Actualmente hay 17 cardenales africanos, y uno de los más activos es el etíope Berhaneyesus Souraphiel
Tiene 71 años. Fue estudiante en Londres y en Roma; y como sacerdote, durante la represión comunista en su país pasó 7 años en la cárcel.
Explica que en Etiopía siempre han convivido en paz cristianos y musulmanes, y que han colaborado en la construcción de iglesias y mezquitas. Pero que últimamente la situación está cambiando por motivos políticos.
CARD. BERHANEYESUS SOURAPHIEL
Arz. Metropolitano Addis Abeba “Hay un grupo de fundamentalistas que de pronto vienen, y provocan persecución, queman iglesias, a veces también mezquitas. Ante esto, cristianos y musulmanes se quedan confundidos: ¿qué está pasando? Porque no es persecución religiosa sino política”.
El cardenal Asegura que han encontrado los cuerpos de 30 etíopes mártires que en 2015 fueron asesinados en Libia por el Estado Islámico, y que le gustaría recuperarlos y darles sepultura en su país.
CARD. BERHANEYESUS SOURAPHIEL
Arz. Metropolitano Addis Abeba “Les decían: O te haces musulmán o te matamos. Respondían: Somos cristianos. Así que fueron asesinados en el desierto de Libia”.
“La persecución es tan antigua como el cristianismo. En el Imperio Romano, los gobernantes persiguieron a los cristianos, pero luego, con la ayuda de Dios, los emperadores se bautizaron y el Imperio Romano se convirtió en un Imperio cristiano. Pero también después siguió habiendo persecuciones”.
Asegura que en Occidente hay una forma sutil de persecución contra el cristianismo, que es la indiferencia.
CARD. BERHANEYESUS SOURAPHIEL
Arz. Metropolitano Addis Abeba “La Filosofía o la Teología son un regalo de la Iglesia a Occidente. Europa debería tomarse esto en serio y no avergonzase de su herencia cristiana”.
Aunque sólo el 2% de la población son católicos, el cardenal fue nombrado coordinador de la Comisión nacional para la reconciliación y la paz, tras 20 años de guerra con Eritrea.
Una labor delicada, en una región sembrada de tensiones sobre todo étnicas y políticas.
¿Qué significa en la práctica convertirse? En su penúltima audiencia (13-II-2013) Benedicto XVI quiso reflexionar sobre las tentaciones de Cristo (cf. Lc 4, 1-13). Y comenzó invitando a plantearse una pregunta fundamental: “Qué es lo que realmente cuenta en mi vida?”.
La tentación de suplantar a Dios
La primera tentación quiere reducir los deseos y necesidades del hombre al pan, cuando en realidad no es menor el hambre de verdad, el hambre de Dios.
La segunda es sobre el poder, y Jesús deja claro que el poder que salva el mundo es el poder de la cruz, de la humildad y del amor. Y en la tercera, el demonio le propone hacer algo extraordinario, espectacular.
Observa el Papa que hay un núcleo en las tres tentaciones: “Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, usarlo para los propios intereses, para la propia gloria y para el propio éxito”. Con otras palabras, “ponerse a sí mismos en lugar de Dios, removiéndolo de la propia existencia y haciéndolo parecer superfluo”.
Esas tres tentaciones también nos acechan a nosotros. Por eso cada uno, observa Benedicto XVI, debería preguntarse: “¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o soy yo?”
Dejar que Dios ocupe el primer lugar
Se hace necesario, por lo tanto, superar esa tentación de someter a Dios a nuestros propios intereses, o dejarlo a un lado. Y convertirse, como escuchamos muchas veces en Cuaresma. Esa palabra significa seguir a Jesús de modo que Él guíe nuestra vida; dejar que Dios nos trasforme, dejando de pensar que nosotros somos los únicos constructores de nuestra existencia; reconocer que somos criaturas de Dios, y que sólo “perdiendo” nuestra vida en Él podemos ganarla.
