Cristo es el verdadero y definitivo Templo de Dios

El centro religioso del judaísmo era el edificio del Templo de Jerusalén, porque custodiaba el Arca de la Alianza y allí se concentraba la presencia de Dios. El cristianismo declara el culto espiritual, en cualquier lugar donde el cristiano esté unido al Señor. Vemos algunos pasos de la configuración de este culto espiritual.

Andrés María García Serrano

 

El Templo de David y Salomón era la máxima institución judía y adquirió aún más esplendor con el Templo de Herodes el Grande, del tiempo de Jesús. Aún se conservan algunas de las piedras herodianas que nos muestran la grandeza y belleza del centro de la espiritualidad judía.

Se trataba del lugar de la presencia de Dios, puesto que en el sancta sanctorum se conservaba el arca de la alianza, lugar del encuentro del hombre con Dios. Salomón dice a Dios mismo en 2 Cron 5,9: “Yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre. Es el lugar santo porque en él habita el Señor y el hombre se puede encontrar con Él. (…) ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio!” (1 Reyes 8,28-30). Esta presencia de Jhwh hacía del Templo el lugar del que brotaba la vida, como muy bien muestra el profeta Ezequiel:

“Del zaguán del Templo manaba agua hacia levante (…)desembocará en el mar de las aguas salobres y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales” (Ez 47,1-2.8-9.12).

 

Ahora bien, pronto surgieron voces críticas contra este Templo meramente construido por hombres. “Si no cabes en el cielo, ¡cuánto menos en este Templo que he construido!”, dice Salomón en 1 Reyes 8,23. A esta crítica puede referirse Jesús cuando habla de un nuevo y definitivo Templo, su propio cuerpo:

“‘Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré’. Los judíos replicaron: ‘Cuarenta y seis años ha costado construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?’ Pero él hablaba del Templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había predicho” (Jn 2,18-22).

 

Cristo es el verdadero y definitivo Templo de Dios, no hecho por mano de hombre. El que está con Cristo se encuentra con Dios y de él brota la realización plena del agua viva que salía del Templo de Jerusalén: “Si alguno tiene sed, venga a mí; y beba quien cree en mí. Como dice la Escritura, de sus entrañas brotarán ríos de agua viva” (Jn 7,37-38).

Este tema está muy bien representado en un mosaico del siglo XI, el de la iglesia de san Clemente, de Roma. Aunque es posterior a la fecha de la que estamos hablando, la imagen es muy representativa, y se encuentra en un lugar emblemático de la Ciudad Eterna. La actual basílica medieval está edificada, en efecto, sobre las ruinas de una de las primeras casas en las que se reunían los cristianos.

 

Mosaico del ábside de la iglesia de san Clemente en Roma, siglo XII d. C. Fuente: WIKIPEDIA.
Representa bien la idea de que el cuerpo de Cristo, entregado por la salvación de toda la humanidad, es la fuente a la que acudir para encontrar la vida de Dios.

 

La primera evangelización cristiana consideró, a la luz de la fe, que el Templo de Jerusalén había cumplido su misión. Así, el primer mártir, Esteban, aludió a esta verdad: “El Altísimo no habita en edificios construidos por hombres […]. ¿Qué Templo podéis construirme –dice el Señor-, o qué lugar para que descanse? ¿No ha hecho mi mano todo esto?’” (Hch 7,44-50; citando Is 66,1). Y Pablo hace lo propio en Hch 17,24-24.

Sacando las consecuencias, Pablo muy pronto afirmó que el cristiano, unido a Cristo, se convierte también en Templo: “Hermanos: sois Templo de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. (…) El Templo de Dios es santo: ese Templo sois vosotros” (1 Cor 3,9c-11.16-17).

El que vive en Cristo, él mismo se convierte en Templo de Dios para sí mismo y para otros. En la medida en la que participamos de Cristo, nuestro cuerpo mismo se convierte en Templo de Dios. En virtud del bautismo nos convertimos en “piedras vivas, entramos en la construcción de un Templo del Espíritu” (1 Pedro 2,4-5), edificamos con nuestra libertad el Templo de Dios. El cristiano, lavado en su cuerpo por medio del bautismo, se convierte en casa de oración, en presencia de Dios, en gracia de Dios para sí mismo y para los demás.

Esta conciencia se extendió pronto entre los primeros cristianos, como muestra el origen del cristianismo narrado en los Hechos de los Apóstoles. Muy pronto, el lugar de reunión de los primeros cristianos cambió del Templo de Jerusalén a las casas en las que habitaban los cristianos.  Éstas adquirieron las características del Templo judío, lugar de oración, de gracia y encuentro con Dios, y se enriquecieron con otras nuevas: la fracción del pan y la recepción del bautismo y del Espíritu. En las actas de Justino Mártir, encontramos el interrogatorio del prefecto a Justino antes de su martirio:

“El prefecto Rústico dijo: ‘¿Dónde os reunís?’ Justino respondió: ‘Donde cada uno puede, donde vivimos’. El prefecto Rústico insistió: ‘Vamos, ¿dónde os reunís? ¿En qué lugar?’” (3,1-3).

Los paganos no eran capaces de comprender el hecho de que los cristianos no tuvieran sus correspondientes templos, altares, etc. Sin embargo, los primeros cristianos no hablan de Templos, ni tampoco de edificios de culto. El lugar que permite a los cristianos reunirse y encontrarse y hacer presente en medio de ellos al Señor resucitado, dirigirle oraciones, alimentarse formando un único cuerpo, se llama sencillamente casa, porque es el lugar donde el cristiano habita.

 

 

Planta y alzado de la casa cristiana encontrada en Dura Europos (Siria), siglo III d. C. Es uno de los primeros edificios cristianos de culto, estaba inserto en la ciudad y tenía la estructura de una casa. Fuente: rsanzcarrera

 

 

Esta novedad radical conlleva una conclusión inmediata. Para el cristiano no hay separación entre profano y sagrado. Todo es sagrado y él está llamado a santificar la totalidad de su existencia, en todo tiempo y lugar, con su presencia, porque el Templo ya no está circunscrito a un tiempo o espacio, sino a él mismo.

Ya no hay espacio sagrado y espacio profano; ya no hay tiempo sagrado y tiempo profano. Todo es sagrado para el cristiano, que rompe el esquema de estrechas categorías que restringen la fe a unos lugares y momentos determinados. Por esto, Tertuliano, en la Apología del cristianismo, afirma: “Nuestra misericordia gasta en las calles más que vuestra religión en los Templos” (42,8).

