“Con María en el Cenáculo” fue el tema central de su homilía, en una celebración cuya intención se dirigía a los benefactores de Tierra Santa. El custodio recordó los acontecimientos del Cenáculo: La Última Cena, con la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, la efusión del Espíritu Santo que dio a los discípulos la fuerza de enfrentarse al mundo y la franqueza de anunciar que Jesús había resucitado.
“Hoy —afirmó el custodio— seguimos aquí en oración junto a la Madre de Jesús, en el mes dedicado a ella, para invocar una vez más junto a María la efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia y sobre la humanidad entera. Queremos pedir también al Espíritu que sane a toda la humanidad. En este santo lugar, que nos recuerda a Pentecostés, también nosotros rezamos con confianza por todos los amigos y benefactores de Tierra Santa”.
“Junto al Santo Padre el papa Francisco —continuó— rezamos también por los enfrentamientos que están sucediendo en Jerusalén. Pedimos a Cristo resucitado, príncipe de la paz, que esta Ciudad Santa “sea lugar de encuentro y no de enfrentamientos violentos, lugar de oración y de paz”, subrayó el custodio no muy lejos de los lugares en los que sucedieron estos acontecimientos. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm, Custodio de Tierra Santa
"Creemos en el valor y en el poder de la oración de intercesión, que es la oración de intercesión de Jesús a la cual se une también la nuestra. Y además hay otra intención, que es mucho más local, podríamos decir. Hemos vivido días de tensión, jornadas de enfrentamientos violentos. Desgraciadamente ha habido centenares de heridos y decenas de muertos. Debemos rezar.
Esto también nos lo ha recordado el papa Francisco en el Ángelus del domingo pasado. Debemos rezar por la paz, debemos rezar por la reconciliación, para que el lenguaje de la violencia sea sustituido por el lenguaje del diálogo, que es absolutamente necesario en esta tierra que es la tierra donde viven judíos y palestinos, que viven unidos fieles del judaísmo, el cristianismo y el islam."
"Obviamente esto también se lo pedimos a Dios. Lo pedimos como don del Espíritu Santo y lo pedimos, naturalmente, como don especial para este Pentecostés, para que haya una transformación del corazón en todas las personas que viven en esta tierra." Fr. FRANCESCO PATTON, ofm, Custodio de Tierra Santa
La parábola del Buen Samaritano comienza en el antiguo camino entre Jerusalén y Jericó, donde un hombre es robado, golpeado brutalmente y dado por muerto antes de ser finalmente ayudado por un samaritano que pasaba por allí. El samaritano lleva al herido a una posada y paga por sus cuidados antes de continuar su camino.
Aunque en el evangelio de Lucas no se dan más detalles sobre el paradero de la posada, en el siglo V el padre de la iglesia San Jerónimo escribe que el lugar de la posada se identifica como Ma'ale Adummim, a lo largo de la carretera de Jerusalén a Jericó, y que allí hay una estación de paso para los viajeros.
A finales de la década de 1990, Yitzhak Magen, funcionario de arqueología de la Administración Civil de Judea y Samaria, inició una excavación en Ma'ale Adummim.
Descubrió que el lugar había sido reconstruido en varios periodos históricos -el periodo del Segundo Templo, el periodo bizantino, el periodo de las Cruzadas y el periodo otomano- y que en cada fase el lugar había funcionado aparentemente como un khan, o estación de paso para los viajeros.
En el periodo bizantino también se construyó una iglesia en el lugar (de estilo basilical, como muchas de las primeras iglesias de Israel), lo que sugiere su importancia como lugar de peregrinación para los primeros cristianos.
El suelo de la iglesia tenía un hermoso mosaico de motivos geométricos que había desaparecido en gran medida en los tiempos modernos, por lo que Yitzhak Magen decidió que él y su equipo restaurarían el mosaico basándose en las primeras fotografías tomadas antes de que los azulejos hubieran desaparecido.
Tras el éxito de la restauración del suelo de mosaico de la iglesia, Yitzhak Magen decidió que llevaría el proyecto más allá y, utilizando la recién adquirida experiencia de su equipo de mosaicos, crearía un museo de mosaicos en el lugar.
Dado que la parábola del Buen Samaritano está relacionada con los judíos, los samaritanos y los cristianos, Yitzhak Magen decidió que el nuevo museo contaría con mosaicos importantes para las tres religiones.
Trajo mosaicos importantes (o reconstrucciones si el original ya estaba expuesto en otro lugar) de sinagogas judías y samaritanas e iglesias cristianas de Israel y los colocó en atractivas exposiciones tanto dentro como fuera de la antigua posada, creando una colección diversa de mosaicos que es única en Tierra Santa.
Khan al-Hatruri (en árabe, خان الحترورة), conocida en Occidente como la Posada del Buen Samaritano, es un antiguo caravasar en ruinas situado en el camino entre Jerusalén y Jericó, a 298 metros sobre el nivel del mar. En la actualidad alberga un museo de mosaicos antiguos y otros hallazgos arqueológicos de los territorios palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza.
Es confundido en ocasiones con el cercano Khan al-Ahmar ("Caravasar Rojo"), dado que la Posada del Buen Samaritano ha sido designada a veces con este último nombre.
De acuerdo con la tradición cristiana, el sitio pudo haber sido la ubicación del lugar en que se inspira lo narrado por Jesús en la "Parábola del Buen Samaritano" en el Evangelio de Lucas (Lucas 10:25–37 y, específicamente, Lucas 10:33). La identificación la realizó Jerónimo, ya en el 385, y continuó a través de los siglos, lo que llevó al Mandato británico de Palestina a adoptar el nombre de Posada del Buen Samaritano para referirse al lugar.
Ciertamente, se han encontrado muy pocas posadas en el camino entre Jerusalén y Jericó, por lo que Khan al-Hatruri constituye un emplazamiento plausible para el lugar de la historia.
La identificación se habría mantenido en época bizantina y durante el periodo cruzado, cuando los peregrinos habrían visto en el color rojizo o sangriento de las piedras la prueba simbólica de que este era el lugar donde el viajero de la parábola fue golpeado por los ladrones. Desde 1967, Israel promovió las ruinas como lugar turístico, llamándolas oficialmente "la Posada del Buen Samaritano".
“Es un mal persistente perseguir a un hombre que pertenece a la gracia de Dios”, dijo el mártir San Cipriano de Cartago. "Es una calamidad sin remedio odiar a los felices".