“Hoy –señala– ya no se puede ser cristiano como mera consecuencia del hecho de vivir en una sociedad de raíces cristianas; incluso el que nace en una familia cristiana y es educado religiosamente debe, cada día, renovar la opción de ser cristiano; es decir, de poner a Dios en primer lugar, frente a las tentaciones que una sociedad secularizada le propone de continuo, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos”.
Este poner a Dios por delante se concreta en muchas cosas. Ejemplifica el Papa: la fidelidad al matrimonio, la misericordia en la vida cotidiana, el tiempo para la oración, la oposición a elecciones tales como el aborto en caso de embarazo indeseado, la eutanasia en caso de enfermedad grave, la selección de embriones (con la consecuente muerte de muchos otros) para prevenir enfermedades hereditarias, etc.
Benedicto XVI evoca las conversiones de san Pablo y de san Agustín, en la época antigua. Pero también otras de nuestra época, concretamente las de Pavel Florenskij, Etty Hillesum y Dorothy Day.
O Dios, o yo
Cada uno de nosotros, añade, ha de estar preparado para ser visitado por Dios, sin dejarse llevar por espejismos, apariencia o cosas materiales.
Y concluye proponiendo: “En este Tiempo de Cuaresma, en el Año de la Fe, renovemos nuestro empeño en el camino de la conversión, para superar la tendencia a cerrarnos en notros mismos y para dejar, en cambio, espacio a Dios, mirando con sus ojos la realidad cotidiana”.
De esta manera, la alternativa entre la cerrazón de nuestro egoísmo y la apertura al amor de Dios y a los otros, corresponde a la alternativa de las tentaciones de Jesús, entre poder humano y amor a la Cruz, entre el mero bienestar y la obra de Dios. “Convertirse –en suma– significa no cerrarse en la búsqueda del propio éxito, del propio prestigio, de la propia posición; sino actuar de tal manera que cada día, en las cosas pequeñas, la verdad, la fe en Dios y el amor sean lo más importante”.
Eso es, en efecto, lo decisivo para un cristiano. En último término, o Dios (y tras de Dios están siempre los demás) o yo.
MENSAJE DEL SANTO PADRE PARA LA CUARESMA 2020
«En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2Co 5,20)
Queridos hermanos y hermanas, el Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso.
1. El Misterio pascual, fundamento de la conversión
La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo» (Christus vivit, 117).
Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cfr. Jn 10,10). En cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cfr. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva.
Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren.
2. Urgencia de conversión
Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene.
De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad.
Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cfr. Os 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.
3. La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos
El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta «poner a Dios contra Dios»,como dijo el papa Benedicto XVI (Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cfr. Mt 5,43-48).
El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación.
4. Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo
Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría.
Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía.
Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cfr. PÍO XI, Discurso a la FUCI, 18-XII-1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas.
Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cfr. Mt 5,13-14).
Francisco
Roma, junto a San Juan de Letrán, 7 de octubre de 2019
Memoria de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario
"El perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo personal, sino un regalo"
El Papa centró su catequesis de la Audiencia General en la confesión. Ante unas 20.000 personas en la plaza de San Pedro, Francisco pidió a los católicos que se acerquen a este sacramento.
Francisco describió la confesión como un don que cura el corazón y el pensamiento. Añadió que a veces la pereza, vergüenza o la pérdida del sentido del pecado hacen que se olvide su importancia.
Resumen de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy está centrada en el sacramento de la Reconciliación. Este sacramento brota directamente del Misterio Pascual. Jesús Resucitado se apareció a sus apóstoles y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo, a quienes perdonen los pecados, les quedarán perdonados». Así pues, el perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo personal, sino un regalo, don del Espíritu Santo que nos purifica con la misericordia y la gracia del Padre.
La Confesión, que se realiza de forma personal y privada, no debe hacernos olvidar su carácter eclesial. En la comunidad cristiana es donde se hace presente el Espíritu Santo, que renueva los corazones en el amor de Dios y une a todos los hermanos en un solo corazón, en Jesucristo. Por eso, no basta pedir perdón al Señor interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el sacerdote, que es nuestro hermano, representa a Dios y a la Iglesia.