Andrés García Serrano es Doctor en Sagradas Escrituras y profesor del Máster de Estudios Bíblicos de UNIR

 

Jesús pasó 40 días en Yeshimon, que significa “Lugar de desolación”

 

Extendiéndose desde las montañas de Judea en el este hasta el mar Muerto en el oeste, el desierto de Judea abarca gran parte de la tierra hollada a lo largo de las narraciones bíblicas.

Juan el Bautista, que predicó en el desierto de Judea, se llama a sí mismo “una voz [que] grita en el desierto”, presagiada por Isaías (Mateo 3):

En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”. A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”.

 

Después de ser bautizado por Juan, Jesús pasó 40 días en la yerma tierra del desierto Judea, donde superó las tentaciones de Satán (Marcos 1):

En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.

 

El sitio web Land of the Bible describe el terreno del desierto de Judea como “irregular”, con profundos cañones que los ríos han abierto entre la roca; algunos fluyen durante todo el año para crear valiosos oasis donde tanto personas como animales pueden encontrar alivio del fatigoso entorno, mientras que otros hace tiempo que corren secos, dejando varios uadis que explorar. Como las montañas y las formaciones rocosas se componen mayormente de arenisca, el paisaje cambia constantemente debido a la erosión del viento y el agua.

 

 

Desde una perspectiva histórica, explorar el desierto de Judea nos acerca a los ancestros de nuestra fe católica. Se encuentran muchos asentamientos bíblicos dentro y a las afueras de los límites del desierto de Judea. Jerusalén, por ejemplo, está en el extremo occidental del desierto, mientras que el mar Muerto (la cota más baja del mundo a 430 metros por debajo del nivel del mar) es donde termina el desierto en su parte oriental, con el río Jordán.

Dentro del desierto de Judea reposan las ciudades bíblicas de Belén, Jericó y Hebrón, por nombrar algunas. También ubicadas en el desierto de Judea están las cuevas de Qumrán, donde se descubrieron los Manuscritos del Mar Muerto a mediados del siglo XX, además de varios monasterios de los cristianos primitivos, algunos de los cuales siguen activos.

 

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Hay una variedad de yacimientos arqueológicos dentro del desierto, incluyendo las fortalezas de Masada y Horkenya.

Echa un vistazo a nuestra galería fotográfica para contemplar algunas de las cautivadoras escenas del desierto de Judea.

 

10 de noviembre

SAN LEÓN MAGNO, PAPA Y DOCTOR

  († 461)

 

La soberana personalidad de San León Magno es, en realidad, tan grandiosa, que apenas sabemos de él más datos —olvidados los de su infancia, educación y juventud— que los gigantes de su pontificado.Debió nacer en los primeros años del siglo V o finales del anterior, época crucial y erizada de problemas, donde habían de brillar sus dotes excepcionales.

 

Parece que fue romano, (tusco le llama el Liber Pontificalis), y bien lo manifiesta el fervor con el que habla en sus discursos de aquella Roma imperial sublimada por el cristianismo, que llama su patria:

"La que era maestra del error se hizo discípula de la verdad... Y aunque, acumulando victorias, extendió por mar y tierra los derechos de su imperio, menos es lo que las bélicas empresas le conquistaron, que cuanto la paz cristiana le sometió. Y cuanto más tenazmente el demonio la tenía esclavizada, tanto es más admirable la libertad que le donó Jesucristo."

 

En el año 430 era ya arcediano de la iglesia papal, cargo que solía llevar la sucesión en el Pontificado. Y ya para entonces eran admiradas su sabiduría teológica, su elocuencia magnificente y su diplomacia habilísima.

En una legación a las Galias donde se preparaba la infecunda victoria de los Campos Cataláunicos sobre las hordas de Atila, le sorprendió la muerte del papa San Sixto III y su elevación al trono pontificio, acogida con grandes aclamaciones por el pueblo romano. Era el 29 de septiembre del 440.

Puso mano inmediatamente a la restauración de la disciplina eclesiástica, al fomento del culto católico y la liturgia, y a la enseñanza de los dogmas y su defensa, con tanta elocuencia y sabiduría como nos lo demuestran los discursos y cartas que de él conservamos.

La carta XV fue escrita a Santo Toribio de Astorga, que le consultó el modo de obrar con los herejes priscilianistas.

Aquellos días de San León Magno eran tan agitados y trágicos en la cristiandad, con violentas polémicas y herejías internas, como en el exterior, combatidos ambos imperios de Oriente y Occidente por las terribles invasiones de los bárbaros del Norte. En ambas situaciones la figura del Pontífice es soberana, grandiosa y eficaz.

Ecos de las herejías que desembocaron en Nestorio y fueron condenadas en Efeso, eran las de Eutiques, que sucumbían al error contrario. Si Nestorio afirmaba que en Cristo había dos personas distintas, la humana y la del Verbo divino, que habitaba en el hombre como en un templo, y la unidad divina y humana no era mayor, según él, que la del esposo y la esposa unidos en una carne, Eutiques ponía en Jesucristo tal unidad que la persona humana estaba absorbida, fundida, convertida en la divina, quedando después de la unión solamente una naturaleza: es lo que se llamaba el monofisitismo.

Agriando polémicas y rivalidades de Alejandría y Constantinopla, la disputa se envenenó, y por añadidura se hizo intervenir en ella a las potestades civiles de los emperadores, entonces ya no poco entremetidos en los asuntos eclesiásticos.

Estalló violenta la cuestión en un sínodo celebrado en Efeso el año 449. Ya el año anterior, en un sínodo regional convocado por Dióscoro, patriarca de Alejandría, hizo una razonada acusación contra Eutiques el docto y bravo obispo Eusebio de Dorilea. Un poco rezagado se presentó al fin Eutiques. Era archimandrita o superior de un gran monasterio cercano a la metrópoli: vino rodeado de muchos de sus 300 monjes y de soldados de la corte imperial.