Desde los primeros años, los principales gobernantes del Imperio romano que intentaron destruir el cristianismo con persecuciones sangrientas contra los seguidores de Jesús.
El teólogo suizo Hans Urs von Balthasar señala que “desde el principio se vio el cristianismo como una revolución total y altamente peligrosa”; en parte porque la jerarquía romana consideraba su creencia politeísta como necesaria para mantener el orden público.
Kevin Di Camillo, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Niágara, escribió la lista de los 10 gobernantes romanos en un artículo para el National Catholic Register:
Según el autor, Nerón es “el primero, el peor y el más conocido de los césares psicópatas”.
Este emperador del Imperio romano comenzó una persecución generalizada de cristianos.
El martirologio jeronimiano es el primero en conmemorar el martirio de más de 900 personas en tiempos de Nerón con fecha 29 de junio, el mismo día de San Pedro y San Pablo.
“Si bien es cierto que el reinado de Nerón comenzó lo suficientemente bien y logró hacer una gran cantidad de construcciones, también comenzó las matanzas en toda regla de los creyentes en Cristo y llevó a cabo atrocidades que incluso nuestras hastiadas sensibilidades posmodernas se estremecen”, indica Di Camillo.
Este emperador no solo persiguió cristianos, sino que se le atribuye la demolición del amado Templo de Jerusalén en el año 70 d. C.
“Su gobierno de una década vio a Roma dejar sus huellas tanto en Baviera como en Gran Bretaña. Vespasiano era único en el sentido de que había sido senador y soldado, por lo que quizás no sea de extrañar que fuera maquiavélico antes de que hubiera un término para ello. Vio la formación de su dinastía, cuyo principal legado fue el lunático Domiciano”, dijo el autor.
Di Camillo señala que todos los escritores importantes de la época, “desde Plinio hasta Suetonio, afirman que Domiciano, que terminó gobernando más tiempo que casi cualquier otro gobernante romano en ese período, era un tirano”.
“San Juan el Apóstol y Evangelista estaría de acuerdo, ya que fue sumergido en una tina de aceite hirviendo en el 95 d.C. por orden explícita de este emperador. Sin embargo, como nos dice Butler's, el aceite actuó solo como un baño refrescante, y Domiciano hizo que San Juan, el discípulo amado, fuera exiliado a la isla de Patmos, donde escribió el Libro del Apocalipsis bajo inspiración”, continuó.
“Según el antiguo escritor Plinio, Trajano era, en el mejor de los casos, un monarca, al menos un autócrata y, en el peor, un tirano”, señala Di Camillo.
El autor describe a este emperador como “equitativo en el trato con el Senado romano durante su vida”, pero “a pesar de toda la publicidad de ser uno de los ‘buenos césares’, continuó la persecución de los cristianos sin cesar y, en buena medida, expandió el Imperio romano más que cualquier otro gobernante desde César Augusto por conquista militar”.
“También era fanático de las sangrientas demostraciones de horror de los juegos de gladiadores”, acotó.
Como Trajano, era de ascendencia española (y quizás primo de Trajano) y famoso por su muro en el norte de Gran Bretaña.
Di Camilo recordó que Adriano mantuvo la política de Trajano sobre los cristianos: “no hubo una caza activa de casa en casa, pero aquellos que desobedecieron las normas del sistema de creencias politeísta romano fueron perseguidos”, dijo.
“Un poeta-guerrero, llevó la lucha a Gran Bretaña (de ahí el muro), África, y ordenó otra brutal demolición de los judíos palestinos”, añadió el autor.
Di Camillo indicó que este emperador “se hizo famoso en su tiempo por ser un filósofo-guerrero estoico” y “en nuestro tiempo por la interpretación que hizo Richard Harris de él en la película Gladiador del 2000”.
“Sin duda la persecución cristiana aumentó durante su reinado, aunque algunos historiadores se apresuran a señalar que esto no se puede remontar directamente al emperador mismo”, continuó.
“Es bueno recordar que la persecución cristiana durante esta época no fue tan centralizada como pensamos: fue esporádica y se basó más en varios estados y provincias que en la propia Roma”, señala un profesor de historia.
Para Di Camillo, “Marco Aurelio, a pesar de todas sus muchas conquistas militares, la brillantez filosófica y la centralización de Roma no hicieron nada para prevenir la persecución de los cristianos y quizás mucho para fomentarla”.
“Con Maximino el Tracio, estamos sobre bases más seguras de asesinatos cristianos por parte del estado romano centralizado, particularmente en la persona del emperador”, explica el autor.
Como señala el Obispo Eusebio de Cesarea en sus relatos de la historia del cristianismo primitivo, “en la persecución de 235 Maximino envió a los santos Hipólito y al Papa San Ponciano al exilio, donde se reconciliaron y murieron en la Isla de Cerdeña”.
Di Camillo recuerda que en el año 250 Decio “decidió que todos los cristianos tenían que rendir homenaje a los dioses romanos o morirían”, hecho histórico conocido como “La persecución deciana”, ya que vino directamente del propio emperador.
“Esta persecución le quitó la vida a nada menos que al Papa San Fabián. La persecución llegó a prohibir el culto cristiano en el imperio. Afortunadamente, Decio murió un año después de la entrada en vigor de su edicto”, comentó Di Camillo.
El autor aseguró que “Valeriano fue un hombre cuyo reinado (y reino de terror) se salió de control”, pues “como Decio antes que él, continuó la matanza de cristianos, incluidos grandes santos como Lorenzo el Diácono, Denis de París, Cipriano y el Papa Sixto II”.
Sin embargo, “estuvo continuamente en guerra con los persas, quienes terminaron capturando al emperador, que murió en su cautiverio, lo que envió ondas de choque a todo el imperio y fue un presagio de que el propio Imperio estaba comenzando a mostrar signos de podredumbre”, añadió.
Para Di Camillo, Diocleciano “fue peor que Decio”, ya que provocó la “Gran persecución” que llevó la matanza de cristianos a todas las áreas del vasto imperio romano.
“En un refrescante cambio de ritmo, Diocleciano, quien creó tantos primeros mártires/santos por su pura sed de sangre, en realidad se retiró de su cargo hacia el final de su vida. Sin embargo, el daño ya estaba hecho y su linchamiento contra los cristianos fue uno de los peores de todos los tiempos”, agregó.