El ministerio de la Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. En cambio, cuando nos dejamos reconciliar por Jesús, encontramos la paz verdadera.
Uno de los funcionarios con mayor responsabilidad en la implementación de polémicas políticas sobre lugares de culto en China y, en particular, de la oleada de demoliciones de cruces y símbolos religiosos en la provincia de Zhejiang, fue nombrado nuevo responsable de Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao.
El nombramiento de Xia Baolong ha sembrado temores de aplicación de mano dura en las regiones autónomas, especialmente tras las protestas registradas en Hong Kong en contra de una mayor intervención del régimen chino a través de un proyecto de ley de extradición.
Más de 360 demoliciones de cruces atestiguan el carácter de Xia Baolong durante su servicio público en la provincia de Zhejiang
Xia Baolong era el Secretario Provincial del Partido Comunista Chino de Zhejiang cuando se implementó la polémica prohibición de las cruces exteriores en los templos cristianos. En 2014, más de 360 demoliciones de símbolos religiosos, motivaron el cuestionamiento de la opinión pública internacional sobre si China estaba llevando a cabo una guerra contra la Cruz (ver noticia anterior).
El historial del funcionario en las vulneraciones a la libertad religiosa siembra dudas sobre el futuro de la Iglesia en Hong Kong, donde el carácter especial de protectorado británico y luego de región autónoma con un sistema distinto al del resto del país permitió el florecimiento de una Iglesia más libre que lidera la denuncia de las condiciones de los creyentes en el resto del país.
La prensa internacional ha destacado la figura de Baolong como "protegido" del Presidente chino Xi Jinping y como una señal del régimen de querer tener un control más estricto sobre Hong Kong. La mentalidad del funcionario se vio retratada en la denuncia de un creyente anónimo sobre la decisión de retirar una cruz exterior de un templo en 2014: al pasar por el lugar en camino a una inspección, preguntó a otros funcionarios: "¿Es éste el dominio de la Cruz, o del Partido Comunista?". Menos de un mes después, el símbolo sagrado había sido demolido. Con información de Bitter Winter.
«La fe no es una marcha triunfal», explica Benedicto XVI
Muestra cómo Pedro, «el pescador», se convirtió en «el apóstol»
«La generosidad impetuosa de Pedro no le libra, sin embargo, de los peligros ligados a la debilidad humana. Es lo que también nosotros podemos reconocer basándonos en nuestra vida», indicó el Santo Padre.
«Pedro, que había prometido fe absoluta, experimenta la amargura y la humillación del que reniega: el orgulloso aprende, a costa suya, la humildad», indicó, mostrando la clave que hizo de Pedro un apóstol.
«También Pedro tiene que aprender que es débil y que necesita perdón», explicó recordando el pasaje en el que, antes de la crucifixión, renegó de Jesús.
«Cuando finalmente se le cae la máscara y entiende la verdad de su corazón débil de pecador creyente, estalla en un llanto de arrepentimiento liberador. Tras este llanto ya está listo para su misión», aclaró el Papa.
La meditación se centró en dos momentos decisivos del apóstol que llegaría a ser el primer obispo de Roma: la multiplicación de los panes y el momento, en el que tras la resurrección, Jesús le llama a ser pastor de la Iglesia universal.
«La generosidad impetuosa de Pedro no le libra, sin embargo, de los peligros ligados a la debilidad humana. Es lo que también nosotros podemos reconocer basándonos en nuestra vida», indicó el Santo Padre.
Antes de la cruz, «también él cede al miedo y cae: traiciona al Maestro», evocó. «La escuela de la fe no es una marcha triunfal, sino un camino salpicado de sufrimientos y de amor, de pruebas y fidelidad que hay que renovar todos los días».
«Pedro, que había prometido fe absoluta, experimenta la amargura y la humillación del que reniega: el orgulloso aprende, a costa suya, la humildad», indicó, mostrando la clave que hizo de Pedro un apóstol.