Fue condenado, pero no se sometió: promovieron algaradas, llenaron la ciudad de pasquines y apelaron al Papa, primero Eutiques con Dióscoro, sucesor de San Cirilo de Alejandría, que con su ciencia y prestigio pudiera haber zanjado la cuestión. Luego se les une el eunuco Crisafio, favorito del emperador, y destierran al patriarca Flaviano, que a duras penas logró enviar también su informe al Papa, que hábilmente demoraba la respuesta para ganar tiempo e informarse. Escribió muy hábiles cartas a Eutiques, al mismo emperador, prometiendo un dictamen, que al fin fue la famosa Carta dogmática a Flaviano, de 13 de junio de 449, Magnífico y definitivo estudio teológico, que dejaba definida la cuestión y condenado el monofisitismo y afirmada la unión hipostática de las dos naturalezas en una sola persona divina.

No se aquietan los herejes ni los políticos. Convocan un nuevo sínodo en Efeso a los dos meses. El emperador impone la presidencia de Dióscoro y tiene como guardias armados a los monjes que acaudilla el fanático Bársumas. No se deja intervenir a los legados pontificios ni se lee la Epístola dogmática; son excluidos Flaviano y Eusebio, y, aterrados, votan la absolución de Eutiques 135 Padres conciliares.

Y aún no les basta: convocan nuevo Sínodo con mayores violencias: deponen al patriarca Flaviano y a Teodoreto de Ciro y Eusebio de Dorilea, defensores de la ortodoxia. Los ánimos se exaltan: alborotan los monjes, dan alaridos los herejes, arrastran los soldados al patriarca, llévanlo al destierro: a duras penas pueden huir los legados pontificios. Uno de ellos corre a San León Magno y le informa. También, antes de morir, Flaviano protesta ante el Pontífice.

León Magno escribe su epístola 93, en la que condena lo ocurrido y califica al sínodo de latrocinio efesiano, frase enérgica con la que pasó a la historia el inválido conciliábulo.

Intenta el Papa sosegar los ánimos; escribe a Teodosio II y a Pulqueria, emperadores de Oriente; procura la intervención de Valentiniano III, emperador de Occidente.

Pero con valor declara nulo cuanto se hiciera en los pasados sínodos, defiende a Flaviano y condena nuevamente las violencias de Dióscoro, que se apoyaba en Crisafio, favorito dominante del emperador.

La Providencia quiso remediar la situación y se vio clara la tragedia de los perseguidores de la recta doctrina. Crisafio, el eunuco, cayó en desgracia y fue ajusticiado, el emperador tuvo una caída mortal de su caballo. La emperatriz se casó con Marciano, hombre de paz que reprimió la audacia y violencias de los heresiarcas y llamó del destierro a los obispos perseguidos.

Inmediatamente escriben a San León Magno, haciéndole homenaje de admiración y obediencia, y le piden la convocación de un concilio ecuménico.

Realmente no hacía falta, respondió el Papa, puesto que ya la fe estaba definida en su Epístola dogmática. Pero accedió para mayor esplendor de la fe y solemne ratificación de sus definiciones: designó a sus legados, dos obispos y dos presbíteros, Lucencio, Pascasio, Basilio y Bonifacio. No admitió la legitimidad del patriarca Anatolio, entronizado en Constantinopla a la muerte de Flaviano, si antes no firmaba la sumisión a las decisiones papales; y dejó una presidencia subsidiaria a los emperadores para mantener el orden y prevenir los alborotos de los herejes. Se sometió el patriarca nuevo y asistió en la presidencia a los legados pontificios.

El concilio, IV de los ecuménicos, se congregó en Calcedonia en octubre del 451. Asistieron 630 padres conciliares, de ellos cinco occidentales, dos africanos y los demás orientales. Más los representantes del Pontífice.

Ya en la primera sesión se presentó altanero Dióscoro con quince egipcios de su herejía, y tuvo la audacia de acusar al Papa: latravit, dicen expresivamente las actas, ladró contra San León Magno, pidiendo su excomunión. Se levanta Eusebio de Dorilea y con enérgica y documentada elocuencia venera al Papa, acusa a Dióscoro, que, viéndose en evidencia y rechazado por la inmensa mayoría, prorrumpe con los suyos en denuestos e injurias y acusa de nestorianos a los mejores paladines de la fe. Y al momento la asamblea propone el enjuiciamiento de Dióscoro y sus adeptos.

Magnífica la segunda sesión, confesó la fe de Nicea, ratificó los doce anatemas de San Cirilo y, al terminar la lectura aclamada de la Epístola dogmática de San León Magno, prorrumpió en la famosa profesión de fe todo el Concilio.

—Esta es la fe católica. Pedro habló por boca de León: Petrus per Leonem locutus est.

Frase lapidaria que ha quedado como aclamación de la infalibilidad pontificia y acatamiento a su autoridad apostólica.

En las siguientes sesiones se condenó la herejía y la violencia de Dióscoro: el emperador le condenó al destierro, lo mismo que a Eutiques y los suyos.

Solemnísima fue la sesión sexta, con la presencia de los emperadores Marciano y Pulqueria. Se hizo solemne profesión de fe y de acatamiento al Papa. Marciano pronunció un discurso que había de emular al del emperador Constantino en el primer concilio universal, que fue el de Nicea: con elocuencia habló de la paz y de poner término a las discusiones y polémicas doctrinales. Con ello se daba por terminado el concilio y los legados papales se retiraban, Pero quiso Marciano que se aclararan algunos puntos personales y de disciplina. En mal hora, pues subrepticiamente se incluyó entre los 28 cánones uno que, indudablemente, parecía igualar las sedes de Roma y de Constantinopla. Llegadas las actas a Roma, protestaron los legados, y San León Magno solamente aprobó las decisiones dogmáticas y doctrinales.

Había salvado la fe ortodoxa con su autoridad, ciencia y prestigio San León Magno. Ahora le tocaba salvar a Roma.

Mientras acaba con sus aclamaciones el concilio de Calcedonia, ya por el norte de Italia avanzaban, entre incendios, matanzas y desolación, los bárbaros hunos acaudillados por el feroz Atila; las frases consabidas de que "donde pisaba su caballo no renacía la hierba" y de que era "el azote de Dios" vengador de la disolución y pecados del imperio lascivo y decadente, encierran una realidad absoluta.

Vencida la barrera del Rhin, atravesados los Alpes, cruzando el Po, ya acampaban junto a Mantua las hordas bárbaras. En Roma todo era confusión, terrores y gritos de pánico. Sólo había una esperanza: la elocuencia y valor del Papa.