Éstos van unidos, ya que el primero gobernó en Occidente y el segundo en Oriente. Ambos continuaron un reinado de terror que incluyó, como mínimo, la destrucción de las iglesias cristianas, así como la destrucción de los propios cristianos. Sin embargo, la historia cristiana ha sido más amable con Constancio por que (a) estaba "casado" con Santa Elena, quien encontró la Cruz Verdadera en Tierra Santa, y (b) fue el padre de Constantino el Grande (272-337), cuyo Edicto de Milán en 313 estableció la "tolerancia" del cristianismo y, según la leyenda, fue bautizado por San Eusebio de Nicomedia.
Su padre, sin embargo, no era, como algunos han sostenido, un "cristiano encubierto" y, lo que es peor, Galerio compensó la desconfianza de Constancio en el cristianismo con persecuciones sin cuartel.
Vale la pena señalar que esta lista está incompleta en varios niveles. Por un lado, la transición de un emperador a otro casi nunca fue una transición fluida de poder en la Roma precristiana. Por otro lado, a menudo había varios combatientes en competencia por el trono, a veces durante años. Finalmente, estaba la “tetrarquía”, donde había cuatro gobernantes simultáneamente.
Pero estos son los hombres que, para bien o para mal, gobernaron el imperio romano mientras hacía todo lo posible por sofocar la "herejía" del cristianismo. Todos podemos alegrarnos de que finalmente, por la gracia de Dios, fracasaron, y el cristianismo pasó de ser una secta perseguida a la religión estatal a fines del siglo IV.
De San Vicente de Lerins se sabe que era un gran conocedor de la Sagrada Escritura y que murió hacia el año 450 en el monasterio de Lerins, al sur de Francia. La única obra suya que conocemos es el Commonitorio, escrito hacia el año 434, en donde enuncia las principales reglas para discernir la Tradición católica de los engaños de los herejes.
La palabra Conmonitorio, bastante frecuente como título de obras en aquella época, significa notas o apuntes puestos por escrito para ayudar a la memoria, sin pretensiones de componer un tratado exhaustivo. En esta obra, San Vicente de Lerins se propuso facilitar, con ejemplos de la Tradición y de la historia de la Iglesia, los criterios para conservar intacta la verdad católica.
No recurre a un método complicado. Las reglas que ofrece para distinguir la verdad del error pueden ser conocidas y aplicadas por todos los cristianos de todos los tiempos, pues se resumen en una exquisita fidelidad a la Tradición viva de la Iglesia.
«No ceso de admirarme—escribe—ante tanta insensatez de algunos hombres (...) que, no contentos con la regla de la fe, entregada y recibida de una vez para siempre desde la antigüedad, buscan indefinidamente cada día cosas nuevas, y siempre se empeñan en añadir, cambiar o sustraer algo a la religión; como si no fuese una doctrina celestial a la que basta haber sido revelada de una vez para siempre, sino una institución terrena que no pueda ser perfeccionada más que con una continua enmienda o, más aún, rectificación».
El Conmonitorio constituye una joya de la literatura patrística. Su enseñanza fundamental es que los cristianos han de creer quod semper, quod ubique, quod ab ómnibus: sólo y todo cuanto fue creído siempre, por todos y en todas partes.
Varios Papas y Concilios han confirmado con su autoridad la validez perenne de esta regla de fe. Sigue siendo plenamente actual este pequeño libro escrito en una isla del sur de Francia, hace más de quince siglos.
LOARTE
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Bienaventurada Virgen María recibe el título de Madre de la Iglesia, pues ella engendró a Cristo, Cabeza de la Iglesia, y fue hecha Madre de los redimidos antes de que el Hijo entregase su espíritu. El Santo pontífice Pablo VI confirmó este apelativo con declaración solemne en la alocución a los Padres del Concilio Vaticano II, el día 21 de noviembre de 1964, y estableció que se tributara «mayor honor a la Madre de Dios por todo el pueblo cristiano, con este suavísimo nombre».
La gozosa veneración a la Madre de Dios por parte de la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión del misterio de Cristo y su propia naturaleza, no podía olvidar la figura de aquella Mujer (cfr. Gál 4,4), la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia.
Ya estaba de alguna manera presente en el sentir eclesial en las palabras premonitorias de san Agustín y de san León Magno. El primero dice que María es madre de los miembros de Cristo, porque cooperó con su caridad a la regeneración de los fieles en la Iglesia; el otro, al decir que el nacimiento de la Cabeza es también el nacimiento del Cuerpo, indica que María es, al mismo tiempo, madre de Cristo, Hijo de Dios, y madre de los miembros de su cuerpo místico, es decir, la Iglesia. Estas consideraciones derivan de la maternidad divina de María y de su íntima unión a la obra del Redentor, culminada en la hora de la cruz.
En efecto, la Madre, que estaba junto a la cruz (cfr. Jn 19, 25), aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres, personificados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la vida divina, convirtiéndose en amorosa nodriza de la Iglesia que Cristo engendró en la cruz, entregando el Espíritu. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos de su amor a la Madre, confiándosela para que la recibieran con cariño filial.
María, solícita guía de la Iglesia naciente, inició su misión materna ya en el cenáculo, rezando con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo (cfr. Hch 1,14). Con este sentimiento, la piedad cristiana ha honrado a María, en el curso de los siglos, con los títulos, de alguna manera equivalentes, de Madre de los discípulos, de los fieles, de los creyentes, de todos los que renacen en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de algunos autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto XIV y León XIII.
De todo esto resulta claro en qué se fundamentó el beato Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, como conclusión de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, para declarar a la bienaventurada Virgen María «Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa», y estableció que «de ahora en adelante la Madre de Dios sea honrada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título».
Por lo tanto, la Sede Apostólica, especialmente después de haber propuesto una misa votiva en honor de la bienaventurada María, Madre de la Iglesia, con ocasión del Año Santo de la Redención (1975), incluida posteriormente en el Misal Romano, concedió también la facultad de añadir la invocación de este título en las Letanías Lauretanas (1980) y publicó otros formularios en el compendio de las misas de la bienaventurada Virgen María (1986); y concedió añadir esta celebración en el calendario particular de algunas naciones, diócesis y familias religiosas que lo pedían.
El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año.
Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.
Por tanto, tal memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas: los respectivos textos litúrgicos se adjuntan a este decreto y sus traducciones, aprobadas por las Conferencias Episcopales, serán publicadas después de ser confirmadas por este Dicasterio.
Donde la celebración de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, ya se celebra en un día diverso con un grado litúrgico más elevado, según el derecho particular aprobado, puede seguir celebrándose en el futuro del mismo modo.