Fe así, como «en una mañana de primavera», a orillas del Lago de Tiberíades, Jesús, tras la resurrección, le confió esa misión. Benedicto XVI revivió el diálogo de las tres preguntas de Jesús a Pedro, «¿me amas más que éstos».
El pescador ha dejado atrás la vehemencia que le caracterizaba y ahora reconoce sus límites. Explicando el juego de palabras que se esconde tras los verbos originales griegos, el Papa llegó a la última respuesta: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero».
«¡Parecería que Jesús se ha adaptado a Pedro, en vez de que Pedro se adaptará a Jesús! Precisamente esta adaptación divina da esperanza al discípulo, que ha experimentado el sufrimiento de la infidelidad».
«De aquí nace la confianza, que le hace ser capaz de seguirle hasta el final», incluida la muerte en la ciudad eterna, dijo por último.
«De los ingenuos entusiasmos de la adhesión inicial, pasando a través de la experiencia dolorosa de la negación y del llanto de la conversión, Pedro llegó a fiarse de ese Jesús que se adaptó a su pobre capacidad de amor».
«Y nos muestra también a nosotros el camino, a pesar de toda nuestra debilidad. Sabemos que Jesús se adapta a esta debilidad nuestra. Nosotros le seguimos, con nuestra pobre capacidad de amor y sabemos que Jesús es bueno y nos acepta», concluyó el Santo Padre.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 24 mayo 2006 (ZENIT.org).-
“Vino a vivir a Cafarnaum, en el mar de Galilea”
Mateo 4,15 “Tierras de Zabulón y de Neftalí, más allá del Jordán, a la orilla del mar: Galilea de los paganos.”
En la costa noroccidental del lago de Tiberíades se erige Cafarnaum, originariamente Kfar Naoum, es decir, la aldea de Kefar di Nahum, nombre traducido posteriormente al griego Cafarnaum. Es la ciudad de Jesús, llamada así en el Evangelio de San Mateo. Es aquí que el mismo Mateo fue llamado, así como Pedro, Andrés, Jaime y Juan.
“Vino a vivir a Cafarnaum, en el mar de Galilea”.
¿Cómo se relaciona este lugar de culto con el templo del rey Salomón?
El templo descubierto por los arqueólogos israelíes en Tel Motza, en las afueras de Jerusalén, data del siglo X a. C.
«¿Había realmente otro templo monumental en el corazón del reino de Judá, además del de Jerusalén?». Esta es la pregunta planteada por algunos investigadores israelíes en un comunicado de prensa de la Universidad de Tel Aviv, comentando, el 3 de febrero, los resultados de las recientes excavaciones llevadas a cabo en Tel Motza, justo al noroeste de Jerusalén. El sitio arqueológico ha sido identificado como la ciudad bíblica de Motza, en el territorio de la tribu Benjamin, mencionada en el Libro de Josué (como Mosa, en el capítulo 18, versículo 26).
Las investigaciones arqueológicas, realizadas en colaboración con la Autoridad de Antigüedades de Israel, fueron dirigidas por Shua Kisilevitz y el profesor Oded Lipschits del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv. Los hallazgos se publicaron en la edición de enero / febrero de 2020 de la Revisión de Arqueología Bíblica y destacan la existencia, en el momento del Primer templo (siglos X-VI a. C.), de otro templo. Erigido entre finales del siglo X y principios del siglo IX a. C., se elevaría por encima de una estructura hasta ahora solo parcialmente descubierta y que, por ahora, data del siglo X a. C.
Según el estudio firmado por los arqueólogos, el templo de Motza medía 18 por 13 metros (sin mencionar una habitación adicional que pudo haber existido al sur del edificio). El edificio habría sido un tercio más pequeño que el Primer Templo en Jerusalén, dijo Kisilevitz al periódico The Times of Israel . Hablamos del "único templo monumental que data de la Edad del Hierro y se encuentra en el corazón del reino de Judá", explica la declaración de la Universidad de Tel Aviv.