Se puso en camino hacia el Norte: algún senador y cónsul le acompañaban, tímidos, a retaguardia.

Y el Pontífice intrépido, revestido de pontifical y llevando el cruzado báculo en sus manos, se presenta en el campamento mismo de Atila: le pide piedad y, más, le intima la paz. Estupefacto el bárbaro caudillo le escucha y le atiende y hasta ordena la retirada, ante el pasmo de bárbaros y romanos.

Apoteósico fue el recibimiento del liberador en Roma. Grandes solemnidades y pompas triunfales lo celebraron.

Y para memoria perenne hizo San León fundir la broncínea estatua de Júpiter que señoreaba el Capitolio y labrar con sus metales una estatua de San Pedro, que es la que hoy se venera con ósculos en su pie a la entrada de la basílica principal del Vaticano.

Pero Roma no había escarmentado: seguía la corrupción, los juegos lúbricos, los espectáculos indecorosos, los desmanes de lujo y de procacidad hasta en las mismas aulas imperiales.

San León se quejaba y auguraba nuevos castigos vindicadores de la divinal justicia.

En un sermón del día de San Pedro, que siempre lo predicaba con un imponente estilo, noble y elegante, se quejaba de que, aun en aquella romana solemnidad, asistían más gentes a las termas y anfiteatros que a la basílica pontifical. Y les aplicaba la execración amenazadora del profeta: "Señor, le habéis herido y no quiso enterarse; le habéis triturado a tribulaciones, y no entiende la advertencia del castigo".

Y no se hizo esperar la nueva y más tremenda catástrofe.

Ahora venía del Sur: eran los vándalos terribles, cuyo nombre aún se repite como expresión de bárbaras mortandades y humeantes ruinas. Devastada el Africa de San Agustín, ocupadas las islas periféricas, desembarcados en la misma Italia, avanzaban sembrando la desolación y la muerte.

Pánico en Roma: desbandadas fugitivas encabezadas por el emperador Patronio Máximo, que asesinó a Valentiniano III y forzó a su viuda Eudoxia a unirse con él en apresurado matrimonio. Nada extraño que ella, desesperada, llamara al vándalo Genserico, ofreciéndole a Roma con sus puertas desguarnecidas.

No dio tiempo al Pontífice a salirle al encuentro como a Atila; pero aún pudo presentarse al invasor y rogarle que, al menos, respetara las vidas y no incendiara la urbe. Así lo concedió; pero en quince días que duró la invasión es incalculable el número de atropellos, saqueos, depredaciones y desmanes que saciaron la voracidad y fiereza de aquellos vándalos. Era la primavera del 455: en su retirada se llevó cautivas a la emperatriz y sus hijas.

Los seis años que aún le quedaban de vida y pontificado los empleó el gran Papa en restaurar las ruinas y continuar su obra de disciplina y apostolado. Primeramente aún tuvo el rasgo de enviar sus presbíteros y limosnas al Africa desolada. Y en Roma predicó la caridad, más aún con sus crecidas limosnas que con sus sermones apremiantes.

Luego su labor de restauración de las tres grandes basílicas romanas y la erección de nuevos templos, dotándolos de vasos y ornamentos sagrados, y puso guardas fijos en los sepulcros de San Pedro y de San Pablo, que la ferocidad de los tiempos profanaba y saqueaba.

Celebraba con mayestática devoción las funciones litúrgicas y dejó su impronta en la misa, según recuerda el Liber Pontificalis, añadiendo palabras venerandas, como el Hostiam sanctam... rationabile sacrificium, y, sobre todo, no pocas oraciones, que, aun hoy, revelan en grandes festividades su intervención, estilo y sapiencia teológica.

Predicaba en las solemnes festividades, y aún se recuerdan, intercalados en el Breviario que diariamente rezan los sacerdotes, fragmentos de sus homilías y panegíricos, que admiran por el cursus o ritmo cadencioso y sonoro de su retórica prosa, siempre densa de majestad y doctrina. Sus 96 sermones y 143 cartas que nos han quedado son el broncíneo monumento que se erigió como Pontífice máximo.

El 10 de noviembre del 461 murió santamente. Había amplificado el culto, definido la fe, exaltado el primado pontificio en la universal Iglesia, hasta reconocido en las más famosas del Oriente, salvado a Roma incólume una vez, sin sangre y llamas otra. Subía el gran doctor a la Iglesia celestial, mientras la terrena iba a sufrir los desgarramientos e incursiones que abrían los tiempos de la más fervorosa cristiandad del Medievo.

JOSÉ ARTERO

 

+ Info -  San León Magno – 10 de noviembre

 

 

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El Papa Francisco se refirió en el Ángelus al papel de San Juan Pablo II en la caída del comunismo

 

El 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín es la ocasión para recordar el indudable papel de San Juan Pablo II en la lucha a los regímenes totalitarios. Pero el Papa polaco invitaba a no caer en simplificaciones

 

Que Juan Pablo II (primer Papa eslavo, que nació y creció en uno de los países del este europeo que después de la guerra formaban parte de los satélites de la Unión Soviética) haya tenido un papel en los eventos culminantes de hace 25 años, cuando cayó el Muro de Berlín, es un hecho indudable. La irrupción en el escenario mundial de un pastor polaco, y testimonio de la vida cotidiana bajo un régimen comunista, representó en sí mismo un elemento que desestabilizó a los totalitarismos del este. Papa Francisco durante el Ángelus de ayer, recordando el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín, dijo: «La caída sucedió de repente, pero fue posible gracias al largo y fatigoso compromiso de muchas personas que lucharon, rezaron y sufrieron por ello, algunas incluso hasta el sacrificio de la vida. Entre ellos, un papel de protagonista lo tuvo el Santo Papa Juan Pablo II».

En marzo de 1992, justamente en las páginas del periódico italiano “La Stampa”, fue publicado un artículo de Mikhail Gorbaciov. El estadista, que en aquel momento ya había pasado a la historia como el liquidador del sistema soviético, evocó uno de los gestos más significativos: el apretón de manos con Juan Pablo II en el Vaticano, el primero de diciembre de 1989, apenas a tres semanas de la caída del Muro de Berlín. «Todo lo que sucedió en la Europa Oriental en estos últimos años –escribía el padre de la Perestroika– no habría sido posible sin la presencia de este Papa, sin el gran papel, incluso político, que supo jugar en el escenario mundial».