Sin que obste nada en contrario.
En la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 11 de febrero de 2018, memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes.
Robert Card. Sarah
Prefecto
+ Arthur Roche
Arzobispo Secretario
Por decisión del Papa Francisco, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha ordenado la inscripción de la memoria de la “Bienaventurada Virgen María Madre de la Iglesia” en el Calendario Romano General, con decreto del día 11 de febrero de 2018, 170º aniversario de la primera aparición de la Virgen en Lourdes. Se adjuntan al decreto los respectivos textos litúrgicos, en latín, para la Misa, el Oficio Divino y el Martirologio Romano. Las Conferencias Episcopales tendrán que aprobar la traducción de los textos necesarios y, después de ser confirmados, publicarlos en los libros litúrgicos de su jurisdicción.
El motivo de la celebración se describe brevemente en el mismo decreto, que recuerda la madurada veneración litúrgica a María tras una mejor comprensión de su presencia “en el misterio de Cristo y de la Iglesia”, como explicó el capítulo VIII de la Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. De hecho, el beato Pablo VI, al promulgar esta constitución conciliar el 21 de noviembre de 1964, quiso conceder solemnemente a María el título de “Madre de la Iglesia”. El sentir del pueblo cristiano, en los dos mil años de historia, había acogido, de diverso modo, el vínculo filial que une estrechamente a los discípulos de Cristo con su Santísima Madre. De tal vínculo da testimonio explícito el evangelista Juan, cuando habla del testamento de Jesús muriendo en la cruz (cfr. Jn 19,26-27). Después de haber entregado su Madre a los discípulos y éstos a la Madre, “sabiendo que ya estaba todo cumplido”, al morir Jesús “entregó su espíritu” para la vida de la Iglesia, su cuerpo místico: pues, “del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de la Iglesia entera” (Sacrosanctum Concilium, n. 5).
El agua y la sangre que brotaron del corazón de Cristo en la cruz, signo de la totalidad de su ofrenda redentora, continúan sacramentalmente dando vida a la Iglesia mediante el Bautismo y la Eucaristía. María santísima tiene que realizar su misión materna en esta admirable comunión, que se ha de potenciar siempre entre el Redentor y los redimidos. Lo recuerda el texto evangélico de Jn 19,25-34 señalado en la misa de la nueva memoria, ya indicado −junto a las lecturas de Gén 3 y Hch 1− en la misa votiva “de Sancta Maria Ecclesiae Matre” aprobaba por la Congregación para el Culto Divino en 1973, para el Año Santo de la Reconciliación de 1975 (cfr. Notitiae 1973, pp. 382-383).
La conmemoración litúrgica de la maternidad eclesial de María existía ya en las misas votivas de la editio altera del Missale Romanum de 1975. Después, en el pontificado de san Juan Pablo II existía la posibilidad, concedida a las Conferencias Episcopales, de añadir el título de “Madre de la Iglesia” a las Letanías lauretanas (cfr. Notitiae 1980, p. 159); y, con ocasión del año mariano, la Congregación para el Culto Divino publicó otros formularios de misas votivas con el título de María Madre e imagen de la Iglesia en la Collectio missarum de Beata Maria Virgine. Se había aprobado también, a lo largo de los años, la inclusión de la celebración de la “Madre de la Iglesia” en el Calendario propio de algunos países, como Polonia y Argentina, el lunes después de Pentecostés; y había sido inscrita en otras fechas tanto en lugares peculiares, como la Basílica de san Pedro, −donde se hizo la proclamación del título por parte de Pablo VI−, como también en los Propios de algunas Órdenes y Congregaciones religiosas.
El Papa Francisco, considerando la importancia del misterio de la maternidad espiritual de María, que desde la espera del Espíritu en Pentecostés (cfr. Hch 1,14) no ha dejado jamás de cuidar maternalmente de la Iglesia, peregrina en el tiempo, ha establecido que, el lunes después de Pentecostés, la memoria de María Madre de la Iglesia sea obligatoria para toda la Iglesia de Rito Romano. Es evidente el nexo entre la vitalidad de la Iglesia de Pentecostés y la solicitud materna de María hacia ella. En los textos de la Misa y del Oficio, el texto de Hch 1,12-14 ilumina la celebración litúrgica, como también Gén 3,9-15.20, leído a la luz de la tipología de la nueva Eva, constituida “Mater omnium viventium” junto a la cruz del Hijo, Redentor del mundo.
Esperamos que esta celebración, extendida a toda la Iglesia, recuerde a todos los discípulos de Cristo que, si queremos crecer y llenarnos del amor de Dios, es necesario fundamentar nuestra vida en tres realidades: la Cruz, la Hostia y la Virgen: Crux, Hostia et Virgo. Estos son los tres misterios que Dios ha dado al mundo para ordenar, fecundar, santificar nuestra vida interior y para conducirnos hacia Jesucristo. Son tres misterios para contemplar en silencio (R. Sarah, La fuerza del silencio, n. 57).
Robert Card. Sarah
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Fuente: vatican.va.
La oración al Espíritu Santo para pedir un favor mas antigua es la secuencia de Pentecostés o Veni Sancte Spiritus es una oración escrita en latín, con la que realizar la invocación al Espíritu Santo. Esta una de las cuatro secuencias que se mantuvieron tras la reforma litúrgica realizada por el Concilio de Trento.
Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles.
El texto original de esta oración al Espíritu Santo se atribuye a Stephen Langton, arzobispo de Canterbury (alrededor de 1150-1228), aunque también fueron considerados sus autores tanto el rey de Francia Roberto II el Piadoso (970-1031) como el papa Inocencio III (ha. 1161-1216).
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el Cielo
un rayo de tu luz.Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.Amen.
En enero de 1980, en su primer encuentro con la Renovación Carismática Católica, San Juan Pablo II les confió a sus oyentes que rezaba esta oración al Espíritu Santo para pedir un favor.
«Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo. Cuando tenía 11 años, me entristecía porque se me dificultaban mucho las matemáticas. Mi padre, me mostró en un librito el Himno «Ven Espíritu Creador«, y me dijo: Rézalo y verás que El te ayuda a comprender. Llevo más de 40 años rezando este himno todos los días y he sabido lo mucho que ayuda el Divino Espíritu.»
