrar otras escenas de su vida. Como su nacimiento, su servicio a los más necesitados o el milagro de la resurrección de tres niños sacrificados.

La figura de san Nicolás es una de las más importantes para los cristianos, incluso un punto en común entre católicos y ortodoxos.

P. ALDO SPEROLINI
Rector, Basílica de San Nicola in Carcere
“San Nicolás es del siglo IV, antes del cisma. Por eso es un santo muy importante para todos”. “Todos sus seguidores lo consideraban un santo durante su vida”.

 

NIKOS TZOITIS
Asesor del Patriarcado Ecuménico en Roma
“Lo que distinguió a san Nicolás y lo llevó a ser tan amado es su gran trabajo pastoral, incluso al punto de poner en riesgo su vida. Estaba cerca de la gente”.

Además de ser patrono de Rusia, Grecia y Turquía, su figura también está extendida en Latinoamérica. Además, su ejemplo de servicio a los necesitados inspiró la creación de la popular figura de Santa Claus.

Aunque más allá de los cuentos navideños, la ejemplaridad de san Nicolás lo llevó a ser uno de los santos más populares del mundo y referencia en la entrega a los más necesitados.

 

+info - San Nicolás de Bari

 

Rome Reports

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