Hay quienes han notado que Juan Pablo II, con su magisterio sobre la libertad religiosa, y acompañando los procesos que se habían puesto en marcha en su Polonia con el nacimiento del primer sindicato libre en un país comunista, contribuyó a que la caída de los sistemas totalitarios se diera sin grandes traumas y sin derramar más sangre, sin verdaderas guerras civiles. Papa Wojtyla era un místico, leía la historia con una óptica de la fe, estaba consciente del proprio papel vivido en el sufrimiento debido al atentado del 13 de mayo de 1981. En abril de 1990, a bordo del avión que lo llevaba hacia Praga después de la Revolución de terciopelo, con la que cayó el régimen comunista, respondió a un periodista que le preguntaba si su papel había sido verdaderamente fundamental: «Al ir a un país tan afectado durante las últimas décadas… yo me siento un “servus inutilis”, pero, sobre todo, me inclino profundamente, con gran humildad y con profunda confianza, ante la Providencia Divina, que guía la suerte de los pueblos, de las naciones, de cada hombre y de toda la humanidad».

Una lectura que Juan Pablo II habría repetido en el libro entrevista con Vittorio Messori, «Atravesar el umbral de la esperanza» (de 1994), en el que recordó, a propósito del colapso de un poder que parecía invencible, la profecía de Fátima. «Sucedió exactamente todo lo que habían anunciado» los tres pastorcillos de Fátima en 1917, poco antes del estallido de la Revolución de Octubre, cuando escucharon la predicción: «Rusia se convertirá».

«Tal vez también por ello –subrayaba Wojtyla– el Papa ha sido llamado de un “país lejano”, tal vez por ello era necesario que se verificara el atentado en la Plaza San Pedro justamente el 13 de mayo de 1981, aniversario de la primera aparición de Fátima, para que todo se volviera más transparente y comprensible, paraq que la voz de Dios, que habla en la historia del hombre mediante los “signos de los tiempos”, pudiera ser escuchada y comprendida fácilmente».

Pero no hay que olvidar, y es útil recordarlo en estos días de conmemoraciones, lo que el mismo Juan Pablo II dijo sobre la caída del Muro de Berlín y sobre la caída del comunismo. «Sería simplista decir –afirmó en el libro entrevista con Messori– que fue la Providencia Divina la que hizo caer el comunismo. El comunismo como sistema, en cierto sentido, cayó solo. Cayó como consecuencia de los propios errores y abusos. Demostró ser una medicina peligrosa y, en la práctica, más dañina que la enfermedad misma. No puso en marcha ninguna verdadera reforma social, aunque se hubiera convertido en todo el mundo en una potente amenaza y un desafío. Pero cayó solo, por la propia inmanente debilidad».

 

Fuente: Vatican Insider

 

El árbol viene de Eslovenia

El Vaticano quiere que el pesebre y el árbol de Navidad de este año sean un “signo de esperanza” contra el COVID-19. El árbol viene de Eslovenia y es uno abeto rojo de 28 metros de altura. El país lo envía para celebrar los 30 años desde su independencia.

Procede de una región especialmente cuidadosa con el medio ambiente, donde sus bosques ocupan el 90% del territorio. En Eslovenia, además, está el que se considera el abeto más alto de Europa, el “Sgermova smreka”, que mide 61.80 metros y tiene 300 años.

 

 

El pesebre monumental de la plaza es italiano y viene de la provincia de Téramo, famosa desde el siglo XVI por sus esculturas en cerámica.

Las figuras son de tamaño mayor que el natural. Se trata de una obra hecha hace unos 50 años por alumnos y profesores de un colegio artístico. Las figuras están inspiradas en el arte antiguo de sumerios y griegos. Tienen una forma cilíndrica porque están formadas por anillos superpuestos.

La inauguración del árbol y el pesebre será el 11 de diciembre a las 4.30 de la tarde. Si las medidas de seguridad lo permiten, por la mañana el Papa se reunirá con delegaciones de autoridades y artistas involucrados en el proyecto.

 

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DUNS ESCOTO: CANTOR DEL VERBO ENCARNADO Y DEFENSOR DE LA INMACULADA

 "La libertad es real cuando se reconcilia con la verdad"

El beato Juan Duns Escoto, nacido probablemente en 1266, en un pueblo de Escocia llamado Duns. Entró en los franciscanos menores y fue ordenado sacerdote en 1291. "Por su inteligencia brillante se le conoce con el nombre de "Doctor sutil".

 

Enseñó teología en las universidades de Oxford, Cambridge y París. Decidió abandonar Francia por fidelidad al Papa Bonifacio VIII, en su disputa con el rey Felipe IV el Hermoso. En 1305 regresó a París para enseñar teología y posteriormente ejerció su magisterio en Colonia, donde falleció en 1308.

"Con motivo de la fama de santidad de la que gozaba -dijo el Papa-, su culto se difundió enseguida en la orden franciscana y el Venerable Juan Pablo II lo declaró beato el 20 de marzo de 1993, definiéndolo "cantor del Verbo encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción". En esa expresión se sintetiza la notable aportación que Duns Escoto ofreció a la historia de la teología".

El Santo Padre explicó que "Duns Escoto, aun consciente de que, a causa del pecado original, Cristo nos ha redimido con su pasión, muerte y resurrección, subraya que la Encarnación es la obra másgrande y más hermosa de toda la historia de la salvación, y que no está condicionada por ningún hecho contingente".

"Fiel discípulo de San Francisco, a Duns Escoto le gustaba contemplar y predicar el misterio salvífico de la Pasión de Cristo, expresión del amor inmenso de Dios", que "se revela no solamente en el Calvario, sino también en la Sagrada Eucaristía, de la que era muy devoto"

Benedicto XVI puso de relieve que "esta visión teológica, fuertemente "cristocéntrica", nos abre a la contemplación, al asombro y a la gratitud: Cristo es el centro de la historia y del cosmos, es aquel que da sentido, dignidad y valor a nuestra vida".

Refiriéndose a las reflexiones del beato escocés sobre la Virgen, el Papa señaló que frente a la mayoría de los teólogos de la época, que se oponían a la tesis de que "María Santísima fuese libre del pecado original desde el primer momento de su concepción", Scoto expuso un argumento; el de la "redención preventiva", según la cual la Inmaculada Concepción es la obra maestra de la Redención realizada por Cristo, porque precisamente la potencia de su amor y de su mediación hizo que la Madre fuese preservada del pecado original. Los franciscanos acogieron y difundieron con entusiasmo esta doctrina, y otros teólogos -a menudo con un juramento solemne- se comprometieron a defenderla y a perfeccionarla".