“Sigo obediente a este mandamiento que mi padre me dio”, señaló el santo polaco quien hasta el final de su vida rezó a diario la plegaria sugerida por su padre, el himno Ven Espíritu Santo Creador. “Esta era mi propia iniciación espiritual”, añadió.
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo .Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén
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San Josemaría tenía una devoción especial por el Paráclito , tal vez por ser la Persona de la Santísima Trinidad menos invocada.
Todos los años, San Josemaría hacía el Decenario al Espíritu Santo, utilizando el libro de Francisca Javiera del Valle. En abril de 1934 compuso una oración al Paráclito que le entregó, manuscrita, a Ricardo Fernández Vallespín, entonces director de la primera Residencia del Opus Dei.
Ven, Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
El Decenario al Espiritu Santo, es una bonita y antigua costumbre con la que la Iglesia anima a sus fieles a preparar del mejor modo posible la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.
Comienza 10 días antes de dicha fiesta, es decir, el día de la Ascensión de Jesús a los cielos. En ese día Jesucristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Paráclito. Los discípulos permanecieron en Jerusalén en continua oración al Espíritu Santo junto a María.
Son, por tanto, estos días de Cuaresma son una ocasión propicia para recordar aquella primera oración conjunta y prepararnos para celebrar la venida del Espíritu Santo.
“La víspera de empezar este Decenario, que es la víspera de la Ascensión gloriosa de nuestro Divino Redentor, nos debemos preparar, con resoluciones firmes, para emprender la vida interior, y emprendida esta vida, no abandonarla jamás.” (Francisca Javiera del Valle)
Proponemos a continuación un decenario sencillo, basado en las peticiones del papa Francisco el año de la Fe. Pensado para preparar la fiesta de Pentecostés, rezar una oración al Espíritu Santo, leer un texto de san Josemaría y proponerse una misión para cada uno de los diez días.
https://www.primeroscristianos.com/decenario-al-espiritu-santo/
Por otra parte, Pentecostés es el domingo que clausura el «espacio de la alegría». Como signo expresivo, las liturgias orientales han conservado la costumbre antigua, testificada ya en el siglo V por la iglesia de Jerusalén, de invitar a los fieles a hacer tres genuflexiones, después de la lectura del Evangelio o a la hora del Lucernario; con este gesto se quiere indicar, por lo menos en su concepción original, que empieza de nuevo el tiempo normal de «penitencia».
Fijándonos concretamente en el contenido litúrgico de la fiesta de Pentecostés, vemos que se desarrollan dos temas centrales: el cumplimiento definitivo de la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, entre el Padre y sus hijos, por mediación de Jesucristo y en el Espíritu Santo; y la manifestación de la Iglesia, ante el mundo, fundada con la Palabra y la Sangre del Redentor, y garantizada por el testimonio del Espíritu Santo, quien impulsa a los Apóstoles a predicar «las maravillas de Dios» y a dar sus vidas para participar plenamente en la Resurrección de Jesucristo.
Ambos temas se encuentran mezclados, sobre todo en las lecturas. Para la primera lectura de la Misa vespertina de la vigilia de Pentecostés, los nuevos leccionarios ofrecen cuatro posibilidades:
a) Gen 11,1-9, con el tema de la torre de Babel, al que hace relación una de las colectas, tomada del Sacramentario Gelasiano Vetus: «te pedimos que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y que las diversas lenguas encuentren su unidad en la confesión de tu nombre», con lo cual se manifiesta que Pentecostés es la antítesis y corrección de Babel;
b) Ex 19,3-8a.16-20b que alude a la bajada del Señor en el Sinaí a la vista de todo el pueblo;
c) Ez 37,1-4 que trata de la visión de los huesos secos a los que Dios infunde un espíritu nuevo;
d) Joel 2,28-32 que profetiza la venida del Espíritu de Dios sobre los hombres, tema vinculado a P. desde muy antiguo. Después se lee el pasaje de la Carta a los Romanos (8,22-27) en el que S. Pablo enseña que el Espíritu ayuda en la oración e intercede por nosotros con gemidos inenarrables.
Finalmente, la lectura evangélica (lo 7,37-39) habla del Espíritu que habían de recibir los creyentes en Cristo, como «torrentes de aguas vivas», alusión al Bautismo que ciertamente es más explícita en la otra colecta (del siglo IX al menos), a elegir en la misma Misa de la vigilia: «Dios Todopoderoso, brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria y que el Espíritu Santo, luz de tu luz, fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia».
El tema del amor, que es el atributo peculiar del Espíritu Santo, se encuentra en la antífona de entrada: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rom 5,5; 10,11); aparece de nuevo en la oración sobre las ofrendas, compuesta con elementos del Sacramentario Veronense:
«Sobre estos dones que te presentamos, Señor, derrama la bendición de tu Espíritu, para que tu Iglesia quede inundada de tu amor y sea ante todo el mundo el signo visible de la Salvación»; algo también se refleja en la poscomunión, tomada del Sacramentario Bergamasco, en la que se pide al Señor nos comunique «el mismo ardor del Espíritu Santo que tan maravillosamente inflamó a los Apóstoles».
Los diferentes ritos proponen como Epístola del día de Pentecostés el texto que narra el hecho histórico de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico (Act 2,111) (primera lectura en los nuevos leccionarios), texto comentado por los Padres y la tradición cristiana haciendo ver el paralelismo y diferencias entre la Antigua y Nueva Alianzas; en la primera se recibe la Ley en el temible monte del Sinaí, grabada en tablas de piedra; en la segunda, se recibe en la intimidad del Cenáculo y se inscribe en los corazones con el fuego del Espíritu.
Otras lecturas se refieren al «don» del Espíritu Santo, como participación de la vida íntima de Dios; así los textos evangélicos para la fiesta de Pentecostés, en los ritos orientales y en los occidentales, son fragmentos del discurso o palabras de despedida de Jesucristo en la última Cena, o de ocasiones paralelas, que hablan de la comunión con la vida intratrinitaria divina.
En los nuevos leccionarios, la segunda lectura habla del Espíritu Santo como principio de unidad no obstante la diversidad de ministerios en la Iglesia (1 Cor 12,3b-7.12-13); y la tercera, la del Evangelio (lo 20,19-23), es la del momento en que Cristo exhaló su aliento sobre los Apóstoles después de la Resurrección, comunicándoles el Espíritu Santo y la facultad de perdonar los pecados.