El plano del templo
Descubierto en 2012, en vísperas de las obras viales planificadas en el área, el templo ha sido objeto de nuevas excavaciones desde marzo de 2019. Tiene muchas similitudes con la descripción del templo de Salomón en Jerusalén (del cual no tenemos restos) que encontramos en Capítulo 6 del Primer Libro de los Reyes .
Según los arqueólogos que trabajan en Tel Motza, el templo descubierto, según les parece, está "en conformidad con las antiguas convenciones y tradiciones religiosas del Cercano Oriente y con las representaciones bíblicas de los lugares de culto en el país". El complejo tiene una orientación este-oeste y consta de un patio y un gran edificio rectangular. Se basa en una planimetría típica en el Medio Oriente hace tres mil años. Afirmado en particular en el norte de Siria, se extendió aún más al sur, a partir del segundo milenio antes de Cristo, por ejemplo, el templo de Jerusalén y los templos de Ain Dara y Tell Ta'yinat en Siria se reflejan. El plan consiste en una habitación larga, generalmente dividida en dos partes. La habitación más pequeña era el "Santo de los santos" que contenía el objeto central del culto, a menudo una estatua. La habitación más grande estaba conectada a un porche delantero, flanqueado por dos columnas en la entrada.
Objetos de culto
En Tel Motza se encontraron muchos objetos y muebles sagrados: estatuillas de cerámica antropomórficas, figuras de caballos, un pedestal decorado con un par de leones o esfinges, un altar de piedra para sacrificios, una mesa de piedra para colocar ofrendas. Otro elemento revelador de la actividad ritual es un pozo lleno de cenizas, restos de huesos de animales y fragmentos de cerámica.
El periódico Haaretz informa que "un análisis de los huesos encontrados indica que pertenecían solo a animales kosher (es decir, puros y legales, como vacas, cabras, ovejas y venados) en su mayoría jóvenes y con signos de sacrificio, lo que refuerza la teoría de que han sido ofrecidos en sacrificio Shuha Kisilevitz señala que el pozo se usó de la misma manera que los judíos usan hoy genizah (un depósito temporal para especímenes de textos sagrados ahora usados e inutilizables).
¿No era el templo de Salomón el único?
Similitudes similares al templo de Salomón y la proximidad geográfica tan cercana (los dos templos estaban a solo 6 kilómetros de distancia) plantean muchas preguntas. Especialmente porque es claro para los arqueólogos que templos como Motza trabajaron al mismo tiempo que Salomón durante la Edad del Hierro. ¿Qué hacía un centro de culto paralelo a 6 kilómetros al noroeste de Jerusalén?
Como Kisilevitz señala a TheTimes of Israel , "era imposible poder construir un templo tan monumental e importante tan cerca de Jerusalén sin la autorización del poder establecido". Sin embargo, esto pone en tela de juicio nuestra concepción de las prácticas religiosas durante el período del Primer Templo, admite el arqueólogo.
El texto bíblico se refiere a las luchas con los lugares de culto que compiten con el templo en Jerusalén. Y la Biblia también establece explícitamente una serie de prohibiciones, estableciendo que los israelitas adoran a Dios solo en el templo en Jerusalén.
El Segundo Libro de los Reyes y el Segundo Libro de las Crónicas mencionan, a este respecto, dos importantes reformas religiosas, que consolidaron la práctica de un solo culto en el Templo de Salomón en Jerusalén al eliminar cualquier otra actividad cultural. Hablamos de las reformas del rey Ezequías (a fines del siglo VIII a. C.) y del más radical de su bisnieto, el rey Josías. Monarca que destruyó todos los lugares de culto existentes fuera de Jerusalén a fines del siglo VII a. C. Se encontraron restos de templos que supuestamente fueron destruidos por estas reformas en Tel Arad y Tel Beer Sheva.
Las preguntas abiertas
¿El templo de Motza ubicado en el corazón del Reino de Judá era parte del sistema administrativo del estado? Shua Kisilevitz lo pregunta.