 Beato Juan Duns Scoto

El Santo Padre recordó que Duns Escoto también desarrolló "el tema de la libertad y de su relación con la voluntad y con el intelecto". En este contexto, afirmó que "una idea de la libertad innata y absoluta -como se desarrolló sucesivamente al beato-, situada en la voluntad que precede al intelecto, tanto en Dios como en los seres humanos, puede conducir a la idea de un Dios que no está relacionado ni siquiera con la verdad y el bien".

"La libertad -continuó- es real y ayuda a construir una civilización verdaderamente humana, cuando se reconcilia con la verdad. Si se desliga de la verdad, la libertad se convierte trágicamente en principio de destrucción de la armonía interior de la persona humana, fuente de abusos de los más fuertes y de los violentos, y  causa de sufrimientos y de lutos. La libertad (...) crece y se perfecciona, según Duns Scoto, cuando el hombre se abre a Dios. (...) Cuando escuchamos la revelación divina, la Palabra de Dios, para acogerla, entonces recibimos un mensaje que llena de luz y de esperanza nuestra vida y somos verdaderamente libres".

Benedicto XVI concluyó la última catequesis hasta el próximo 4 de agosto, haciendo hincapié en que "el beato Duns Escoto nos enseña que en nuestra vida lo esencial es creer que Dios está cerca de nosotros y nos ama en Cristo Jesús, y cultivar, por tanto, un profundo amor a Él y a su Iglesia. De este amor somos testigos en esta tierra".

CIUDAD DEL VATICANO, 7 JUL 2010 (VIS).

Vídeo: Romereports

La autoridades han arrestado a Ali Azhaar, de 44 años de edad, que presuntamente secuestró a la niña, la obligó a convertirse y a casarse

 

ACN, Tobias Lehner.- Arzoo Raja, la muchacha católica de 13 años de Karachi, en el sur de Pakistán, que había sido raptada y casada a la fuerza, está a salvo. Según informan medios de comunicación pakistaníes, tras una audiencia celebrada el 2 de noviembre, el Tribunal Superior del Sind ordenó a la policía que liberara a la niña de la familia de su presunto secuestrador y la alojara en un lugar protegido para mujeres. El tribunal también habría ordenado una investigación para determinar la edad de la joven cristiana. La fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) cubre los honorarios de la abogada de Arzoo y ayuda a su familia.

De acuerdo con las fuentes pakistaníes, ha sido detenido Ali Azhaar, de 44 años de edad, que presuntamente secuestró a la niña el 13 de octubre, la obligó a convertirse y a casarse. Dos hermanos y un amigo del acusado también han sido arrestados por presunta complicidad. Se ha programado una nueva vista ante el tribunal para el 5 de noviembre.

«Esperamos que la ley prevalezca»

«Nos alegra ver cómo se está desarrollando, feliz y rápidamente, el caso de Arzoo Raja», dice Regina Lynch, directora de proyectos en ACN International. «La reciente decisión es un éxito para el Estado constitucional pakistaní y para las numerosas personas de todos los grupos religiosos que trabajan contra los matrimonios forzados. Esperamos y confiamos en que la ley y la justicia prevalecerán en las vistas próximas. Sobre todo ahora, es importante que la chica traumatizada esté bien cuidada. Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada ayudamos en lo que podemos».

Según organizaciones de defensa de los derechos humanos, cada año son secuestradas y obligadas a casarse en Pakistán alrededor de 1.000 mujeres y niñas cristianas e hindúes. Desde 2014, existe en Pakistán una ley que restringe el matrimonio infantil y que sirve de base para que los familiares y las personas afectadas pueden emprender acciones legales contra esos casos.

El caso de Arzoo Raja produjo numerosas protestas de cristianos, musulmanes e hindúes. La ministra de Derechos Humanos de Pakistán, Shireen Mazari, ha intervenido en el caso. Según informa el diario paquistaní «Dawn», el gobernador de la provincia de Sindh, Imran Ismail, declaró en una reunión con miembros de minorías religiosas: «Cuando se trata del matrimonio de menores no puede hacerse concesiones».

Ayuda a la Iglesia Necesitada

 La misionera colombiana secuestrada en Malí desde 7 de febrero de 2017 está viva, según ha revelado Sophie Pétronin, rehén francesa liberada

Crecen las expectativas de la posible liberación de la hermana franciscana Gloria Narváez, secuestrada por yihadistas en Malí desde hace más de tres años. La últimas noticias confirmadas llegan de parte de Sophie Pétronin, una rehén francesa liberada, que ha compartido su cautiverio con la religiosa, y que ha informado sobre nuevos detalles.

En declaraciones el pasado 9 de octubre a un grupo de personas en la sala VIP del aeropuerto militar de Villacoublay en la región de París, que incluía al presidente francés Emmanuel Macron, Pétronin contó que se enteró de que sería liberada en la madrugada del lunes 5 de octubre.

Uno de los yihadistas responsables del grupo de rehenes, se acercó ese día a la trabajadora humanitaria francesa y le dijo: «toma tus cosas, te vas a ir…». El relato de Sophie Pétronin es significativo porque da detalles hasta ahora desconocidos sobre la vida en cautiverio y el estado de salud de la religiosa franciscana.

Según medios de comunicación franceses, Sophie Pétronin llamaba cariñosamente a la hermana Gloria Narváez su «compañera de cuarto». Cuando el yihadista le dio la indicación de que preparase sus cosas porque se iría, la religiosa colombiana, que estaba en ese momento a su lado, preguntó: “¿Y yo?”La respuesta del yihadista, descrita por Pétronin fue: “¡Te quedarás para más tarde!”.

Sophie Pétronin, aprovechando que estaba en presencia de Emmanuel Macron y del canciller francés, Jean-Yves Le Drian, ha defendido también la urgencia de la liberación de la hermana franciscana. «Algo tienen que hacer con mi compañera de cuarto, Gloria, ya que no está bien», dijo la ex rehén, y agregó: «su espíritu está cediendo, tenemos que hacer todo lo posible para sacarla de allí».