Toda la liturgia de Pentecostés es un canto de admiración a la obra del Espíritu Santo. Especialmente con los Salmos 47, 67 y 103 la Iglesia expresa su glorificación a Dios porque su voz y su presencia han llegado, desde el día de Pentecostés, a todos los confines de la Tierra como signo de la Redención universal: «Por eso, con alegría inmensa, todo el mundo exulta» (prefacio de la Misa romana).
Ante esa realidad, los cristianos reunidos para participar del «don» de Pentecostés piden al Señor que sepan colaborar responsablemente en la obra del Espíritu: Que Él sea el Maestro que enseñe el sentido y el gusto del bien, conduciendo a cada uno y a la Iglesia con su luz, purificando de las manchas, protegiendo siempre; que con su rocío fecunde, para poder dar frutos de redención, los corazones de los que le invocan (oraciones de la Misa romana del día y de su octava).
En el Misal de 1970 la colecta, tomada del Sacramentario Gelasiano Vetus, muestra que el misterio de Pentecostés santifica a la Iglesia y pide que se derramen «los dones del Espíritu Santo sobre todos los confines de la Tierra y no deja de realizar hoy, en el corazón de los fieles, las mismas maravillas que realizó en los comienzos de la predicación evangélica».
El Espíritu Santo mora en la Iglesia de una manera permanente, indefectible, ejerciendo en ella una acción continua de vida y de santificación; el Espíritu es el que trabaja en el fondo de las almas, por sus aspiraciones, para hacer que la Iglesia sea «pura, inmaculada, sin mancha ni arrugas», digna de ser presentada por Cristo a su Padre en el momento del triunfo final; por eso, es siempre «nuestra fuerza» (oración después de la Comunión, compuesta con elementos de la liturgia hispana antigua y del Sacramentario Veronense o Leoniano).
El mismo Espíritu que actuó en la Encarnación del Verbo interviene también en la Eucaristía (epíclesis) y en la constitución del Cuerpo Místico; en la oración sobre las ofrendas, tomada del Sacramentario Bergamasco, se pide que «el Espíritu Santo nos haga comprender la realidad misteriosa del sacrificio eucarístico y nos lleve al conocimiento pleno de toda verdad revelada».
La Iglesia ora en la solemnidad de Pentecostés para renovar en nosotros aquel acontecimiento histórico y misterioso de nuestra salvación. Los himnos y cánticos que las diversas liturgias han compuesto para celebrar la obra del Espíritu Santo sintetizan el significado de su «don»; se multiplican las alabanzas y se le invoca con una insistencia que no tiene parecido, con los más emocionantes y expresivos acentos:
«Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo... Ven, dulce huésped del alma... Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando tú no envías tu aliento» (Secuencia, escrita probablemente por Esteban Langton, m. 1228, y conservada para la Misa del día en todas las reformas de la liturgia romana).
Análogamente se expresa el célebre himno Veni Creator Spiritus, del Oficio divino del día, parece ser que compuesto en el s. IX, y que se ha convertido en una de las invocaciones a Dios más utilizadas en actos importantes de la vida cristiana y de la Iglesia.
Otro texto litúrgico vibrante y significativo es el prefacio compuesto, en el Misal 1970, con elementos del Sacramentario Gelasiano Vetus, en el que se canta y da gracias a Dios porque el Espíritu fue el alma de la Iglesia naciente, infundió el conocimiento de Dios a todos los pueblos, congregó en la confesión de una misma fe a los que el pecado había dividido en diversidad de lenguas, sigue vivificando a la Iglesia e inspira a todos los hombres de buena voluntad que buscan el Reino de los cielos.
A partir de Pentecostés se reanuda otra vez la serie de los Domingos ordinarios, per annum, hasta el comienzo del Adviento.
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El estudio titulado “Paradoxes of Pluralism, Privilege, and Persecution: Explaining Christian Growth and Decline Worldwide” (Paradojas del pluralismo, el privilegio y la persecución: explicando el crecimiento y el declive cristiano en todo el mundo) analizó en 166 países la correlación entre el crecimiento del cristianismo y el apoyo de los gobiernos a las Iglesias cristianas.
La investigación realizada entre 2010 y 2020, concluyó que los 10 primeros países con mayor aumento del cristianismo son de África: Tanzania, Malawi, Zambia, Uganda, Ruanda, Madagascar, Liberia, Kenia, República Democrática del Congo y Angola.
Saiya y Manchada precisaron que de los 10 países, solo tres: Kenia, Tanzania y Zambia, ofrecen algún tipo de apoyo estatal a los cristianos, y el resto es bajo o nulo. Cabe destacar que ningún país africano figura en la lista de países donde más se ha registrado el declive del cristianismo.
De forma paradójica, los países que tienen un fuerte apoyo al cristianismo por parte del Estado presentaron un declive más rápido de la población cristiana. Entre ellos están República Checa, Bulgaria, Letonia, Estonia, Albania, Moldavia y Serbia. Otros países donde el cristianismo está en declive son Alemania, Lituania y Hungría.
El estudio argumenta que los cristianos que viven su fe en entornos difíciles de persecución o donde hay un mayor pluralismo, se ven obligados a competir con otras religiones para sobrevivir.
“En estos entornos [duros], los cristianos no pueden darse el lujo de volverse complacientes”, indicaron. “Por un lado, el pluralismo significa que el cristianismo debe competir activamente con otras tradiciones religiosas para ganar y mantener seguidores. Por otro lado, la persecución puede, paradójicamente, a veces fortalecer el cristianismo al profundizar los lazos de fe y reforzar la solidaridad entre los cristianos”, agregó.
Asimismo, hallaron que la variable más determinante para la vitalidad cristiana es el grado en que los gobiernos brindan apoyo oficial al cristianismo, a través de sus leyes y políticas.
El 6 de mayo, la revista evangélica “Christianity Today” publicó un artículo titulado “Proof That Political Privilege Is Harmful for Christianity” (La prueba de que el privilegio político es dañino para la cristiandad), donde Saiya afirma que la investigación realizada entre 2010 y 2020 busca desafiar la creencia de que la ciencia, la tecnología y la educación resultan en el declive del cristianismo.
Señaló que otros académicos sugieren que la causa del declive religioso es la acumulación de riqueza. “Se cree que el aumento de la prosperidad libera a las personas de tener que buscar un poder superior para satisfacer sus necesidades diarias. En otras palabras, hay un vínculo directo entre la opulencia y el ateísmo”, dijo.