Pero surgen otras preguntas y rebotan en las páginas web de los "amigos franceses de la Universidad de Tel Aviv": ¿quién lo hizo erigir? ¿Qué rituales tuvieron lugar allí? ¿Cuál fue la relación entre la comunidad del templo Motza y la comunidad del templo de Jerusalén? ¿Los sacerdotes del templo de Motza en algún momento reconocieron la supremacía de los sacerdotes del templo en Jerusalén? Si es así, ¿cuándo sucedió esto? Finalmente, ¿sobrevivió el templo de Motza a las reformas religiosas de Ezequías y Josías y continuó existiendo hasta la destrucción babilónica del reino de Judá en 586 a. C.?
Por el momento, faltan las respuestas, pero los investigadores esperan mucho de las dos campañas de excavación programadas para la primavera de este año y en 2021.
Donde Satanás mostró a Jesús todos los reinos y le ofreció el poder sobre ellos
Esta es la ciudad de Jericó. Se encuentra en Cisjordania, en el desierto de Judea, a unos 240 metros bajo el nivel del mar. Descrita en el Antiguo Testamento como “la ciudad de las palmeras”, la riqueza de sus campos ha hecho que Jericó haya sido habitada por el hombre desde hace milenios.
Está considerada como la ciudad más antigua aún existente, con diez mil años de edad. Los arqueólogos han encontrado restos de asentamientos sucesivos en Jericó, el primero de hace once mil años. El libro de Josué narra la famosa batalla de Jericó, diciendo que la ciudad fue rodeada siete veces por los hijos de Israel, hasta que sus muros se derrumbaron.
En el Nuevo Testamento, Lucas habla de Zaqueo que, siendo de pequeña estatura, trepa a un sicómoro para ver a Jesús. Desde la ciudad se puede ver el monte de las Tentaciones, que se yergue sobre Jericó a 350 metros de altura, hoy custodiado por monjes greco-ortodoxos. Recibió este nombre a causa del episodio que tuvo lugar allí. Jesús fue tentado por el diablo inmediatamente después de su bautismo.
Desde la cima de esta colina, Satanás mostró a Jesús todos los reinos y le ofreció el poder sobre ellos. Los bizantinos construyeron un antiguo monasterio en el siglo VI. Más tarde, los cruzados en 1099 construyeron allí dos iglesias. El lugar fue adquirido por los ortodoxos en 1874, que después construyeron el monasterio que vemos hoy.
Actualmente el monasterio está administrado por la Autoridad Nacional palestina, bajo la supervisión de los monjes ortodoxos. En una capilla dentro de una gruta podemos ver la roca sobre la que Jesús se sentó durante la tentación.
Monasterio de las Tentaciones (Jericó)
El monasterio es una obra de admirable ingeniería, construido sobre la roca pura. Desde un balcón, se puede admirar el bellísimo paisaje del desierto y el valle de Jericó, un verdadero oasis verde. Se pueden ver también las famosas grutas del desierto, que se encuentran junto al monasterio y que en el pasado estaban habitadas. Los valles son profundos. Para llegar al monasterio hay dos maneras: con el telesférico o subiendo a pie por las cuestas de la montaña.
Cada año, la liturgia de la Palabra del primer domingo de Cuaresma ofrece una meditación sobre el episodio del Evangelio que narra la historia de las tentaciones de Jesús en el desierto. El Evangelio de las tentaciones y el camino cuaresmal simbolizan el viaje de la vida, hecho de pruebas y de triunfos, de alegrías y de sufrimientos, de pecado y de perdón.
Tras las Huellas de Jesús es una video serie sobre los lugares santos por los que pasó Jesucristo. Te contaremos un poquito sobre su historia y las vivencias que Jesús tuvo en cada lugar.
El mundo y la Iglesia católica necesitan del celibato, se enriquecen con él
La reciente crisis de abusos sexuales por parte del clero, el descenso del número de sacerdotes y su ausencia en tantos rincones del mundo (la media es de uno por cada tres mil católicos) han abierto en el seno de la Iglesia católica un debate tan viejo como nuevo sobre la conveniencia de que accedan al sacerdocio personas casadas, con buena formación y virtudes probadas.