Misionera cristiana protestante asesinada

Otra rehén de los yihadistas en Mali, la misionera suiza Beatrice Stockli, ha sido asesinada, según ha confirmado recientemente el Ministerio de Exteriores suizo. Otras fuentes, como la organización cristiana evangélica Puertas Abiertas, han informado de que la misionera habría sido asesinada unas semanas antes de la liberación de Pétronin.

La Iglesia en Malí reza por la hermana Gloria

El cardenal Jean Zerbo, arzobispo de Bamako, pidió la liberación de todos los rehenes que aún se encuentran en manos de los grupos yihadistas: “Cada vez que rezamos, le pedimos al Señor la liberación de la hermana Gloria y todos los demás rehenes. Esta es una gran humillación para Mali. Vinieron a hacer el bien y fueron secuestrados por bandidos, como si fueran esclavos. Es algo muy triste para nuestro país”.

La hermana Gloria Cecilia Narváez, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, fue secuestrada en Karangasso, en el sur de Malí, el 7 de febrero de 2017 por yihadistas vinculados a Al Qaeda en el Sahel.

Una teoría de investigación reciente fecha la imagen más antigua en el siglo II

El Antiguo y el Nuevo Testamento ofrecen muchas descripciones de las palabras y acciones de Jesús, pero no dicen nada sobre su aspecto. Por ese motivo, los pintores y creadores de iconos confiaban más en el canon artístico de su época que en realismo cuando tenían que retratar al Mesías en iconos o frescos. El mismo principio se aplica a María, ya que las Escrituras tampoco ofrecen muchos detalles sobre su apariencia.

Sin embargo, cuando miramos las representaciones más antiguas de la Santa Madre, podemos inferir mucho sobre los principales rasgos de carácter que los artistas querían enfatizar —desde el amor maternal a la obediencia a Dios— y sobre los distintos estilos artísticos desarrollados por las comunidades cristianas durante los primeros nueve siglos del cristianismo.

 

Echa un vistazo a estas nueve primeras imágenes de Nuestra Señora:

1. Iglesia de Dura-Europos, Siria, siglo II

Descubierta en los años 1920 por un equipo de arqueólogos de Yale, la iglesia de Dura-Europosen la Siria actual está considerada una de las primeras iglesias del cristianismo conocidas hasta ahora. El equipo pudo recuperar sus antiguas obras de arte, fechadas en los siglos II y III, incluyendo la imagen de una mujer inclinada sobre un pozo que durante mucho tiempo se consideró una representación de la mujer samaritana que habla con Jesús junto al pozo de Jacob, según se relata en Juan (4,1-42). Sin embargo, una teoría reciente propuesta por Michael Peppard, un profesor asociado de Teología en la Universidad de Fordham, ha rechazado esta interpretación con el argumento de que la pintura representa es en realidad la Anunciación, cuando el ángel Gabriel anunció a María que habría de concebir y dar a luz a Jesús.

Peppard señala que en las descripciones escritas de la Anunciación encontradas en biografías de María del siglo II, Gabriel se le acerca cuando está sacando agua de un pozo, como se muestra en la imagen de Dura-Europos y en línea con las imágenes de la escena de la era bizantina. Posteriores estudios de la imagen revelaron también detalles invisibles a simple vista, como dos líneas en dirección al torso de la mujer que sugieren una representación de la encarnación. En base a estas pruebas, la pintura de Dura-Europos puede considerarse el primer retrato conocido de la Santa Madre.

 

 

 

2. Virgen en las Catacumbas de Priscila, Roma, siglo III

Esta imagen pintada en las paredes de las Catacumbas de Priscila, bajo la Via Salaria de Roma, en lo que solía ser una cantera, muestran a María amamantando a un bebé Jesús sentado en su regazo y mirando al espectador. La obra está fechada en el siglo III, cuando el cristianismo todavía era una práctica ilegal en el Imperio romano.

Los primeros cristianos se reunían en las catacumbas para enterrar a sus difuntos y rezar en las tumbas de los mártires, razón por la cual el arte de esta era puede contarnos mucho sobre los ideales y valores de las primerísimas comunidades cristianas. En este fresco, María es representada atendiendo al Niño Jesús, símbolo de su naturaleza protectora.

 

 

 

3. Virgen con los Reyes Magos, Roma, siglo III

En los Evangelios no aparecen descripciones del aspecto de Jesús o de María, pero abundan descripciones de las acciones de madre e hijo. Una de las situaciones más populares en las representaciones de los primeros días del cristianismo fue la llegada de los Reyes Magos tras el nacimiento de Jesús.

Esta imagen, que se remonta al siglo III, representa a los Magos adorando al Niño Jesús en brazos de su madre María. Se utilizó para decorar un sarcófago que ahora se conserva en los Museos Vaticanos en Roma.

 

 

 

4. Protectora del Pueblo Romano, Roma, siglo V

Uno de los iconos tradicionales bizantinos que emergieron durante el siglo V, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio romano, representa a la Santísima Madre como Salus Populi Romani, “Bienestar del Pueblo Romano” en latín.

Este icono, pintado en un panel de cedro, representa a María con un manto azul oscuro ribeteado de oro sobre una túnica morada, el vestido típico de las figuras de poder en la Roma del siglo V. La Virgen sostiene a Jesús Niño, que aparece con un libro en su mano izquierda, supuestamente el Evangelio. A diferencia de representaciones similares de esta escena en el siglo III, vemos que es María, en vez de Jesús, quien mira directamente al espectador.

Los historiadores del arte han debatido largo tiempo sobre la fecha precisa de este icono y el consenso está en que es un icono de la Antigüedad tardía del siglo V repintado durante el siglo XIII. Actualmente se conserva en la Capilla Paulina de la basílica de Santa María la Mayor en Roma.

 

5. Virgen y Niño entronados entre ángeles y santos, Monte Sinaí, siglo VI

El monasterio de Santa Catalina fue construido en la segunda mitad del siglo VI cerca del monte Sinaí y en la actualidad es el monasterio habitado ininterrumpidamente más antiguo del mundo. Entre su impresionante colección de manuscritos y obras de arte antiguas se encuentra una imagen de María y Cristo Niño rodeados de san Teodoro de Amasea, san Jorge y dos ángeles.