Por el contrario, “mi coautor y yo desafiamos la sabiduría percibida de que la educación y la opulencia presagian la desaparición del cristianismo”. El estudio sostiene que el cristianismo creció en África, no porque goce de una posición privilegiada con el Estado, sino porque tiene que competir con otras tradiciones religiosas en igualdad de condiciones, dijo.
En el artículo, Saiya dijo que con que en el estudio que realizó con Manchada, se halló que “a medida que aumenta el apoyo gubernamental al cristianismo, el número de cristianos disminuye significativamente”.
“La mayor amenaza para la vitalidad cristiana no es la persecución, la opulencia, la educación o el pluralismo. Es el apoyo del estado”, afirmó. “Paradójicamente, al cristianismo le va mejor cuando tiene que valerse por sí mismo”, agregó.
Saiya señaló que en la actualidad “hay casi 700 millones de cristianos en África, lo que lo convierte en el continente más cristiano del mundo en términos de población”; y observó que los 10 países con mayor aumento cristianos “están ubicados en África subsahariana”.
Explicó que de todos ellos, solo Tanzania, tiene un nivel de apoyo oficial a la religión que está en el promedio mundial; y en el resto de los casos, incluidos Kenia y Zambia, el apoyo al cristianismo está por debajo de tal promedio. Por el contrario, en 9 de los 10 países con el declive más rápido de cristianos en el mundo, sus gobiernos dan un apoyo moderado a alto a las iglesias cristianas.
Indicaron que ese privilegio incluye la financiación del Estado para fines religiosos; el acceso especial a las instituciones estatales; y las exenciones de las regulaciones impuestas a los grupos religiosos minoritarios.
Saiya dijo que las iglesias apoyadas por los estados, a menudo se ven privadas de la sustancia espiritual que las personas que practican la fe encuentran valiosas; y afirmó que esta problemática lleva a los laicos a abandonar el cristianismo. Los académicos señalaron que esto ocurre en los países de mayoría católica donde la Iglesia Católica goza de privilegios estatales.
Explicó que durante gran parte del siglo XX, países como Portugal, España, Bélgica e Italia ofrecieron un fuerte apoyo a la Iglesia Católica Romana y discriminaron activamente a los no católicos en las áreas de derecho de familia, radiodifusión religiosa, política fiscal y educación.
“Si bien el privilegio católico en estos países se ha debilitado en muchas partes de Europa”, el ámbito religioso sigue desequilibrado significativamente, sobretodo en las barreras que existen para el ingreso de “nuevos movimientos religiosos”, dijo.
Tambien, dijo que el estudio halló que los contextos de discriminación anticristiana generalmente no debilitan el cristianismo, sino que “en algunos casos, la persecución incluso fortalece a la iglesia”.
“Al igual que una sana competencia religiosa, la persecución religiosa, por razones completamente diferentes, no permite que los cristianos se vuelvan complacientes”, dijo y explicó que los creyentes recurren a su fe como una fuente de fortaleza cuando son perseguidos por su fe, y que esa devoción atrae a los no creyentes.
Finalmente, Saiya dijo que con el estudio buscan instar a las instituciones de fe a evitar la tentación del privilegio y no ver la competencia religiosa como una amenaza y algo que debe ser excluido.
Sostuvo que ello no significa que los cristianos se segreguen de la vida pública y abandonen la política por completo, sino que exhorta “fuertemente a los cristianos” a no equiparar “los planes de Dios” con “cualquier partido político, ideología política o nación”.
“Nuestra investigación sugiere que la mejor manera para que las comunidades cristianas recuperen su testimonio del evangelio es rechazar la búsqueda del privilegio político, por ser incompatible con las enseñanzas de Jesús”, subrayó Saiya.
“Al hacerlo, ellos [los cristianos] mostrarían que se toman en serio la promesa de Cristo de que ninguna fuerza podrá prevalecer contra su iglesia”, dijo y afirmó que rechazar los privilegios hará que los creyentes dependan más del Espíritu Santo para abrir los corazones al mensaje del Evangelio.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en ACI África.
Según los evangelistas Mateo y Marco, este es el lugar donde Jesús fue traicionado por Judas y arrestado mientras rezaba con sus discípulos, tras la Última Cena.
Actualmente, con el término Getsemaní indicamos tres lugares, custodiados por los franciscanos, que conmemoran la agonía y el arresto de Jesús en la noche en la que fue traicionado: La Gruta de Getsemaní, el huerto de los Olivos y la Basílica de las Naciones. Ya a finales del siglo III, Getsemaní era considerado un lugar de oración para los cristianos.
Con Fr. Eugenio Alliata, arqueólogo del Studium Biblicum Franciscanum, haremos una peregrinación al corazón de este santuario.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm Arqueólogo Studium Biblicum Franciscanum
"Los franciscanos, guiando a los peregrinos, venían a Getsemaní. ¿Y dónde se detenían? En un pequeño huerto de olivos antiquísimos, llamados “los olivos de los romanos”. Estos olivos pertenecían a propietarios musulmanes de Jerusalén. Unos comerciantes bosnios compraron el terreno en el siglo XVII e hicieron un regalo votivo a la religión cristiana. Y así, el lugar se cerró con un muro y se convirtió exclusivamente en un lugar de oración."
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm Arqueólogo Studium Biblicum Franciscanum
"Posteriormente la Custodia quiso ampliar este terreno con los olivos, y compró un terreno antiguo, hacia el sur. En este había también algunos olivos bastante antiguos que podían ser utilizados como lugar para la oración. Pero fue en este lugar donde salieron a la luz los restos de las antiguas iglesias."
Durante los trabajos de excavación salió a la luz una iglesia del tiempo de los cruzados. Se podían ver unos hermosos muros y se identificó también una piedra que servía como memoria para los peregrinos.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm Arqueólogo Studium Biblicum Franciscanum
"La iglesia viene mencionada en las fuentes, en las historias antiguas de los peregrinos, como la “iglesia de la oración”, porque la importancia de la iglesia es la oración que Jesús hizo en Getsemaní: “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Este es el centro del mensaje del lugar, la oración de Jesús."
La intención era construir una nueva y hermosa iglesia, en el lugar de la destruida en tiempos de los cruzados, y para ello se hicieron diferentes proyectos.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm Arqueólogo Studium Biblicum Franciscanum
"Y comenzaron enseguida los trabajos, pero mientras excavaban los cimientos de esta nueva iglesia, aparecieron mosaicos bellísimos de colores, restos de una iglesia todavía más antigua.