La figura del sacerdote casado existe ya en las Iglesias católicas orientales, así como, en los ordinariatos anglicanos creados por Benedicto XVI. Por eso, muchas personas vieron en el reciente sínodo de la Amazonía una ocasión de oro para que el papa Francisco diera un empujón definitivo al sacerdocio de personas casadas, tras un milenio de restricciones y otro de prohibición en el rito latino. No ha sido así. Francisco ha optado por mantener una larga y preciosa tradición de la Iglesia que venera el celibato sacerdotal como un don especial del Espíritu Santo a ciertas personas para el servicio de la Iglesia y la humanidad que conviene proteger incluso a costa de que se reduzca el número de sacerdotes.
Pero ¿qué aporta el celibato a la Iglesia católica y a la humanidad para que los últimos papas lo hayan protegido y protejan con uñas y dientes? ¿Por qué Benedicto XVI, que ha estado callado desde que renunció, decidió romper su silencio en defensa del celibato junto con el cardenal Sarah?
En mi opinión, una versión acertada y profunda a esta cuestión, es la que explica que una persona célibe no se casa porque considera a todos los seres humanos sus hermanos, y por eso cualquier relación carnal se convertiría, por definición, en incestuosa. Sí, para una persona espiritualmente célibe, casarse es incestuoso porque todo cónyuge sería antes hermano que cónyuge.
La persona célibe no desprecia el matrimonio, lo valora en mucho, pero lo trasciende. El celibato encumbra el matrimonio, resalta su sacramentalidad. Por eso, el matrimonio más sublime fue el matrimonio virginal de María y José. Sin institución matrimonial, no hay celibato; y sin celibato, el matrimonio fácilmente se banaliza; sin matrimonio, solo existe pura soltería. La soltería es prematrimonial; el celibato transmatrimonial. La persona célibe ama a todos por igual, con la lógica correspondencia con los seres más próximos: sus padres, familiares y amigos. Pero el célibe religioso no puede elegir un amor en exclusiva distinto de Dios mismo. El celibato de un creyente es una suerte de enamoramiento de lo divino. La persona célibe dirige todo su eros, es decir su deseo de amor posesivo, hacia Dios, y desde Dios, a los demás. Este tipo de persona célibe quiere amar como solo Dios ama: a todos, infinitamente, y por igual. La persona casada ama a Dios en su cónyuge; la célibe a todos en Dios.
Así entendido, el celibato contribuye a la espiritualización del mundo de una forma diferente a como lo hace el matrimonio. El matrimonio forma familias; el celibato protege y fortalece la humanidad como familia. El matrimonio se centra en el amor particular; el celibato, en el amor universal. El celibato es don que humaniza el amor divino. El matrimonio cristiano, en cambio, es sacramento que diviniza el amor humano.
El celibato es fuente de amor, comunión fraterna y servicio desinteresado a la humanidad. La persona espiritualmente célibe ve el mundo de arriba abajo, desde la cima del monte, se mueve desde lo espiritual a lo material; la casada, en cambio, ve el mundo de abajo arriba, desde la ladera del monte: se mueve desde lo material a lo espiritual. Por eso, la persona célibe suele admirar el desvelo, la virtud y la capacidad de sacrificio de la persona casada; la persona casada, en cambio, admira la capacidad contemplativa de la célibe, su desprendimiento total, incluso viviendo en medio del mundo, y su deseo de entregarse a cada ser humano, a cada hijo de Dios, sin distinción de raza, color, religión.
En mi opinión, el mundo y la Iglesia católica necesitan del celibato, se enriquecen con él. Por eso, quizás el papa ha decidido proteger este tesoro profético en una sociedad marcadamente pragmática y materialista que ha trivializado el matrimonio. La perfecta redención del eros se alcanza privilegiando el agape.
Rafael Domingo Oslées profesor investigador en el Centro de Derecho y Religión de la Universidad de Emory y profesor de derecho en la Universidad de Navarra. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.