En esta obra, María está sentada en un trono, símbolo de poder, y los dos ángeles miran a un ser divino que parece acercarse desde los cielos por encima de la cabeza de la Virgen. El icono fue creado con la técnica encáustica —usando pigmentos vegetales que eran quemados con cera caliente y extendidos por superficies de madera—, típica de la elaboración de iconos del siglo VI.

 

 

 

6. Natividad, Monasterio de Santa Catalina, Monte Sinaí, siglo VI

También en el monasterio de Santa Catalina, este icono incáustico de la Natividad representa a María cuidando de Jesús recién nacido, en el centro de la composición, acompañados por el buey y la mula.

Los Reyes Magos llegan por la derecha, mientras que los ángeles y la estrella rondan por arriba. Bajo la escena central hay viñetas representando el aviso angelical a José (izquierda) y a asistentes al parto bañando al Cristo Niño.

 

 

 

7. Agiosoritissa (Madre de Dios), Constantinopla, siglo VII

El icono de “Panaghia Agiosoritissa”, también conocido como “Señora Defensora”, es uno de los pocos iconos que no presenta a María como madre. Aquí, la Virgen Madre aparece como “intermediaria” entre los humanos y Dios, capaz de rezar por su intercesión.

Este icono, que se conserva hoy en día en la iglesia de Santa María del Rosario, Monte Mario, Roma, fue creado en Constantinopla durante el siglo VII.

 

8. Cubierta de copia de los Evangelios, Alemania, siglos VIII-IX

Antes de la invención de la imprenta (1439), las Sagradas Escrituras se reproducían usando papiro, cera y pergamino y con cubiertas metálicas o de algodón.

Esta cubierta de marfil de una copia del Codex Aureus of Lorsch, un Evangelio iluminado creado en la abadía de Lorsch, Alemania, entre el 778 y el 820, muestra una Virgen María entronada mirando directamente al espectador y con el Niño Jesús en su regazo. Actualmente se conserva en la Biblioteca Vaticana en Roma.

 

 

 

9. Icono de la Virgen y el Niño, siglo IX

Este icono, que representa a María y al Niño mirando ambos al espectador, fue creado durante el siglo IX en Tiflis, Georgia.

Durante siglos ha sido una imagen venerada por los creyentes en este país de Europa del este, atrayendo a muchos peregrinos a su ubicación original. Hoy forma parte de la colección permanente del Museo de Arte de Georgia en la capital, Tiflis.

 

 

 

 

También llamado Lago de Tiberíades

Son numerosos los nombres con los que se conoce esta gran cuenca de agua dulce, que tiene una longitud de 21 km, un ancho de 12 y que se encuentra a unos 200 metros bajo el nivel del mar. Pero en todas las lenguas y en todo el mundo es conocido como el Lago de Jesús. Son innumerables las citas bíblicas de los acontecimientos sucedidos en sus orillas.

 

Para el pueblo judío, explica Fr. Massimo Luca, profesor del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén, es “Yam Kinneret”: Yam (lago o mar), porque en hebreo el término es el mismo; mientras que Kinneret significa “arpa”, cuya forma imita. También se refiere al lago como “Lago o Mar de Galilea”, tomando el nombre de la región colindante. Mientras que en el Evangelio de San Juan es llamado “Lago de Tiberíades”, como el nombre de la ciudad, que ya entonces existía. Y finalmente es conocido también como “Lago de Genesaret”, nombre griego que deriva de Ginnosar, con el que en hebreo se indica la llanura cercana.

 

 

FR. MASSIMO LUCA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum

"Los Evangelios nos dicen que, al dejar Nazaret, Jesús vino a vivir a Cafarnaum, tanto que en los evangelios adopta el título de “Ciudad de Jesús”. Aquí, junto a Cafarnaum, en el interior, no muy lejos, pasaba una importante vía de comunicación que era la “via maris”, una vía frecuentada por viajeros de todo tipo. En cambio Cafarnaum tenía otra particularidad, y es que era una ciudad fronteriza. De esta manera, el mensaje de Jesús se podía difundir de manera mucho más amplia porque los viajeros allí donde iban informaban de la presencia de un hombre extraordinario que obraba en Cafarnaún."

 

FR. MASSIMO LUCA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum

"Hace dos años más o menos rozamos el desbordamiento del lago, es decir, el nivel era inferior al que los científicos o expertos definían “nivel mínimo”, de agua para salvaguardar el ecosistema. Estamos por debajo de los 312 metros bajo el nivel del mar. Y, en cambio, en estos últimos dos años, gracias a las lluvias de los últimos dos inviernos, en los que la lluvia ha sido abundante, el lago ha vuelto a estos niveles. La última vez que llegó a estos niveles fue en el invierno del 2002-2003. Han pasado 17 años."

Importante embalse, en los últimos 70 años el lago ha tenido continuas fluctuaciones. En los años 80 y 90 la caída de los niveles hidrométricos se debía a la mayor demanda de agua dulce por el incremento de la población, a los cambios climáticos y al desarrollo agrícola e industrial.

Si bien hoy es noticia el crecimiento del nivel del lago, que ha llegado a los 13 cm bajo la “línea roja superior” de los 208,80 metros bajo el nivel del mar. Superado este umbral, hay riesgo de desbordamiento.

 

Lago_Tiberiades.jpg

 

Fr. TYMOTEUSZ MARSZALEK, ofm
Guardián Convento del Primado de S. Pedro

"Estamos frente al lago de Galilea, muy importante para Jesús, para los primeros cristianos pero también para todos aquellos peregrinos que cada año vienen aquí. Es el único lugar, de hecho, donde los peregrinos pueden tocar las aguas del lago de Galilea y experimentar una sensación muy intensa."

 

Fr. TYMOTEUSZ MARSZALEK, ofm
Guardián Convento del Primado de S. Pedro
"En septiembre la gente debía caminar mucho para tocar el agua."

 

Fr. TYMOTEUSZ MARSZALEK, ofm
Guardián Convento del Primado de S. Pedro

"Quedan solamente, como decía la peregrina Egeria, en la parte derecha de la iglesia, las escaleras que en su tiempo estaban cubiertas de agua."

Los mismos niveles hidrométricos que pudo constatar en 1964 el papa Pablo VI, el primer papa en visitar Tierra Santa. Desde los escalones de la Iglesia del Primado, el sucesor de Pedro pudo tocar el agua. Y los fotógrafos inmortalizaron este acontecimiento extraordinario.

 

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