Entonces se tomó la decisión de reconstruir la iglesia más antigua, que era de época bizantina, del siglo IV, y ya era mencionada por la célebre peregrina Egeria. Estos mosaicos encontrados nos dan la idea de la elegancia de esta iglesia."
Y como subraya Fr. Alliata, los mosaicos modernos se han realizado muy bien y conservan la elegancia de la iglesia antigua a día de hoy.
La actual basílica fue construida entre 1922 y 1924. Para su construcción, colaboraron diferentes naciones con grandes donaciones, motivo por el cual es llamada también Basílica de las Naciones. Se confío al arquitecto Barluzzi la labor de proyectar la nueva iglesia. Quién aprovechó los frutos de los trabajos de Barluzzi fue Fr. Gaudenzio Orfali.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm Arqueólogo Studium Biblicum Franciscanum
"Esta es la roca central de la Basílica, y según la tradición cristiana, en el centro, ante el altar, está el elemento más característico, más interesante para la historia del santuario. En este caso los elementos más característicos están construidos sobre la roca. La roca está en el centro de la Basílica y atrae a los peregrinos que vienen a venerarla, no por sí misma, sino por quien rezó sobre ella."
Un mosaico representa la traición de Judas, la roca de la traición, mientras que el mosaico del otro lado representa la escena de la captura de Jesús, que es arrestado por los soldados, también en este caso sobre una roca. Por ello es la roca de la oración, de la traición, de la captura de Jesús.
En el techo, los escudos de los países que han colaborado en la construcción de la Basílica. Pero también una curiosidad, que es el retrato de Barluzzi.
Desde 2012 hasta noviembre de 2013 la Basílica se sometió a una larga rehabilitación. El proyecto “Getsemaní: conservar el pasado y formar el futuro” ha permitido la restauración de los valiosos mosaicos. Getsemaní, donde los olivos milenarios, los textos bíblicos y la arqueología se unen En 2020, durante la construcción de un túnel de conexión entre la Basílica de la Agonía y el Valle del Cedrón, nos encontramos frente a una sorpresa, una mikve, un baño ritual judío de hace 2.000 años.
Las excavaciones arqueológicas, realizadas por el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén y la Autoridad de Antigüedades de Israel, sacaron a la luz también una iglesia bizantina, los restos medievales de un monasterio o casa de acogida para peregrinos junto a algunas cisternas para la recogida de agua.
Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa
"La arqueología en este caso es una confirmación de lo que la tradición ha transmitido a partir del texto bíblico. Y cuando tenemos estos tres elementos (texto bíblico, tradición y arqueología) podemos decir que tenemos elementos de certeza suficiente para identificar el lugar."
Los olivos de Getsemaní también han sido analizados por expertos en biología y fisiología vegetal de universidades italianas y del Consejo Nacional de Investigación, a petición de la Custodia de Tierra Santa. El estudio ha demostrado que sus troncos y ramas tienen unos 900 años, lo que los convierte en los olivos más antiguos que se conocen. Pero no solo eso. Los olivos pertenecen a una variedad única y original y todos tienen el mismo ADN, lo que significa que fueron transplantados por esquejes de una planta madre.
Los papas han sido peregrinos excepcionales en Tierra Santa, quienes han venerado la piedra de la Agonía de Jesús pero también plantado en el Jardín Sagrado un árbol de olivo. Como hizo el papa Pablo VI en su peregrinación de 1964 y el papa Francisco en 2014.
Para todo cristiano, estos olivos constituyen una referencia viva a la Pasión de Cristo.
Fr. BENITO JOSÉ CHOQUE, ofm Guardián de la Basílica de Getsemaní
"En esta peregrinación cuaresmal de 2021, besando la roca de la agonía del Señor, pedimos vida y reconciliación para todos, especialmente en este tiempo de pandemia, donde la gente sufre."
Y desde este lugar comienza la procesión hacia la Basílica, meta de la segunda peregrinación de Cuaresma. La misa fue presidida por Fr. Donaciano Paredes Rivera, y concelebrada por los frailes de la Custodia junto a sacerdotes de otras congregaciones religiosas.
Se presta especial atención a la oración de Jesús antes de su arresto. Tras recordar otro momento de diálogo con el Padre, con motivo de la Transfiguración en el Monte Tabor, “es el momento de otra revelación —explica en su homilía el padre Łukas Popko—, no en la luz sino en la noche. Un episodio que revela que la comunión de Jesús con el padre es todavía más profunda”.
“Todas nuestras oraciones y liturgias se reducen a este ‘que se haga tu voluntad’ o ‘me pongo en tus manos’ —observó el padre Popko, recordando las palabras pronunciadas por Jesús en la piedra de la Agonía. Pero lo que observamos aquí no es la soledad de Jesús, es la comunión con el Padre”.
VALENTINA ALAZRAKI
Periodista
“Desde el punto de vista humano yo creo que fue un shock. Fue un trauma porque ahí descubrimos que el Papa era una persona vulnerable”.
Y desde el punto de vista profesional tuvo que afrontar el reto de llenar programación hasta que se supieran más detalles.
VALENTINA ALAZRAKI
Periodista
“Bueno, yo salí disparada, llegué a la Stampa Estera, la oficina de la Stampa Estera para coger un teléfono. En ese momento mi empresa, Televisa, abrió el canal, interrumpió todas las transmisiones y yo estuve 5 horas al aire con mi jefe Jacobo Zabludovsky, en esta transmisión especial en la que él no hacía más que preguntarme: '¿y cómo está el Papa?'. Y sabíamos que el Papa estaba en el quirófano por más de 5 horas pero no había Internet, no había celulares, no había tuits, no había nada”.
Y después de saber que había sobrevivido tocó seguir con la segunda parte de la historia: el Papa que se deja fotografiar en el hospital durante su convalecencia.
VALENTINA ALAZRAKI
Periodista
“Ahí descubrimos la inmensa humanidad de Juan Pablo II que quería que su vida fuera una caja de cristal y quería compartirlo a todos. Sus momentos buenos, momentos malos, alegrías y sufrimientos. Esa fue la primera imagen de lo que sería un largo Via Crucis que todos compartimos con él porque él lo quiso así”.
Juan Pablo II atribuyó su supervivencia al atentado a la intercesión de la Virgen de Fátima, pues ese día era 13 de mayo. De hecho, en la corona de esta advocación, que está en Portugal, descansa la bala que por por poco se cobra su vida.
https://www.primeroscristianos.com/fatima-una-historia-que-cambio-el-mundo/